martes, 22 de septiembre de 2015

La Gran Ilusión, La Gran Magia Del Teatro

Los grandes espectáculos de magia al estilo estadounidense, en España no tienen mucha tradición, en nuestro país la magia gusta mucho, pero se concibe en un código mas modesto, casi como un entretenimiento de salón, que está muy bien, que duda cabe, pero que le resta posibilidades a un género fascinante y difícil en igual medida, y que siempre pasa de puntillas por nuestras carteleras, sin que se le de la importancia que se merece.
Hace unos años en un viaje a Las Vegas, en el que me hinché a ver teatro, ya que la Capital Del Vicio, tiene una cartelera que ya quisieran muchas ciudades del mundo, vi un magnífico show de un mago que en España no es muy conocido pero que en USA causa furor, Criss Angel. Aquel espectáculo me fascinó y me dejó pensando sobre las posibilidades escénicas de la magia, y lo poco que se aprovechaba en España.
La magia es teatro, otra forma de entenderlo, pero con una base idéntica, el mago debe hacer sus trucos con perfección casi quirúrgica, pero debe convencer al público de que lo que hace, lo hace de forma mágica y no es fruto de un arduo trabajo en el que la repetición y el entrenamiento son la base de un arte, comparable al de un bailarín o un cantante.
Por supuesto esto que cuento es un convencionalismo, igual que lo es cuando asimilamos como normal que alguien se ponga a cantar en una ópera cuando está muriendo de tuberculosis, o cuando un personaje de Lope de Vega habla con cantarín verso sobre lo divino y lo humano.
Por tanto la labor del mago amén de ser ilusionista, debe ser un vendedor de humo, un actor que juegue con su público y que consiga que el espectador entre en su juego sin entrar en el como de sus trucos, sino solo dejarse llevar, disfrutar y maravillarse con lo que el mago en cuestión es capaz de hacer.
Hace unos meses asistí a una función de Antonio Díaz, El Mago Pop, en el Teatro Rialto, y reconozco que salí impresionado, esperaba ver a un chico delante de un tapete verde, haciendo trucos de magia y poco mas, y resulta que no, me encontré un fabuloso espectáculo que me dejó con la boca abierta, así que cuando me enteré que volvía, esta vez al Calderón, y por mas tiempo, no pude resistirme a repetir, y volver a disfrutar de este espléndido espectáculo, que está arrasando en taquilla con gran justicia.



La Gran Ilusión, que así es como se llama el espectáculo que esta crítica ocupa, es sin duda un show de magia, pero con un poso muy teatral, no en vano en el colaboran Josep María Pou, Emma Vilarasau y Berto Romero, apoyando con su presencia, lo que Antonio Díaz ofrece, como en una declaración de principios, sobre lo que función plantea y el código en el que lo plantea. Magia y teatro se funden en gloriosa y gozosa conjunción, de forma muy fresca y divertida.



Antonio Díaz, reconozco que me ha ganado por la mano, encuentro delicioso el personaje que ha creado, tímido, tierno, con una pizca de mala baba, algo verderoncillo, y un poco adolescente, que resulta absolutamente irresistible. Se trata de un mago de gran nivel, que ofrece intimismo y espectacularidad en igual medida, en una acertada combinación, que funciona a las mil maravillas. Díaz sorprende por su seguridad, aplomo y maestría, en un ejercicio mágico-interpretativo, muy conseguido, creo que todo está estudiado, y todo está muy ensayado, siendo esa "la gran ilusión" del espectáculo, todo parece espontáneo, y realmente es fruto de un gran trabajo. Además de lo descrito, está la parte mas difícil, la interactuación con el público que el Mago Pop controla al milímetro, con ese toque guasón, sin nunca ofender, y rapidísimo en las respuestas, que me parece muy encomiable.
Como mago sorprende, y despliega múltiples trucos desde los mas clásicos hasta los mas modernos, consiguiendo llevarnos al respetable, exactamente al sitio que quiere que vayamos. Estamos sin duda ante una personalidad única y magnética que engancha desde que sale a escena, y que sabe medir muy bien los tiempos en escena y tiene un sentido de la teatralidad muy agudizado.



