lunes, 27 de enero de 2014

Julio César, Cuídate De Los Idus De Marzo

Hay textos mas grandes que la propia vida, que trascienden mas allá de lo meramente teatral, para formar parte del saber popular y sobre todo para enriquecer el espíritu humano por encima de cualquier época, cultura o ideología política. Julio César forma parte de esas creaciones universales, y que plantean los grandes dilemas del ser humano, desde una óptica épica, profunda, y sobre todo perdurable sobre todas las cosas. Dentro de los grandes títulos Shakesperianos, Julio César está dentro de mis favoritos, el primero sin duda es Macbeth, el segundo el título que esta crítica me ocupa y el tercero posiblemente sea Hamlet, aunque está en pugna con Ricardo III. La semana pasada de sorpresa apareció en la cartelera madrileña este Julio César, ante el plantel actoral y sobre todo ante el título, tan poco representado ultimamente en este nuestro país, ni me lo pensé a la hora de sacarme las entradas. Julio César me resulta muy atractivo desde mis tiempos de estudiante de interpretación, nunca lo había disfrutado en directo, y en mi retina estaba la soberbia versión cinematográfica que me impresionó mucho en su momento, si a esto le añado que el celebérrimo monólogo de Marco Antonio en las escaleras del Senado, me lo tuve que aprender para una muestra, os podéis imaginar que no podía dejar pasar esta propuesta escénica precedida de muy buenas críticas en su estreno en el Festival de Mérida. Algo cauto, como siempre me ocurre con  los grandes textos me acerqué al Bellas Artes, para ver si la cosa cumplía con mis espectativas, o se quedaba en un bluff digno de mejor causa. He de decir que salimos mas que satisfechos, y que cuando las cosas se hacen bien, no hay discusión. Este Julio César es un claro ejemplo de como abordar a Shakespeare hoy en día, así que sin mas preámbulos voy a la crónica en cuestión.


Esta producción, se podría considerar una adaptación debido a los grandes e inteligentes cortes a los que se somete el texto, aligerando la obra en casi una hora, quedándose el espectáculo en hora y media larga, y yendo directamente a la esencia de la obra de El Bardo. No hay ni un pero en los cortes, todo tiene lógica, el espectador entiende perfectamente la trama, y limpia de polvo y paja un texto que a ojos de hoy en día se queda demasiado extenso en duración y personajes. Digamos que se va al turrón sin dilaciones, se cortan los secundarios que no aportan mucho, y queda expuesta la tragedia de la forma mas cruda y descarnada. La gran baza de la producción está en su elenco actoral y en sus poderosas imágenes, de gran efectismo visual y gran intensidad dramática. Sin duda una propuesta estimable y realizada con mucho tino.


