jueves, 30 de noviembre de 2017

Artículos Mas Leídos En 2017

Se acerca el final del año 2017, momento de recapitular como ha ido dicho año para de esta forma saber que es lo que os gusta mas, cuales fueron los títulos que mas os han llamado la atención, y en que tipo de crítica valoráis mas mi trabajo. La verdad es que donde mas visitas, comentarios y debate se ha formado es en el teatro musical en cualquiera de sus vertientes, siendo la zarzuela el género que mas seguís, quizás por varios motivos que me gustaría comentaros. No hay muchos blogs especializados en zarzuela, y mucho menos en crítica de la misma. En ópera la oferta es abrumadora, pero en zarzuela no, y creo que el aficionado ha encontrado en Desde La Platea un rinconcito en el que se habla de nuestro género lírico desde el respeto, el cariño, y en el que intento que no solo se hable de los cantantes y su actuación, sino que se sepa un poco mas de nuestra zarzuela, sus compositores, y diferentes estilos, seguiré por esa línea ya que para mi es un auténtico placer ver zarzuela y luego comentarla, je je je. El teatro musical también tiene importancia dentro de vuestros gustos, en el que ocurre algo parecido que con la zarzuela, con una salvedad, yo siempre intento hacer un análisis no solo desde el punto de vista teatral, sino también musical, que a veces se descuida un tanto en el género musical, aunque poco a poco nos vamos poniendo las pilas y el nivel va subiendo a pasos agigantados, especialmente en un año como el 2017, especialmente importante para la industria de los musicales donde ha habido muchos e importantes estrenos. Ahora mismo en Madrid hay al menos cuatro musicales de primer nivel en cartel y hasta donde yo se, todos con muy buena salud en cuanto al taquillaje, una clara muestra de que cada vez los musicales están mas asentados en el gusto de los espectadores patrios. Otra sorpresa han sido las entrevistas, que empecé a finales del año pasado, y que sin ninguna duda os interesan, al tenor del número de visitas y especialmente de comentarios que suscitan. Las entrevistas son laboriosas de hacer, lo reconozco pero el resultado merece la pena, y son un testimonio de primera mano sobre la situación que viven nuestras artes escénicas vista desde dentro. Nuestros artistas tienen muchas ganas de hablar, así que aquí seguirán teniendo su voz, para expresarse y decir cuanto deseen. Por cierto, en la sección de entrevistas nos espera unas cuantas sorpresas muy jugosas en el próximo ciclo que ya iréis descubriendo.

    


El año que se va he publicado casi 40 críticas, y he visto mas de 50 espectáculos de toda índole, ya que no hablo de todo lo que veo, lo primero porque si considero que no conozco lo suficiente sobre lo que voy a hablar prefiero no hacerlo, y segundo porque realmente a veces me resulta imposible escribir cada vez que voy al teatro. En 2017 he visto teatro, musicales, ópera, opereta, zarzuela, revista, danza, conciertos, recitales, circo y practicamente todos los géneros que conforman las artes escénicas, y si los he visto es basicamente por dos motivos, disfrutar y aprender. No os imagináis lo que se aprende viendo y documentándose sobre los espectáculos, y tampoco os imagináis lo adictivo que es. Cada vez quiero saber mas, y sobre todo cada vez soy mas consciente de lo poco que sé, y lo mucho que me queda por aprender.
Muchísimas gracias por el seguimiento que me hacéis, nunca pensé tener tantas visitas como tengo, y espero seguir en la misma línea, ya que parece ser que es lo que os gusta. Venga no me enrollo mas que parezco una persiana y vayamos con el listado en cuestión.

      




-En el puesto número diez, un musical que está teniendo una estupenda acogida y que sin duda ha sido una de las sorpresas de la temporada, La Familia Addams.

                                               



-En el puesto número nueve,  la entrevista que le hice el pasado mes de julio al barítono Luis Cansino. Luis habló sin pelos en la lengua y parece ser que eso os gustó.


                                                




-En el puesto número ocho, El Cantor de México.  Una opereta que arrasó en el Teatro de La Zarzuela, por la que yo siento un cariño muy especial, y que ha dejado bien claro que este repertorio interesa y que se debe ser revisado con mas asiduidad.

                                                  




-En el puesto número siete, Mi Última Noche Con Sara. Musical de pequeño formato con una interesante premisa en el que se nos cuenta a grandes rasgos la vida de "Saritísima" Montiel.