La producción dirigida por el propio Antonio Díaz, es un prodigio, aunando tecnología y magia, de una forma totalmente convincente, y muy dinámica. Estamos ante un show muy bien tramado, astutamente medido en sus tiempos, y perfectamente hilado en su continuidad. Nos encontramos ante una función que busca dignificar la magia, y convertirla en un gran espectáculo que sorprende y engancha en igual medida, utilizando los recursos que tiene de una forma ejemplar, muy resultona, y que en algunos momentos impacta al espectador, por su fuerza visual, y sentido de la espectacularidad.
Sin duda no se trata de un espectáculo de magia mas, sino de un espectáculo que desde un prisma muy novedoso en nuestras carteleras, da frescura y engrandece el arte del ilusionismo, con gran efectividad, entusiasmo y sabiduría teatral.



En resumen, un espectáculo para toda la familia absolutamente recomendable, en el que el carisma del protagonista, su impecable acabado formal y capacidad de asombrar, son sus bazas mas potentes, dentro de unos parámetros inusuales y sorprendentes.
El día que yo asistí estaba el Calderón a reventar, y al final la ovación fue generosa con un público en pie, que supo apreciar el gran trabajo del que fueron testigos.
Os recomiendo muchísimo esta producción que pienso que tendrá un antes y un después dentro del mundo del ilusionismo. No os vais a arrepentir!!



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lunes, 14 de septiembre de 2015

Usted Puede Ser Un Asesino, Este Muerto Está Muy Vivo

Me encantan las "comedias con muerto" ese género tan español, que tuvo su apogeo en los Años 50 y 60 donde siempre aparece un cadáver, que nunca se sabe donde poner , y que siempre aparece en el momento mas inoportuno.
Por eso me apetecía tanto ver Usted Puede Ser Un Asesino, una de mis comedias favoritas de Alfonso Paso, y tan difícil de ver en nuestras carteleras. No recuerdo ningún montaje sobre las tablas que me haya pillado con suficiente raciocinio como para disfrutarla en directo.
En mi mente está la película protagonizada por Alberto Closas, José Luis López Vázquez, Amparo Soler Leal y Julia Gutiérrez Caba, que es un clásico indiscutible de nuestro cine rodada de forma magnífica, y muy fiel al texto original, que recuerdo que leí en mis tiempos de estudiante de interpretación, documentándome sobre la alta comedia, tema que siempre me ha llamado mucho la atención.
No puede ver la breve temporada que la producción que esta crítica ocupa llevó a cabo en el Marquina hace unos meses, así que en cuanto me enteré que volvían al Muñoz Seca no me lo pensé dos veces a la hora de ir a verla. Por cierto Señor Cornejo, ya podría ponerla en la marquesina junto con El Clan De Las Divorciadas, que no se ve el cartelito de mi querida comedia de Paso, je, je, je.
El Sábado a las seis de la tarde llegué al teatro dispuesto a pasar un buen rato, recordar este texto que tanto me gusta, y sobre todo disfrutar de una velada agradable, de comedia fina y elegante que diría un castizo.



Usted Puede Ser Un Asesino, es una comedia de Alfonso Paso, estrenada en el Teatro De La Comedia de Madrid el 27 de Mayo de 1958, con arrollador éxito como casi siempre le ocurría a mi querido Don Alfonso.
Usted Puede, es una de las cimas del teatro de Paso, y a mi entender una de las mejores comedias escritas en aquella época. Se trata de un claro exponente del vodevil patrio, con una férrea estructura dramática, que funciona a la perfección, y un ingenio estupendo en cuanto al uso de la palabra se trata, que resulta absolutamente delicioso para el espectador. Estamos sin duda ante una comedia, sin mas aspiraciones que entretener, hacer reír y mantener continuamente prendado al espectador, para seguir los giros que da la trama y la vertiginosa acción que no da tregua una vez que empieza el lío.
Comedia perfectamente llevada a cabo por Alfonso Paso, que en estas lides era un experto, y que sustentaba su teatro en un conocimiento impresionante de los gustos del público, y de un tratamiento de sus textos muy cuidado. Después de Usted Puede, hubo muchas "comedias con  muerto" (demasiadas) pero el que da primero da dos veces, y por tanto esta obra de exquisito humor negro un tanto inglés, y sólida como una roca, se merece un justo lugar dentro de nuestro teatro.



