miércoles, 26 de marzo de 2014

Lo Que Pudo Ser.... Pero No Fue

Me gustan los Monty Python, La Vida De Brian es una de mis películas de cabecera, y su ácido, cruel e irreverente humor me parece un revulsivo la mar de sano, y necesario. Como crítica hacia nuestra sociedad funciona, y como inteligente divertimento también tiene su interés. Me surgió la oportunidad de asistir al exitoso montaje de Los Mejores Sketches De Monty Python, y no me lo pensé dos veces. Me apetecía pasar un buen rato y la fama de la producción me la hacía muy atractiva, así que ni corto ni perezoso me fui al Teatro Calderón con buen ánimo y mejor humor. La experiencia fue decepcionante, y un tanto contradictoria, ya que no entiendo muy bien que es lo que falla en esta función, con buen material de base y buen material artístico, Yllana suele ser una garantía de buen hacer en sus espectáculos, me parecía que la cosa iba a ir bien, pero esta vez la cosa no cubrió las expectativas, y os prometo que no era por falta de ganas por mi parte. Salir del teatro con sensación de ni frío ni calor es decepcionante, mucho mas cuando se va a ver una comedia, que lo que necesita darnos es precisamente todo lo contrario. A veces estas cosas ocurren con el teatro, cuando pasa la decepción es mayúscula.


El espectáculo adolece de cierta frialdad, que hace que le cueste entrar al espectador, quizás el orden de los sketches no sea el idóneo. Una máxima del teatro es que un inicio y un final brillantes levantan un espectáculo, aquí la cosa empieza floja, y eso hace que el espectador desconecte desde el minuto uno. Todo queda muy desangelado, quizás el Calderón sea un espacio demasiado grande para esta producción, que en sala de pequeño formato estoy seguro de que llega mas. El patio de butacas lleno de mesas tampoco ayuda, el público está disperso en el espacio y disperso en la atención. La función comienza tras una breve introducción, brevísima diría yo, con lucimiento de algún trasero incluido se pasa directamente al primer sketch. Quizás un nexo de unión entre un bloque y otro ayudaría a que el respetable se metiera mas en el asunto, pero diez o doce historias inconexas, no funcionan en conjunto, aunque algunos de forma suelta si, hay tres sketches en particular que están bastante bien perpetrados, el de los ricos presumiendo de lo pobres que eran, el de las bromas explicadas y el de los dos respetables jueces ingleses que se desmelenan sin el menor sonrojo. El resto funciona a ratos con algún que otro golpe de efecto pero poca gracia en general, algo que no soy capaz de comprender ya que los actores son muy buenos y cumplen muy bien en todas las interpretaciones ( muchas y muy variadas) que llevan a cabo.


Vayamos con el elenco, todos cumplen en lo actoral, sobre todo Carles Castillo, de peculiar físico y con dos impagables creaciones femeninas, de abuela aficionada a que le peguen y dependienta de de agencia de viajes, que por decirlo suavemente disfruta mucho dejando completamente satisfechos a sus clientes. El resto del elenco cumple sin demasiados aspavientos. Están todos correctos, especialmente Sandro Cordero, que imprime bastante fuerza a todos sus personajes.  En general todo el elenco  a pesar de estar correcto está falto de fuelle. Carlos Heredia quizás da la nota mas histriónica con momentos buenos pero que en conjunto no acaba de funcionar. Ramón Merlo y Balbino Lacosta tienen menos protagonismo y pasan en general bastante desapercibidos. Encuentro el problema en la dirección de actores carente de toda chispa, Santiago Sánchez, no ha sabido dar ese tono tan peculiar que hace a los Monty únicos,  y crea un espectáculo poco inspirado en lo escénico, con poquito ritmo para ser comedia y con unos gags que no acaban de funcionar. Todo está un poco deslavazado siendo quizás fallo de la dramaturgia, ya que al no haber ninguna unión entre sketch y sketch, el espectador pierde el hilo cada dos por tres. En general una propuesta fallida que no dilucido muy bien porqué, si por la obra o la dirección escénica, ya que los actores estoy seguro que pueden dar muchísimo mas de si, de lo que dan. A pesar de la hora y media que dura a mi se me hizo un poquito largo, y no fuí capaz de entrar en el espectáculo nada mas que a ratos. La paupérrima propuesta escénica tampoco ayuda, ya que una producción tan minimalista debe agarrarse o bien a un texto mas potente o a unas interpretaciones muy carismáticas, para que no se vea excesivamente pobre, el escenario si no se puede llenar con elementos, cosa mas que lícita, se debe llenar con otras cosas. En general queda soso, luces casi inexistentes y sempiternas proyecciones que no aportan nada