Vayamos con los actores.
La obra se sustenta en cuatro grandes personajes, Julio César, Marco Antonio, Casio y Bruto. Julio César lo interpreta un Mario Gas inmenso, a pesar de lo breve del papel, consigue dotar de gran identidad y humanidad a tan difícil rol. Su presencia escénica y su voz son una gran baza, que dan la dosis exacta de distinción y grandeza que se requiere para ejecutar de forma correcta al eje central de la tragedia. Este Julio Cesar impone y tiene ecos de gran interpretación, Gas es muy grande, y aquí lo demuestra con creces. Sergio Perís-Mencheta da vida a Marco Antonio, de forma hosca y convincente, aunque en algunos momentos está un poco gritón y parece perder el personaje. Su Marco Antonio no se anda con florituras, y tiene momentos de gran impacto, aunque todavía le falta un poco de peso escénico para abordar un papel de esta magnitud, cumple, sin duda, pero al tenor de los compañeros que le han tocado en lid, se le ve escaso de matices, a pesar de ello, está correcto, su trabajo es honesto y con una línea clara, que irá puliendo, estoy absolutamente convencido. José Luis Alcobendas crea un Casio mayúsculo, socarrón y malévolo como una araña, que emponzoña todo lo que se encuentra a su paso con una sonrisa de hielo, que corta la respiración, este calculador e intrigante Casio, eje de la traición y motivado por instintos mas primarios que racionales, impone. Impone por lo que representa y por la credibilidad que transmite, es un intrigante muy actual y muy real, que no me gustaría encontrarme en mi vida por nada del mundo, sin duda su interpretación es de altura, sabe lo que se hace y sabe muy mucho lo que su personaje representa, se trata de una inteligentísima creación, que impresiona al mas pintado. Tristán Ulloa es sin duda la estrella de la función, crea un Bruto atormentado, de complicadísima psicología y muy cercano. Es el único de los traidores que traiciona a su amado César por convicción y no por venganza, es el único que actúa cerebralmente y es el único que sufre ya que se ve abocado a hacer lo que hace muy a su pesar. Su interpretación es grande, traspasa al espectador como un cuchillo y entendemos perfectamente todo lo que está pasando por su cabeza, eso es un trabajo dificilísimo, que demuestra la altura interpretativa de este soberbio actor. Su monólogo ante el pueblo de Roma, es una lección de interpretación, esas lágrimas lejos de cualquier afectación que brotan de sus ojos cuando habla del hombre que acaba de asesinar, son sin duda una muestra de como se debe entender uno de los mas grades personajes Shakesperianos que existen. Cuando digo que Ulloa está de premio me quedo corto. Estamos ante una de las mejores interpretaciones masculinas que he visto en tiempos.


El resto del elenco, está a la altura de las circunstancias. Agus Ruiz, Pau Cólera, Carlos Martos y Pedro Chamizo, sin tener la responsabilidad de los anteriores descritos, dotan de tensión y de intensidad la propuesta de la que me ocupo. Si bien es cierto que sus personajes están menos desarrollados, la inteligente versión de Paco Azorín, consigue perfilar sus apariciones perfectamente, sirviendo sin ningún problema las interpretaciones del cuarteto principal. Sin duda muy buena la elección de los actores. Los secundarios cuando no funcionan cantan por soleares, en este caso enriquecen la propuesta de forma correcta y convincente.


Este montaje de estética fascistoide y militarista, tiene el suficiente empaque visual como para que el espectador en algunos momentos se sienta impactado. Reconozco que el tema de las proyecciones ya me empieza a cansar, cuando algo se pone de moda, está hasta en la sopa, pero en esta producción funcionan, y ayudan a realzar lo que está ocurriendo en escena, no son gratuitas o un alarde técnico, están integradas en la acción dramática y tienen su lógica dentro de la propuesta. Paco Azorín realiza una labor de dirección impecable, dotando a los actores de unas premisas muy físicas y muy válidas que sin lugar a dudas, les ayuda en sus composiciones actorales. La función tiene un ritmo vertiginoso, no hay ni el mas mínimo atisbo de afectación en los diálogos y el trabajo de dirección de actores no tiene ni un pero, Azorín lleva a todos exactamente hacia donde quiere, cosa que se agradece muchísimo. La claridad en cuanto al criterio por parte del director es una baza esencial para el funcionamiento de un espectáculo, algo que en este Julio César es muy notorio.


La propuesta escénica propiamente dicha está muy conseguida, con unas luces mas que notables, unas inquietantes atmósferas, y una sencilla pero mas que efectiva escenografía. La estética oscurantista, militar y claramente fascista, la dotan de una halo inquietante muy conseguido, así como los movimientos entre el público de los actores, que hacen subir la tensión en una función ya de por si con momento de gran altura en cuanto a intensidad dramática se trata. El espectáculo tiene momentos un tanto violentos que considero necesarios, ¿que crímen no es violento? mucho mas cuando como todos sabemos Julio César fue literalmente cosido a puñaladas, curiosamente la violencia verbal está mas presente que la física, el texto lo da todo, esto apoyado en el soberbio envoltorio y las convincentes interpretaciones, hacen que no se nos pase por alto la agresividad de la sociedad romana y también de la actual. Estos personajes son muy actuales, y eso amiguitos míos, si que da miedo.