Vayamos con el elenco, extenso así que intentaré ser breve.

Diego Pizarro como Dupont.
A Pizarro le ha tocado en suerte el muerto, y la verdad es que cumple, no solo como muerto, sino en su primera escena, que no es fácil de llevar a cabo de forma convincente. Mas que correcto en sus intervenciones, y muy en la línea del macarra que el papel pide.

Diana Irazábal y Alex Cueva como Noemí y Julio, respectivamente.
Correctos ambos, en dos papeles desagradecidos pero que no pasan desparcibidos si se llevan con mal tino.
Irazábal perfecta como vecina un poco pesada, que se inmiscuye un tanto en la vida de los demás, y Cueva muy galán, cumple sin problema con su cometido, como eterno novio tan habitual en la España del Desarrollismo.


Jorge Merino como Un Inspector.
Estupendo es poco. Merino es un actor de peculiar físico y peculiar voz, que aprovecha hasta las últimas consecuencias, consiguiendo dotar a sus creaciones de mucha personalidad. Merino siempre está correcto, y aquí no podría ser menos, dando vida a este inspector de policía que parece mas tonto de lo que es, y que no entiende nada de lo que está pasando en esta casa en la que los cadáveres se multiplican como los panes y los peces. Su escena con Estrella Blanco, es uno de los momentos mas brillantes del espectáculo, y consigue hacernos gracia a base de hilar fino, y  no caer en manidos fuegos de artificio.


Natalia Jara, como Brigitte.
A Jara le ha tocado uno de esos papeles que yo llamo "de escuchar" que tan difíciles son, y que sin tener practicamente texto obligan al actor a estar en escena durante casi todo el rato, metido en situación, y atento a lo que está ocurriéndole al resto de personajes. Natalia Jara, consigue perfectamente su cometido, se la ve cómoda, y muy en su lugar todo el tiempo, algo que a mi me parece muy complicado, ya que si te pasas canta mucho, y como te quedes corto parece que estás desganado. Siempre me han gustado los actores que saben escuchar al compañero como si fuera la primera vez que escucha lo que dice. Aunque parezca una obviedad, una de las grandes dificultades del arte de la interpretación, y de la composición de un personaje, se encuentra en la escucha, algo que esta actriz domina a la perfección.

Estrella Blanco, como Margarita.
Mejor imposible. Siento debilidad por Estrella, me parece muy artista, y siempre atina, pero hay veces (debilidades aparte) que uno no diferencia cuando un personaje está dentro de la piel de un actor, o un actor está dentro de la piel del personaje. Estrella ha conseguido hacer tan suya esta Margarita que hay total mimetismo entre la actriz y el personaje. Si Paso hubiese conocido a Blanco estoy seguro que diría, -esta es mi Margarita-.
El personaje de grandes dificultades técnicas como puede ser la atropellada forma de hablar, su aparente ingenuidad, y sus recovecos, que los tiene, está definidísimo gracias a la gloriosa pluma de Paso, que Blanco caza al vuelo, para llevarlo a su terreno sin el mas mínimo problema. Blanco se lleva y con justicia la función de calle, dando los momentos mas desopilantes y mas brillantes de la función.

Victor Benedé como Enrique.
Benedé en un código contenido, y corporalmente muy expresivo, realiza una creación mayúscula de un pusilánime señor, un poco cenizo que entereza lo que se dice entereza para llevar las situaciones, como que no tiene. La creación de Benedé es mas que interesante por varias y justificadas razones. Su personaje está plagado de pequeños matices, no se queda en una mera caricatura, sino que realmente vive lo que le está ocurriendo como una tragedia, algo que siempre funciona en el código de la comedia, no se va a lo fácil ni a lo obvio, y mas que buscar la carcajada, va buscando y encontrando los sentimientos de Enrique en cada momento. Su vínculo en escena con José Luis Gago está definidísimo, y la química existente entre los dos es muy notoria.
Encontré a Benedé un cómico de categoría, honestísimo con su trabajo, impoluto desde todos ángulos, y un actor de primer nivel. Reconozco que me fascinó su trabajo, dficilísimo y atinadísimo.