En resumen una propuesta prescindible a no ser que sea uno fan irredento de los Monty Python, aunque no estoy muy seguro yo de si incluso a los que conozcan el famoso Flyin Circus, que es en lo que se basa esta obra, serán capaces de no hacer odiosas comparaciones. A mi no me llegó en absoluto y en la sala me dio la sensación de que era algo generalizado

martes, 18 de marzo de 2014

El Crédito Emocional

Jordi Galcerán es un autor interesante, un tanto irregular en sus textos, algo lógico teniendo en cuenta lo prolífico que es, pero que habitualmente no defrauda. Siempre que he visto algún texto suyo, con excepción de Fuga salgo satisfecho, uno siempre tiene la sensación de haber disfrutado de una comedia ingeniosa, de humor inteligente y con cierto mensaje, mas o menos leve pero que habitualmente no se trata de humor sin mas pretensiones que entretener, también siempre nos hace pensar un poquito, el caso mas claro es Burundanga , estupendo texto que de forma muy sana se ríe de cosas que habitualmente no tienen ninguna gracia, y que como  ejercicio de madurez democrática funciona a la perfección. Siempre que estrena algún texto intento verlo, ya que encuentro a Galcerán un autor con gran proyección y que además sabe dar al público lo que exactamente quiere. Este Crédito casi se me escapa, ya que la oferta en Madrid estos días está siendo tan extensa que no es posible ver todo, pero antes de que se fueran de gira decidí que había que disfrutarlo, entre otras cosas, porque se trata de uno de les exitazos de la temporada, y si se quiere estar puesto en esto del mundillo teatral había que verla. Acudimos al Maravillas, con buena y entendida compañía algo que siempre resulta muy estimulante, ya que escuchar otras opiniones, siempre enriquece y aporta visiones distintas de las que uno tiene, seis ojos ven mas que cuatro, y cuando esos seis ojos son de diferentes tipo de espectador, la cosa resulta la mar de enriquecedora. Dispuesto a reírme y sorprenderme el domingo nos dispusimos a ver El Crédito. El resultado fue muy gratificante y cumplió con lo esperado.


La obra es una filigrana, que requiere de dos actores de peso para llevarla a buen fin, un juguete cómico de altura en lo literario, intelegentísimo en su desarrollo, y que juega con el espectador como quiere. Una premisa bastante surrealista o poco creible (que no contaré para no destripar la función) hace que en la primera escena ya estemos dentro de la trama. La historia es simple, un señor un tanto peculiar (Merlo) va a pedir un crédito a un banco, el director de la sucursal (Hipólito) se lo niega y Antonio, que es como se llama el personaje de Luis Merlo, dice que va a tomar medidas, esta premisa aparentemente tan sencilla nos da una lúcida visión de la verdadera naturaleza del ser humano, de lo que realmente importa en la vida, y que hay muchos tipos de créditos, incluso emocionales, y que cuando pedimos uno de estos últimos el grado de desesperación puede ser mayor, que cuando pedimos uno bancario. La obra funciona muy bien, los personajes sobre todo el de Hipólito están desarrollados de una forma asombrosa, y el texto consigue que nos identifiquemos en algún momento con los dos personajes. La gran baza de la función, es el continuo conflicto entre estos dos personajes, sin conflicto no hay teatro, primera lección básica de interpretación, y en esta función hay mucho conflicto, lo que sin duda ayuda a las interpretaciones, tan estupendamente perfiladas como luego contaré. La obra se mueve entre la comedia de sonrisa y la de carcajada pura y dura, aunque el trasfondo sea amargo y muy real. Que nadie espere reivindicaciones contra los bancos ¿o si? je je je, hay varias lecturas, pero no es una obra política, es una obra profundamente humanista, en algunos momentos  parece que estamos siendo testigos  de una terapia psicológica, es decir, busca la esencia del ser o alma humana. Ver reflejadas nuestras bondades y miserias resulta gracioso, mucho mas cuando la contundencia del texto acentúa la parte cómica del carácter humano.