                                                         




-En el puesto número seis, Château Margaux y La Viejecita. Un acertado programa doble de Género Chico en versión libre de Lluis Pasqual.

                                              





- En el puesto número cinco,  el clásico de Tennessee Williams Una Gata Sobre Un Tejado De Zinc Caliente, en una producción que si bien es cierto tuvo una irregular factura, os interesó mucho en su momento. 

                                    




-En el puesto número cuatro, Mayumaná Rumba, la novedosa y adrenalítica nueva producción de esta formación que rompe la taquilla allá por donde pasa.


                       



-En el puesto número tres, La Villana, uno de los grandes títulos de Vives, representado esta vez  de forma muy operística, y que no resultó todo lo satisfactoria que debería haber sido.


                                




-En el puesto número dos, Billy Elliot, posiblemente la apuesta mas ambiciosa de la cartelera del momento, y con una acabado de altura.

                                



- Y en el puesto número uno... tachán, tachán.... Un Chico De Revista. Una apuesta muy estimable que los aficionados al género frívolo agradecimos infinitamente, y que esperemos que no se quede en solo un oasis en el desierto revisteril que son nuestros teatros. 

                      




Espero que el año que viene mis apreciaciones os resulten igual de interesantes, por mi parte seguiré al pie del cañón intentando contaros "lo que mis ojos ven, mis oídos escuchan, y mi alma siente". Ese es el propósito del blog desde que lo inauguré y seguiré manteniéndolo espero que por mucho tiempo. Muchas gracias a tod@s! 

viernes, 24 de noviembre de 2017

El Gato Montés, Los Clarines Del Miedo.

Ayer asistí al estreno de la segunda función de la temporada 17-18 del Teatro de La Zarzuela, El Gato Montés, reposición de la misma producción que se llevó a cabo cinco años atrás y que ya me fascinó en su momento. Reponer este título y  el montaje de Plaza, me parece un acierto que solo tiene un pero, las pocas funciones que se van a llevar a cabo. El Gato Montés sin duda es un título de interés que no se ve habitualmente, y que tiene el favor del público, que se siente muy atraído por una obra de gran fuerza dramática y que tras muchos años en el olvido, fue rescatada por Miguel Roa para ser devuelta al lugar que se merece con gran justicia.
Tenía un tanto difusa la producción, no en vano ha pasado un tiempo considerable, y reconozco que me apetecía mucho volver a verla, así que bastante animado me acerqué a la Zarzuela, dispuesto a pasármelo bien y sobre todo disfrutar, algo que sin ninguna duda hice, ya que la noche fue exitosa en grado sumo. El público fue muy favorable en el estreno tanto a lo escénico como a lo musical, y la producción muy aplaudida, con gran justicia, para ser sinceros.



El Gato Montés, denominada como " Ópera Popular Española En Tres Actos y Cinco Cuadros" con música y libreto de Manuel Penella, se estrenó en Valencia en febrero de 1917, para posteriormente ser estrenada en Madrid, llegando incluso hasta Nueva York , siempre con éxito arrollador allá donde fue presentada. Cuentan las crónicas de la época que el Maestro Penella la noche del estreno en el Principal de Valencia fue llevado a hombros desde el teatro hasta la puerta de su casa por un público entusiasmado por lo que acababa de presenciar. El éxito de El Gato Montés fue uno de los mas grandes de su época y se mantuvo en vigor hasta mas o menos los años 30, para posteriormente pasar al mas estrepitoso de los olvidos, solo quedando para la posteridad el famoso pasodoble torero, quizás el mas representativo de la música taurina de todos los escritos, pero que el gran público durante muchos años no asoció ni por asomo a una obra lírica.
Manuel Penella compuso una partitura muy inspirada y de ecléctica factura, de tintes veristas en su concepción y de profunda raíz española en su música, especialmente en cuanto al folclore andaluz se refiere, sin restarle profundidad en la concepción de los personajes a nivel musical, ni por supuesto un efectismo escénico mas que considerable. La obra se escucha con facilidad y agrado, aunque bien es cierto, no busca mas que entretener al público y dar aquello que exactamente le pide a una obra que algunos tildan de ligera y que yo encuentro francamente notable, tanto en su estructura, impoluta desde todo prisma, y que sin renunciar a la melodía fácil por momentos, no deja de tener muchísimos pasajes de gran enjundia musical, profundidad dramática y fuertemente descriptiva. Sirva como ejemplo de lo que planteo el insuperable cuadro de la corrida, en la que las distintas variaciones sobre el pasodoble central, sirven de catalizador del drama de forma absolutamente soberbia y cargada de categórica sabiduría teatral. La obra de enormes exigencias para su terceto protagonista, requiere de voces sólidas y rotundas para poder ser llevada a cabo al nivel deseado, siendo un auténtico desafío vocal que resulta impactante en aquellos momentos en los que Penella saca la artillería pesada dejando boquiabierto al respetable por su fuerza y dificultad. En cuanto al material literario, que ha sido muy criticado por su exacerbado tipismo yo voy a romper una lanza, ya que sin ninguna duda funciona, y a todas luces su crescendo dramático resulta muy gratificante  en su conjunto. A este nivel el acto mejor resuelto es el segundo de gran empaque escénico, siendo el tercero el mas flojo dramaticamente que no en su concepción musical. El Gato Montés cuenta una trágica historia con unos personajes quizás muy manidos, pero que nos llegan en su visceralidad y en su aire de tragedia desmelenada, excesiva, y que resume a la perfección lo que el género operístico ofrece como sublimación de las pasiones humanas.



