sábado, 26 de abril de 2014

Olga María Ramos, Como Se Pintan Los Cuplés

Adoro el cuplé, si me seguís ya lo sabéis, lo adoro por varias cosas, la primera, su enorme dificultad, ya que una buena cupletista, debe ser actriz, cantante, y tener una gran consonancia con el público. El cuplé se debe cantar de forma intimista, afinado, sin tener una gran voz, pero sobre todo con mucha intención. El arte de la intención, y del doble sentido, es uno de los mas difíciles que existen, ya que si la cupletista se pasa queda vulgar, y si se queda corta, queda soso. Cantar e interpretar bien cuplé, es harto complicado, hay que ser muy artista para hacerlo como corresponde, y requiere un cuidado estudio de cada pieza, para dar la intención adecuada, en el momento preciso y que el espectador entienda sin caer en lo obvio, lo que las aparentemente inocentes letras esconden. El cuplé es mucho mas que picardía y frivolidad. Hay muchos tipos de cuplé, tristes, melancólicos, trágicos, muy verdes y otros desternillantes. El llevarlos a buen puerto es labor de la cupletista. Las cupletistas y el cuplé en general han sido muy denostados durante muchos años, hasta que la insigne Olga Ramos, lo reinventó y le dió la categoría que el género merece. Su hija Olga es digna heredera de su madre. Tiene lo mejor de ella, y un inmenso amor hacia este género. Conozco mucho su trabajo, y aprovechando que esta tarde le hacían un homenaje me acerqué al Teatro Prosperidad para disfrutar de buen cuplé, sonrisas y alguna que otra emoción. La cosa no me defraudó, pero es que,  esta vez, iba a una baza segura. Conozco a la artista y conozco su arte, y sabía perfectamente lo que nos iba a ofrecer.


Olga María Ramos, tiene una serie de cualidades, que a mi me gustan mucho, la primera, la cuidadísima propuesta musical que ofrece. Olga mima el cuplé hasta convertirlo en pinturita, una pequeña obra de arte que ella desmenuza, con una musicalidad perfecta, un estudio impecable de lo que la pieza dice, y una gran elegancia sobre el escenario. Está ofreciendo un espectáculo que se llama Del Cuplé a La Revista. Se trata de un concierto que empieza con lo mas frívolo del género, avanza hacia un bloque mas centrado en el madrileñismo, para continuar con una parte mas melancólica y finalizar con dos números de revista. la selección del repertorio es perfecta, ni sobra ni falta nada, cada interpretación está aderezada con historias sobre la pieza e historia del cuplé. Olga no solo es cupletista sino también cupletóloga y la persona que mas sabe del género en todo el Mundo, por tanto el concierto además de música es toda una lección de cupletología, muy amena e interesante, que gracias al gracejo natural de la artista se hace deliciosa para el espectador, que además de disfrutar de buena música, sale entendiendo mas el género y lo que significa.


El concierto fue magnífico. Olga se encuentra en un momento vocal fantástico, y su evolución a pesar de su enorme experiencia es continua. Se nota que sigue estudiando las canciones y los matices que debe dar en cada pieza. Siempre sorprende, siempre encuentra uno algo nuevo y siempre está esa frescura que solo dan aquellos que realmente aman su trabajo. La parte frívola, graciosísima, con los apartes que tanto deleitan al respetable y la necesaria participación del público, algo de lo que Olga sabe mucho. La parte madrileña soberbia. Mantengo que nadie canta el chotís como Olga, es única en ello, y escucharla es una gozada, desprendiendo " casticidad finústica" como ella misma diría, sabe muy bien lo que se hace, y así se refleja en su trabajo. La parte mas emotiva del concierto fue cuando cantó a dúo con Agustín Lara," Farolito", gracias a la técnica pudimos tener con nosotros la voz del fallecido compositor que tanto amó Madrid y que nunca lo conoció. Otro momento muy especial, fue escuchar la última grabación de su madre Olga Ramos con 86 años cantando impecablemente, y que Olga María remató de forma magistral. A título personal , he de decir que para mi fue especialmente emotivo cuando me dedicó " La Yaya" ya que mi abuela falleció recientemente, y Olga que lo sabía tuvo la delicadeza de pensar en mi en ese momento, a pesar del gran número de amigos que se encontraban en la sala. Finalizó el concierto con el famoso pasodoble " El Beso" de la revista La Estrella de Egipto, uno de mis favoritos, y como colofón el Banderita de Las Corsarias, tema injustamente politizado y que forma parte de la historia de nuestra música y de uno de los mas sonados éxitos en cuanto a revista se refiere. Olga jamás politiza este tema, y lo ejecuta con gran elegancia, tal y como se debe cantar, cosa que algunas otras no han sido capaces de hacer, convirtiendo este tema en un chimpún carente de emotividad , y lejos de la esencia de la canción en si.