En resumen, una propuesta mas que recomendable, un Shakespeare muy bien perpetrado, y una ocasión única de disfrutar de una sólida propuesta teatral, de un complejísimo texto, que solo se puede abordar con un plantel artístico de este nivel. Sin duda una gratísima sorpresa, que satisface las expectativas del espectador mas exigente. Cuando el teatro lo da todo es justo reconocerlo, y este es un claro caso de teatro en el que se da todo. NO OS LA PODÉIS PERDER!!


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domingo, 19 de enero de 2014

La Casa De La Cupletista, La Mirada De Una Estrella

Cuando uno ve espectáculos tan redondos como La Casa De La Cupletista se plantea la siguiente reflexión ¿Que es el cuplé? desde mi punto de vista, una minúscula obra de teatro, a veces cómica, a veces trágica, pero siempre dificílísima de interpretar, porque el cuplé es muy bello, pero también muy traicionero. Su aparente sencillez y su sutil ( a veces no tanto) frivolidad, mal entendidas y  mal ejecutadas, pueden resultar un desastre para la cupletista y para el espectador, que siente que aquello no le llega, que no tiene gracia, y que la buena señora que tiene enfrente, voluntad pone mucha, pero salero tiene mas bien poco. A lo que yo iba, es que es un género en el que se le ve mucho el plumero a la artista, aquí no hay engaño, y solo las buenas de verdad, pasan la dificil prueba del cuplé. El cuplé se debe interpretar de forma intimista, muy cerquita del respetable, haciendo gracia, siendo pícara pero sin llegar a molestar a nadie, interactuando con el público,  siendo actriz ya que hay que saber interpretar muy bien lo que se está cantando.... Y  si lo anteriormente expuesto no fuera bastante, encima hay que cantar bien, cierto es que para cantar cuplé no es necesario ser Montserrat Caballé, pero si se debe tener una voz bonita, educada y lo mas importante y que es la esencia del género, muchísima musicalidad. Por todos estos motivos, el cuplé me encanta, siempre se le ha considerado el hermano mas pequeño e insignificante de la música escénica, se le ha vilipendiado, insultado y despreciado creo yo que mas por una cuestión de puritanismo de su época que ha traspasado el tiempo, y que a día de hoy por suerte, creo yo que ya se ha superado, gracias a la labor de muchas cupletistas, que con todo su amor dignificaron y dignifican tan difícil género.
Estrella Blanco forma parte de estas cupletistas, de raza, que adora el género y sabe lo que se hace, así que sin pensármelo dos veces nos fuimos al Teatro Del Arte a ver su espectáculo La Casa De La Cupletista, llevamos a cinco amigos menos aficionados que nosotros al mal llamado género ínfimo por aquello de hacer afición, y con la seguridad de que lo que iban a ver les iba a gustar, ya que el espectáculo yo ya lo había visto y sabía que merece la pena muy mucho. Ayer por la noche nos fuimos a Lavapiés para disfrutar de una sesión entre bohemia y cupletera, y por supuesto la cosa no defraudó. Voy al lío que me enrollo mas que las persianas.





La Casa De La Cupletista, es una sensible propuesta teatral, de pequeño formato en su presencia y de altísimo nivel en todos los palos que toca. La premisa es dificílisima, el espectador entra literalmente en casa de Frivolina, una estrella del género en sus horas bajas, y después de la sorpresa inicial de la habitante del recinto, nos toma de la mano, nos enseña su hogar y sobre todo nos desnuda su alma con mucha gracia, cierto patetismo, muchísima ternura y lo mas importante grandes dosis de humanidad. Estrella Blanco ante todo lo que es, es artista, indiscutible, enorme, con mucha personalidad y mucha sabiduría en estas lides. Hace con el público lo que le de la gana, y eso amiguitos muy pocos lo consiguen. Esta Frivolina que interpreta, el público se la lleva a casa para siempre, nunca mas la olvidará y en sus contradicciones estriba la grandeza del personaje. Es capaz de llevarnos de la risa a la lágrima en cuestión de minutos, porque detrás de todos los cuplés que interpreta está ese inmenso personaje que es Frivolina. Su interpretación de Nena nos dejó con el corazón encogido, y el espectador siente hasta cierto pudor ante la cercanía con la que se disfruta de la interpretación, ver a Estrella-Frivolina llorando por una amor perdido, va as allá de una interpretación teatral, es tan de verdad que apabulla, y el espectador olvida que lo que está viendo es teatro, SE LO CREE, y esa es la esencia de esta producción, todo es verdad, hay magia y sobre todo hay TEATRO, así con mayúsculas y de altísimo nivel.





