jueves, 30 de octubre de 2014

Carmen, Si Bizet Levantara La Cabeza

Cuando hace unos meses se publicó la escuálida programación 2014-2015 del Teatro De La Zarzuela, me llamó la atención la Carmen en español con María José Montiel, figurón indiscutible del panorama musical internacional, que me apetecía escuchar en directo. Ante la nefasta temporada en La Zarzuela de este año, en la que tan solo una zarzuela en el sentido mas ortodoxo de la misma ( Los Diamantes De La Corona ) se representa escenificada, me agarré a esta Carmen para intentar salvar algo de este año, que en cuanto a lírica española, en la cartelera madrileña va muy escaso y muy mal elegido. Defendí la propuesta antes de saber nada de ella, y muchos me dijeron que era innecesaria, que no aportaba nada, y que para los parámetros que debe seguir el Teatro De La Zarzuela, su puesta en escena no estaba justificada. Por supuesto el equivocado fui yo. Todo lo que criticaban algunos, se cumplió, y esta temporada ha empezado con muy mal pie, como posteriormente iré relatando.

Vislumbré algún trocito de la producción que esta crítica me ocupa en su retransmisión televisada, y mi cabreo fue monumental, tenía las entradas sacadas desde hacía mas de un mes, y ante lo que mis ojos presenciaron me planteé seriamente no asistir a la representación en directo, pero pienso que de todo se saca algo y de todo se aprende, así que finalmente decidí ver in situ como respiraba esta mas que discutible Carmen. Ayer con muchas reservas, pastillas antiácido para sufrir sin percances lo que iba a presenciar, y mucho escepticismo, me acerqué al coliseo de la Calle Jovellanos, con la intención de al menos disfrutar de la gloriosa música que Bizet compuso, y que por suerte sigue, traducciones aparte, perenne al paso del tiempo.


Carmen se encuentra entre mis óperas favoritas, ya se que está muy trillada, que alguno me puede tildar de facilón, y colgarme las tan acostumbradas etiquetas que en el mundo operístico todos conocemos. Pero Carmen mas allá de su tópicos y de su visión de una España panderetera y aflamencada, es una monumental  y enjundiosa obra musical, un espectáculo mayúsculo y un mas que eficaz ejercicio de dramatismo escénico, dentro de lo excesos que la ópera como género lleva de serie. Que Carmen sea popular, y se haya representado mucho, no le resta ni un ápice de calidad al material original. Negar las virtudes de la mas famosa obra de Bizet en muchos casos encierra ciertas dosis de snobismo, que yo no comparto. Lo he dicho muchas veces, soy espectador desprejuiciado, y siempre que se haga bien, cualquier espectáculo es digno.
Antes de empezar, quiero diferenciar la nefasta propuesta escénica de los artistas que la llevan a cabo. Estos dan la cara con mayor o menor fortuna, pero no son responsables del dislate en el que se han visto envueltos, al César lo que es del César, y en este caso me parece de justicia decirlo.
Esta Carmen traducida al español por Eduardo Bray en 1890 rebautizada como zarzuela en cuatro actos, tiene muy poquito, mas bien nulo, interés literario, y adolece de graves problemas de métrica para aunar música y texto, resultando un extraño y hasta en algún momento desagradable ejercicio de españolización de la mas española ( para bien y para mal) de todas las óperas.  Esta Carmen no funciona bajo ningún concepto, resulta excesivamente campanuda, se ha quedado arcaica en su lenguaje, no mejora en nada a la original, acartona los personajes, los vuelve mas monolíticos todavía si cabe, y lastra profundamente la acción dramática, restándole fuerza y credibilidad a todos y cada uno de sus personajes. Así que ya por aquí empezamos mal...


Vayamos con el elenco. Irregular en su conjunto, pero con algunos cantantes mas que estimables.

José Vicente Ramos como Curro Flores, imposible traducción del Lillas Pastia original, papel enteramente hablado. Ramos no me convenció en absoluto, realizando una extraña creación, entre tipo y caricato, que resulta muy chocante, y que se encuentra en un código muy alejado del resto del elenco. Ramos está claramente pasado de vueltas, y no fui capaz de encontrarle la gracia a su personaje.

David Rubiera y Francisco Tójar como Morales y Zúñiga respectivamente, ligeramente destemplados en lo vocal, teniendo Tójar ciertos problemas de apoyo, que solventa gracias a su poderoso volumen. Rubiera está mas correcto y tiene un timbre muy bonito, en lo actoral ambos están mas que correctos y cumplen con estos dos desagradecidos personajes.

Néstor Losán, Javier Galán, Marifé Nogales e Isabel Rodríguez García como El Remendado, El Donaire, Mercedes y Frasquita respectivamente, absolutamente deliciosos, de lo mas atinado del elenco, sirviendo uno de los mejores momentos de la velada en el bonito Quinteto del Segundo Acto, deslucido por la horrorosa traducción, pero ejecutado de forma perfecta por los antes mencionados, y María José Montiel. Esta simpática cuadrilla compañera de batallas de la protagonista de la función, las da todas. Agudos de impresión en las féminas y bonitas y timbradas voces en los varones. Actoralmente también están perfectos, reconozco que me gustaron mucho, gran presencia escénica y mucha naturalidad, algo que en la lírica es de agradecer.

Rubén Amoretti, sirvió un Escamillo de altura, si bien es cierto que fuerza un poco, su bellísimo fraseo, control de la respiración, mas que respetable volumen y precioso timbre, ofrecieron una lectura muy refinada de sus famosos Couplets, página a veces muy maltratada. Amoretti tiene una estupenda presencia escénica, muy templado, segurísimo y en definitiva, muy artista. Amoretti igual que en Black El Payaso me encandiló con su trabajo, intuyo yo que le veremos mas a menudo y con gran justicia, en el Teatro De La Zarzuela.

