Mi generación, es decir los que rondamos los cuarenta, creo que somos los últimos que disfrutamos de Mary Santpere y que conocimos su figura y el reconocimiento que tenía. La Santpere fallecida en 1992 era un icono del humor patrio, y una cómica muy respetada, que nos hacía descacharrarnos con sus parodias. La realidad es que esta mujer fue una todoterreno, que lo mismo era payasa, que vedette de revista, que cupletista cómica. Si hay una palabra que defina a la Santpere esa es showoman. Su carrera forjada a base de duro trabajo ha sido una de las mas sólidas de su generación. De familia de artistas, no había mas salida que Santpere saliese teatrera. Su peculiar físico y su impagable voz fueron sus virtudes mas principales, consiguiendo que lo que en otras serían defectos en ella fueran sus señas de identidad. Creo, tal y como se dice en la función, que Mary Santpere está cayendo en el olvido, algo que se me antoja tremendamente injusto. Cuando me enteré de que se le iba a rendir tributo en La Maricarmen, sabía que no tendría mas remedio que ir a verla, la Santpere se lo merece todo. Si a ello añadimos a una actriz de la solvencia de Mamen Godoy era garantía suficiente de que el espectáculo merecería la pena. Por cierto Godoy guarda gran parecido con Mary, así que todavía mucho mejor. Con buen ánimo ayer me acerqué a la sala Jardiel Poncela del Fernán Gómez sin saber muy bien que iba a ver, dispuesto a pasármelo bien y a disfrutar de una tarde de estreno, que siempre es un aliciente. Disfruté mucho, la verdad, ahora iréis viendo porqué.
La Mari Carmen (Un Balcón En El Aire) de Arón Benchetrit, es un casi-monólogo que va subtitulado como un tributo a Mary Santpere en una comedia agria. Yo mas que agria la llamaría agridulce. El texto de Benchetrit es una belleza, en la que un delicioso personaje (Mari Carmen) desgrana su vida plagada de temores, paraísos artificiales, sinsabores y frustraciones, desde un prisma que pasa de lo cómico a lo dramático en una progresión muy lograda, y con mucha ternura en su planteamiento. Mari Carmen fan número uno de Mary Santpere interpreta sus creaciones mas famosas que de forma muy ilustrativa van en total consonancia con lo que ocurre en escena. Las canciones de la Santpere son el vehículo para contarnos la historia de Mari Carmen, una mujer como muchas que sin darse cuenta se convirtieron en el Mister Celofán del musical Chicago, es decir invisibles y anodinas a los ojos de los demás, pero cuyo mundo interior es tan rico que busca vías de escape como puede o como la dejan. La complicada psicología de nuestra protagonista está desmenuzada con precisión y cariño, hasta tal punto que empatizamos con ella, y nos apiadamos de su triste existencia. El tono humorístico del texto es innegable aunque tenga sus momento de drama dada la difícil vida de la ya para siempre, Mi Querida Mari Carmen.
La obra se sustenta en el trabajo de dos actores Mamen Godoy que lleva practicamente todo el peso de la función e Iván Luis cuya episódica participación es muy importante para el desarrollo del personaje principal.
Luis está mas que correcto en un código introspectivo y muy eficiente dando perfectamente la sensación de incomodidad que su primera escena requiere. Su personaje es muy peculiar desde todo ángulo y la expresividad a nivel corporal está muy conseguida. Su actuación apoya perfectamente a Godoy que se entiende de maravilla con su compañero de escena.
Mamen Godoy, como Mari Carmen, sirve una función mayúscula, creando un ser un tanto almodovariano, que derrocha humanidad y ternura por todos los poros de la piel. Su trabajo tremendamente convincente se apoya en todos sus registros (que son muchos) desde el cómico al dramático con un recorrido muy apreciable y completamente justificado, tanto en las acciones como en las emociones, y que conmueve cuando toca pero que nos lleva a la carcajada sin el mas mínimo problema. Nos encontramos ante un trabajo de gran valentía y alejado de cualquier prejuicio que resulta muy enriquecedor para el público, ya que la complicidad con el respetable es mas que notoria, consiguiendo que nos encariñemos con ella al poquito de empezar la función. Impagables resultan también las canciones, en las que el peculiar timbre de contralto, por llamarlo de alguna manera, que Mary Santpere tenía está conseguídisimo, algo para lo que la carnosa voz de nuestra actriz resulta perfecto. Me enamoré de Mari Carmen por varios motivos. El primero la entrega de Mamen Godoy que de una forma titánica da absolutamente todo lo que tiene y lo pone al servicio de su personaje, pero sobre todo lo que mas llega es el amor y el exquisito mimo con el que trata a la heroína de nuestra función. Mamen Godoy quiere mucho a Mari Carmen, y eso se nota, y ahí estriba la grandeza de su trabajo. El complicado perfil del personaje con todas sus aristas, está perfectamente dibujado, en lo que se me antoja un exhaustivo trabajo de estudio de la psicología femenina, por muy tortuosa que sea a veces. Nada está dicho de forma gratuita, nada sobra, y cada gesto en un ejercicio de organicidad encomiable está perfectamente justificado e integrado en el personaje. Sobria y sin salirse del papel ni un momento, algo que dado la extensión del mismo no es ninguna broma. Yo me llevé a Mari Carmen a casa, y os voy a confesar una cosa, una vez conocí a una Mari Carmen, clavadita a la que en esta obra se describe, así que he de reconocer que me llegó mucho, tanto el personaje como el trabajo actoral, y aunque esto sea una apreciación subjetiva, no le resta ni una pizca de mérito al sobresaliente trabajo de Mamen Godoy. Honesto, alejado de cualquier amaneramiento y sobre todo cargado de verdad, eso que tanto me gusta cuando veo una función de teatro.
La producción viene firmada por Virginia Flores, que mima a su actriz hasta el infinito para conseguir sacar lo mejor de ella, algo que se nota dado lo cómoda que se siente nuestra protagonista en su papel. Se ve un trabajo creativo consensuado y pactado hasta el milímetro, y partiendo de las características intrínsecas de Mamen Godoy, siendo la resolución de la obra muy inteligente en toda la extensión del espectáculo. Estamos ante una propuesta sencilla pero impecablemente llevada a cabo, con algunos acierto visuales a destacar, especialmente la sorprendente escena en la que se interpreta "Es Mi Hombre" uno de los mejores momentos de la función, y muy conseguido visualmente. La único que se puede decir, y es algo solventable y entendible dado que era función de estreno, es que todavía le falta un poquito de ritmo al espectáculo, algo que estoy absolutamente convencido que se va a ir arreglando a medida que vayan haciendo funciones. Flores conoce perfectamente lo que tiene entre manos y nos va llevando por los vericuetos de nuestra protagonista con una sucesión de escenas muy bien hilvanadas y muy bien resueltas, que le dan a la prducción una solidez y una calidad realmente estimable. Cuando se ama, y se cree en lo que se está haciendo se plasma en escena, y esta función es un claro ejemplo de lo que planteo.
En resumen una propuesta altamente recomendable, tanto para aquellos, entre los que me incluyo, que admiran a Mary Santpere, ya que el estudio sobre el artista es muy notorio, como para aquellos que aman el teatro. Estamos ante una función que es eso, teatro en estado puro, sólido como una roca, cargado de empaque, y resuelto de una forma mas que solvente. Yo no me la perdería, ¡avisados estáis!
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