La función solo tiene dos personajes, muy diferentes, pero apoyados el uno en el otro, por una lado Carlos Hipólito que crea un director de banco muy gris, de ordenada vida, con todo hecho y que nada ni nadie puede derrumbar los cimientos de aquello que sensatamente ha conseguido a base de su trabajo, y Antonio, creado por Luis Merlo, de carácter totalmente opuesto, de desordenada vida, desastrada forma de vestir, que está pasando por grandes apuros económicos y con una visión del mundo mucho mas poética o idealista que su antagonista. Son los dos payasos el listo y el tonto, que se complementan a la perfección y que en algunos momentos intercambian roles, ya que el listo no lo es tanto ni el tonto tampoco. Merlo crea un personaje delicioso, de una ingenuidad muy divertida, que cae simpático hasta cuando saca las uñas. Merlo es un actor que tiene un registro muy definido y que el aprovecha al máximo en este papel que le va como anillo al dedo, habla como suele ser habitual en el, de forma muy atropellada, algo que le va muy bien a este personaje, cuya pedantería choca con su aparente pobreza de espíritu. Merlo equilibra muy bien los diferentes momentos de su rol, sabe cuando tiene que escuchar  y cuando se tiene que lucir, dando momentos de gran comicidad. Actoralmente su personaje es menos interesante que el de Hipólito pero sin duda Merlo cumple muy bien, aportando solidez y profesionalidad a este peculiar señor, que parece conocerse el María Moliner de memoria, pero sin embargo transmite la sensación de no saber hacer la O con un canuto, estas extrañas contradicciones que tiene su personaje, y que no nos chirríen en lo mas mínimo sin duda son mérito absoluto de Luis Merlo.


Carlos Hipólito está fantástico, su personaje tiene un desarrollo interesantísimo a lo largo de la función, y el recorrido del mismo es una delicia para el espectador. Hipólito sabe muy bien lo que se hace y crea un señor que su aparentemente sólida y fácil vida, está forjada con pies de barro, cuando eso se derrumba la cosa cambia muy mucho, y aparece su verdadera personalidad. Esto está muy conseguido por parte de este estupendo actor, que es capaz de transmitirnos todo lo que está pasando por su cabeza sin el mas mínimo problema. Hipólito crea un trabajo muy interiorizado en contraste con el trabajo un poco mas exterior de Merlo, cosa comprensible ya que las psicologías de estos dos personajes son totalmente opuestas. Carlos Hipólito da momentos absolutamente mayúsculos, dos en particular, un soberbio monólogo que suelta con gran sentido de la teatralidad, y una estupenda escena al teléfono con su mujer, por cierto, un inciso un tanto frívolo.... que bien llora Hipólito, no lo encuentro requisito indispensable para una buena interpretación, pero es que ya le he visto llorar unas cuantas veces sobre las tablas, y siempre me conmueve. Volviendo a lo que me ocupa, la interpretación de este director de banco, sin nombre, es brillante, sólida, honesta y muy de verdad. Resulta muy placentero cuando uno ve que un actor conoce tan bien su oficio, su papel y la naturaleza del ser humano, requisito indiscutible para poder plasmarlo sobre las tablas. Hipólito me dejó pasmado, algo que no debería ocurrirme porque le he visto trabajar muchas veces, creo  recordar, que la primera vez que lo vi, fue cuando se estrenó Arte en España, con Flotats y Jesús Castejón, como me dijo un amigo mío el otro día ya voy siendo mayor y llevo muchos años viendo teatro, ja, ja, ja.