Sabina Puértolas ofreció una refinadísima Micaela, si bien es excesivamente ligera para el papel. Cumple con creces, en su Aria del Tercer Acto, que lleva a cabo con gran lirismo y de la que sale triunfante, a pesar del desafortunado modelito que le ha tocado en suerte, ir vestida de dama de honor mezclada con muchachita de la Resistencia Francesa, entre las trincheras de la Guerra Civil y defender tan soberbiamente su comprometida parte tiene muchísimo mérito. Puértolas da una continua lección de canto, de cristalino timbre, perfectos agudos y muy buena emisión. Sin duda una de las sorpresas para bien de la velada. Actoralmente está deliciosa, dando vida a una pizpireta Micaela alejada del cursi estereotipo al que estamos acostumbrados. Eso si un poco mas de realismo en el vestuario, la hubiese ayudado mas, a su por otra parte estupenda creación actoral.

Muy insuficiente el Don José de, valga la redundancia, José Ferrero, con serios problemas en la línea de canto, continuo descontrol de la voz, y que encima nos obsequió un final de su aria principal en falsete, algo que me pareció totalmente inaceptable para un teatro de la categoría de La Zarzuela. Se le ve incómodo y muy perdido, buscando y perdiendo el instrumento continuamente, y muy aburrido en líneas generales. Absolutamente imposible en la parte actoral, con mucha inseguridad y muy verde en los parlamentos, ni está se le espera, lamento mucho la dureza, pero debo reflejar lo que vi. Los tiempos de cantantes que salen a escena y solo cantan, pasaron a la historia, y la parte actoral no está nada cuidada.

María José Montiel sirvió una mas que correcta Carmen, que modula a la perfección, gracias a su prodigioso instrumento, y aun mas prodigiosa técnica. Su carnoso color, sus imponentes filados y templadísimos agudos sobre todo en el soberbio Concertante del Segundo Acto, son de impresión. Su lectura musical de Carmen es personalísima, muy sensible y muy cuidada, que quedó un poco deslucida por los problemas que como mas arriba relato tiene el compañero que le ha tocado en suerte. Actoralmente está un poco envarada, intuyo yo por problemas de dirección, ya que el descafeinado enfoque del personaje lastra su por otra parte soberbia interpretación musical.




Coro estupendo, como es habitual en el Teatro de La Zarzuela, que a pesar de la nula dirección escénica, y falta total de sensualidad en la celebérrima Fumée, defienden mas que bien, luchando contra los elementos como leones. Sirvieron momentos de conjunto de gran espectacularidad, y una muy cuidada ejecución, en una obra especialmente difícil para el coro como es Carmen.
Mención aparte merecen los Pequeños Cantores de la JORCAM, que estuvieron francamente espectaculares, empastadísimos y afinadísimos, y muy pero que muy disciplinados.

La dirección musical corrió a cargo de la taiwanesa Yi-Chen Lin, que sirvió una cuidada lectura, midiendo muy bien a los cantantes y los volúmenes sobre todo de la cuerda. Lin ofreció una Obertura espectacular, y una deliciosa ejecución de la Jota que prologa al ultimo acto, por cierto, uno de mis momentos musicales favoritos de Carmen, pieza inspiradísima y que Yi- Chen Lin exprimió al máximo, dándole el gracejo y la intensidad justa. Sonido muy compacto, ampuloso, que si bien de lectura no excesivamente ortodoxa, si fue mas que interesante.




Vayamos ahora con la propuesta escénica:
No hay por donde cogerla, así sin anestesia. Ana Zamora nos la ha colado a base de bien a los aficionando, presentando una Carmen falta de vida, totalmente descafeinada, que subraya innecesariamente lo que la obra ofrece, y que de forma gratuita busca la provocación donde no la hay.
Vender Carmen como una alegoría sobre el maltrato femenino amén de redundante es innecesario, si además todo esto se adereza con varias frases misóginas que no tienen nada que ver con lo que acontece en escena, y si ya para rematar, santificamos a Carmen después de su muerte, estamos poniendo en tela de juicio la capacidad crítica del espectador y burlándonos de su inteligencia.
Zamora con su lectura desluce totalmente la esencia de la ópera, convierte Carmen en un ejercicio de pedantería supino, se propone explicarnos al espectador lo que es Carmen, ya que parece ser que no somos capaces de entender que Carmen muere por vivir su vida y disfrutar de su libertad.
Especialmente desatinados fueron el Segundo y Cuarto Acto, el primero por su insulsa presentación en su Primer Cuadro, completamente alejado de lo que Carmen es, y esa taberna representa, amén de la eterna y carente de cualquier sensualidad escena de Don José y Carmen, que Zamora convierte en un ladrillo de difícil digestión. Peor todavía si cabe fue la bochornosa puesta en escena del Ultimo Acto, plagado de horteras y chonis de los Años 70, aderezada con una Quadrille que no pasó de charlotada, rozando la chabacanería y demostrando lo poco que se ha tomado en serio la magna obra de Bizet, una cosa es la fina ironía y otra lo que ayer presenciamos y que un airado espectador a voz en cuello desde el paraíso tildó de vergonzoso, sinceramente no me extraña en lo mas mínimo. Zamora ha patinado mucho, creo que no hay discusión.
La obra se sirve de un manido efecto de avance en el tiempo, empezando la función en la época en la que se desarrolla originalmente la ópera, para finalizarla en los Años 70,  pasando entre medias por la Guerra Civil, la propuesta tampoco funciona en este aspecto por varios motivos, el primero el desafortunadísimo vestuario, donde prima la uniformidad y el ir a la contra de todos los personajes. Todo el elenco y conjunto van vestidos igual durante la función y lo único que diferencia a los franceses de los españoles son pequeños detalles, distintos dependiendo de la época en la que transcurre cada acción, un desatino profundamente tristón visualmente que deja excesivamente plana la propuesta plasticamente hablando.

Sosísima escenografía, que tanto podría estar como no, con ciertas reminiscencias de teatro griego, pero que se queda en un pan sin sal, y que parece mas bien una especie de foro romano, venido a menos, donde el coro sentado en unas gradas laterales se dedica a cantar los unos enfrente a los otros los distintos números de la función.
Muy poco inspiradas luces, escesivamente planas, muy frías y nada atmosféricas, que me dejaron completamente indiferente.

También me gustaría resaltar los inaceptables parones entre acto y acto, totalmente injustificados cuando de mover un carra y poco mas se trata, por si fuera poco lo anteriormente escrito, estos parones, lastran todavía mas esta fallida producción.