José Luis Gago como Simón.
Le ha tocado a José Luis Gago, el personaje mas difícil de la función, en el que cae todo el peso de la obra, y el que necesita de un actor sólido y con suficiente entidad para que no se nos caiga el espectáculo. Gago lo consigue aparentemente sin esfuerzo, mandando en sus escenas, como el sabe mandar, y llenando el escenario con su presencia.
Hay papeles que uno ve, y no puede menos que pensar en la responsabilidad que conllevan, este Simón es de esos, en los que las complicaciones del mismo, solo pueden ser llevadas desde esa robustez actoral que José Luis Gago tiene. Imponente de tono y presencia, dota de cierta galanura a este señor que tiene mas cara que espalda, y que sabe llevar con entereza los vapuleos que la infausta noche durante la que la función se desarrolla le va dando. Una de las cosas que mas me llamó la atención, es que a pesar de ser como es, este Simón nos cae bien, labor sin duda de José Luís Gago, que sabe muy bien lo que tiene entre manos.



Vayamos ahora con la dirección escénica.
José Luis Gago, se encarga de la misma. Hay pequeños cambios en el texto practicamente inapreciables, ya que el original se desarrolla en Francia, y esta versión se desarrolla en España, intuyo yo que por el País Vasco, al tenor de las explicaciones geográficas que dan. Otro cambio es que está ligeramente transportada en el tiempo hacia los Años 60 en vez de los tardíos 50 en los que transcurre la original. Nada de lo expuesto molesta, y resulta muy adecuado ya que va en perfecta consonancia con lo dice el texto, sin caer en ningún momento en lo incongruente.
Usted Puede Ser Un Asesino, muerde, es un texto complicado, que si no se lleva muy bien, puede parecer farragoso, y que requiere de un sentido del ritmo importante, ritmo con el que el director juega como quiere estirándolo y encogiéndolo a su antojo  de forma muy atinada dotando, de una velocidad de vértigo a los momentos mas cómicos, y un atinado tono de alta comedia a las escenas mas sosegadas.
Todos los personajes están muy bien definidos, y sus acciones muy claras, así como sus objetivos.
Estamos ante un trabajo bien hecho y muy estudiado, que se refleja en el resultado final de la función, pasándose el espectáculo en un suspiro, entre carcajada y carcajada, y que resuelve sin problemas las complicaciones que el texto entraña.
Da gusto ver espectáculos tan rodados, y con una línea tan clara y bien definida, que no se anda por las ramas y va al turrón desde que se levanta el telón.





La producción se mueve dentro de unos cuidados y ortodoxos parámetros dando exactamente aquello que pide escénicamente.
Mención aparte merecen los figurines de Mario Pera, que definen muy bien a los personajes, y que nos llevan perfectamente a la época en la que se desarrolla la acción.



En resumen, una propuesta mas que recomendable, de sólido teatro, llevado a cabo con una profesionalidad férrea, sentido de la comicidad impecable, y todo un vodevil que no da respiro al espectador que no se entera de las casi dos horas que dura el espectáculo.
Si os apetece ver una divertida comedia, plagada de deliciosos personajes, y con un mas que notable plantel actoral, sin duda esta es vuestra función. 
Advertidos estáis, !Yo no me la perdería¡ Como nota aclaratoria decir que las fotos no se corresponden en su totalidad al elenco que yo vi.