Vayamos con el elenco, superlativo en líneas generales, como iré desgranando.

Gerardo Bullón como Hormigón, Miguel Sola como Padre Antón y Milagros Martín como Gitana, se encuentran realmente inspirados en sus roles, dotando de gran presencia escénica a sus creaciones, especialmente Martín que triunfa en su pequeño pero importante papel, dotando de gran fuerza dramática al rol que le ha tocado en suerte. Sola y Bullón brillan en los personajes mas cómicos de la función ofreciendo una trabajo musical de altura, y mas que logrado a nivel escénico.

Itxaro Mentxaka, mezzo-soprano, como Frasquita.
Reconozco que no conocía a Mentxaka, y ha sido una grata sorpresa. Cantante de peculiares técnica y presencia escénica, me pareció adecuadísima para el papel a todos los niveles, resultando muy solvente en lo vocal, con voz de mezzo pura, de interesantes graves y sin problemas en los volúmenes. La encontré magnífica en lo escénico, especialmente durante el tercer acto, en el  que lleva a cabo un encomiable trabajo de implicación emocional cargado de profundidad y prestancia.

Andeka Gorrotxategi, tenor, como Rafael Ruiz "El Macareno".
Gorrotxategi repite en el rol del torero que ya ejecutó en el anterior estreno de la producción. Nuestro tenor cantó con gran bravura y mas que respetable volumen, llegando sin ningún problema en los momentos mas comprometidos de la partitura, que son muchos, y sirviendo un canto de calidad, belleza y de línea impecable de principio a fin. El agudo bien resuelto y de impactante acabado, suena hermoso y pleno, siendo la expresividad  una de sus grandes bazas en la bellísima plegaria del segundo acto que fue de un lirismo insuperable y realmente emotiva. Gorrotxategi sale mas que airoso de su complicado papel llevando a cabo un trabajo redondo y mas que estimable en líneas generales. 

Nicola Beller Carbone, soprano, como Soleá.
Me he reconciliado con Carbone tras una Villana no del todo adecuada, volviendo por sus fueros en la gitanilla protagonista de la función, de forma mas que eficaz y de sólida ejecución técnica, en un personaje de endiablada tesitura que requiere de un centro y graves  potentes y un agudo grande y fácil. Carbone las da todas en una creación vocal en la que primó una línea de canto muy bien definida, y en la que los tremendos saltos de la partitura son ejecutados de forma ejemplar siendo muy interesante el agudo, atacado de forma brillante y enorme en su resolución. La voz suena grande y redonda practicamente en toda la función, a excepción de la primera parte del aria principal, en la que los matices todavía no están del todo resueltos, pero que intuyo que se irá solventando a medida que vaya haciendo funciones. Pasa la tremenda orquesta que la obra posee sin el mas mínimo problema y resulta adecuadísima para el papel a todos los niveles. Escenicamente se encuentra acertadísima, resultando sensual cuando el texto lo requiere, telúrica y de gran dramatismo en los momentos mas trágicos de la función. 