Ver a Olga en directo es una gozada. Ofrece un espectáculo intimista, muy cercano y con mucha gracia. Hoy se encontraba entre amigos y se notaba, se sentía como en casa, muy a gusto, y completamente relajada. Cada tema que interpreta parece que se lo canta a cada uno de los espectadores, y de vez en cuando te atraviesa con su mirada, como diciendo... esto va para ti. Así se debe interpretar el cuplé y es la única forma en la que funciona, el Teatro Prosperidad por sus características es idóneo para este tipo de espectáculo, ya que la comunión artista- espectador es perfecta. Cada gesto o inflexión de la voz se aprecian a la perfección y eso en el caso de Olga María es muy importante. El trabajo musical que hay detrás de cada pieza es exquisito, y disfrutarlo tan de cerca da gusto. La afinación es perfecta y la voz muy adecuada para cantar cuplé, dulce, no estruendosa y muy pero que muy refinada. Sin duda la calidad musical de lo que Olga ofrece es de primera, y eso tratándose de cuplé se agradece infinitamente. Olga dignifica al cuplé, le da poderío y elegancia y derrocha amor y humor en todas sus intervenciones. Hija de músicos insignes porque no olvidemos que su padre era el estupendo compositor Enrique Ramírez De Gamboa " El Cipri" y su madre Olga Ramos no solo era cupletista, sino una maravillosa violinista concertino, algo que no muchos saben. Por tanto Olga María, lleva la música en las venas, y por tanto no solo es cupletista y cupletóloga, sino también una estupenda música.


Olga Está acompañada al piano por el estupendo pianista Pablo Jiménez, que sabe perfectamente en todo momento lo que Olga necesita, sin que ella tenga que pedirle nada. Se conocen mucho y se nota, están perfectamente conjuntados, siendo sin duda el trabajo de Jiménez estupendo, las da todas, con unos tiempos perfectos y sin el mas mínimo problema.
El concierto estuvo aderezado por la interpretación de dos escenas habladas de La Revoltosa por parte de los actores Montse Martínez y Angel Cercós, se trataba de la primera escena de Felipe y Mari Pepa, enamorados perdidos pero sin decírselo mutuamente por el orgullo de ambos, y de la escena de Gorgonia y Cándido, como cerrando un poco la historia de tantos matrimonios que al principio se adoran y años después están todo el día tirándose los trastos a la cabeza, sus dos intervenciones fueron muy divertidas y las dos escenas son un bomboncito que el respetable agradeció enormemente.


En definitiva una propuesta imperdible, para los amantes del género y para aquellos que no lo conocen, porque el cuplé enamora, desde el minuto uno, no se de nadie que no haya salido encantado después de disfrutar de una sesión de buen cuple. Hace un tiempo nombré a Olga  " Pintora De Cuplés" porque cada cuple en su voz es una obra de arte que nadie como ella sabe dibujar. Gran dama del género, cercana, amable y que sobre todo derrocha arte por todos los poros de su piel. Olga María es historia viva del cuplé y gracias a ella, el cuplé recorre medio mundo, es conocido por otros pueblos y lo que es mas importante, es dignificado, cuidado y amado como tan dificil género se merece.

Añado en el lateral una de las creaciones que mas me gusta de Olga María. Doña Mariquita de Mi Corazón

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lunes, 21 de abril de 2014

Lohengrin On The Rocks

No soy lo que se dice un Wagneriano puro, es decir, no me se sus óperas de memoria, no las escucho enteras nunca, aunque si actos sueltos, y no me considero experto en Wagner en absoluto. Lo que si puedo decir de este compositor es que cuando lo disfruto en directo me transporta a otro planeta. Escuchar una ópera de Wagner en un teatro, es una experiencia sensorial que va mas allá de lo meramente musical, llegando a rozar con lo místico, me cuesta mucho describir con palabras la magia que su música desprende, la fantasía en la que te sumerge y el éxtasis que pueden llegar a producir sus famosos "crescendo". Cuando esto se ejecuta de la forma correcta es una experiencia inolvidable para el espectador. Reconozco que Wagner me abruma un poco, siento que me falta cultura musical para poder disfrutar en profundidad de algunas de sus obras. De todas las obras de Wagner, Lohengrin me parece la mas asequible, y es una de mis favoritas, quizás sea porque dicen que es su ópera mas "italiana". Hace un par de meses disfruté en El Real de un estupendo Tristán e Isolda, obra mucho menos fácil de asimilar, y que vi sin el mas mínimo problema, con esto quiero decir que le voy perdiendo el miedo a Wagner, y empiezo a sentir que ya voy madurando en mis gustos musicales. Con muchísimas ganas me acerqué al Coliseo Madrileño a disfrutar de este Lohengrin que tan buena pinta tenía y que no me ha defraudado en absoluto. Sin duda ha sido todo una experiencia, y un pasito mas, hacia mi intento de entender al Teutón, alejandome de prejuicios y miedo a no estar abrumado ante tanta enjundia musical.