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sábado, 12 de septiembre de 2015

Nuestras Mujeres, Sosa Comedia Para Una Tarde De Verano

La comedia teatral francesa, tan de moda, reconozco que empieza a cansarme. Uno ve las carteleras madrileñas cuajadas de vodeviles, de mayor o menor envergadura, de mas o menos carga intelectual, y parece que viniendo de Francia, país tan cultural el, pues la cosa tiene mas enjundia que la que tiene.
Reconozco que varias veces he picado, y he visto algunos espectáculos que no me han satisfecho en absoluto, el ejemplo mas claro, ha sido La Cena De Los Idiotas, función que no me gustó y un tipo de teatro que reconozco que no me interesa mucho.
Con esto digo que no acabo yo de pillarle la gracia a esto del humor francés, y tengo la sensación de que vista una obra vistas todas.
A pesar de todo lo que arriba narro, ante las buenas críticas que arrastraba Nuestras Mujeres, y las alabanzas por parte de los espectadores, me dije... ¡habrá que ir a verla! y di por inaugurada la temporada 2015-2016 de forma oficial en el Teatro de La Latina.
La verdad es que la cosa resultó irregular, como iré narrando, y volví a salir con la misma sensación de ver algo ya visto, y que no es lo que parece que va a ser.



Nuestras Mujeres, Nos Femmes, en su idioma original, es la comedia revelación en Francia de esta temporada pasada, arrasó en taquilla, y parece ser que va a seguir arrasando, se ha adaptado a varios idiomas, y se espera que funcione de la misma forma en todo el mundo.
La idea de la comedia es muy buena, pero el desarrollo de la misma no lo es tanto. Tres amigos quedan para cenar, uno de ellos se retrasa, y cuando finalmente llega, les confiesa que acaba de asesinar a su mujer, con el consabido shock por parte de los colegas. Una vez digerido el asunto, la historia deriva sobre los límites de la amistad y lo que se está dispuesto a ofrecer por la misma.
Problemas:
Cuesta entrar en la historia, debido al inverosímil punto de partida, y el nudo de la función divaga, en un pseudo-mensaje muy trillado, carente de interés y con poco pulso dramático, por tanto la obra se cae a partir de la media hora inicial, hasta que empieza a remontar el vuelo en su último acto. Nuestras Mujeres no cuenta nada que no se haya contado antes, y encima no lo cuenta de forma novedosa, ahí estriban básicamente los problemas del texto, que francamente encontré soporífero. Al final el regusto de estar viendo esta historia, remozada de cierto tufo cultureta acabó por exasperarme, dejándome francamente indiferente.



Vayamos con el elenco.

Antonio Hortelano como Simón-
Hortelano crea un esforzado personaje, le ha tocado en suerte el asesino, y si bien es cierto que se lo trabaja mucho a nivel físico, falta verdad, no resulta creíble sobre todo en su primera escena, su juego tanto como con el alcohol como con las pastillas, resulta forzado, y no acaba de redondear una interpretación de un personaje con matices interesantes que no son aprovechados en toda su extensión y que no me convencieron. Recuerdo lo maravilloso que estaba en Burundanga y me resulta curioso que aquí no esté en la misma línea.

Antonio Garrido como Max.
Correcto con peros. Garrido tiene dos bazas importantes, su voz y su físico, imponentes en ambos casos, pero que a la vez son sus principales enemigos, especialmente la voz, ya que se escucha mucho, y eso le resta naturalidad al personaje, su personaje tiene mas capas que una cebolla, y la lectura del mismo queda un poco superficial, resultando mas interesante en los momentos cómicos que en los mas serios. Su código de interpretación está mas extremado que el de sus compañeros, por tanto chirría un poco, ya que se le escucha un tanto gritón, y buscando comicidad con algunos recursos excesivamente manidos, pareciendo que está un poco sobreactuado, algo que no se diferenciar si es por el código de la función, o porque realmente lo está. Si se buscaba un contraste por parte de la dirección, que me parece a mi que si, no funciona, ya que da la sensación de que Garrido va por libre, y rompiendo la línea del espectáculo.
A pesar de lo que narro, Garrido cumple, y tiene visos de brillantez en algunos momentos y sin duda, es el que mejor parado sale de la función, ya que su trabajo es el mas agradecido de los tres.

