jueves, 8 de octubre de 2015

Roberto Devereux, El Favorito De La Reina

El pasado día siete, finalmente, después de una larga espera, di por inaugurada mi temporada lírica 2015-2016. El primer título que me tocaba por abono era Roberto Devereux, un título que encuentro bastante atractivo, y que no resulta fácil de ver.
Estaba espectante, y con muchas ganas de algo de lírica, ya que desde Porgy & Bess, no había visto ninguna ópera completa, y mi único espectáculo lírico en estos meses ha sido la Gala Endesa, que tuvo algún momento glorioso como el dúo Kunde-Álvarez de Otello, que me fascinó, pero que siendo a piano y versión concierto, pues no deja de ser un pálido reflejo de lo que la ópera como género escénico ofrece.
Por abono me tocó segundo reparto (algo que en mi caso, viene siendo una tónica) y reconozco que me fastidió un poco, basicamente por Mariella Devia, una de las Elisabettas mas reconocidas de los últimos años, y que por motivos obvios y que a pesar de que a sus 67 años sigue estando en espléndidas facultades, veo difícil que me sea posible disfrutarla en este papel.
Había leído barbaridades sobre mi elenco, y la verdad es que empiezo a estar cansado del aficionado que nunca disfruta de lo que ve, poner a caldo todo lo que vemos, no nos hace mas entendidos, nos hace pedantes, y las referencias están muy bien, pero son eso referencias, y  esperar e intentar que las viejas glorias de la lírica revivan y se hagan carne en los cantantes del momento, además de absurdo siempre será frustrante para el que lo lleva a cabo. Los mitos y las referencias, tienen su momento, buscarlos en otros artistas no tiene razón de ser.
Voy a romper una lanza por mi elenco, que si bien es cierto tiene sus mas y sus menos, ofreció como iré narrando a continuación, un excelente jornada de belcantismo, y una mas que digna representación, que ya hubiésemos querido en otras producciones.



Roberto Devereux,  denominada comoTragedia Lírica en Tres Actos, se encuentra dentro de la "Trilogía Tudor" de Donizetti, se estrenó en 1837, y tiene varios motivos para que no deba pasar inadvertida.
El Devereux, posee una bella partitura, de dificilisima ejecución, que requiere un cuarteto protagonista solvente, y cuya música fluctúa entre lo lírico y lo heroico, en un cuidado equilibrio, muy sugestivo, su final auténtico tour de force para la soprano protagonista es sin duda una de las páginas insignes del Belcantismo, y uno de los momentos de mayor intensidad dentro de las composiciones del bueno de Don Gaetano.
Otra cosa a tener en cuenta, es el inspirado libreto, que aunque sea un desatino histórico, dramaticamente funciona a las mil maravillas, con un crescendo muy conseguido, una trepidante acción dramática, y un clímax estratosférico que lleva al espectador exactamente al lugar que quiere, y que a partir del segundo acto, va rodando hacia la tragedia final, con fino y astuto engranaje.
Estamos ante ópera en estado puro, en toda la extensión del género, y uno de los mejores ejemplos de unión de texto y música del periodo al que esta obra pertenece.



Vayamos con el elenco:
Comprimarios perfectos, Juan Antonio Sanabria, ofreció un correcto Cecil de bonito timbre y aires conspiradores, y mención especial para Andrea Mastroni, como Sir Gualterio Raleigh con opulenta voz de bajo, gran volumen y perfecta emisión.

Ángel Ódena, barítono, como El duque de Nottingham.
Ódena mas que correcto en un papel que a priori, no es el mas idóneo para su voz y que no forma parte de su repertorio mas habitual. La función que nos sirvió destacó por la nobleza de su canto, honestísimo en fondo y forma, el imponente volumen, marca de la casa, ya que Ódena para variar parece que se ha tragado un altavoz, y el bello sonido que ofrece. Problemas, la voz denota cierto cansancio, y no hay tantos matices como habitualmente ofrece. Me quedo con la impactante primer aria que sirvió y la larguísima, atronadora y perfectamente colocada nota con la finalizó el cuadro. Sin duda salva los trastos, llevando a cabo una poderosa creación, en la que las virtudes son muy superiores a los defectos.

Verónica Simeoni, mezzo, como Sara duquesa  de Nottingham.
Me habían llegado muy malas referencias de esta mezzo, y realmente no creo que sean justas. Cierto es que el agudo tiene cierto color metálico que no acaba de redondear su interpretación, y que la voz en algunos momento se encuentra un tanto atrás, pero la encontré en líneas generales muy aseada, cumplidora, y con una voz muy bonita. Brilla especialmente en su dúo con Roberto, y en el dúo con su marido. El aria con el que comienza la obra, ciertamente estuvo un tanto destemplada, pero en absoluto catastrófica, y se escuchó con agrado, aunque un poco rutinaria.
Una cosa a tener en cuenta es lo bien apoyada que está la interpretación musical en la actoral, Simeoni tiene momentos muy conseguidos actoralmente, especialmente en el tremendo dúo con el barítono, dirigido en esta producción en claves, casi veristas, mas que belcantistas.