Por abono me tocó segundo reparto, estaba la mar de contento con ello, y la verdad es que no me equivoqué. El elenco en líneas generales es muy homogéneo, está muy bien elegido, y por una vez y sin que sirva de precedentes, hemos tenido una noche de grandes voces en el Teatro Real, algo que se echaba bastante de menos.
Anders Larsson, que canta el Heraldo, está correcto en su breve, pero comprometido papel, la voz es bonita, y se agradecen mucho sus intervenciones, no se puede lucir mucho, pero lo que hace, deja patente la buena materia prima de su instrumento.El Rey Henrich, está interpretado por Goran Juric, me gustó mucho la voz de este bajo croata, que cumple sobradamente, con mucho volumen, bello timbre y estupenda presencia escénica, su voz es grande, traspasa la orquesta, y está muy correcto en lo vocal. En lo actoral, también está muy bien, dotando de mucha distinción a su personaje, como se requiere para interpretar a un rey. Absolutamente impresionante la Ortrud de Dolora Zajick, sin duda una de las mejores cantantes que han pasado por el Real en tiempos. No se si seré capaz de transmitir con palabras lo que me hizo sentir con su interpretación. La voz es enorme, en el final del Primer Acto, con la orquesta que tiene delante, el pedazo de coro que tiene detrás y el resto de los solistas que están en escena, de repente aparece esa voz como un cuchillo que todo lo traspasa. Tiene unos graves de impresión y una facilidad para dar el paso de las notas graves a las mas agudas espectacular, su técnica me fascinó por completo, y la facilidad con la que canta su tremendo papel, está sin duda a la altura de las grandes de verdad. Creo que esta es la mejor cantante que he disfrutado en directo en mi vida, ya que por edad, los grandes no los he podido ver. El caso de Zajick es el de la cantante que no necesita interpretar, su voz lo expresa todo a la perfección, sin lugar a dudas es la mejor de la producción, y he de confesar que me ha causado una profunda impresión. El Real necesita de mas cantantes como ella para afianzarse y llegar a a ser lo que se merece, un teatro de referencia a nivel mundial, algo que sin voces, dificilmente se podrá conseguir.El Telramund de Thomas Jesatko, en mi humilde opinión el mas flojo del elenco, se le ve mucho el plumero en el Dúo con Zajick, ya que ante semejante bestia parda, sus deficiencias son mas notorias. Lo encontré poco refinado en el canto, un poco justo de volumen y con una voz que no me resulto nada atractiva. Muy inteligentemente lleva el papel a lo actoral, donde está soberbio, intentando de esta manera paliar sus deficiencias. A mi no me la dió, aunque fue bastante aplaudido. La Elsa de Anne Schwanewilms ( el apellido se las trae) de mas a menos, pero como se nos advirtió que se encontraba enferma y me consta que era cierto, he de decir que me gustaría a mi verla en plenas facultades, porque en lineas generales ofreció una función fabulosa, si bien es cierto que en el Tercer Acto, ya se acusaba mas su indisposición. La voz es cristal puro, corre muchísimo y traspasa la orquesta sin ningún problema, algo que en Wagner es un reto para cualquier cantante. Tiene unos agudos bellísimos y ofreció los momentos de mas lirismo de la función. Su Dúo con Ortrud, fue uno de los mejores momentos de la noche, cantado con gran delicadeza y siendo el contrapunto perfecto para la voz de Zajick. Que bien están definidos todos los personajes en esta partitura!!, su caracter  y su psicología la música los transmite a la perfección. Ese Dúo ya ha pasado a mi historia particular como espectador de ópera, y desde hoy se encuentra entre uno de mis favoritos. Que belleza dios mio!!!. Michael König ofreció un Lohengrin irregular, la voz es muy grande, muy bonita, pero..... llegó bastante cascado al Tercer Acto, que es precisamente su parte mas comprometida, me aburrió soberanamente en su Dúo con Elsa, y no lo encontré especialmente brillante en la parte final de la obra. ¿ Correcto ? si, pero insuficiente en mi humilde entender.