En resumen una propuesta estimable en lo musical, nefasta en lo escénico, y absolutamente prescindible por lo que propone y como lo propone. Si Ana Zamora pretendía " renovar" el género, le ha quedado un pastiche, monolítico, acartonado, falto de ritmo y con poco fuelle, que no satisface a nadie, o a muy pocos. Una pobre puesta en escena, extraña lectura y descafeinada versión, que me deja muy serias dudas, sobre el criterio que rige en estos momentos nuestro Teatro Lírico Nacional. Esta Carmen ni es ópera ni es zarzuela, ni se aproxima a lo que la lírica debe ofrecer, como catártico y sublimación poética de la realidad. Así no, señores!! así no!!!



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miércoles, 15 de octubre de 2014

Excítame, Antes y Después De La Soga

La Soga es una de mis pelis favoritas de Hitchcock, el orondo inglés ofreció una soberbia producción de complicadísima ejecución técnica, aderezada con un sugerente guión lleno de ambigüedades sexuales, nada obvias, pero si muy latentes, y un tratado sobre la naturaleza humana la mar de interesante. Hitch se inspiró en las andanzas de dos amantes masculinos, que por los Años 20, sorprendieron y horrorizaron a medio Estados Unidos al cometer el denominado " El Crimen Del Siglo ". Leopold y Loeb, asesinaron a un adolescente simplemente por el mero hecho de demostrar que gracias a su superioridad intelectual y una perversa interpretación de la Teoría del Superhombre de Nietzsche, sería capaces de salir impunes sin que nadie fuese capaz de descubrir su crimen. El film de Hitchcock, se resume a contar lo que ocurre desde que cometen el asesinato hasta que los pillan en un inteligente juego de intriga pero que nada tiene que ver con la realidad de tan sórdido asunto. Siempre me pregunté que sería de esos personajes, como se desarrollaba tan enfermiza relación y que les llevó a cometer tan terrible acto. Cuando me enteré que precisamente eso era lo que contaba el musical Excítame, me picó la curiosidad, y arropado por las estupendas críticas que dicho espectáculo arrastraba, me propuse verlo antes de que saliera de cartel, así que el pasado sábado me acerqué al Fernán Gómez para disfrutar de una propuesta diferente, arriesgada y que prometía mucho. La experiencia, no fue del todo satisfactoria como iré narrando, ya que esta producción es un claro ejemplo de como un elenco no muy adecuado, puede echar a perder un fantástico espectáculo.



Excítame ( Thrill Me, en su título original ) es un musical independiente estrenado en el Off Broadway, y de fulminante éxito, que lo ha llevado a múltiples escenarios en todo el mundo. La obra es magnífica, sin lugar a dudas, con un sobresaliente texto, una música muy interesante y una propuesta escénica muy cuidada. Excítame es una obra de gran calado psicológico, en la que se cuenta la tortuosa relación entre Leopold y Loeb, los peculiares heróes de esta trágica historia, desde un prisma muy humano, muy duro y sobre todo muy real, todo ello aderezado con una música electrizante con muchos ecos de Sondheim y el Kurt Weill mas comercial. Sin duda estamos ante una propuesta de altura, que se sirve de la música como un elemento dramático mas, que está perfectamente unida al texto y que huye del concepto " show" que es mas habitual en las comedias musicales de gran circuito. Todo lo que aquí cuento hacen a esta producción tremendamente atractiva y un ejercicio encomiable de dar seriedad a un género injustamente vapuleado, por lo habitualmente frívolo de sus planteamientos, algo que para ser sinceros a mi me fastidia bastante, ya que el musical me parece el género mas difícil y su aparente liviandad no tiene que ser señal de poca calidad. Todo género es respetable y disfrutable , siempre y cuando se lleve a cabo con calidad y criterio.




Voy con el elenco que me disperso, je, je, je.

La obra solo tiene dos personajes, Leopold interpretado por Alejandro de Los Santos, y Loeb interpretado por David Tortosa. Ambos personajes poseen gran dificultad de ejecución, uno por su manipuladora maldad y el otro por su aparentemente pusilánime naturaleza, que hace que se introduzca en una espiral de crimen por amor, y sobre todo por una irrefrenable pasión sexual.

Una obra sustentada por dos actores debe cuidar mucho la elección de los mismos, y si bien De Los Santos está mas que correcto, su interpretación se ve un poco empalidecida por la plana ejecución que ofrece Tortosa. 

De Los Santos va de menos a mas, según avanza la función y si bien comenzó ciertamente frío y ligeramente desafinado, se fue entonando a medida que su papel iba cogiendo fuste y caminando su difícil y tortuoso recorrido. De Los Santos ofrece una interiorizada interpretación, muy creíble, poco amanerada y con momentos realmente superlativos en el último cuarto de la función, que es el mas comprometido actoralmente para los dos personajes. Vocalmente, a pesar de su desafortunado comienzo fue tomando peso, dando unos agudos mas que interesantes y aportando bastante intensidad dramática a la mayoría de sus números. Cantar con sentido es crucial en el musical, Alejandro De Los Santos, lo sabe y utiliza muy bien su instrumento para remarcar estados de ánimo, en algún momento bastante extremados, y que el ofrece sin ningún problema a pesar de la dificultad de la partitura, sobre todo en cuanto a la tonalidad se refiere. Esforzado e interesante trabajo el de Alejandro de los Santos que no debe pasar desapercibido.

David Tortosa, es harina de otro costal. Le ha tocado en lid un complicadísimo personaje, perverso en su esencia, manipulador, que debe rezumar encanto para comprender el tremendo enamoramiento por parte Leopold, y que es capaz de llevarle hasta el desastre sin pestañear. Tortosa se queda cortísimo, ofreciendo una planísima lectura que no llega al espectador, por varios motivos, el primero la falta de verdad, la poca intensidad que ofreció y la deslavazada propuesta, de la que está saliendo continuamente. Tortosa pierde el papel, lo recupera y lo vuelve a perder durante toda la función, dando a veces la sensanción de estar mas preocupado de escucharse a si mismo que a su compañero. Vocalmente está correcto y posee una bonita voz, aunque le falta centro, y por desgracia le ha tocado el papel que mas cuerpo necesita en la zona media, a pesar de ello a nivel vocal cumplió mucho mas que a nivel actoral. Quedando su interpretación coja, por este motivo. Creo que es un problema de código de trabajo, Tortosa realiza una interpretación mas en clave de comedia musical, cuando el calado de su personaje requiere un estudio mas profundo y un mayor control de los tiempos en escena, para que la cosa funcione.

