miércoles, 16 de julio de 2014

Hervert Von Karanjan, Grande Entre Los Grandes

Hoy se cumplen 25 años de la desaparición de Herbert Von Karajan, sin duda el director musical de mas renombre del S. XX. Su legado es inmenso, su arte inconmensurable, y su aportación al mundo de la música no tiene parangón. Mientras escucho la Novena Sinfonía de Beethoven dirigida por el, le dedico desde este humilde rincón un pequeño homenaje al director de orquesta que me acercó a la música clásica, y que reverencio por encima de muchos otros. Los ha habido mejores, no lo dudo, pero iguales a el ninguno, tanto por su poder mediático como por sus particulares lecturas de las piezas mas insignes de la música. Karajan lo hizo todo, lo dirigió todo, y gran cantidad de sus grabaciones son referenciales. Va por usted Maestro!!!

                          

Karajan nació en Salzburgo el cinco de Abril de 1908 en una rica familia austriaca dedicada a la industria textil. Su debut oficial fue dirigiendo la Salomé de Strauss en 1929 en el Festspielhaus de la ciudad que lo vió nacer, posteriormente en 1933 dirigió Fausto de Gounod en el Festival de Salzburgo y en 1934 en el mismo festival dirigió por primera vez la Filarmónica de Viena.
En Marzo de 1935 se unió al nazismo algo que le costo bastante caro posteriormente, y que alguno achacan a una forma de intentar avanzar en su carrera, yo esto no lo justifico bajo ningún concepto, pero soy de la misma opinión, en ese momento no estar con el poder era una condena al ostracismo, que alguien del temperamento de Karajan no creo que fuera capaz de asumir. De todos modos yo tengo una máxima y es que nunca juzgo a un artista por sus ideas políticas, algo que con Karajan tampoco haré, pero que si es necesario comentar para que quede completa la figura de este insigne director.

                       

Durante el Nazismo, Karajan tuvo bastante auge y fue nombrado como el mas joven director de orquesta alemán, dirigió como invitado en los siguientes países,  Bélgica, Suecia y Holanda, debutando en 1937 como director de la Filarmónica de Berlin y de la Opera Estatal de Berlín, siendo bautizado como " el milagro Karajan " de esta época es destacable su dirección de Tristán e Isolda y Fidelio en 1938. Un año después en Yugoslavia, en una representación ante los reyes de dicho país de Los Maestros Cantores de Nüremberg, Karajan se perdió ya que dirigía sin partitura, los cantantes dejaron de cantar y el telón se rasgó. Ante semejante caos, Hitler dijo que Karajan nunca dirigiría en Bayreuth y cayó en desgracia para el Régimen Nazi, este desafortunado incidente que Karajan intentó olvidar, paradójicamente  le salvó de la quema después de la Segunda Guerra Mundial.

                

En 1946, Karajan dio su primer concierto en la Posguerra, en Viena con la Orquesta Filarmónica de Viena, pero después las autoridades de la ocupación soviética le prohibieron ejercer la dirección debido a su afiliación al Partido nazi. En el verano de ese año participó anónimamente en el Festival de Salzburgo. Al año siguiente se levantó la prohibición y pudo seguir dirigiendo. En 1948, Karajan se convirtió en director artístico de la Gesellschaft der Musikfreunde, Viena. También dirigió en el Teatro de La Scala de Milán.
Karajan convirtió a esa orquesta en una de las mejores del mundo. En 1949 se presentó en el Teatro Colón de Buenos Aires en una serie de conciertos sinfónicos. En 1951 dirigió un único ciclo completo de El anillo del nibelungo (alternándose del 11 de agosto al 15 de agosto con Hans Knappertsbusch), así como Los maestros cantores de Núremberg, y en 1952 Tristán e Isolda en el Festival de Bayreuth. En 1953, después de dirigir Tannhäuser, dijo que nunca más lo haría porque no sabía si sus emociones le permitirían terminarla con vida.
Aun así, asumió la dirección imponiendo la condición de que su plaza fuera vitalicia. Juntos realizaron apariciones por todo el mundo, obteniendo gran aclamación. En 1955, la orquesta realizó su primera presentación en Nueva York, desde donde comenzó una gira por los Estados Unidos, que fue repetida al año siguiente, y también durante varias temporadas más. En total, entre 1955 y 1958, Karajan y la Filarmónica de Berlín tocaron 105 conciertos en los Estados Unidos. Entre otros notables viajes internacionales se incluyen 11 visitas a Japón, el tour de 1984 que los llevó también a Corea, y sus primeros conciertos en China en 1978.
Entre 1957 y 1964, fue director artístico de la Ópera Estatal de Viena. Estuvo vinculado muy de cerca con la Orquesta Filarmónica de Viena y el Festival de Salzburgo, en donde inició el llamado Festival de Semana Santa, evento que permanecería ligado al director musical de la Filarmónica de Berlín aún después de que Karajan dejara ese cargo. Dirigió el Concierto de Año Nuevo de Viena en 1987 y continuó interpretando, dirigiendo y grabando en forma prolífica hasta su muerte en 1989.