El coro, absolutamente espectacular, Lohengrin sin un coro potente no sería nada, tiene gran protagonismo y gran dificultad, repito por enésima vez, que el coro del Real, me parece uno de los mejores del mundo, y en esta producción está mas que demostrado. Que grandiosidad en el sonido!!, menudos finales de acto nos ofrecieron y en que estado de alucinación nos encontrábamos los espectadores. No es que suenen, es que ensordecen, los números de conjunto son  fastuosos, nos elevaron a la estratosfera con su bravura, el tremendo empaste y la perfecta afinación. Ninguna cuerda flojea, y escuchar todas esas voces abruma, es auténtico goce para los sentidos, una explosión de arte ensordecedor que pasma al mas valiente. Uno de los mejores trabajos corales que he visto en tiempos, solo superado por el Coro de la Opera de Perm. Un bravo enorme para ellos!!!!


La orquesta fue otra de las estrellas de la noche. La dirección de Walter Althammer, inspiradísima, cargada de matices, y con una ampulosidad en el sonido apabullante, el Final del Segundo Acto, corta la respiración. Estamos ante un director que cuida mucho a los cantantes, sabe cuando debe apretar y cuando aflojar, algo que algunos como ya comenté en mi anterior crítica debería aplicarse. Muy efectista, y con gran sentido de la espectacularidad en el sonido. la comunión entre foso y escena era perfecta, labor indudable del Maestro Althammer que demostró un profundo estudio y conocimiento de la partitura, dando exactamente en cada momento lo que los cantantes y la ópera piden. Repito que me fui a otro planeta, particularmente en el Final del Segundo acto, que me dejó flotando durante todo el intermedio. Que buena orquesta tiene el Real y como se nota cuando la mano sabe lo que hace!!!.


Vayamos con la propuesta escénica. Magnífica sin lugar a dudas, a pesar de no haber cisne como vaticiné hace un año cuando me saqué las entradas. Toda la acción se desarrolla en una espectacular cueva diseñada con gran tino por Alexander Polzin. La belleza de las imágenes que Lukas Hemleb ofrece en su producción es tal, que llega un momento en el que uno se olvida del espacio escénico, y no puede dejar de recrearse en la espectacularidad de los diferentes cuadros que va ofreciendo. Se ha acusado a la producción de excesivamente estática, y a mi me parece que precisamente ese es uno de sus grandes aciertos. La sensación que transmite en el espectador es la de ser testigo de una Grand Opéra a la francesa, con momentos superlativos y grandes aciertos visuales, como es el resaltar la figura de Elsa de un blanco inmaculado ante una gran masa gris que es el coro. Otro de los momentos mas bellos de la función es la preparación de Elsa para la boda, por cierto vestida con un precioso traje de novia con grandes reminiscencias japonesas. Las luces quitan el hipo, sobre todo al final del espectáculo, y las atmósferas de cada momento están conseguidísimas, remarcando perfectamente la acción dramática y añadiendo mas espectacularidad si cabe a esta soberbia producción. En la que por cierto hay telón, algo que a mi personalmente me encanta. En lineas generales, la producción es bastante clásica para los parámetros que rigen al Real,y el peculiar entorno en el que se desarrolla la acción, no hace mas que acrecentar la sensación de estar viendo un cuento de hadas.


En resumen, una propuesta no solo recomendable, sino imprescindible para cualquier amante no ya de la ópera sino de las artes escénicas en general. Creo que estamos ante la producción mas redonda de la actual temporada del Teatro real, y de todo un éxito artístico que ha servido como glorioso final a la Era Mortier. El Rey de La Boutades, se ha despedido a lo grande y ha dejado un fastuoso testamento artístico en esta producción, que estoy seguro que va a pasar a la historia del Teatro Real.