Gerardo Vera dirige con puño de hierro a los actores y se nota, la función es como un goma elástica que se estira y se relaja a gusto del texto, eso Vera lo controla de maravilla, y convierte en un ring escénico el Teatro Maravillas, donde se baten Merlo e Hipólito. Sin duda una de las grandes bazas es el ritmo tan conseguido del espectáculo, labor indiscutible de Vera, cuando la comedia se acentúa el ritmo se vuelve vertiginoso, cuando baja un poquito el tono, el ritmo también baja, eso es una labor de dirección, y lo demás cuentos. Las directrices hacia los actores sobre la visión de los personajes están clarísimas algo que también ayuda a la composición de los actores.En funciones de este tipo, es donde la dirección actoral queda mas desnuda, así como las interpretaciones. Este espectáculo mal dirigido podría hacerse pesado, aquí ocurre exactamente lo contrario, uno quiere mas, y se le hace incluso un poquito corto. Lo considero un acierto, mejor salir con la miel en los labios, que no harto por la duración de lo que se está viendo.
La producción en si, no tiene mucho, no lo necesita, ya que está apoyada en las dos estupendas interpretaciones que se suceden en escena, salvo unos muebles de oficina, y las sempiternas proyecciones, que en este caso no molestan, aunque sin son prescindibles, no hay nada mas, luces frías que vienen muy bien a la producción, y TEATRO así con mayúsculas, esa es la gran baza del espectáculo, no hace falta ningún despliegue de medios cuando hay talento, actores y público, lo único realmente necesario para que el teatro exista.


En resumen, una propuesta altamente recomendable, la obra dura muy poquito, una hora y veinte minutos aproximadamente, no necesita mas, es exactamente lo que se requiere para contar la historia. La solidez de su reparto, la excelencia de su texto y lo interesante de sus interpretaciones hacen absolutamente imprescindible este título para cualquier aficionado , es uno de los éxitos de la temporada, con muchísima justificación. Que este tipo de espectáculo tenga respuesta por parte del público da un hilo de esperanza en cuanto al criterio del respetable, y sus inquietudes. El Crédito es teatro del bueno, si queréis disfrutarlo ya sabéis.... les queda muy poquito así que ya os estáis apurando je, je, je


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miércoles, 12 de marzo de 2014

El Eco De El Nombre De La Rosa

El Nombre De La Rosa, es una obra literaria monumental, que de forma inteligentísima aúna literatura de calidad, con ciertas dosis de escapismo, para aligerar la base real de la novela que es la vida y la situación de las abadías en la Edad Media, y los conflictos internos por los que estaba pasando La Iglesia en aquellos tiempos, la leí siendo excesivamente joven y no aprecié su grandeza en toda la extensión que se merecía, posteriormente en una lectura siendo mas adulto, la cosa cambió mucho. De la película poco se puede decir que no se haya dicho ya, sin duda una obra maestra, que marcó mi generación, y que está en el subconsciente colectivo, por eso cuando hace unos meses me enteré de la versión teatral que se estaba preparando, me picó la curiosidad, porque quería ver como se las ingeniaban para llevar a cabo esta empresa en principio bastante complicada, aunque solo sea por motivos técnicos. Aprovechando la fiesta del teatro, y los suculentos descuentos que esta semana pasada se ofertaron en Madrid, me saqué dos entraditas muy baratas y nos fuimos al Nuevo Apolo a ver de que iba esto, con bastantes reservas y cierto escepticismo, ya que amén de innecesaria la adaptación, encontraba muy complicado llevar a buen término el traslado al escenario  de tan difícil y filosófico texto. Cuando llegamos al recinto un fuerte olor a incienso nos invadió y empecé a vislumbrar por donde iban los tiros, se trataba de envolver al espectador en la sensación de encontrarse en una abadía auténtica y darle una experiencia no solo teatral sino también sensorial, astuto truco que realmente funciona, la función es muy entretenida aunque quizás excesivamente leve como posteriormente explicaré.