Mención aparte merece el pianista que acompaña a los cantantes Aitor Arozamena, absolutamente maravilloso, con un gusto musical impoluto y un cuidado estudio de la difícil partitura. Un diez para Arozamena, que ofreció mucha calidad en todas sus intervenciones.



La dirección actoral por parte de José Luis Sixto es francamente irregular, falta de ritmo sobre todo en la primera parte de la función resultando bastante premiosa en su desarrollo. Entiendo que debería haber potenciado mas la relación de los dos personajes, ya que esta queda bastante descafeinada y desdibujada, estamos hablando de una pasión huracanada, perversa en su esencia, pero enorme en sus posibilidades dramáticas. El vínculo lo da el texto, pero también la interactuación entre los dos personajes, y eso tristemente he de decir que no se ve. Casi no existe química entre De Los Santos y Tortosa, cuando literalmente estamos ante una relación basada en la pasión sexual, el chantaje emocional y la manipulación del prójimo por meros motivos amorosos. Sixto debería cargar mas las tintas en este asunto y darle vida al personaje de Tortosa que lastra profundamente la función.




Escenicamente la producción es un portento. Elegantísima, de prodigiosas luces, muy efectista visualmente y una continuo hallazgo de imaginación, si bien la obra es de pequeño formato, estamos ante un espectáculo perfectamente servido, con gran dignidad y mucho empaque visual, que ofrece momentos de gran altura tanto estética como atmosférica. La producción como tal no tiene ni un pero, y la sala pequeña del Fernán Gómez, es un espacio perfecto para un espectáculo de estas características.



En resumen, una producción muy interesante, por su estupendo material de base, su inspirada partitura y la mas que jugosa historia que cuenta, pero que no acaba de ser redonda por los problemas que arriba relato. Sin duda se debe ver, para luego opinar y sobre todo descubrir esta estupenda función poco conocida en nuestro país, y que aventuro yo, que pasará en breve a ser un clásico de los musicales de vanguardia.



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viernes, 10 de octubre de 2014

50 Sombras El Musical, Que Polvo Tiene El Camino, Que Polvo La Carretera...

Reconozco que el fenómeno 50 Sombras de Grey, ni tan siquiera me rozó, mas bien todo lo contrario, fui bastante crítico con esta trilogía porque me parece que se trata de un ejercicio de calentamiento ficticio, bastante superficial, y con un transfondo que de transgresor no tiene nada. Si de literatura erótica hablamos, hay muchos ejemplos mucho mas edificantes, y en mi humilde entender, mucho mas mórbidos y menos obvios que las andanzas erótico-festivas-sado-maso-porno-rosa, de Anastasia y Grey. Intenté leer el primer libro y a la cuarta página os prometo que una pereza inmensa me inundó, y hasta hoy el libro se quedó en la parte mas oscura de mi tablet para mejor ocasión, que intuyo yo, nunca va a llegar. Como mi prima y mi hermana, son fans irredentas de tan lúbrica saga como esta, os puedo decir que me conozco toda la historia, que aunque está narrada en tres volúmenes, es muy fácil de sintetizar. Sosa y virgen de turno, conoce a multimillonario cañón y se enamora( que le regale un coche y le de una vueltecita en helicóptero ayuda). Al macizo le va el rollo sado que te pasas, y ella en un acto de amor supino, se entrega a los mas variopintos juegos amorosos, para que después de mil páginas, a grosso modo, todo se resuelva de la forma mas convencional y parecida a una novela de mi paisana Corín Tellado que os podáis imaginar.


Me surgió la oportunidad de asistir al musical-parodia sobre estos libros y reconozco que me llamó bastante la atención, basicamente porque se trata de reírse de algo que yo no he sido capaz de tomarme en serio en ningún momento. Así que para que os voy a engañar, que se hiciera sangre de Grey y su látigo, me hacía mucha gracia, incluso antes de ver la producción. He de reconocer que me lo pasé pipa, y el espectáculo ha estado muy por encima de lo que me esperaba. Sin saber muy bien lo que me iba a encontrar y completamente virgen ( como Anastasia, la protagonista ) sobre la producción, me acerqué al Nuevo Apolo, para ver si me lo pasaba bien, y si la propuesta era tan audaz como el título original parece ser. Con pastillas de bromuro en el bolso por si las moscas, la mente abierta, y la líbido retozona, me senté en mi butaquita de platea y empezó el espectáculo.



50 Sombras, es un clarísimo exponente de musical del Off Broadway, formato medio, con espíritu transgresor, y alejado de ciertos convencionalismos que el gran circuito lleva de serie, salvo algunas honrosas excepciones.Por tanto estamos ante una producción independiente, de descarado humor, apuesta hacia un público adulto, desprejuiciadísima, y lo que es mas importante muy fresca y terriblemente divertida.
50 Sombras, es un divertimento sin complicaciones, para adultos con mente abierta, pero como iré narrando no solo es eso, la obra tiene grandes dificultades artísticas, y está perfectamente llevada a cabo.


Voy con el elenco:
Eva Manjón es una estupenda bailarina, que aporta gran sensualidad y mucha presencia en todas sus intervenciones. Perfecta en las coreografías, se complementa a la perfección con su compañero Sergio Arce, de estupenda forma física,  muy descarado en sus intervenciones con el público, y que ofreció una soberbia interpretación como Elliot, el hermano " listo " de Grey. Arce es un interesante artista que poco a poco se va haciendo un hueco en el mundo de los musicales con gran justicia.