Juan Jesús Rodríguez, barítono, como Juanillo "El Gato Montés"
Magnífico y felizmente retornado al Teatro de La Zarzuela en el  que hacía varías temporadas que no los disfrutábamos. Rodríguez es uno de los barítonos españoles mas importantes del momento, muy merecidamente, sin ninguna duda, como ayer demostró con creces. Nuestro cantante de noble timbre, carnoso y enorme volumen, ofreció una auténtica lección de canto en todas sus intervenciones, especialmente en la página compuesta a modo de racconto del primer acto en el que resultó estremecedor por su capacidad expresiva y las insuperables facultades canoras que tiene. De soberbio fraseo, férreo control del aire, y matizadísimo en sus intervenciones, Rodríguez triunfa por sus características de  barítono de mimbres clásicos en su voz, y en la que un trabajo cargado de honestidad y sensibilidad fueron la marca de la casa. Ojalá veamos muchas veces mas a Juan Jesús Rodríguez en el coliseo de la Calle Jovellanos, Madrid y el Teatro de La Zarzuela nos lo merecemos.



Coro Titular del Teatro de La Zarzuela con dirección de Antonio Fauró, correctísimo en una obra en la que la masa coral no tiene gran protagonismo, a no ser durante el primer acto. Magníficos en la salida de "El Macareno" uno de mis momentos favoritos de la ópera, y los innumerables partiquinos que se llevan a cabo en El Gato Montés y que interpretan los miembros de coro, resultan correctos y solventes en su cometido.

Ramón Tebar lleva la batuta de la OCM de forma espectacular, con un sentido de la teatralidad mayúsculo y poniendo el acento en los momentos mas dramáticos de la función de forma inspirada e inteligentísima. Las cuerdas se encuentran en completo estado de gracia, y el viento metal tan arriesgado siempre, cumplió con su cometido en la mayoría de sus intervenciones, salvo algún pequeño patinazo sin importancia al final de la función. Tebar sirve una función en la que las dinámicas se encuentran muy cuidadas, y que si bien es cierto en los volúmenes fue generoso, dado el elenco con el que el espectáculo cuenta no resultó ningún problema, sino todo lo contrario, llenando de brillo y trágico sabor a un obra de complicada dirección que en la mano de Tebar se hace amena y disfrutable.



Vayamos ahora con la propuesta escénica:

José Carlos Plaza firma el espectáculo, llevando a cabo una mas que interesante lectura de un texto difícil de poner en pie. Plaza se sale del tópico, optando por la elegancia visual, la claridad en la exposición de lo que quiere contar, y un estudiado viaje a la esencia de la ópera, que se ve perfectamente modernizada sin afectar en absoluto el mensaje que se quiere dar. La obra marcadamente trágica, aunque con sus momentos de comicidad, según la visión de nuestro regista se ubica en un entorno oscuro y fanatizado de ecos descorazonadores y cercanos a la España Negra, todo ello dentro de la mesura en lo visual, sin caer en la españolada, es mas huyendo de ella, y logrando un trabajo de gran altura escénica, de gran belleza y medido dramatismo. Especialmente interesante resulta el complicado cuadro de la corrida que se puede ir de las manos por menos de nada, y que en manos de José Carlos Plaza se convierte en un ejercicio de sutileza y esquisitez estética plagado de hallazgos escénicos y de gran eficiencia dramática. No me imagino otro enfoque para El Gato Montés en los tiempos que corren, en el que otras lecturas mas folclóricas resultarían mas que indigestas para el público actual. Plaza engrandece la función de forma superlativa, de forma respetuosa y de impecable acabado formal. Mención especial para los figurines de Pedro Moreno de una belleza insuperable, y para las grandiosas coreografías de Cristina Hoyos que llegan al paroxismo en la zambra, que preludia al cuadro de la corrida, en la que Soleá se reencuentra con sus raíces gitanas de forma muy lírica y perfectamente justificada dentro de la evolución del personaje. También deben de ser tomadas muy en cuenta las luces y escenografía de Francisco Leal que dotan a la función de una belleza arrebatadora por momentos, conseguidas atmósferas y que redondean el espectáculo hacia lo estratosférico.