Gabino Diego como Paul.
De menos a mas, con una brillante resolución de su personaje, y una planísima interpretación durante practicamente toda la función. Entiendo que su papel es un pusilánime traumatólogo, entiendo que es un hombre de vida gris y de aburrido matrimonio, pero eso no justifica su destemplada interpretación, bajísima de tono, y con tan poca chicha hasta el último acto. En ese último acto llega el milagro, y Diego cambia el registro con gran tino, convirtiéndose en sustento de la función, y dando todo aquello que sabe dar. A partir de ese momento si me empezó a interesar lo que estaba viendo sobre el escenario, y esto no va solo por Gabino Diego sino por los tres actores que trabajan la función.



Vayamos con la dirección escénica.
Gabriel Olivares, que habitualmente me gusta como lleva sus espectáculos, no consigue pillarle el punto a este comedia, dotándola de un humor un tanto ramplón en sus gags, que no acaban de funcionar como deberían y que no resultan del todo satisfactorios a la hora de resolver las situaciones escénicamente. Encontré todo un tanto forzado, de ahí que la cosa no funcione, una comedia sin frescura no hace gracia, y repetir acciones sin intención, se queda en eso, mera acción.
Otro problema, y este es mas complicado que el anterior, es el ritmo, la obra tiene una eterna escena entre Gabino Diego y Antonio Garrido durante el segundo acto, que no cronometré, pero que si no llega a la media hora, cerca está. Esa escena se cae desde el principio, los personajes hablan y hablan, pero no pasa nada, absolutamente nada, al menos de alguna trascendencia. Si la obra tiene el problema de texto que mas arriba cuento, se debe buscar el ritmo, para que al menos se le saque cierta agilidad, a algo que realmente a nivel teatral tiene muy poco interés.
Si el material de base no es todo lo idóneo que debería ser, y no se le da el tono justo, entonces si que tenemos un problema grande, ya que el espectáculo se va diluyendo, entre vaporosas nubes de sopor. No hay nada peor que me pueda ocurrir viendo una función que el hecho de ponerme a pensar en lo que tengo que hacer el día siguiente, en Nuestras Mujeres, se me fue el santo al cielo unas cuantas veces, algo que en una comedia es imperdonable.





Dos cosas son muy remarcables para bien, la primera la genial escenografía de Anna Tusell, que como he podido ver, no tiene nada que ver con la producción francesa, y que es un prodigio en cuanto a definir el personaje de Garrido, pulcritud escénica, armonía estética, y la frialdad necesaria, en la casa de un tipo como este Max que pretende controlar todo al dedillo.
Y por último, las también inspiradísimas luces Carlos Alzueta, muy en consonancia con lo que ocurre en escena y con la escenografía de Tusell.
A nivel técnico la verdad es que la producción es impoluta, y se desmarca bastante de la austeridad casi espartana, a la que estamos acostumbrados desde que las nefastas políticas culturales que llevamos sufriendo desde hace un tiempo, se han llevado por delante a una parte del negocio teatral.



En resumen, una propuesta ¿recomendable? pues la verdad es que depende de las espectativas que tengas, lo que te apetezca ver, y el tipo de humor que te guste.
Yo la encontré decepcionante, pero quizás porque siempre me pasa lo mismo cuando voy a ver este tipo de comedias, pienso que voy a ver otra cosa, y al final no puedo evitar sentirme decepcionado.


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jueves, 3 de septiembre de 2015