El elenco amén de la soberbia Estrella Blanco lo completan Ana Santos Olmo como la  fiel doncella de Frivolina, un personaje maravilloso, que es el sustento emocional de este juguete roto, al que adora, comprende y sabe consolar cuando lo necesita. Ana Santos está estupenda , realizando una creación impecable de un papel muy difícil y que ella dota de gran sensibilidad, siendo el contrapunto perfecto al torbellino que es Frivolina, y que cuando nadie la ve....también se desmelena, muy bien por cierto marcándose un tango mas que decente. Para finalizar el Elenco está Joan Salas, dando vida a Federico, el peculiar pianista de Frivolina que también vive en esta casa. Salas no es solo el acompañante al piano de la artista sino un actorazo como la copa de un pino que nos da muchas sorpresas durante la función. Toca el piano estupendamente, pero también consigue realizar una creación mayúscula de un personaje absolutamente delicioso, inquietante y graciosísimo.




Una de las grandes bazas del espectáculo es la soberbia dirección por parte de Didier Otaola, que consigue un espectáculo redondo, de atmósferas muy conseguidas, y que dota a la propuesta escénica de una magia que convierte la función en una experiencia sensorial de altura para el espectador. El respetable forma arte y parte de esta Casa De La Cupletista, se deja llevar y desde el minuto uno se involucra en lo que ocurre. Eso amén de la labor de los artistas, es también labor de la dirección. El espectáculo sorprende por su novedoso formato, y reconozco que me hubiese encantado estar presente en el proceso creativo de esta filigrana, perfectamente armada que es La Casa De La Cupletista. Estoy absolutamente convencido de que todos los componentes de la función han disfrutado muchísimo creándola, y eso se nota. El entusiasmo, el amor y el talento con el que esta maravilla se ha puesto en pie, traspasa mas allá de la cuarta pared, y esa es la grandeza de la producción, ruptura total de convencionalismos, y participación absoluta del público desde el minuto uno. Sin duda un trabajo muy estimable y muy bien realizado.




Solo puedo decir que el espectáculo hay que verlo, no hay vuelta de hoja. Frivolina de frívola no tiene nada, va mucho mas allá de la cupletista. Frivolina es una mujer con mas cornás que El Cordobés, un gran retrato humano conmovedor, poético y mágico que no deja indiferente a nadie. Podría decir muchas cosas de la producción pero prefiero que lo disfrutéis en persona, disfrutad de la mirada de Frivolina, esa mirada que te traspasa, que te canta las cosas al oído y te las cuenta directamente. Limpia mirada sin maldad, con mucha inocencia y sobre todo con mucha honestidad. La honestidad que dan los artistas que tienen la seguridad que su arte les transmite. En algunos momentos suena La Traviata de fondo, estoy seguro de que esto no es casual, Frivolina tiene mucho de Violetta, mujer de trágica vida, pero que por su trabajo siempre debe tener la sonrisa puesta. He de reconocer que en algún momento una lagrimilla asomaba en mis ojos, y os aseguro que no era el único. Si os queréis reír, emocionar y sobre todo disfrutar de una estupenda velada de cuplé y teatro id a ver La Casa De La Cupletista, no defrauda a nadie. Nosotros que eramos siete en total salimos encantados, y una cosa muy importante, todo el público era gente joven, algo que me encanta. El cuplé debe conocerlo mi generación, esta Casa De La Cupletista renueva el género y lo acerca a un público que habitualmente no iría a ver un espectáculo de cuplé, por tanto se trata de un valor añadido. Cuanto amor hacia el cuplé se desprende de este espectáculo, y como se agradece por parte del aficionado


   
Añado uno de los teasers del espectáculo para que vayáis abriendo boca, el que corresponde a esta temporada, está en el lateral derecho del blog.