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jueves, 2 de noviembre de 2017

Carmen, Cambian Los Tópicos, La Esencia Queda

El pasado día 30 me tocaba ver mi segunda función de abono del Teatro Real. Se trataba de la tan cacareada Carmen de Calixto Bieito, aunque realmente sea de Bizet algo que parece que se nos ha olvidado, y que llegó en un delicado momento por motivos que todos conocemos, y en el que la sensibilidad hacia los símbolos nacionales, y hacia la unidad de nuestro país, está especialmente candente. Le cayó a Matabosch esta Carmen en el peor momento, y parece ser que se ha decidido "limar" la versión de Bieito por aquello de evitar una escandalera o el tildar de oportunista una producción que se estrenó hace unos cuantos años ya, y que realmente ha tocado en estas fechas por mera casualidad. Tenía muchísima curiosidad por ver esta Carmen, que me negué a ver en vídeo, aunque el material sobre la misma es abundante y facilmente encontrable. Quería llegar limpio de toda información a la función, para dilucidar por mi mismo lo que Bieito quería contar, y ver si la cosa era para tanto escándalo como me habían dicho. La verdad es que la función no escandaliza a nadie, y ya se ha quedado un poco viejuna en su planteamiento, pero sigue manteniendo interés, y reconozco que me sorprendió para bien como luego iré contando. No soy yo especialmente aficionado a las boutades de Calixto Bieito, pero cuando las cosas funcionan se debe reconocer, ya que como muchas veces digo, soy espectador desprejuiciado, y si lo que me cuentan me interesa lo expongo sin el mas mínimo problema.
Me acerqué al Real con ganas de ópera, con ganas de Carmen, y con ganas de pasármelo bien, ya que Carmen por muy trillada que esté, reconozco que me pirra y que casi siempre que la veo ( además de haberla cantado, la he visto unas cuantas veces) disfruto en alguno de sus momentos. La velada fue francamente irregular, por lo musical no por le escénico, y salí decepcionado de una ópera que no nos puede dejar fríos, ya que Carmen es pura tripa y ciertamente impactante si se resuelve de manera afortunada. Esta producción me dejó gélido en practicamente la totalidad de las tres horitas que duró. Salí del teatro exactamente igual que entré y con ganas de escuchar una Carmen con fuste y que me hiciera revolverme en mi asiento, algo que para ser sinceros, no ocurrió en ningún momento.



Carmen se estrenó el 3 de marzo de 1875 en París, fue masacrada por la crítica, los críticos siempre metemos la pata, ya lo sé... Se dijo en su momento que la música era incomprensible, excesivamente moderna, su argumento demasiado dramático, y fue calificada de "españolada", por lo exagerado de su tipisimo. Tan solo un anciano que estaba entre el público llamado Franz Liszt, cuando acabó la representación, dijo que ese era el futuro de la música, casi nada... No le hizo caso ni Blas, y eso que Liszt gozaba de gran prestigio, prestigio que sirvió de poco, Carmen estaba sentenciada. La ópera no se pudo estrenar en Garnier por aquello de los diálogos y Bizet se tuvo que conformar con la Opéra-Comique, algo que ya lastró el estreno, considerándose un poco de segunda. Bizet nunza superó el fracaso de Carmen y un ataque al corazón acabó con su vida tan solo 3 meses después de su estreno, sin llegar a imaginar ni a ver el descomunal éxito que su ópera cosechó posteriormente. La pura realidad es que Carmen rompió estilos, e hizo saltar por los aires la rígida estructura de la ópera en su tiempo, siendo precursora del posterior Verismo, algo que en el momento de su estreno el purismo reinante fue incapaz de ver, apreciar y sobre todo tolerar, siendo el caso del estreno de esta ópera uno de los mas injustos y uno de los fiascos mas célebres de la historia de la música. Es cierto que la trama de Carmen es muy desmelenada, y abusa de la truculencia y la sexualidad por momentos, pero señores, con lo que vino después con Puccini, Carmen se queda en una reunión de postulantas a carmelitas descalzas, con una brutal escena final y una sensualidad muy bien plasmada en la partitura, pero bastante light en comparación con las obras veristas mas duras. La realidad es que los espectadores del momento no estaban preparados para Carmen. Bizet en su partitura plasmó de forma asombrosa la música española, y la psicología de sus personajes, algo que todavía andaba en ciernes y no estaba del todo asentado en la ópera. Toda la obra es ejemplar, y nada sobra o falta en ella, aunque el acto III se me haga un poco cuesta arriba, y eso que en él se encuentra una de mis páginas favoritas de la partitura, el Aria De Las Cartas. Otra cosa que caracteriza Carmen es el acompañamiento musical de lo que ocurre en escena cuando no se canta, hay momentos de orquesta sublimes, el primer encuentro de Carmen y Don José, es uno de los mas hermosos de la función a nivel orquestal, y el brío de toda la obra, hace que se nos pase en un suspiro. Carmen es de esas ópera como La Traviata, que nos pueden parecer que están muy quemadas, pero siempre se descubren cosas nuevas cada vez que la escuchamos, máxime cuando Carmen posiblemente sea la ópera mas grabada de toda la historia, con múltiples y variadísimas lecturas. No me gusta echar la vista atrás, ya que considero que comparaciones son odiosas, por tanto dejo al gusto del consumidor cual es su versión favorita de la insigne ópera de Bizet, y hoy libre de referentes, hablaré de la Carmen que vi en el Real el pasado lunes.