En El Estanque Dorado, El Noble Arte De La Interpretación

La temporada pasada se me escapó En El Estanque Dorado, no fui capaz de encontrar alguna entrada con descuento, y teniendo en cuenta el ritmo que llevo en cuanto a teatro se refiere, a poco que uno se ponga, dos entradas para ver esta función se subían de mi presupuesto, en cuanto a teatro de texto se refiere, y como dice mi madre, todo no puede ser. Me resigné y di por supuesto que ya no la vería.
La cuestión es que me dio pena no ver esta producción, y para mi sorpresa se ha repuesto y encima me imagino que para dar impulso a la temporada con precios mas asequibles, así que me dije, esta vez no se me escapa, y me saqué las entradas a toda velocidad para ver una función que me apetecía mucho, por mi idolatrada Lola Herrera y por Héctor Alterio, al que no veía sobre las tablas creo que desde que hizo Yo Claudio, hace un montón de tiempo.
Con una tormenta que derribó buena cantidad de árboles, y un bochorno de mil demonios, me acerqué al Teatro Bellas Artes, para disfrutar de una tarde de sólido teatro ,con un elenco excepcional, y salí con el corazón un poco tocado, ante la sensibilidad del espectáculo que vi. 
Sin duda acerté con esta producción, y si me hubiese quedado sin verla, posiblemente me arrepentiría algún día.



En El Estanque Dorado, es una comedia dramática de Ernest Thompson, muy galardonada en su momento y que ha pasado a la historia por una soberbia adaptación cinematográfica, en mente de muchos (yo incluido) protagonizada por Henry Fonda, Katharine Hepburn y Jane Fonda.
La obra posee grandes virtudes literarias, con una concepción de los personajes muy psicológica, muy real y enternecedora. Dos ancianos que llevan veraneando toda su vida en una casita que da al famoso Estanque Dorado, acuden un año mas, cuando su vida está en la recta final. Al Estanque Dorado va la hija de estos, que tiene una conflictiva relación con su padre, y en una acto catártico, sus problemas se tratan a cara descubierta, en un intento de solucionar todo aquello que llevan arrastrando durante toda la vida.
La obra profundamente emotiva, desprende un humor inteligente, y mezcla la suave comedia, con el drama mas intenso de una forma muy acertada, dramaticamente muy rica, sin caer en lo melifluo, pero llegando a conmover profundamente al espectador, y ahondando de forma muy acertada en las relaciones humanas en sus múltiples vertientes, siendo los conflictos familiares el nexo de unión del texto.
En El Estanque Dorado entraña varias dificultades, ya que necesita de un elenco de mucho peso, para que sea llevado a buen puerto especialmente en los papeles del matrimonio mayor, cuyas complicaciones psicológicas, son muy notorias.
El resultado es un texto redondo, férreo en su estructura que atrapa desde que se abre el telón, por su poderoso uso del lenguaje, los deliciosos personajes que en el se plasman, y la cotidianidad de algunas situaciones, que resultan muy familiares para el espectador. La obra rezuma verdad por todos sus poros, cierto que una realidad un tanto bucólica, o sublimada en algunos momentos, pero reconozco que me encantaría que la vida a pesar de la dureza de algunos momentos, fuera tal y como se cuenta en la función.



Vayamos con el elenco:

Adrián Lamana como Billy Rey.
Mas que correcto, aunque reconozco que su primera entrada no me convenció en absoluto. Lamana da vida a un adolescente lenguaraz y un poco rebelde, que fisicamente no le va mucho, ya que si bien es muy joven no aparenta los 16 años que tiene según el texto. Según fue avanzando la función me fui quitando los prejuicios de encima y reconozco que me fue gustando mas, básicamente por una cosa. El vínculo con Alterio está muy conseguido, y lo que al principio encontré forzado, poco a poco se fue ajustando para llegar a resultar francamente disfrutable. 

Camilo Rodríguez como Bill Rey.
Flojo esa es la verdad, su papel no es muy agradecido, pero tiene un magnífica escena con Alterio que no aprovecha en absoluto, ligeramente bajo de tono, parece achicarse ente el animal escénico que tiene como partenaire, pasando su interpretación muy desapercibida, falta peso escénico, y la tensión que debería extraerse de una escena incómoda sobre todo para el, no acaba de funcionar. Alterio se lo merienda con patatas, llenando el escenario con su arrolladora personalidad, quedando Rodríguez un tanto sombrón, y con notas de hombre gris, que honestamente no creo que definan al personaje.