jueves, 17 de abril de 2014

Black El Pagliaccio

De todos los títulos de la presente temporada del Teatro De La Zarzuela, el que mas me interesaba era el programa doble que se está representando en estos momentos, Black El Payaso y Pagliacci, dos títulos que amo profundamente, el primero porque me parece el Sorozábal mas personal y que encierra todo aquello por lo que tanto admiro al compositor donostiarra, es decir modernidad, absoluto desprendimiento de los esquemas zarzuelísticos del momento y mensaje, algo que siempre o casi siempre intentaba imprimir en sus obras.
De Pagliacci poco se puede decir que no se haya dicho ya,  yo como adicto puro al Verismo que soy, es entendible que se encuentre dentro de mis óperas de cabecera, una de las que mas escucho y de las que mas versiones tengo, musical y dramaticamente, me parece redonda, muy efectista y bellísima en su música, para mi es una de las obras mas perfectas jamás escritas, aunque algunos la consideren sobrevalorada, yo soy fiel a mis principios, y de esto si que nadie me va a sacar.
Os podéis imaginar que iba ilusionadísimo al teatro, dispuesto a disfrutar de grandes emociones que a fin de cuentas es lo que la música me transmite. Pues no señores, la sensación ha sido bastante agridulce, por dos premisas,  el desafortunado plantel de cantantes, y la poco inspirada dirección musical. Intentaré que esto no sea un testamento, porque hay bastante tela que cortar, así que vayamos con la crítica que hoy me ocupa.


Black El Payaso es una opereta, no zarzuela, de un tardío Pablo Sorozábal ya en plena madurez como compositor. Escrita en plena Posguerra, le salió una obra bastante oscura en lo musical, con momentos ciertamente inquietantes, y con una trama muy política envuelta en un falso cuento de hadas. La versión que se está representando actualmente es una acertada adaptación, que recorta sensiblemente el texto, en la que un narrador a modo de maestro de ceremonias, creado de forma magistral por Emilio Gavira, nos va contando la historia, para ir entrelazando los números musicales. Vayamos con el elenco, quiero matizar que la función que yo vi es el segundo, el de estreno no lo he visto, por tanto desconozco el nivel del mismo.Amén del soberbio Gavira, Jorge Merino hace el Baydarov, pequeño papel de revolucionario, que Merino resuelve sin el mas mínimo problema, esto para el, es como se dice vulgarmente " un paseo". El Barón De Orsava está interpretado por Miguel Sola, excesivamente gritón, e imprimiendo carácter al papel, a mi entender con recursos equivocados, no molesta, pero chirría un poco. José Manuel Montero da vida al periodista Henry Marat de forma convincente tanto en lo actoral como en lo vocal, va sobrado de recursos para un tenor cómico de estas características, y cumple a la perfección con su papel. Trinidad Iglesias da vida a La Condesa Saratov, su papel es casi testimonial, cantando perfectamente el Cuarteto de El Cronicón, tanto su físico como su voz, son los ideales para el papel, reconozco que Iglesias me parece una de las grandes, y como era de esperar no me decepcionó. Miguel Palenzuela como Zinenko, está correcto, pero pasa bastante desapercibido, le falta un poco de ternura para hacer el personaje mas entrañable. Javier Galán como Carlos Dupont, está soberbio, sus dos números están ejecutados a la perfección. La voz es bellísima, se le entiende perfectamente y corre muchísimo, la celebre Romanza " Deja La Guadaña Segador" fue uno de los momentos mas líricos de la función y uno de los mas aplaudidos también. Nuria García - Arrés, claramente insuficiente como Catalina Feodorovna, que se trate de un tiple cómica no quiere decir que no tenga que cantar, a García- Arrés no se la escucha, intuyo que la voz debe de ser bonita, pero no traspasa la orquesta ni a la de tres, algo que tristemente ensombreció, su por otra parte burbujeante interpretación, se mueve muy bien, correctísima actoralmente, pero amigos, esto es opereta y hay que cantar, no queda otra. Rubén Amoretti crea un White mayúsculo, bajo perfecto, que canta su difícil romanza con pasmosa facilidad, la voz es preciosa, y está francamente bien en el papel, uno de los mejores cantantes de la noche sin lugar a dudas. María Rey-Joly como Sofía De Surevia, totalmente inadecuada para el papel en la parte vocal, le falta centro, la voz es muy bonita y en el agudo se defiende perfectamente, pero tanto en La Romanza como en los dos Dúos, se la escucha poco, no es culpa suya, ya que en Pagliacci como luego contaré está fantástica. ¿ Por que no elegir a dos sopranos diferentes para dos papeles tan distintos? misterios insondables del Teatro De La Zarzuela, queda deslucida, y repito no es culpa de ella sino del criterio musical, y de la desafortunada dirección musical como luego explicaré. Actoralmente está perfecta, muy distinguida y bellísima en escena, algo que es de agradecer. Fabián Veloz da vida a Black, correcto, sin mas, bonita voz, pero muy frío cantando, destaco la bella Romanza " Hacer De Un Mísero Payaso" que cantó con gran gusto y el Dúo final con White en el que ambos estuvieron perfectos, un gran momento sin duda dentro de la función. El problema es que está muy sombrón, no transmite mucho y le falta bravura para afrontar tan difícil papel, por tanto su Black es un tanto descafeinado, lastrando un poquito la representación.