Vayamos con el elenco, irregular en grado sumo, y en algunos casos deficiente como os iré contando.

Correctísimos comprimarios, destacando Le Dancaïre de Borja Quiza, Le Remendado de Mikeldi Atxalandabaso, y las Mercedes y Frasquita de Lidia Vinyes Curtis y Olivia Doray respectivamente. Estuvieron perfectos en el famoso Quinteto, de complicada musicalidad y brillante ejecución por parte de nuestros cantantes, que se encuentran a su vez acertadísimos en la parte actoral, dando vida a una cuadrilla vulgar y temible a partes iguales. 

Kyle Ketelsen, bajo-barítono, como Escamillo.
Irregular y de menos a mas. Tuvo ciertos problemas de volumen en los Cuoplets de salida, donde solo brilló (y mucho) en la zona aguda, siendo poco audible en el centro y graves. En el tercer acto la cosa cambió bastante y le vi muy atinado en el dúo con Don José, donde la voz ya sonó mas plena, y a todas luces mas homogénea que en su difícil salida. Ketelsen sirve a nivel actoral un escamillo de altura, muy galán con aires chulescos y poderosa presencia escénica, reconozco que por esa parte me ganó por la mano desde que pisó el escenario, ya que da el papel a la perfección, y parece tenerlo muy medido en lo dramático, mandando de forma rotunda en todas sus escenas.

Eleonora Buratto, soprano, como Micaëla.
No estuvo del todo afortunada por varios problemas, el primero y mas notorio la falta de matices cantando, y un duro y metálico timbre que fueron totalmente a la contra de lo que Micaëla es. No vi por ningún lado el dulce carácter de nuestra heroína, y su celebérrima aria resultó fría y poco sensible en su ejecución. Me pareció estar viendo a un personaje wagneriano cantando a pleno pulmón durante toda la función y no a la melíflua Micaëla. Para ser justos hay que decir que el volumen que posee es atronador y pasa la orquesta sin el mas mínimo problema, de forma excesiva en la mayoría de los momentos, y a mi personalmente no me acabó de convencer. La realidad es que ni en la parte vocal ni en la expresividad ofrece lo que el personaje debe ofrecer. 



Leonardo Caimi, Tenor, como Don José.
Tampoco estuvo al nivel nuestro tenor, al que vi francamente apurado por momentos, con serios problemas con el aire, y que llegó bastante agotado al tercer acto y que fue ahí donde mas se acusó el descontrol del instrumento. Sufrí bastante por él durante toda la función, ya que en la zona aguda si bien es cierto que no galleó en ningún momento, la sensación de que la voz se iba a quebrar era muy patente. La voz es bonita, con cuerpo y ciertamente no hubo problemas en los volúmenes, pero si es cierto que hay complicaciones en la zona de paso, en la que me pareció que abusó de los trucos  llevando en exceso las partes mas comprometidas a su terreno, algo que en una partitura tan conocida como es la de Carmen canta por soleares.Tampoco el fraseo resultó satisfactorio, y su aria principal, una de las mas bellas de toda la historia de la ópera, pasó sin pena ni gloria, siendo muy poco expresiva en su ejecución, resultando decepcionante y fría en igual medida. En el último acto estuvo mas acertado, y vislumbré ligeramente aquello que Don José nos debe ofrecer, en una interpretación en la que la frialdad fue la tónica, y las dificultades a la hora de abordar un papel complejo y de grandes exigencias vocales.

