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martes, 24 de enero de 2017

Caperucita Roja El Musical, Gran Revisión De Un Clásico

Si, voy a hablar de Caperucita Roja, ya se que da la sensación que el tema está muy manido, pero la verdad es que los cuentos clásicos tienen tanta chicha que a mi me parecen una fuente inagotable de ideas, que pasadas por el conveniente tamiz pueden dar mucho de si para todo tipo de espectador sin quedarse en el mero y dulzón espectáculo para niños de mas que vista y archi-repetida propuesta.
El año pasado me quedé con ganas de ver un musical infantil de gran éxito y que tuvo una crítica estupenda. Se trataba de Hansel y Gretel, que felizmente ha vuelto a nuestra cartelera y que en cuanto pueda iré a ver. La misma productora ha puesto en pie esta temporada Caperucita Roja, se está llevando a cabo en el Nuevo Teatro Alcalá y reconozco que me picaba la curiosidad. No suelo hacer crítica de teatro infantil, pero veo bastante, ya que tengo unos sobrinos que disfrutan mucho en el teatro, y reconozco que debería hacerlas, entre otras cosas porque hoy en día nuestros escenarios están pasando una profunda crisis, y las matinales infantiles son el sustento de muchos actores que de otra manera no tendrían trabajo. Así que queridos lectores míos, tenéis que llevar a vuestro hijos, nietos y sobrinos al teatro, nuestros artistas os lo agradecerán y vuestros niños también, ya que el día de mañana serán con muchas probabilidades aficionados a este veneno que es el arte de Talía, y les dará tantas satisfacciones que seguro que hará que su vida sea mucho mas feliz.



Caperucita Roja El Musical, con dramaturgia de Sara Pérez y música y letra de Felipe Forastiere, es una inteligentísima adaptación del cuento clásico con varias cosas a destacar. La primera es el enfoque de la función, huyendo de lo ñoño y con guiños al público adulto que entra sin problema en el espectáculo ya que el tono y la visión del cuento que en esta función se ha tomado tiene diferentes capas de lectura la mar de sabrosas, y muy adecuadas para cada franja de edad.
La adapatación está muy influenciada por dos fuentes, Into The Woods, el celebrado musical de Stephen Sondheim y la famosa película de Neil Jordan en Compañía de Lobos, revisión freudiana por antonomasia de Caperucita y título de culto del cine de los años 80. Sara Pérez lleva a cabo un trabajo redondo, perfectamente coherente y con una resolución final atípica y sorprendente que nos desvelaré por motivos obvios. Me sorprendió muchísimo y para bien la adaptación, es un soplo de aíre fresco que no toma a los niños por tontos que se toma muy en serio el material original y sin duda busca dignificar el teatro infantil apostando por la calidad.
Musicalmente la obra también tiene interés, coqueteando con melodías atonales, y de dificultad vocal, no estamos hablando de una partitura sencilla, sino bien trabajada y ciertamente bien pensada. Me gustó especialmente todo el cuadro de las adivinanzas, siendo el de la col, el lobo y la cabra  uno de los mejores números de la función y resultando sorprendentemente bien resuelto a nivel muscial.



La obra consta de tres actores, que trabajan a base de bien durante todo el espectáculo. Paula Arévalo como Caperucita Roja, Iñigo Asiaín como el Lobo Feroz, y Tatan Selles como (cito textualmente) todos los demás.
Cada uno en los suyo brilla de forma convincente, aunque dadas las características del espectáculo, el lucimiento de los componentes masculinos es mayor. Encontré a Paula Arévalo un poco baja de tono, no molesta, pero si es cierto que eché de menos algo mas de energía. Vocalmente correctísima e imprime a su personaje del carácter necesario. Aquí no estamos ante una niña tonta que no se entera de nada, peca de confiada, pero es bastante suspicaz y disfruta poniendo en solfa a los adultos. Iñigo Asiaín se luce muchísimo tanto vocal como actoralmente, en un entregadísimo trabajo que me pareció muy interesante a todos los niveles, siendo muy atinado el enfoque del personaje, inquietante, seductor, un poco chuleta, con gran personalidad y a la vez cómico cuando así lo requiere el texto. Asiaín forma una gran pareja con Tatan Selles donde la química escénica entre ellos dos es muy notoria. Tatan Selles me fascinó con su trabajo, de una energía tremenda, y controlando los tiempos teatrales de forma prodigiosa. Selles sabe perfectamente que hacer en cada momento y como hacerlo, y su trabajo deslumbra en cada uno de los personajes que lleva a cabo. Destaco sus mutis que son oro puro, y la entrega que su creación destila. Me encantan los actores que todo lo adaptan al personaje con organicidad y sin que nada nos chirríe, algo que sin duda nuestro actor consigue, siendo el resultado final redondo y sin fisuras.
Nos encontramos en líneas generales con un elenco muy equilibrado y muy bien elegido, resultando delicioso en su conjunto y de solvencia mas que sobrada.