La propuesta escénica de Ignacio García es espléndida, muy vistosa y muy bien iluminada. Toda la acción se desarrolla en una pista de circo, en la que los componentes del circo representan la historia de Black El Payaso. Afortunadísima en general, con momentos de gran belleza plástica, y aunque de sencilla escenografía muy espectacular en los números de conjunto. La gran baza de la producción son las soberbias luces y los maravillosos figurines de Paco Corzo. A este nivel el espectáculo no tiene ni un solo pero. Ignacio García crea una función suntuosa, muy cuidada y muy mimada, amén de la antes citada inteligente versión del texto. Black se ha quedado un poco "ladrillo" para hoy día y encuentro necesaria la revisión a la que ha sido sometida, se que los puristas me van a decir que lo que digo es una barbaridad, simplemente se trata de una cuestión de gustos.


Vayamos con Pagliacci. Aquí es donde la cosa flojea mas. Pagliacci es una obra que tiene que impresionar, no puede pasar sin pena ni gloria, debe dejar al espectador con el corazón en un puño ya que el drama que se vive en escena es tan intenso y su final tan brutal que no puede dejar indiferente a nadie... Estos Pagliacci, adolecen de mucha frialdad, falta mucha chicha para que se aproxime a lo que Leoncavallo pretendió plasmar. Miguel Borrallo da vida a Peppe, no está especialmente brillante en la bellísima serenata y pasa muy desapercibido, la voz es muy normalita, bonita pero no transmite absolutamente nada. Carlos Bergasa da vida a Silvio, amante de Nedda, Bergasa no acabó de convencerme por dos problemas, falta de fiato y afinación poco ajustada. Quizás un barítono mas joven de voz mas fresca se ajustara mas al personaje, su Dúo con Nedda pasa sin pena ni gloria, y actoralmente está muy poco apasionado, cuesta creerse que esté tan enamorado de tan peligrosa pasión. Fabián Veloz, despues del Black da vida a Tonio, el malvado de la función, está mejor actoralmente que en Black, vocalmente igual de frío, y de correcto que en el anterior título, no me dijo absolutamente nada. Que canta bien es innegable, pero no solo hay que cantar, no se si me explico correctamente, no me conmovió ni en el celebérrimo Prólogo, que canta sin dificultad, en algún momento, pocos para ser justos la orquesta le tapa, culpa de la mano, sin duda como luego explicaré. La sorpresa de la noche me la dio María Rey-Joly como Nedda, sin duda la mejor del reparto que cantó de forma brillante su difícil aria, luciéndose estupendamente en los agudos, si bien es cierto que sigue con los mismos problemas en la zona central, aquí molesta menos, por no decir casi nada. Muy segura en lo vocal y sin duda la mas actriz de todo el elenco, apasionada y sensual como el personaje requiere. Nedda es un espíritu libre y ella lo refleja perfectamente. Un diez para Rey-Joly en su creación.
Y finalmente el problema mas notorio de la función, Albert Montserrat como Canio. Montserrat parece encontrarse incómodo en el papel, buscando la voz y las notas según va cantando, con una colocación excesivamente nasal que le afea el sonido, y que parece que solo da importancia a los agudos, muy brillantes por cierto. En el Acto Primero ataca sus difíciles primeras notas con timidez, luego se va defendiendo mas o menos, resuelve dignamente el Vesti La Giubba, y descompone totalmente la voz en el Segundo Acto, perdiendo la linea de canto dejándome a mi personalmente mas frío que a un pescado. Fue muy braveado así que quizás el equivocado sea yo, pero creo conocer bastante bien la obra y he de decir que está lejos del aprobado. Actoralmente está correcto, aunque le vi tan preocupado por cantar que no lograba creerme lo que me estaba contando. Debo exponer lo que vi y oí en la función, y sin duda Montserrat no está a la altura.


La propuesta escénica es muy clásica, con ciertas reminiscencias de Zeffirelli, y menos inspirada que la de Black, se trata de un carromato giratorio donde se desarrolla toda la acción. Si en Black encontré a Ignacio García inspiradísimo, aquí no tanto, se trata de una propuesta excesivamente convencional, que no aporta nada que hayamos visto ya. A pesar de ello el Prólogo y el Intermedio están muy bellamente resueltos y funcionan a la perfección, luces perfectas como en la otra producción, igual que el vestuario, muy adecuado para cada personaje, quizás demasiado gris, supongo que en contrapunto al colorido del Black.