Gaëlle Arquez, mezzo-soprano, como Carmen.
Desaprovechada, en grado sumo, y posiblemente la mejor cantante de la noche. Arquez posee un bello timbre de mezzo pura, de carnosidad y voluptuosidad en el sonido, y de gran volumen. Me faltó expresividad, matices, y sensualidad en la interpretación. Pero estoy convencido de que con otra dirección musical se podría haber sacado mucho mas de ella, ya que me pareció una artista muy completa y con sobradas facultades para abordar el papel. Estuvo correcta en sus momentos mas emblemáticos y sirvió una estimable Habanera que me dejó muy buen sabor de boca. Me pareció un tanto vacilante con las notas en algunos pasajes e intentando buscar la afinación según iba cantando, pero para ser sinceros tampoco me molestó en exceso, y en líneas generales disfruté de su trabajo, aunque no estuviese muy apoyada por la batuta como mas tarde explicaré. Arquez sale airosa de esta Carmen y me encantaría verla en otra producción donde puede brillar como me dio la sensación que puede hacerlo. Muy entregada en lo actoral sirvió una Carmen sensual en lo físico, desprejuiciada, y con momentos de gran valentía como intérprete que realmente deben ser tomados en cuenta, especialmente, durante el dúo del segundo acto con Don José, que si bien es cierto, como partenaire se lo puso difícil dada la poca química escénica que destiló nuestro tenor, y que Gaëlle Arquez supo bandear con tablas y entereza.



Coro Titular Del Teatro Real, con Andrés Máspero al frente, impoluto en sus intervenciones. Fue de lo mejorcito de la velada. Carmen es una obra complicada para el coro, y en esta ocasión se vio perfectamente reflejada en la ejecución de la masa coral, que resulto muy matizada, empastada y atronadora en el cuarto acto tal y como mandan los cánones. Resuelven perfectamente la parte escénica, y las evoluciones de los hombres durante el primer acto cargan de empaque la propuesta escénica de forma muy gratificante, y de impactante resolución visual.


Marc Piollet llevó la batuta al frente de la Orquesta Titular del Teatro Real, y no estuvo todo lo afortunado que debiera. Amén de unos tiempos excesivamente vivos y peligrosamente cercanos al chim-pún en algunos momentos, la ausencia de matices fue la tónica de la función. Todo me sonó exactamente igual en esta Carmen, desde la Obertura, hasta la Quadrille no hubo diferencia ni en tiempos ni en volúmenes. Piollet hace aburrida a Carmen, y durante el segundo y el tercer acto, la cosa se convierte casi en insufrible, donde la poca chicha teatral y el sonido carente de cualquier chispa, consiguieron que se me hicieran eternos. Que Carmen nos resulte indiferente es difícil e imperdonable, y Marc Piollet parece ser que ha puesto mucho empeño en ello. Lamento ser tan duro, pero uno de los principales motivos por los cuales salí tan desencantado de esta Carmen fue la dirección de orquesta, no vi la riqueza de la partitura de Bizet por ningún lado, cuya expresividad es uno de los motivos por los cuales esta ópera es la mas popular de todas las que se han compuesto jamás. 



Vayamos ahora con la propuesta escénica.
Calixto Bieito firma la producción, resultando un acierto su enfoque y la vuelta de tuerca que se le da a la ópera. Bieito actualiza Carmen sin huir del tópico, pero en vez de la castañuela la peineta y la mantilla, Bieto nos propone la nevera de playa, el Toro de Osborne y la España "cani" y "poligonera" que tan bien entronca con la España Negra que reflejó Carmen en su momento, y que nuestro director extrapola en el tiempo de forma acertadísima y revulsiva por momentos. Los personajes de Carmen son en líneas generales de baja estofa, siendo llevados aquí al límite, y resultando escalofriantes por momentos. Todo lo que ocurre en el coche durante el segundo acto es terrorifico como denuncia de la cosificación de la mujer, y de la falta de escrúpulos de unos personajes llevados al límite con gran coherencia teatral y escasas concesiones al lirisimo. Del mismo modo resultan igual de efectivas las transiciones entre acto y acto, especialmente el paso del segundo al tercero, donde la belleza asoma por unos momentos mientras un torero completamente desnudo realiza un amago de tienta a la luz de la luna, logrando unas imágenes de gran inspiración poética y que apoyan a la perfección el bellísimo interludio que transcurre en el foso. Es justo reconocer el gran trabajo por parte de Bieito en una función muy pensada y que si bien es cierto no escandaliza ni sorprende tanto como en el momento de su estreno sigue resultando interesante y apreciable en practicamente toda su extensión.





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Como nota aclaratoria decir que las fotos no se corresponden en su mayoría al elenco que esta crítica ocupa.