El elenco es bastante extenso, y lo encontré francamente irregular, por los motivos que ahora expondré.
Inma Pedrosa, crea el primer amor de Adso de forma convincente y casi casi testimonial, esta correcta sin brillar en exceso, pero es que el papel tampoco da para mucho, Cesar Novalgos como Severino el herbolario, crea un sexualmente ambiguo monje que sabe mas de lo que cuenta, bastante correcto en lo actoral y con interesantes giros de voz. Javier Merino como Berengario se queda corto, ante uno de los personajes mas pintorescos de esta abadía, no está a la altura de la creación literaria y pasa bastante desapercibido, a pesar de ser un personaje que no se nos debería olvidar, este orondo fraile, bastante libidinoso y de particular físico, aquí está escaso de matices, y poco atormentado por su condición sexual, encontré bastante plana la lectura de este interesante personaje. El Ubertino Da Casale de José María Asín, un personaje bastante fanático y que debería ser mas extremado, se queda un poco corto, pero a pesar de ello cumple dotando Asín de algunos momentos interesantes en su composición, que sin ser del todo redonda, si es correcta. Koldo Losada, crea un Salvatore estupendo, otro de los grandes personajes de El Nombre De La Rosa, este deforme y supuestamente blasfemo monje que se alimenta de ratas, está muy bien perfilado, Losada realiza una creación bastante extremada y muy cercana a lo que Eco pretendía en su novela, sin duda está mas que convincente en su creación. Jorge Mazo como Malaquías pasa bastante desapercibido, es demasiado joven para el papel y en algún momento, como es el de su muerte, se  le ve todavía falto de recursos, necesita mas peso escénico y sin duda la elección de otro actor hubiese sido lo idóneo, no es culpa de Mazo, sino de la persona encargada del elenco. Mayúsculo sin duda el Jorge De Burgos creado por Cipri Lodosa, toda un lección de interpretación, creando un convincente ciego,  muy inquietante y que realmente transmite una credibilidad asombrosa. Su papel entraña gran dificulta y el lo aborda sin ningún problema, dotando a su interpretación de gran solidez, es un actorazo, y se nota. El Bernardo de Gui de Miguel Munárriz, espectacular, crea un retorcido inquisidor de poderosa presencia escénica, temible y de poderosa voz, su interpretación impone y está muy conseguida, en sus escenas manda el y se nota, dota de gran autoridad a uno de los personajes mas malvados de la historia. Es un malo creíble y humano, se cree con el poder de la verdad y así actúa impartiendo justicia injusta sin el menor empacho, busca sangre, la consigue y se va, sin ninguna contemplación ni remordimiento de conciencia. Munárriz sabe lo que se hace muy bien, y desde que pisa el escenario nos hace temblar a todos. El Abad de David Gutiérrez, correcto en el papel, quizás con poco peso para lo que su personaje significa, pero cumple, lo encontré poco irónico para un papel que se debe mover entre la prudencia y la hipocresía mas repulsiva, el sabe lo que se cuece en su abadía pero no suelta prenda, y eso queda un poco desdibujado, por la visión del personaje. Estupendo el Remigio da Varagine de Pedro Antonio Penco, crea un personaje muy humano, con una estupenda composición corporal y que en el juicio da momentos de gran intensidad, cuando confiesa unos pecados inexistentes ante el miedo a ser torturado por la inquisición. Interpretación de altura la suya, sin ninguna duda uno de los mejores del elenco.