Sara Pérez también firma la producción, y la verdad es que acierta, apostando por una cuidada dirección de actores, a los que se nota que ha dejado hacer, algo que enriquece mucho el espectáculo, ya que intuyo que el trabajo ha sido consensuado, para que la comodidad en escena de los integrantes del elenco sea un atractivo mas para la función. Esta libertad de trabajo ofrece unos toques muy personales y refrescantes que se vislumbran como aporte de los actores.
Pérez sabe lo que quiere y el tono que quiere dar a cada momento, no cargando las tintas en ninguno de los momentos mas truculentos de la historia ( que como todo cuento clásico los tiene), y consiguiendo un magnífico equilibrio entre lo cómico, lo serio, y lo oscuro, ya que en esta Caperucita, como dice el programa se pasa un poco de "miedito del bueno". Ese toque ligeramente oscuro es uno de los mayores aciertos de la producción, y que la hace tan asequible tanto para adultos como para pequeños.
Me gustó mucho el concepto del espectáculo, el mimo con el que está tratado y sobre todo lo cuidado de la propuesta, que si bien escenicamente es sencilla, tiene momentos muy conseguidos, y que apuesta con gran acierto por un conceptual bosque como escenografía principal, dejando la puerta abierta al lirismo en algunos momentos con una luna sobre un árbol deliciosamente romántica.



En resumen un espectáculo muy sorprendente, novedoso y sin duda recomendable. Caperucita Roja El Musical, es una propuesta sencilla, honesta y que dignifica el teatro infantil, gracias a lo cuidado de la adaptación, el estupendo trabajo actoral y al enfoque tan acertado que se le da a una historia conocida por todos, en este caso con una visión renovada y nada meliflua, algo que se agradece ante el habitualmente almibarado teatro infantil. Caperucita Roja El Musical se toma muy en serio a los niños, los respeta y no duda de su inteligencia. Así que ya sabéis, si queréis que vuestros hijos se lo pasen bien y piensen un poquito... esta es vuestra obra.
Como nota aclaratoria decir que las fotos no se corresponden en su mayoría al elenco que esta crítica ocupa.




*Si alguien considera que alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego me lo comunique para retirarlas a la mayor brevedad posible. 

martes, 24 de marzo de 2015

Soñando Con Pinocho



El teatro infantil, el denostado y menospreciado (injustamente) teatro infantil, me acompaña desde que tengo mas o menos siete años, cuando vi mi primera obra de teatro, La Farsa Del Cornudo Apaleado, de Casona. Poco recuerdo me queda de aquella representación a no ser la paliza que se llevó el pobre cornudo, la estaca con la que le propinaron la somanta de palos, y unas cortinas que servían para esconder al amante de la disoluta esposa del sufrido astado.
A pesar de haber transcurrido la friolera de treinta y un años desde aquella representación, todavía recuerdo algunas cosas, y aquí amiguitos está el meollo del asunto, el tan poco valorado teatro infantil, tiene una labor no reconocida en su justa medida, que es la de crear futuros aficionado al Arte de Talía, para ello se deben seguir varias premisas, nada fáciles, teniendo en cuenta que los niños son un público duro de roer cuando algo no les gusta.
La primera es sorprenderles para ir directamente a la segunda, conseguir su atención, una vez que se ha llegado a este punto, mantenerla que no es fácil... y si el niño sufre la catarsis, zas! tendremos a un enano con un recuerdo imborrable en su memoria, que le animará a ir al teatro cuando sea mayor.
Uno tiene sobrinos y poco a poco, se está haciendo un pequeño experto en teatro infantil, ya que se intenta que vayan a menudo. Esta es la primera crítica que hago de un espectáculo de estas características (muy mal por mi parte) así que vamos a estrenarnos.