                          

Karajan, fue un pionero en el uso del disco compacto, fue el quien grabó el primer CD de la historia, para ello se realizó una grabación de la Sinfonía Alpina de Richard Strauss.
Si algo caracterizaba a Karajan era el refinamiento de sus ejecuciones y el papel predominate de la orquesta en sus grabaciones, algo que muchos cantantes le recriminaban y al que acusaban de "destrozavoces" pero pocos se resistían a la tentación de cantar con el, el prestigio que ofrecía era un caramelo muy goloso para las figuras de la época y pocos lo rechazaban. 
Una anécdota de Teresa Berganza que estuvo enemistada con Karajan durante años define a la perfección la personalidad de tan inmenso artista. Después de diez años sin hablarse Karajan fue al camerino de Berganza para proponerle un Mozart, ella en un principio dijo que no, ya que Karajan y sus enormes orquestas no le hacían mucha gracia. Finalmente aceptó, y se fue a Viena un poco escamada, temiendo que Karajan se la jugara, durante los ensayos no le dio ninguna indicación y cuando llegó la noche del estreno en el momento del aria principal de Berganza, Karagan se cruzó de brazos dejó de dirigir y cerró los ojos. A Berganza se la llevaban los demonios y al finalizar la función fue a recriminarle al maestro su actitud, y Karajan le dijo, disculpa Teresa, pero yo también tengo derecho a disfrutar, ante esa contestación la dejó completamente desarmada.


                          

En definitiva, Karajan es y será historia de la música y de la ópera, me acompaña muy a menudo, me da alegrías, tristezas y siempre me sorprende con sus lecturas. Karajan sigue vivo y seguirá vivo durante muchos años gracias a su enorme legado, su arrolladora personalidad, y su facultad para acercar al gran público a la música clásica. Pocos directores de orquesta han sido mas mediáticos, reverenciados amados y odiados en igual medida que Herbert Von Karajan. LARGA VIDA AL MAESTRO!!!!

                                             
Añado uno de los momentos que mas me gustan de su dilatada carrera. espero que os guste!!!!                                    

viernes, 11 de julio de 2014

La Del Manojo De Rosas, La Perdurabilidad De Nuestra Zarzuela

Adoro el Manojo, es una de mis zarzuelas de cabecera por varios motivos, su gloriosa música, su inspiradísimo libreto y su imperdurable frescura que después de ochenta años sigue con la misma vigencia que en la fecha de su estreno. Al Manojo le tengo un especial cariño ya que es una de las obras que mas he hecho en mis tiempos de escenario, por tanto siempre que me surge la oportunidad de verla no lo dudo. Este año la he visto dos veces, la producción del Teatro de La Zarzuela, y la que esta crítica me ocupa, que es la que actualmente se está representando en el Teatro Reina Victoria, y cada vez que la veo siempre descubro cosas, me río con alguno de sus chistes y sobre todo disfruto de la enorme partitura que Sorozábal compuso en la plenitud de su facultades. 
Este Manojo que disfruté ayer rezuma la esencia de la obra por todos los poros de sus bambalinas. El Manojo es un canto a Madrid, a sus gentes, su paisaje y paisanaje, y como fresco de la sociedad de la época, que en muchas cosas no ha cambiado tanto, funciona a la perfección. Sabiendo lo que iba a ver me acerqué al Reina Victoria con un solo propósito, disfrutar, y lo logré con creces. Lo sencillo es elegante cuando se hace bien, y el criterio se agradece. La ortodoxia no es sinónimo de caspa, es sinónimo de respeto, y si algo se saca de esta producción es eso, gran respeto por lo que Sorozábal , Carreño y Ramos de Castro proyectaron, y mucho amor por nuestro género lírico.
                         