Juan José Ballesta, claramente insuficiente como Adso de Melk, está muy verde, no sabe moverse por el escenario y la composición del personaje es nula, se pasa toda la función agitando los brazos y jadeando, no tiene intuición ninguna a la hora de decir su texto, bajo de tono e incluso se le ve  incomodo en una empresa, que lamento decir que le viene grande, el teatro no es el cine o la televisión, un monje medieval no puede tener acento de barrio, encima de un escenario se debe pisar firme porque sino el propio escenario te come, y eso es exactamente lo que le ocurre a Ballesta. Se lo come la función, se lo come el personaje y se lo come el resto del elenco. Lamento ser tan duro pero es la realidad, todavía le queda mucho camino para dotar de peso a sus interpretaciones, al menos sobre las tablas, si trabaja y sobre todo si se prepara, lo conseguirá, pero en este momento no. Mal título para empezar en teatro, debería haber elegido otro tipo de obra y sin duda otro tipo de papel.


Absolutamente soberbio el Guillermo de Baskerville de Juan Fernández, amén de su asombroso parecido con Sean Connery, su interpretación es maravillosa, pausado, con gran autoridad, absoluto dominio del texto y una muy creíble composición de este cerebral y culto monje, encargado de descifrar el sangriento enigma que acontece en esta abadía que como dicen en el texto omitiremos el nombre por piadosos motivos. Fernández está perfecto, no hay ni un pero en su interpretación, y su solidez profesional apabulla. Su personaje entraña gran dificultad, tiene muchísimo texto, y está perfectamente perfilado. Juan Fernández hace un gran trabajo con su texto, dando muchísimo sentido a todo lo que dice, nada se pasa por alto y se entiende perfectamente todo lo que está pasando por su cabeza. Un diez sin duda para este actor, auténtica estrella de la función siendo un gran acierto su elección para este complicado papel.


La propuesta escénica es deslumbrante. Un gran libro que se mueve, se abre y se convierte en los diferentes escenarios en los que se desarrolla la trama. Inteligentísmo el diseño de la escenografía, que dota de mucho dinamismo la producción, haciendo que las dos horas sin descanso se nos pasen en un suspiro, la luces son estupendas, muy atmosféricas, y que crean momentos muy inquientantes, esto apoyado en unos sutiles pero resultones efectos especiales y una mas que correcta música, hace que el espectáculo sea una estupenda experiencia sensorial para el espectador. La dirección escénica de Garbi Losada la encontré un tanto plana, en el espectáculo prima la parte policíaca de la trama mas que la filosófica, así que encontré un poco superficial la lectura del material de base, se trata de teatro de entretenimiento sin mas pretensiones, quizás me esperaba algo de mas enjundia. De todos modos Losada dota de gran ritmo a la producción, no se hace nada pesada y controla muy bien tanto los tiempos como los movimientos escénicos, creando un espectáculo quizás mas interesante en lo visual que en lo profundo del asunto. La obra es correcta, se ve con agrado y sobre todo es muy entretenida, otra cosa es el enfoque que se le ha dado el texto, tirando mas a lo comercial que a otra cosa. Esto no es malo, el teatro es entretenimiento y eso este Nombre De La Rosa lo consigue con creces.


En resumen, una propuesta agradable, que se deja ver, que entretiene y de impecable factura formal. Eso si, abstraeros de la película (aunque el montaje estéticamente bebe bastante de ella ) y de la carga filosófica del texto, si os decidís por este título id dispuestos a pasar un buen rato, de agradable teatro, con momentos inquietantes y algunas estimables interpretaciones, si vais con esta mentalidad disfrutaréis mucho, si no es así a lo mejor salís un poquito decepcionados.