    


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miércoles, 1 de enero de 2014

Grease, Amores De Verano

Cuando tenía catorce años aproximadamente, en plena y granujienta fiebre adolescente , Grease se puso de moda otra vez. Aquella película de Los 70, que a mi me pillaba tan lejos, de pronto se convirtió en el fenómeno del momento para los jovencitos de mi quinta, y como si hubiésemos descubierto la pólvora , escuchábamos a todas horas su banda sonora, cantábamos sus canciones, y secretamente frente al espejo, imitábamos el pasito de You're the one that I want como posesos, para ver si se nos contagiaba algo de la macizorrez de Travolta, que nunca estuvo mas guapo que en esta peli. Mas de uno en Los 90 se dejó tupé por culpa de Grease, y de un grupete de rockabillies llamado Tennessee de edulcoradas canciones, y bastante nivel como cantantes, a pesar de lo hortera de sus composiciones.
Grease El Musical ha vuelto a Madrid por enésima vez. Vi esta producción en su estreno hace un tiempo, no recuerdo cuantos años hace, pero mas de tres seguro. Y cuando el pasado domingo me surgió la oportunidad de repetir, ni me lo pensé, los musicales me encantan, me ponen de muy buen humor, y junto con la lírica, es el género que mas me gusta. Dispuesto a pasármelo bomba, me acerqué al Nuevo Apolo, para pasar la tarde en un paraiso artificial color rosa chicle, divertidísimo y sobre todo muy necesario para salir de los tiempos tan grises que nos ha tocado vivir. Me encontré el teatro a reventar, y todavía me puse de mejor humor. Un teatro lleno siempre es motivo de satisfacción. Después de que nos hiciéramos las fotos de rigor, se apagaron las luces y empezó el espectáculo.....


Grease es una obra muy ligerita, tanto en lo musical como en el texto, un inocentón homenaje a Los Años 50 un tanto irónico, y muy pero que muy divertido. El montaje que ocupa estas líneas, es sencillo en su ejecución pero funciona muy bien  por varios motivos, el primero su agilidad, está dirigido de forma muy dinámica, el segundo, su impecable estilo visual, que resulta muy atractivo para el espectador, el tercero, sus deslumbrantes coreografías, y para finalizar, lo fluido que resulta todo, gracias al inmenso número de funciones que el elenco lleva a sus espaldas. Este Grease es un claro ejemplo de que sin los grandes medios que otras compañías tienen, se puede hacer las cosas mas que dignamente, con mucho criterio, y con una clara idea de hacia donde se quieren hacer las cosas.




Vayamos al elenco, al que encontré un tanto irregular, en cuanto a solistas se refiere, pero que en conjunto está mas que correcto. Sergio Franco como Eugene el patoso del instituto, crea un personaje muy trabajado en lo corporal, muy entrañable, y que el público enseguida aprecia. Julia Ortinez, muy graciosa como Patty, demostrando que lo suyo es el claqué cada vez que la dejan, y a la que su altura la ayuda en su composición, su personaje es otra pinceladita como la de Eugene que ayudan al funcionamiento del espectáculo. El trío formado por Ernest Fuster , Didac Flores y Bernat Mestre, como comparsas de Danny y Kenickie, funcionan fenomenalmente bien, tanto en lo actoral como en lo musical, suenan deliciosos y se les ve perfectamente compenetrados en el texto. Albert Martínez, crea un Kenickie mayúsuculo, con la chuleria necesaria, para dar entidad a este personaje, que es el único con ciertos apuntes dramáticos junto con Rizzo en esta historia. Martinez cumple con creces dotando de gran credibilidad este personaje un tanto estereotipado y que mal resuelto se puede quedar en una mera caricatura.