El coro estupendo, enorme en la sonoridad, ajustadísimo en los tiempos, muy empastado. Esto es aplicable a las dos funciones, dando momentos realmente espectaculares a la representación. En Pagliacci tienen gran protagonismo y se agradece.
La dirección musical de Donato Renzetti, planísima en general en las dos funciones, con una orquesta a todo gas, que dificulta la labor de los cantantes en todo momento, y carente de matices. Tocar fuerte no es sinónimo de tocar bien, la orquesta suena bien, es cierto, pero la lectura de las dos partituras es muy superficial, buscando el efectismo continuo, algo que yo encuentro tramposo, y que me suele desagradar, no escuche ni un piano, todo un estruendo ensordecedor que acaba cansando al espectador.


En resumen una propuesta irregular y decepcionante en lo musical, mas acertada en lo visual, y que a mi personalmente por lo que estos dos títulos significan en mi mitología personal, no acabó de convencerme. Me gustaría ver el otro elenco para poder comparar, ya que en estos casos, es un factor importantísimo. El Teatro De La Zarzuela, a veces adolece de fallos de elección en los cantantes que no son admisibles en un teatro de su categoría... en fin, unas veces se gana y otras veces se pierde.
El sábado Lohengrin, pero como diría el camarero de Irma La Dulce.... Eso es otra historia

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viernes, 11 de abril de 2014

El Barbero De Sevilla.... Y Olé!!

Ante la gloriosa representación de Rigoletto que nos ofreció Ópera De Madrid en el Teatro Reina Victoria el mes pasado, me he propuesto ver todas las producciones de esta compañía, hace unos días estrenaron Il Barbiere Di Siviglia, esperé una semanita, para que rodase un poquito el espectáculo, y el miércoles me acerqué a disfrutar de una de mis óperas favoritas de Rossini. El Barbero es un título especialmente dificil, tanto en lo musical, como en lo actoral, ya que si no se representa con suficiente gracia puede ser un muermo digno de mejor causa. Uno está acostumbrado a que cuando ve una ópera buffa, de buffa tenga muy poco, y si al menos el elenco está bien en lo musical intenta disfrutar de la partitura que a fin de cuentas es lo mas importante, recuerdo otro Barbero especialmente soporífero que ví no hace mucho y un Don Pasquale, que me provocó algún que otro ronquido ( he de reconocer que este título no me entusiasma demasiado, así que eso también influyó). Pero como el Rigoletto estaba tan cuidado y tan bien dirigido, iba al teatro dispuesto a divertirme, y vaya si lo hice!! esta es posiblemente una de las producciones mas graciosas que he visto de este título, por unos cuantos aciertos que luego comentaré. Me senté en el gallinero, que es mi lugar favorito, prismáticos en ristre, dispuesto a disfrutar de una de las óperas mas bonitas que se han escrito.


Vayamos con el elenco, cuidadísimo en general. Hévila Cardeña crea una Berta estupenda en lo vocal, su Arietta que tanto me deleita , está cantada con un gusto exquisito, la voz es preciosa, muy clara, perfecta dicción, y lo que es mas importante, da el acento exacto que Rossini quiso imprimir a esta filigrana, que no por breve es menos dificil. Da gusto oírla, aunque la encontré un poco desaprovechada en el papel, se le podría dar un poquito mas de comicidad, pero en lo musical, no hay ni un pero. Mario Valdivielso defiende bastante bien el Don Basilio, y sobre todo la celebérrima Calunnia, que cantó con bravura, e intención perfecta, ofreciendo un brillante final a tan dificil aria. Me sorprendió muy gratamente la verdad, en lo actoral no destaca en exceso, pero está mas que correcto. Mayúsculo el Bartolo de Alberto Arrabal, imponente en lo vocal, tanto en volumen como en timbre, perfectos recitativos, complicadísimos por cierto, y que ofreció una espectacular ejecución de su dificil aria, absolutamente impoluta en lo técnico y brillántísimo en su final. En lo actoral está graciosísimo, haciendo una creacion muy interiorizada, digamos que lleva los cuernos con dignidad contenida y cierta perplejidad que poco a poco  se va convirtiendo en malignidad soterrada pero muy evidente para el espectador. Su evolución como cantante está siendo interesantísima, conozco muy bien su voz y ha pegado un salto muy notorio, capacitándolo para papeles de gran envergadura, que me consta que ya está cantando. El Almaviva de Pablo Martín Reyes, segurísimo en lo vocal, de bello timbre y poderosa voz, dió momentos de gran lirismo a un papel que mal ejecutado puede ser desastroso. En lo actoral está soberbio, cómico a mas no poder, creando tres personajes muy distintos y estando en los tres estupendo, destaco el último donde en vez de disfrazarse de profesor de música lo hace de profesora, siendo muy interesante su giro vocal, para hacerse pasar por mujer y que ofrece momentos realmente desternillantes.La Rosina de Joana Thomé es fantástica, mezzo-soprano pura que se agradece muchísimo, canta con un gusto impecable, su voz es preciosa, y llena de bellos armónicos la sala. Que voz señores!! y que gusto escuchar lo que Rossini escribió y en la tesitura adecuada. Mas que correcta en lo actoral con el papel muy pillado, crea una Rosina de mucho carácter y muy ingeniosa, tal y como debe ser, no hay un pero en su creación. Para finalizar el Fígaro de Carlos Andrade, canta con mucha bravura, tiene una voz enorme, y va sobrado de recursos, su aria principal, quizás la parte mas famosa de la obra impone, tanto por su volumen como por la belleza de la voz. Actoralmente está muy bien, se mueve como pez en el agua, dando dosis de caradura y chulería a este enredador Fígaro que lo mismo afeita una barba que arregla un matrimonio siempre movido por el vil metal, disfruté muchísimo con el, como debe ser y como Rossini se planteó el personaje. Me he quedado con ganas de ver a Borja Quiza, buen amigo mío que me consta que está fantástico en este papel, no pudo ser, así que otra vez será, que se le va a hacer.