Luz Valdenebro como Chelsi.
No acabó de convencerme por varios motivos, el primero falta naturalidad, especialmente en sus primeras escenas, que no tienen realmente mucha chicha, y que no acaban de estar redondas. Me sorprendió que el personaje de Chelsi está mucho menos desarrollado en la función que en la película, a pesar de esto debería tener un recorrido interesante que Valdenebro no acaba de atinar del todo. Su escena mas complicada, acontece con Lola Herrera y es la mas dramática de la función. La escena en cuestión se las trae, y no tiene mucho tiempo para meterse en situación, algo que le cuesta, estando un poco plana en sus momentos mas tremendos. Cierto es que el vínculo madre-hija está bien tratado, y en algunos momentos resulta muy creíble, pero ocurre algo parecido que con Camilo Rodríguez, Lola Herrera, se lleva de calle la escena, quedando Valdenebro en un discreto, correcto y frío segundo plano.

Lola Herrera como Etel.
La verdad es que no se que decir, ante la interpretación tan mayúscula que Herrera ofrece. Las grandes interpretaciones, son las que están plagadas de pequeños detalles, que son aquellos que construyen a un personaje, eso Lola lo controla hasta el milímetro. Hay actores que el mero hecho de tomarse un vaso de agua lo convierten en un arte, ese es el caso de Lola Herrera, cuya presencia apabulla, por su solvencia y capacidad de conectar con el espectador, sin el menor esfuerzo, al menos en apariencia.
Su Etel es una vitalista y sensible mujer, que me recordó a mi abuela, no solo porque se parecen fisicamente, que también, sino, por su forma de ser. Generosa, preocupada por su esposo, mas castigado por la edad que ella, y armazón de esa familia, como tantas y tantas mujeres de todo el mundo.
Lola Herrera llena el escenario en cada intervención, y la química que tiene con Héctor Alterio es maravillosa. Su trabajo rezuma verdad, y está completamente lejos de cualquier amaneramiento tan habitual en los grandes figurones escénicos. Me llevé un pedacito de Etel a mi casa, lo reconozco, su dulzura y facilidad para conmover en los momentos mas dramáticos, son absolutamente maravillosos.

Héctor Alterio como Norman.
Pues me pasa lo mismo que con Lola Herrera, su trabajo impoluto desde todo prisma, no tiene ni el mas mínimo pero. Norman muerde, es un personaje de complicada psicología muy caústico en sus intervenciones, ligeramente cruel, con un corazoncito muy bien guardado dentro de sus mútiples conchas, encantador,y descarnado con su entorno, excepto con su adorada Etel. Alterio consigue algo maravilloso, con una especie de farfulleo continuo consigo mismo, define el personaje a la perfección, dotando a Norman de todo aquello que caracteriza a un anciano que empieza a estar senil, un poco ensimismado en su mundo, pero terriblemente inteligente y que sabe dar donde duele.
Está plagado de detalles que hacen tremendamente creíble su composición. Siendo el resultado final imponente y de gran altura.



Magüi Mira, dirige la función en un tono sosegado, que va a la perfección por tratarse los personajes principales dos ancianos, con una inteligente lectura del texto, y un sutil sentido del humor que enriquecen muchísimo la función.
En líneas generales, todos los vínculos, algo tan importante en un texto de estas características están muy logrados, y el enfoque de cada personaje es atinadísimo.
La obra es muy tierna, con un deje melancólico que está muy bien apoyado en las cálidas luces de José Manuel Guerra, que consiguen unas atmósferas muy elaboradas.
A nivel dirección, Mira sin duda ha estado atinadísima, se nota que ha mimado mucho a sus actores, y que ha mimado mucho al texto, logrando un sensible espectáculo muy conseguido en toda su extensión.



En resumen un espectáculo mas que recomendable, donde priman las interpretaciones de Lola Herrea y Héctor Alterio. Dos actores que llenan de pequeños matices dos difíciles papeles, engrandecidos por el noble arte de la interpretación en su vertiente mas pura y mas honesta. Me quedo con el final de la función y dos ancianos bailando lentamente, con maestría de sabios, y con la emoción contenida ante lo que he visto. Salí como en una nube y con la certeza absoluta, de que en esta vida lo que realmente importa son las pequeñas cosas.
Yo no me la perdería!!! avisados estáis.


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