Vayamos con el elenco, muy cuidado en general y muy homogéneo, netamente realizado por profesionales del género que conocen lo que hacen y que miman su trabajo.

Ricardo Pérez da vida a un inglés, muy gracioso, típico guiri sesentero con sandalias, calcetines y cámara en ristre. Pérez está muy simpático, el papel es breve pero saca mucho partido, y en su escena brilla como se merece.

Ricardo Muñiz da vida a Don Daniel, padre de Ascensión, sobradísimo de recursos vocales, Muñiz sigue demostrando el grandísimo cantante que es, dotando de mucha clase sus intervenciones vocales, y dando mucho empaque a su personaje, sobrio y muy en su sitio. Muñiz es y será con justicia una de nuestras figuras mas importantes de la lírica, algo que sigue demostrando con su oficio y conocimiento del género.

Belén Marcos da vida a Doña Mariana, correcta, muy elegante en sus intervenciones, aunque quizás un poco baja de tono. Cierto es que el personaje es desagradecido, Marcos cumple muy dignamente, y sus escenas están muy bien resueltas.

Manuel Aguilar, mayúsculo como Don Pedro Botero. Aguilar dota de gran energía y dinamismo a un personaje que otros actores no aprovechan, quedando completamente desdibujado. Imponente de tono y presencia, no pierde ni la mas mínima oportunidad para sacar partido a esta pinturita que Aguilar convierte en creación, algo que se agradece infinitamente. Cuidar los secundarios es crucial para el rodaje completo de un espectáculo. Sin duda un acierto la elección de Manuel Aguilar para este personaje donde demuestra la máxima que dice que no hay papeles pequeños, sino actores pequeños, en este caso actor muy grande, y papel que el convierte en grande.

             

Carlos Crooke como Capó y Alicia Montesquiu como Clarita. Fantásticos como no podía ser de otra manera. Crooke es uno de los Capó de referencia de la actualidad, se mueve como pez en el agua en un papel hecho a su medida, y que controla sin el mas mínimo problema. Montesquiu ofreció una Clarita, un tanto alejada del cliché habitual, pero acertadísima, en vez de la habitual interpretación espídica a la que estamos acostumbrados, sirvió una Clarita mas sentada, con grandes dosis de sensualidad y mucha sensatez, algo que va en consonancia total con un personaje que habitualmente está tratado de forma mas superficial que la que se nos presentó. Deliciosos en la parte musical, ofrecieron un Fox Trot y una Farruca excelentes, que hicieron las delicias del público. Los dos dúos cómicos del Manojo son posiblemente mis favoritos de nuestro género lírico. Sobresaliente pues para Crooke y Montesquiu.

Lorenzo Moncloa, sirvió un estupendo Ricardo, tanto en lo vocal como en lo actoral. Ricardo es un papel un tanto desagradecido para los tenores, pero Moncloa le da mucho empaque musical, afinadísimo, con potencia de voz, bello timbre y ajustadísimo con la orquesta, especialmente en el dificil Dúo con el barítono de letra imposible que siempre me maravilla cuando lo veo en escena.

Luis Varela inconmensurable como Espasa, para mi el mejor papel de actor que se ha escrito en una zarzuela. Varela campa a sus anchas en un terreno sobradamente conocido por el, está en su salsa y ofrece un festival de buen hacer sobre el escenario, graciosísmo y muy liberado de las ataduras que le imponen en otras producciones. Sus apartes son antológicos y su dominio del difícil texto que le ha tocado en suerte pasmoso. Espasa muerde, a Varela no le hinca ni un colmillo, conoce muy bien el papel y sin duda es uno de los mejores Espasas de la historia de la zarzuela. Aquí lo demuestra una vez mas, en una interpretación que da alas a su creatividad, le han dejado hacer, con muy buen tino, y el hace lo que el personaje pide, es decir carcajadas y solidez actoral, algo que Varela tiene con creces. Bravo para uno de los maestros de nuestros escenarios!!.  