Maria José Santos, Celia Vergara y Maria Blanco, dan vida a tres marujillas, que crean un club de lectura, para animar un poco su triste existencia, se ponen con las 50 Sombras y la vida les cambia, je je je je. Las tres están estupendas, siendo María Blanco la que por extensión de papel se luce mas. Vocalmente Blanco es un portento y como actriz muy graciosa. Este peculiar terceto, tiene enorme brillo vocal durante toda la función, son el nexo de unión entre escena y escena, y como si de un coro griego con su Tespis particular que es María Blanco se tratara, nos van explicando por donde van los tiros. Este peculiar trío, se bate el cobre a base de bien durante toda la función, están impolutas vocalmente, y ofrecen momentos estupendos, gran comicidad, presencia escénica, y muchísima diversión sobre el escenario. Estamos ante un trabajo muy cuidado y de una enjundia musical mas que notable. Sin duda estas tres enormes artistas son uno de los puntales de la función, y así fue agradecido por el público.

Ángel Padilla, da vida a José un lúbrico fotógrafo enamorado de Anastasia, a su peculiar manera, para que engañarnos. Reconozco que Padilla me puede. Desde que le vi en Avenue Q, y vislumbré su capacidad de trabajo, no puedo ser objetivo con el. Padilla es un animal escénico, de arrolladora fuerza y muy completa formación, que no defrauda. Sus intervenciones están muy bien resueltas, gracias a su vena cómica, quizás un tanto extremada, pero eso si, personalísima y genial en su esencia. Este José, es profundamente ruin, muy creíble, querible y odiable a partes iguales, y en definitiva un ejemplo en cuanto a la composición de personajes se refiere. Padilla llega, y eso es algo que se tiene o no se tiene, no hay otra, y el brillo que desprende en escena es muy notorio.

Teresa Abarca, como Anna, la enamorada de Grey. Abarca ha sido una enorme sorpresa. Nunca la había visto trabajar, y reconozco que hay muy buena base. Su caso es el típico de voz de musical perfecta, pero sin ser ñoña, atractiva en el agudo e interesante en la zona media, con sonido muy redondo y mucho brillo. Me fascinó en la parte vocal y me pareció deliciosa en lo actoral, esta Anna un tanto pava, derrocha comicidad y solapada mala leche, en un perfecto equilibrio entre sobriedad y naturalidad, que funciona a la perfección. No desvelaré detalles, pero su primer tema, de inspiradísima letra, ha sido uno de los mejores momentos cómicos que he disfrutado ultimamente. Un diez para Abarca, que dadas sus aptitudes, sería una espléndida Miss Saigón, si  algún empresario patrio se atreve con tan excelsa obra.

Finalizo con Miguel Ramiro como Christian Grey. Ramiro ofrece un festival interpretativo, en un personaje muy difícil, que el lleva a su terreno de una forma inteligentísima, creando una composición con atisbos de genialidad en algún momento, mucha locura, control del gesto y un ejercicio de contención absolutamente encomiable. Ramiro sirve una interpretación de mucha enjundia que me maravilló. Hacer reír es muy difícil, hacerlo como lo hace Ramiro lo es mucho mas. Vocalmente está estupendo, con una mas que afinada y muy bonita voz de tenor, que modula perfectamente para enriquecer su personaje, y que funciona muy bien cuando hace las tan dificiles segundas voces. Trabajo de gran calado el de Ramiro, y claro ejemplo de que "menos es mas" es una máxima que en el teatro funciona a la perfección. Eso si cuando se desmelena, la cosa tambien funciona a las mil maravillas je je je.

Jesús Sanz-Sebastián, dirige esta producción, con una línea muy clara en cuanto al código de interpretación y al tipo de humor que busca. Gags muy físicos, composiciones gestuales muy definidas, y dentro de lo obvio del asunto que se trata, Sanz-Sebastián hila muy fino, dotando de mucha ironía a un texto que si no tuviera los matices que tiene desde el punto de vista del director, sería muchísimo menos interesante. Gratísima sorpresa la que nos sirvió Jasús Sanz-Sebastián con un mimado trabajo, muy meticuloso, limpio y en lineas generales estupendo.



El espectáculo, siendo de medio formato, es mas que correcto, está cuidadísimo en su acabado formal, tienes unas estupendas luces y nos deja muy patente que no necesita nada mas que lo que tiene. Un cuidado elenco, un bonito envoltorio y muchos e interesantes juegos escénicos, que sorprenden al espectador y en algún momento ruboriza por su audacia. Estamos sin duda ante un ejemplo de como sin grandes alardes técnicos, se pueden hacer las cosas de forma verdaderamente eficaz, y con un resultado realmente impoluto.


En resumen, un propuesta altamente recomendable, verderona que nunca viene mal, con mucha retranca, un toque de ironía, y mucha crítica hacia el material original. que como bien dicen en la función... si esto fuera un libro sería una porquería. Si os apetece pasároslo bien, ver un sano ejercicio de cómico erotismo, y disfrutar de un, en definitiva, inteligente y cuidado entretenimiento para adultos, este es vuestro espectáculo. Eso si, ir con la mente abierta no se me vaya a escandalizar nadie, ja, ja, ja.

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sábado, 4 de octubre de 2014

Priscilla Reina Del Desierto, La Vida En Glorioso ( Y Glamouroso ) Technicolor

Tenía unas ganas tremendas de ver Priscilla Reina Del Desierto. La película, icónica y muy mitificada en mi generación, me parece una obra maestra, y el musical me resultaba la mar de atractivo por varias premisas. Su estética, su música y la fama que precedía esta producción en sus diversas representaciones alrededor del mundo, me parecían suficiente garantía como para saber que se trataba de una apuesta de calidad, tanto artística como en cuanto a montaje se refería. El jueves asistí al estreno ( no oficial ) y por tanto mas de verdad, de este estupendo espectáculo. Y he de reconocer que salí encantado. La energía tan buena que se respira, el buen rollo que transmite la función y el subidón de adrenalina que me inyectó, hicieron que pasase una maravillosa velada, cargada de glamour, lentejuelas, pestañas, plataformones, y lo que es mas importante, teatro y espectáculo con mayúsculas. Estamos sin duda ante la producción de la temporada en cuanto a gran circuito se refiere, y a un clarísimo ejemplo de la madurez que el género musical va adquiriendo en nuestro pais. Si queréis pasarlo bien, reíros a mandíbula batiente, y disfrutar de un espectáculo de relumbrón, esta sin duda es vuestra función.
Muy emocionado ante lo que me esperaba, me acerqué al Nuevo Teatro Alcalá, esperando pasármelo en grande, y vaya si lo conseguí!! la cosa como iré narrando estuvo muy por encima de lo esperado, sin duda salí del teatro  pensando aquello de  que bello es vivir, porque esta Priscilla, es un maravilloso chute de amor a la vida, las cosas que esta nos ofrece, y en definitiva de todo aquello que nos permite disfrutar.