En cuanto a las Pink Ladies, Marta Tomasa, Esther Peñas y Marina de No, están muy bien, todas tienen su momento de lucimiento y todas cumplen a la perfección. Destaco  a Marta Tomasa como Frenchy y a una Esther Peñas, deliciosa como Marty, en un divertido número rodeada de soldados. Sheila López como Rizzo, insuficiente en lo actoral, ya que no imprime el carácter necesario a su personaje, quedando excesivamente blandita, y poco creible en las escenas mas comprometidas dramaticamente. En lo vocal, está correcta, aunque su canción mas importante , quedó empañada por un final poco brillante, que me dejó mas bien frío. La voz es muy bonita, pero la encontré poco trabajada.



José Antonio Moreno como Vince Fontaine y Teen Angel, sin duda lo mejor del espectáculo. Que voz señores!! agudos de larguísima ejecución y menudo gusto cantando, Moreno no se queda solo en un estupendo cantante, sino que como actor está mas que correcto dando vida además de los dos personajes que comento al destartalado Entrenador Hal. El Caso de Moreno es el del típico todoterreno, que todo lo hace bien, y que con todo disfruta, un artista en toda regla y de la escuela que a mi me gusta, muy completo en todas las facetas. Sin duda José Antonio Moreno es un valor a tener en cuenta en el mundo del musical, tiene halo de estrella, tiempo al tiempo.
Para finalizar iré a la pareja protagonista, Eva Manjón como Sandy, está sosita pero no molesta. Su personaje es un tanto desagradecido en la función, y su sosera me cuesta diferenciar si es por su creación o por su forma de hacer. Correctísima en lo vocal, aunque a mi no me emocionó, pero reconozco que es apreciación mía, su voz no me dijo nada  por una cuestión de gustos personales, insisto mas correcta no pudo estar, cumple con creces y el público así se lo agradeció. Por último el Danny Zuko de Javier Arroyo, claramente insuficiente tanto en lo vocal como en lo actoral. Está poco gracioso, y corto de chulería, dejando el personaje muy desdibujado, le falta peso para ser protagonista, al menos todavía.Y en lo vocal, no llega por el sencillo hecho de su carencia de agudos. Solo se puede mover en una tesitura central, quedándose cortísimo en un personaje claramente escrito para tenor de agudo fácil, aunque sea en falsete. Arregla el asunto casi hablando algunas de las partes mas comprometidas, algo que yo considero  que es hacer trampa, y que no acabó de convencerme, en el famoso Sandy, es donde mas se le ve el plumero. 




Mención aparte merecen el soberbio ballet, que no para ni un momento, y que funciona casi como un personaje mas, dotando de gran dinamismo esta producción. También destaco la estupendas coreografías de Coco Comín, que a su vez se encarga de la dirección escénica. Su trayectoria como coreógrafa se nota en su labor de dirección ya que mueve perfectamente a todos los actores, y desde fuera crea un espectáculo con mucho empaque visual y momentos de gran impacto.
La banda que acompaña el espectáculo compuesta por seis músicos es absolutamente maravillosa, suena estupendamente y ayuda a subir todavía mas el nivel del espectáculo.



En resumen. Este Grease se ve con agrado, incluso se disfruta mucho en algunos momentos, y ofrece un explosivo final que consigue que salgamos del teatro mucho mas alegres de lo que entramos. A fin de cuentas eso es Grease, entretenimiento puro y duro, teatro sin complicaciones para el espectador, y un delicioso cuento de hadas, plagado de tupés, faldas imposibles, y rosa, mucho rosa, que nos hace ver que la vida es mejor de lo que nos quieren contar. Me quedo con dos cosas de esta función, la fila de niños con la boca abierta mientras veían el espectáculo, y el grandioso final, que puso en pie a un teatro abarrotado y que sin el mas mínimo problema se arrancó a bailar y a aplaudir como posesos. Yo disfruté muchísimo, y al tenor de lo que aprecié, el resto del respetable también.



Añado un vídeo del tema principal, con los anteriores protagonistas de este musical, Jordi Coll y Edurne, espero que os guste!! 

Feliz año nuevo a todos!!! y que siga el teatro!!



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