Ismael Jordi, tenor, como Roberto Devereux, conde de Essex.
Sublime, soy muy fan de Jordi, lo reconozco, y no me defraudó en una interpretación muy en la línea que la función pide. La bellísima voz que posee, y que va ensanchando cada vez mas de forma muy gozosa, es la mas adecuada para este papel, de grandes dificultades vocales.
Jordi, ofrece un canto de calidad, exquisito en su fraseo, de gran emisión a pesar de que la voz no es muy grande, impoluta técnica, y de mas que sana colocación, que conmueve en los momentos mas líricos, y llega en los mas heroicos sin problema. Dos momentos fueron especialmente hermosos, y pienso que sin duda fueron los de mas calidad musical de la velada. El exquisito dúo con Verónica Simeoni, donde, Jordi ofreció momentos de gran lirismo, y el mejor fraseo de toda la función. Y por supuesto su aria final, de creciente y rotunda emotividad, y redondo acabado, que fue justamente ovacionada por el respetable.
Encontré a Jordi en un momento vocal estupendo, muy maduro vocalmente, segurísimo en sus intervenciones, y sobre todo transmitiendo mucho, que es lo que yo mas valoro en un cantante.
Un diez para Ismael Jordi, que encuentro un cantante mas que interesante, y que está cantando por derecho propio en el Teatro Real.

Maria Pia Piscitelli, soprano, como Isabel I de Inglaterra.
De menos a mas, de forma muy notoria, empezó la función realmente floja, vacilante, escasísima de volumen y un tanto insegura, pero amiguitos a partir del segundo acto, se fue entonando y nos llevó a al paroxismo a medida que iba subiendo la temperatura de la función. La voz no es excesivamente grande, pero tiene momentos de gran brillo, recitativos y Aria de La Locura fueron su fuerte, aria en la que por cierto no se fue al sobreagudo final, de forma muy inteligente, y que no me molestó en absoluto, soy de la opinión de que un nota no hace una ópera, y que las obras hay que cantarlas completas para valorar un trabajo.
Piscitelli es una cantante mas que correcta, que apoyada en sus grandes dotes de actriz, sabe enfocar su trabajo dentro de sus posibilidades de forma muy acertada, logrando un acabado mas que decente, de gran efectismo y nada afectado.
Fue largamente ovacionada, por un público muy entregado, y ya sabemos como se las gastan en Madrid, je je je.



Coro correctísimo, en una función en la que la masa coral no tiene mucho protagonismo, el número con el que se abre el segundo acto fue cantado con gran empaste, y modulación perfecta. Soy muy fan del coro del Teatro Real, lo reconozco, pero es que realmente, trabaja muy bien, y con gran profesionalidad.

La dirección musical corrió a cargo de Andriy  Yurkevych. Bastante atinada en general, aunque un poco farragosa en la Obertura, uno de mis momentos favoritos de la ópera, que a medida que avanzó el número se fue corrigiendo sin problemas.
Tiempos muy acertados, ágiles y cuidando mucho a los cantantes, quizás en algunos momentos puntuales, un poquito menos de volumen se hubiese agradecido, pero sirvió una lectura inteligente y muy matizada de la partitura.



La producción escénica que corre a cargo de Alessandro Talevi, sigue exactamente la estructura dramática de la obra, yendo de menos a mas según avanza el drama. reconozco que en un principio la encontré ciertamente anodina, excesivamente oscurantista y un tanto simple, pero a medida que fui entrando en la función y especialmente a partir del segundo acto, la cosa se encaminó por otros derroteros.
El acierto de la producción, sin duda se encuentra, en el arácnido trono de la soberana, que tan bien refleja el carácter de esta reina, que sin darse cuenta se va envolviendo en su propia tela, para caer presa de su despotismo, y en consecuencia arrastrándola hacia el abismo.
Se trata de una efectista producción, sencilla y funcional, con momentos muy logrados y de gran fuerza visual, que encontré la mar de estimulante. Todo el salvajismo de la corte de Los Tudor, y la dureza de aquellas gentes, se encuentra perfectamente reflejada en la tétrica y enlutada atmósfera, que todo lo envuelve.
La dirección actoral de los cantantes merece mención aparte, ya que es acertadísima, y da gran prioridad al estupendo perfil psicológico de los personajes, siendo en algunos momentos, realmente conmovedora, y cargada de poderosas interpretaciones.



En resumen una propuesta altamente recomendable, ya que sin lugar a dudas, nos encontramos ante ópera realizada con criterio, y muy buen nivel musical, que al aficionado al género no va a defraudar en absoluto, y que refleja a la perfección, porque la ópera es lo que es, transmite lo que transmite, y a fin de cuentas tanto fascina a los amantes de la voz humana.
Decir como nota aclaratoria, que las fotos no se corresponden en su totalidad al elenco que yo vi.


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