                                    

Antonio Torres ofreció un esforzado y pasional Joaquín, con interesantes matices en lo actoral y mas que correcto en lo vocal. Sirvió momentos muy brillantes tanto en su Romanza como en el Dúo-Habanera. Torres de poderosos agudos controla muy bien su instrumento y sabe cuando debe lucirse. Antonio Torres tiene la facultad de transmitir mucha intensidad en sus intervenciones, algo que yo agradezco muchísimo en un cantante. Los tiempos de salir y cantar ya pasaron a la historia y Torres eso lo sabe muy bien. La parte actoral está muy conseguida, dota a su Joaquín de mucha galanura, pasión y ternura cuando la ocasión lo requiere. Trabajo el de Torres muy a tener en cuenta.

Para finalizar Hevila Cardeña como Ascensión. Soberbia sin concesiones. Cardeña posee un técnica envidiable que la permite abarcar este difícil papel sin el mas mínimo problema. La voz es redonda, completamente hecha, los agudos son de impresión y posee unos pianos bellísimos. Da gusto escucharla y repito lo mismo que en Bohème, estamos ante una cantante que dará mucho que hablar, productores de España, ahí hay calidad. ¿ Cuando la veremos en el Teatro De La zarzuela ? creo que ya va siendo hora. Voz grande de ampuloso sonido y bello timbre que no debe pasar desapercibido. Actoralmente está mas que correcta, creando una Ascensión mas sensible a la que estamos habituados, pero que no desentona en absoluto. ¿ Castiza ? si pero no empalagosa. Gran presencia escénica y una interpretación vocal de altura. ¿ Que mas se puede pedir?

                


Estupenda la orquesta, dirigida con gran tino una vez mas por el Maestro Enrique García Requena, que dotó a la partitura de mucha chispa, conciso en el gesto y con las ideas muy claras en cuanto a la lectura. Imponentes crescendo y gran sonoridad. Hay unos pequeños arreglos orquestales con piano que son preciosos, y que dado el momento en el que se desarrolla este Manojo un poco extrapolado en el tiempo, le dan mucho sabor y frescura a la producción, sobre todo durante el Segundo Acto.

Ballet y coro perfectos en sus intervenciones, dotando de un poco mas de empaque a esta mas que digna producción.

                   

Vayamos con la propuesta escénica:
Lorenzo Moncloa encargado de la dirección escénica, lleva este Manojo a unos tardíos Años 60, acertadísimo en el enfoque así como las pertinentes actualizaciones del texto. Se trata de una producción bastante ortodoxa, que huye del casticismo mal entendido, dirigida en un lenguaje naturalista, alejada de cualquier afectación y con mucha gracia. La obra es muy dinámica, tiene mucho ritmo y sobre todo es muy divertida, es decir, es todo aquello que el Manojo debe ser. Sencilla pero efectista escenografía y unas cuidadas luces, muy suaves y cálidas que dotan de mucho intimismo a algunos momentos, destacando la resolución tanto escénica como de iluminación de la Romanza de Ascensión, tratada con gran mimo por parte de Moncloa. Un diez para esta mas que digna producción que ofrece lo que tiene, ni mas ni menos, con gran honestidad, valentía y amor por tan excelso título.

                       

En resumen, un propuesta mas que estimable para los rigores del verano, aunque este verano esté siendo bien fresquito, que hará las delicias del aficionado, y que sorprenderá gratamente al que no conozca la zarzuela, se dio la casualidad que una de las personas con las que coincidí como compañero de butaca, nunca había asistido a una zarzuela, y como siempre ocurre en estos casos, salió encantado, eso es lo que necesita nuestro género lírico, público nuevo y joven que vea y entienda el género tal y como es. Yo si fuera vosotros no me lo perdía!!!!