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sábado, 8 de marzo de 2014

Rigoletto Made In Madrid

Hace mas o menos un par de meses, me enteré de la creación de una nueva compañía lírica llamada Ópera De Madrid, con varias premisas muy interesantes, acercar el género al gran público con una política de precios accesibles, dar prioridad a  las voces españolas, voluntad de estabilidad y realizar propuestas artísticas de gran calidad. Reconozco que se me hizo la boca agua desde el minuto uno, la cosa pintaba bien y en el mundillo se estaba hablando bastante del tema. Como iniciativa me parece estupenda y como respuesta a la un tanto elitista política del Real, la problemática para conseguir entradas, y los  precios habitualmente prohibitivos que el Coliseo Madrileño oferta, pues reconozco que hacía a esta compañía muy interesante para cualquier aficionado. El día siete debutaban en el Reina Victoria, y sin pensármelo dos veces me saque un par de entradas para ver que tal resultaba la cosa. Sin duda un acierto como iré desarrollando. Una arriesgada propuesta privada, encomiable y muy valiente para los tiempos que corren. 
Rigoletto no era uno de mis  Verdi favoritos, hasta que lo vi en directo, en una estupenda producción del Teatro San Carlos de Lisboa, a veces esto ocurre con las óperas, se deben disfrutar en el teatro para luego apreciarlas en toda su extensión. El sentido del dramatismo de la obra, la enormidad de su música y la grandeza de sus personajes me fascinó, y desde entonces pasó a ser uno de mis títulos favoritos del Genio De Busetto,  ya se que para algún sector de esto de la ópera  Rigoletto está muy manido, que es muy popular y que es una de esas óperas que algunos consideran facilonas para el espectador. A mi me encanta, y desde que suenan los primeros acordes de orquesta hasta los últimos me tiene en completo éxtasis musical. Así que sin saber muy bien lo que me iba a encontrar, pero con muchas ganas de disfrutar de esta ópera en directo me acerqué al teatro, con alguna reserva para que engañaros, ya me he comido mucha producción digamos de  pequeño formato, que hacían poco por dignificar la ópera. No tenía reserva en cuanto a las voces, pero si al armazón, la sorpresa ha sido mayúscula, y muy por encima de las expectativas que tenía. Sin duda este Rigoletto merece la pena muy mucho.


Empiezo con el elenco. Cuidadísimo de principio a fin.Comprimarios perfectos, Paloma Friedhoff y Alfonso Esteve como Condesa y Conde de Ceprano correctisimos. Cesar Narbona y John Heath como Borsa Matteo y Marullo respectivamente, estupendos, muy seguros y vocalmente correctos. Carlos London como Monterone, fantástico, gran sonoridad como es habitual en el, dotando a su voz de la entidad necesaria para dar peso a este breve pero importante personaje, que en esta producción practicamente no aparece en escena, es una voz que viene de las alturas provocando gran inquietud, mérito sin duda de London imprimiendo mucho carácter a su interpretación. María José Trullu, dobla papel como Giovanna y Maddalena, correcta en la primera, y estupenda en la segunda. Dicción perfecta, estupenda voz de mezzo y gran presencia escénica, dotando a su papel vulgaridad y humanidad a partes iguales, estupenda en el Cuarteto, uno de mis momentos favoritos de esta obra, y que habitualmente la voz de Maddalena que a mi tanto me gusta no se suele escuchar, cosa que aquí no ocurre y se agradece. Piet Vansinchen como Sparafucile, soberbio, potente voz, imponente físico y mayúsculo actor, que dota a este personaje de muchísimo peso. Es un rufián en toda regla que da miedo. Su canto es hosco, algo que se agradece en este papel, acentuando todavía mas el carácter de este asesino con pocos escrúpulos. Ruth González como Gilda, espléndida, se mueve por las alturas como quiere, agudos perfectos, de gran belleza y cristalinos, zona central mas que aceptable y unos matices espectaculares cantando, realizando unos pianos de poner los pelos de punta. En la parte actoral está absolutamente impresionante, el final del Segundo y Tercer acto son alucinantes, consiguiendo transmitir a la perfección lo que Verdi quería en este personaje, sin duda verla en escena es una delicia, teniendo uno la sensación de estar disfrutando de OPERA así con mayúsculas, con todo el sentido del dramatismo que la palabra conlleva.La semana pasada la vi en Curro Vargas en un personaje totalmente opuesto a esta Gilda, su versatilidad es impresionante, gran creación la suya. José Manuel Sánchez como el Duque De Mantua, perfecto, bellísimo timbre, afinadísimo y de agudos muy templados. Voz con cuerpo cuando es necesario y ligerito cuando tiene que serlo, canta de forma muy inteligente y es una auténtica gozada escucharle, atacó sin problemas el celebérrimo La Donna è Mobile, auténtica prueba de fuego para muchos tenores, cantó  con facilidad toda la obra, y sobrado de recursos. Muy bien lo actoral dotando a su papel de mucha chulería y sensualidad, una visión del personaje diferente a la habitual, muy acertada y que el aborda sin problemas, por cierto se mueve estupendamente, algo que se agradece en los cantantes líricos, que muchas veces corporalmente son un poco mazacotes. Para finalizar el Rigoletto de Marco Moncloa, poderosísimo en lo vocal, su voz es de las que despeina al mas valiente desde que sale a escena, ya sabemos que su rol es un auténtico tour de force para cualquier cantante, Moncloa lo da todo, se deja la piel en escena, su primera aria es fastuosa y el Duo del final del Segundo Acto con Gilda nos dejó el corazón en un puño. Dota a Rigoletto de gran sensibilidad, apoyándose en una buena composición corporal. Sin duda un Rigoletto mas que sobresaliente de gran potencia vocal y con gran conocimiento de los matices que Verdi compuso, para uno de los mas importantes personajes operísticos existentes.