                        
Priscilla, es un musical un tanto atípico. Me explico, su humor no tiene nada de almibarado, la historia, no tiene esa pátina de cursilería que muchos musicales adolecen, la obra no es precisamente politicamente correcta, y algo que me hace esta función muy interesante. Entroca directamente con un género casi extinto, y tan vapuleado como es la revista. Esta Priscilla bebe claramente de sus fuentes, con números musicales que en su mayoría funcionan como cuadros independientes de la acción dramática, y que utiliza muy astutamente el señuelo de " no se vayan todavía que aún hay mas " cada cuadro supera al anterior, sorprendiendo continuamente al espectador en un alarde de imaginación apabullante. Es decir, como si de una especie de Ziegfield Follies, rabiosamente moderno, descarada y necesariamente queer, se tratara, se sumerge al espectador en un mundo de fantasía visual y artística perfectamente hilada y remozada con un envoltorio fastuoso. Esta Priscilla nos lleva a un soberbio ejercicio de nostalgia, un tanto camp, que resulta absolutamente delicioso para el espectador. ¿ Estamos ante la revista del S. XXI ? puede ser que si.

                     

Vayamos con el elenco, muy homogéneo, y muy pero que muy bien elegido.

Pedro Martell, solo tiene un número, haciendo de Bernadette cuando era joven. A Martell le ha tocado en suerte el momento mas clásico y arrevistado de la función, realizando una estilizada y cuidadísima creación de lo que eran las drags antiguamente. Está superior, elegantísimo y realizando una ejecución perfecta del play back, algo que se me antoja harto dificil. Estamos ante un artista de los pies a la cabeza, una auténtica vedette, que mueve el traje soberbiamente y engrandece el gesto en cada movimiento, de forma fastuosa como la cosa requiere.

Cristina Rueda da vida a Shirley, una peculiar dueña de un garito de mala muerte, homófoba, aunque intuyo yo que tiene mucho que callar en este asunto, desastrada y muy pero que muy graciosa. Está estupenda en su papel sacando mucho jugo a una interpretación muy bien enfocada en lo corporal, y perfecta en lo vocal. Su intervención es divertidisima, y el público se queda con ella desde que sale a escena. Cuando aparece, uno piensa... un momento que aquí va a pasar algo, je je je, y vaya si pasa !!!

Noemí Gallego, da vida a Cinthya, la curiosa oriental, de alucinantes facultades en las que se mezclan su vagina y pelotas de ping pong en un alarde de particular virtuosisimo genital. Gallego ofrece descaro y comicidad a partes iguales en otra de las pinceladitas que plagan este divertido espectáculo. Su primera escena es un festival que no deja indiferente a nadie, por su desprejuiciada creación que en otra actriz pasaría muy desapercibida. Vocalmente está correctísima, impagable en su número, siendo una mezcla de Kimera y una estrella de culebrones oriental totalmente desaforada, que hizo que me riera como un loco.

Patricia Del Olmo, Rosanna Carraro y Aminata Sow, dan vida a las Tres Divas, algo así como el álter ego musical de los tres protagonistas de la obra. Aquí amiguitos hay mucha calidad. Estamos ante tres cantantes como la copa de un pino, de impresionante presencia escénica y que ofrecieron algunos de los mejores momentos de la velada. Se nota que se ha apostado fuerte por estos tres personajes, con gran criterio, ya que su buen hacer es crucial para el buen desarrollo del espectáculo. Estamos ante un claro ejemplo de todo lo que yo admiro en un artista. Sus apariciones quitan el hipo, tanto por lo que las envuelve, como por el altísimo nivel de lo que ofrecen. Tres voces perfectamente conjuntadas, tres actrices que crean un único personaje y un desenfadado coro griego que ilustra de forma magistral lo que está ocurriendo en escena. Absolutamente maravillosas sin concesiones.

David Venancio Muro, da vida a Bob. Muro es un todoterreno, que abarca cualquier género sin el mas mínimo problema, y aquí lo demuestra creando un sensible personaje, que derrocha bonhomía y que resulta muy entrañable para el espectador. Su trabajo resulta extremadamente creíble, humano, cercano y muy de verdad, eso que tanto me gusta en el teatro, y que tan pocas veces se encuentra. Bob está en todos lados, todos conocemos a un Bob, hombre íntegro, de profundos sentimientos y que no se preocupa ni por el que dirán ni por los derroteros que va tomando la vida, por muy insospechados que estos sean. Me quedé prendado de este Bob y del Trabajo de David V. Muro, que es con gran justicia un figurón de nuestro panorama teatral.

Christian Escuredo, crea una esforzada Felicia, muy bien apoyado en lo corporal, con gran plasticidad de movimientos, y estupenda forma física que aprovecha al máximo en sus coreografías. Escuredo cumple con creces, aunque está un poquito plano en la parte actoral, sobre todo en la segunda parte, donde su vínculo con Bernadette, no esta todavía pulido del todo, nada grave que estoy convencido que con el rodaje del espectáculo se solventará sin problemas. Escuredo está muy gracioso, tiene momentos muy brillantes, y resulta muy magnético en escena. Su papel es un bombón que Escuredo aprovecha sin ninguna duda, haciendo que el espectador se encariñe con el, practicamente desde el primer momento que sale a escena.