El coro, reducido pero muy bien, estupendo en la sonoridad, gran empaste y muy bien en lo escénico, ya en Rigoletto, lo comenté, pero es que realmente se mueven muy bien, bailan fenomenal, y están graciosísimos en sus intervenciones. La Orquesta dirigida por el Maestro José Fabra maravillosa. Fabra lleva con mano de hierro una orquesta matizadísima, el sonido es ampuloso y perfectamente conjuntando, se nota que se ha ensayado, mucho y bien. La orquesta de esta compañía merece mención aparte, ya en Rigoletto estuvo estupenda, pero es que en El Barbero ha estado superior, entusiasmo y juventud a raudales, algo que se agradece mucho, son bastantes, no es una orquesta de "bolo" y se nota. Escuchar tan bien lo que escribió Rossini es un lujo que no siempre se consigue. Especialmente brillantes fueron la famosísima Obertura y la Escena de la Tormenta. Un diez para Fabra y un once para la orquesta, je, je, je, je.


Vayamos con lo escénico, si bien la producción es mas modesta que el Rigoletto en cuanto a escenografía se refiere, es mas que digna, y el elevado nivel artísitico justifican su sencilla dignidad. Juan Manuel Cifuentes ambienta la producción en una Sevilla actual, en el ambiente "pijo" de la ciudad, plagada de nazarenos y tunos, queda muy bien y no chirría en absoluto, el Conde Almaviva es un señorito andaluz y la Rosina una niña bien de la sociedad sevillana. Es muy interesante el tratamiento de Fígaro que no solo es barbero sino que trapichea con otras sustancias de dudosa legalidad, por decirlo suavemente. La obra está plagada de gags muy acertados y que producen gran hilaridad en el espectador, podría decir que se ha planteado este Barbero como si de una zarzuela se tratase, en el buen sentido de la palabra, es un Barbero con aire muy español en general y lejos de cualquier amaneramiento o rancios convencionalismo. Encontré la dirección de Cifuentes inspiradísima, es un gran actor cómico, y su comicidad sabe plasmarla cuando dirige, destaco la estupenda resolución del bellísimo Concertante con el que finaliza el Primer Acto, especialmente graciosa, y maravillosamente cantado. Luces correctas con momentos bastante bonitos, sobre todo cuando después de la tormenta todo se vuelve un tanto crepuscular, que da mucha calidez a la producción.


En resumen, una propuesta altamente recomendable, divertida y muy asequible. Entiendo que Ópera De Madrid, está llevando a buen puerto su cometido y sus principios de llevar a escena óperas de forma muy digna, con cuidados elencos, desde una iniciativa privada y acercando el género a todos los públicos. Prometo volver a La Bohème, y estoy seguro de que no me defraudarán.
Empiezo mi  "semana lírica" señores, mañana Entre Sevilla y Triana en el Campoamor de Oviedo, el miércoles Black El Payaso y Pagliacci en el Teatro De La Zarzuela y el sábado Lohengrin en el Teatro Real, así que mi blog estará lleno de música estos días, je je je.




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