Coro muy bien, no es muy numeroso, cosa lógica teniendo en cuenta las características técnicas del Reina Victoria pero suenan perfectos y se mueven muy bien en escena, algo muy de agradecer, ya que no hay nada que me guste menos que un coro plantado en el escenario que sale, canta y se va. Maravillosa la orquesta y bastante grande para tratarse de una apuesta privada, son cerca de cuarenta según pude contar, gran sonoridad y muy bien matizada, estupendamente dirigida por el Maestro José Fabra que supo conjuntar a la perfección foso ( aunque no lo haya ) y escena. Dirigió este Rigoletto de forma muy efectista y con gran sentido del dramatismo. Un diez sin duda para la batuta.


La propuesta escénica está francamente bien, muy moderna pero respetuosa, de clara influencia expresionista y un tanto decadente. Tom Baert realiza una cuidada visión de cada personaje, con sentido y con una linea estética muy clara y que va en perfecta consonancia con la historia. Especialmente interesante es el tratamiento que hace de Gilda, practicamente una niña (como debe ser) que después de la brutal violación pasa a ser una mujer con vestigios de lo que nunca será. También me gustó la vuelta de tuerca que se le da al Duque de Mantua, convirtiéndolo en un calavera narcisista, de gran sensualidad, y no el típico atildado tenor que sale a cantar lo suyo haciendo poses, hay una verdadera composición de personaje fuera de cualquier estereotipo. La propuesta es atemporal y de estética feísta, y tiene momentos de gran impacto en lo visual. Las luces son maravillosas creando sobre todo en el final de la obra momentos superlativos, usos de cenitales muy acertados y que remarcan muy bien la acción dramática. estamos ante un espectáculo muy trabajado, muy pensado y realizado con mucho criterio. Los maquillajes y el vestuario están conseguidísimos dotando a la producción del tono exacto que este espectáculo requiere. En algún momento recordé alguna joya del cine mudo alemán, por sus atmósferas tan conseguidas y el barroquismo de algunos momentos. Tom Baert sabe lo que quiere y se nota. Se le pueden achacar algún pequeño fallo de dramaturgia, pero que no molestan en exceso dado el altísimo nivel de la producción.


En resumen una propuesta de gran calidad, que se aleja totalmente del típico " bolo " para salir del paso, que está a la altura de cualquier teatro público, y que no es fácil ver en una compañía privada. Os aseguro que este Rigoletto no defrauda en absoluto. Está realizado mas que dignamente, con gran profesionalidad y mucho sentido del término "operístico" dando al espectador momentos de gran intensidad como el género requiere. Les deseo lo mejor a esta compañía por su respeto al género, sus exigencias artísticas y la honestidad de su trabajo. LARGA VIDA A ÓPERA DE MADRID!!!



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