Jaime Zatarain da vida a Tick. Zatarain está estupendo en un papel, bastante comprometido tanto musical, como actoralmente. Lo encontré muy elegante, con ciertos ecos de John Barrowman, al que se parece asombrosamente en escena, sobrio, natural y con gran presencia escénica, tiene varios números en los que brilla enormemente, y ofreció una interpretación al mas puro estilo Broadway. Zatarain tiene una formación aparentemente muy de musicales, algo que se nota en su forma de hacer, y que le ayuda a tener muy pillado el pulso a la función y a sus momentos. Estamos ante un artista muy completo, que conoce el género a la perfección, y que cualquier aficionado lo percibe en cuanto abre la boca. Un diez para Zatarain sin ninguna duda.

Y para finalizar, Mariano Peña como Bernadette. Inconmensurable, Peña sirvió una interpretación de gran altura de un personaje de grandes dificultades, que en otro actor sería una mera caricatura. Dar vida a un transexual de forma creíble es dificilísimo, nada chirría en la creación de este soberbio actor, que logra que literalmente nos ahoguemos con nuestras carcajadas, y que nos enternezca con la grandeza de esta Bernadette, con mas heridas que un torero, que deja patente que ante todo está su dignidad como persona y como mujer, y la lealtad hacia sus amigos. Bernadette sabe mucho de la vida, es excesiva, un tanto neurótica y una explosión de comicidad pasmosa. Sin despreciar a nadie porque todo el elenco es fabuloso, Mariano Peña brilla con luz propia y con gran justicia, por su honestísimo trabajo, que sin lugar a dudas es de premio. Hay un algo inexplicable que algunos artistas tienen, y que sin lugar a dudas Mariano Peña posee, y lo que es mas grande lo  comparte con el público y con sus compañeros, abriéndose en canal, para que todos disfrutemos de su enorme arte.

                       


Encontré fabuloso al conjunto y cuerpo de baile, que dan mucho empaque a esta producción, todos están a un nivel muy alto tanto en la parte vocal como en la coreográfica. El ballet merece una mención aparte, ya que ofrece momentos fastuosos. Un conjunto potente enriquece enormemente un espectáculo, y esta función es un ejemplo clarísimo de un elenco extremadamente cuidado, y elegido con gran criterio.

Angel Llacer, encargado de la dirección artística, se ha lucido, creando una Priscilla tremedamente dinámica, divertídisma, muy matizada en lo actoral, y que se pasa en un suspiro. Sin duda Llacer sabe muy bien lo que tiene entre manos, y saca todo el jugo a un material de base muy sabroso, y que Llacer ha entendido en su esencia a la perfección.

                       


La producción es fantástica, una " stravaganzza " visual que con un alarde creativo pasmoso, hace las delicias del respetable, por su frescura, imponente acabado formal y glamourosa puesta en escena. La obra es un aténtico tour de force para todos los componentes del espectáculo, tanto a nivel artístico como técnico. Función durísima para los artistas y de una complejidad técnica abrumadora. Reconozco que salí fascinado ante la calidad de este musical que merece un gran éxito y que es sin duda el gran estreno de la temporada. Alejada de ciertos acartonamientos que se pueden ver en otros espectáculos de este nivel, Priscilla ofrece un entretenimiento de altura, teatro en estado puro, un enternecedor canto a la tolerancia, la diversidad sexual, y en definitiva una explosión que habla sobre la alegría de vivir, la parte mas lúdica de la vida y lo que es mas importante, un sano, necesario y muy edificante tratado sobre el VIVE Y DEJA VIVIR. Largo reinado a Priscilla!!! la mas reina de las reinonas!!!!!




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jueves, 2 de octubre de 2014

Los Justos, La Justicia Según Los Justicieros y La Evolución De Un Espectáculo

Hace un año mas o menos, tuve la suerte de asistir a un pase previo de Los Justos de Albert Camus, en Parla, salí profundamente impresionado, y a aquel soberbio montaje le dediqué una de las primeras crónicas en este blog. Cincuenta y dos críticas después, por fin y como vaticiné en aquel post, ha llegado a Madrid. Ayer se estrenaba esta soberbia producción en Las Naves Del Matadero, y con muchas ganas me acerqué para volver a disfrutar de una de las  mejores producciones teatrales que he disfrutado en los últimos tiempos. En este post haré una mezcla entre aquella primera crítica y lo que ayer presencié, que aunque ya sabía de que iba la cosa, me dejó absolutamente boquiabierto ante la estupenda evolución que Los Justos ha experimentado, y la enorme calidad de lo que ayer disfruté y que ya vislumbré en su momento. Cuando las cosas funcionan no hay discusión, y estos Justos, son un claro ejemplo de teatro bien hecho, bien pensado y que sin duda arroja mucha luz ante los oscuros tiempos que nuestro panorama teatral está sufriendo, por tantos problemas de sobra conocidos por todos. 
Con buen ánimo me presenté en el Matadero, mucho glamour, actores y directores ( con mucho revoloteo alrededor ) de relumbrón, dispuesto a disfrutar de una estupenda velada teatral, y emociones fuertes, como tan controvertido texto ofrece.

                       

Los Justos, es un texto que leí en mis primeros tiempos de estudiante de interpretación  (si, tengo un pasado, je, je, je, ¿acaso lo dudabais?),me impresionó mucho en su momento,pero el impacto con el paso del tiempo se fue diluyendo,la inteligentísima adaptación que vimos, no chirría en lo mas mínimo,si los protagonistas originales eran revolucionarios antizaristas,los de hoy son etarras,un paralelismo mas que acertado,en un momento muy propicio para plantear este asunto. El conflicto empieza en el momento en el que un terrorista iba a detonar una bomba en un coche, cuando pasa el vehículo ve que hay dos niños dentro y aborta la operación. La obra es dura,dura por muchos motivos,el primero,el shock que produce en el espectador ver que los terroristas tienen dilemas morales como todo hijo de vecino. El segundo, que aunque uno nunca estará de acuerdo con ellos,entiende sus motivaciones. Y el tercero, que los grandes conceptos de la humanidad como son la justicia y la paz, tienen múltiples lecturas, a cada cual mas perversa,pero que pueden ser perfectamente argumentada, con la mas sibilina de las manipulaciones del lenguaje. No nos engañemos. La obra no es pro-etarra ni mucho menos,pero si humaniza unos personajes que uno nunca se plantea como seres humanos, algo que engrandece el texto, no existen los malos absolutos ni los buenos buenísimos, cada uno tiene sus luces y sus sombras.