Me surgió la oportunidad de asistir al Teatro Rialto para ver una de las funciones infantiles mas reconocidas de los últimos tiempos, Pinocho Un Musical Para Soñar, no me lo pensé dos veces y al teatro que nos fuimos con Ainhoa de seis añitos, y Víctor, que con menos de un año se estrenaba en estas lides.
Provistos de palomitas como para llenar la tripa de la ballena que se traga al protagonista de la función, mas felices que las lombrices, y con la niña emocionadísima a pesar de haber visto ya mas teatro que muchos adultos, nos sentamos en nuestras butacas, y comenzó la función...



Pinocho Un Musical Para Soñar, se mueve dentro de los parámetros mas clásicos del género, contándonos las partes mas famosas de la larguísima y no tan infantil novela de Collodi. Por supuesto en esta propuesta se cuentan las partes , mas adecuadas para los niños, y se trata de un espectáculo enfocado hacia toda la familia.
Josep Mollà, encargado de la dramaturgia, realiza un conciso trabajo con ciertas actualizaciones, y algún que otro guiño adecuado para los papás y las mamás, la mar de acertado, el espectáculo no defrauda, y en este aspecto da exactamente lo que requiere.


Vayamos con el elenco, muy atinado en general.

Antes de empezar, me gustaría destacar el enorme trabajo de todos los componentes de la función, dado el número de personajes tan extenso que llevan a cabo.

Paula Espinosa, Hugo Ruiz y María José Capel, llevan prácticamente el peso de todos los secundarios de la función, en todos están perfectos, destacando el Pepito Grillo de Ruiz, el Hada Azul de Espinosa, y la malvada gatita, a la que da vida Capel.
Esta terna de estupendos artistas las dan todas sobre el escenario, y ofrecen varias creaciones de lo mas variopintas y atinadas. Buenas voces, buena presencia física, y un trabajo cargado de ilusión, profesionalidad y solvencia, son sus puntos fuertes.

Enric Juezas, como Gepeto, Strómboli, y el malvado Cochero que lleva al incauto Pinocho a la isla en la que los niños se convierten en burros.
Juezas en el mas claro código de primer actor, ofreció unas sólidas y sentadas intervenciones, especialmente como Strómboli, uno de los personajes mejor perfilados de la función, que Juezas convierte en un intrigante y mágico malvado con momentos ciertamente hipnóticos. Un diez para Enric Juezas sin duda alguna.

Para finalizar, Edgar Moreno como Pinocho.
Edgar Moreno, intuyo yo que bailarín adema de actor, sorprende al mas pintado, sirve una completísima creación, corporal, vocal, musical y gestualmente, con momentos de gran interés. Su mirada un tanto obtusa me dejó pasmado, y la naturalidad con la que defiende el texto en un complejo personaje merecen atención. Concentradísimo en escena, Moreno ofrece lo que tiene, que no es poco, y deleita a los mas pequeños con su Pinocho, muy ensayado, muy bien perfilado, y tratado con una aparente, solo aparente, facilidad, fruto del trabajo bien realizado.


Vayamos con la propuesta escénica:
José Tomas Chàfer, ofrece una cuidadísima función, con mas medios de los habituales en este tipo de espectáculo. Sirviéndose de un imaginario visual totalmente portentoso, logra dotar a este Pinocho, de un empaque visual muy conseguido, con algunos momentos de gran belleza plástica, siendo destacables en este ámbito dos cuadros especialmente bonitos, el teatro de títeres, y toda la parte que transcurre en el fondo del mar.
Todo está perfectamente resuelto, teniendo en cuenta los múltiples cambios escenográficos, me aventuro a decir que estamos ante una producción mas que pensada, y con un trabajo de "ingeniería" teatral mas que notable.
Mención aparte merecen las luces de Ximo Rojo y Mar Benavent, que son pura magia, y que apoyan a la perfección la mas que bien ejecutada escenografía.
Estamos ante un a producción de primera, realizada con gran mimo, mucho amor y cuidadísima al detalle. Reconozco que me sorprendió muy gratamente.


En resumen, una propuesta mas que recomendable para niños y mayores, que embelesa a los mas pequeños (hasta Víctor con su añito, aguantó la hora y veinte que dura la función sin problemas) y sorprende a los adultos.
Hay que llevar a los niños al teatro, es responsabilidad de los padres, vuestros hijos os lo agradecerán cuando sean mayores. Serán unos adultos sensibles, con inquietudes culturales y posiblemente también lleven a sus hijos al teatro.
Están solo hasta primeros de abril, así que ya sabéis, corriendo al Rialto con los peques!!!

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