                      


Vayamos con elenco, soberbio sin concesiones.

Ramón Ibarra, da vida a un teniente de policía, que de torturar sabe mucho, no necesita la violencia, para amedrentar, y su calma de mucho miedo. Ibarra dota de mucha ironía, a un personaje que si bien es breve resulta imprescindible para el desarrollo de la trama. Ibarra ofrece gran solvencia, aplomo y mucha presencia a un personaje que en otro actor pasaría mucho mas desapercibido. Profesionalidad y peso escénico en una sobria interpretación que no da puntada sin hilo en cuanto a matices se refiere

Rafael Ortiz, como uno de los terroristas mas jóvenes y uno de los mas sensibles. Ortiz da muy bien el papel fisicamente, y aporta una continua sensación de estar al borde del precipicio, mostrando sin problemas los conflictos por los que atraviesa y la necesidad de darse un respiro ante la barbarie en la que el solito se ha metido, si bien es cierto que está un poco bajo de tono, cumple sin problemas, y su escena como presidiario, es una de las mejores de la función, donde casi como una onírica aparición hace de voz de lo que esta pensando Alex Gadea, dentro de su celda.

Pablo Rivero Madriñán, sirvió un entero jefe del comando, con algunos problemas para mantener su autoridad, y una arrolladora personalidad, de auténtico líder, comprensivo con los suyos y con la psicología de cada uno. Rivero Madriñán, aporta gran aplomo, una estupenda voz y una sobria e interiorizada composición que, como es la tónica de la función, rezuma verdad por todos los poros de su piel. Un diez para Rivero Madriñán que da mucho empaque a un personaje de grandes dificultades y que el aborda sin problemas.

Lola Baldrich, incomensurable como Maite, la única mujer del comando terrorista. Baldrich afronta este personaje desde varios ángulos, y en todos acierta, sabe ser dura cuando lo requiere y tremendamente humana cuando su personaje deja entrever que tiene su corazoncito. Dota de gran inteligencia a esta mujer crítica con aquellos que sigue, y muy valiente en sus planteamientos.
También hace de viuda de la víctima de estos terroristas, vestida de blanco inmaculado, y que perdona al asesino de su marido, siendo para el terrorista lo peor que le podían hacer. Ese momento me impactó muchísimo. Que el hecho de que alguien te perdone, sea tan terrible y haga que todo lo que te rodea se derrumbe, es algo que nunca me había planteado, pero ciertamente cuando uno quiere sembrar odio, si no lo consigue, lo que ha hecho no sirve para nada. La tremebunda escena Baldrich-Gadea hizo que se me saltaran las lágrimas. Volviendo otra vez a la verdad en estado puro, que esta función desprende desde el minuto uno.

Alex Gadea, da vida a un idealista joven, poeta de gran sensibilidad y el nexo de unión para que el drama se desarrolle. Gadea ofrece momentos de gran altura en lo dramático y su personaje tiene un gran recorrido que Gadea exprime al máximo. Todo el cuadro de la carcel es absolutamente sobrecogedor, y su primera escena con José Luis Patiño, un auténtico ring escénico, donde se lanza bofetadas dialécticas de la forma mas despiadada, en un ejercicio de intensidad estratosférico. Gadea ha sido uno de los que mas ha crecido en el proceso desde aquel pase previo que presencié el año pasado. Trabajo de altura, muy pensado, interiorizado y perfectamente llevado a cabo.


Para finalizar José Luís Patiño, como el mas veterano, de los terroristas, una leyenda entre los suyos que ha sido torturado y que es el mas beligerante de todos los que en este comando se encuentra. Decir que Patiño es un gran actor es casi una redundancia, su trayectoria es lo suficientemente reconocida. Pero he de plantear, que su composición me dejó literalmente pasmado, impresionante es poco. Patiño dota de gran dureza a un tremendo personaje, capaz de decir las mayores salvajadas, pero sin dejar a un lado la humanidad que hasta el mas salvaje entre los salvajes en algún momento tiene. Su soliloquio en corbata, desnudo de cualquier artificio, primero en vasco y luego en español, pone los pelos de punta, emociona al mas pintado, y es uno de los mejores momentos que he vivido en los últimos tiempos sobre un escenario. Sobrio, contenido, y muy temible, Patiño crea un personaje tan de verdad que apabulla. Gran estudio del texto, con una claridad meridiana en sus exposiciones, y una clarísima línea que hacen que su interpretación sea realmente de campanillas.





                        

El montaje escénico es fascinante.Todos los personajes se pasan  la función atados a la tierra con unas enormes sogas, en el pecado llevan la penitencia amiguitos, aquello que tanto aman, aquello por lo que matan y mueren es su carcelero mas implacable, sin duda un gran acierto el concepto, tanto del espectáculo como de la escenografía. Las relaciones y los personajes están perfectamente definidos. El espectáculo se sirvió de unas maravillosas luces y un aprovechamiento deslumbrante de una sala tan especial como es el Matadero, que dota de grandes atmósferas las diferentes escenas, siendo especialmente impactante el bloque que se desarrolla en la carcel, conseguidísimo en toda su grandiosidad, siendo en algunos momentos un espectáculo de una exquisitez operística.

Javier Hernández-Simón, dirige con puño de hierro a un reparto en estado de gracia, sabe lo que quiere y como lo quiere, y el resultado es redondo, perfectamente hilvanado, con una línea estética e interpretativa clarísima y que funciona sin el mas mínimo problema. Desde el minuto uno el espectador se ve completamente absorbido por la trama de la que está siendo testigo. Hernández-Simón ha pulido, enriquecido y dado el remate a un espectáculo que ya apuntaba maneras en su primer pase con público. Un diez sin duda para un director que dará mucho que hablar. No me cabe la menor duda.




En resumen una propuesta no solo altamente recomendable, sino imprescindible, donde se nos plantean unas dudas mas grandes que la propia existencia del ser humano, y que todo amante de las artes escénicas no puede dejar pasar. Estoy absolutamente convencido de que no va a dejar a nadie indiferente. Teatro valiente, honesto y realizado con un amor inconmensurable a la profesión.

* Fotos cedidas por 611teatro