jueves, 15 de octubre de 2015

Galanteos En Venecia, Lírica Postal Veneciana

Este año se presenta realmente pobre en cuanto a zarzuela se refiere en la cartelera madrileña. La escueta y poco afortunada programación del Teatro De La Zarzuela, no me satisface en absoluto, y el escaso número de funciones por cada título, hace que uno tenga que hacer un ejercicio de álgebra, para cuadrar fechas y horarios, teniendo en cuenta que tampoco esto tiene ninguna lógica, ya que se hacen funciones en días raros, y otros en los que no se deberían hacer se hacen.
La Era Pinamonti, que parece que llega a su fin, ha sido breve y poco productiva, y la culminación está en esta poco equilibrada, y pobretona temporada que acaba de empezar.


Cuando se publicó la nueva temporada, reconozco que solo dos producciones me resultaron apetecibles y en este orden, primero el Juan José de Sorozábal, obra mítica y nunca puesta en pie, y La Del Soto Del Parral, porque aunque de una reposición se trate, encuentro interesantes a algunos de sus cantantes, y es uno de mis títulos favoritos.
El título que abre temporada, Galanteos en Venecia, de evocador título, me era completamente desconocido, aunque tratándose de un Barbieri, ciertas garantías había y según se fue aproximando la fecha del estreno, y se fueron destapando los secretos de la producción reconozco que una sana curiosidad me fue empezando a picar, ya que la cosa prometía bastante, tanto en lo musical como en lo escénico.
El pasado día catorce, me acerqué al Coliseo de la Calle Jovellanos, me encaramé en mi querido gallinero, y me senté en mi ajada butaquita, dispuesto a disfrutar de mi primera zarzuela de esta temporada, la cosa resultó la mar de gratificante, y Galanteos en Venecia, ha sido un descubrimiento que me ha sorprendido mucho, y para bien.


Galanteos en Venecia, denominada como Zarzuela en Tres Actos, con música de Francisco Asenjo Barbieri y texto de Luis Olona, es una obra infinitamente mas interesante en lo musical que en lo lietrario, ya que el libro adolece de varios problemas, el primero lo enrevesado del mismo, que se va volviendo mas y mas farragoso a medida que la trama ligeramente cómica, se va acercando a los parámetros del melodrama decimonónico de forma un tanto forzada, y torpemente resuelta, que no tiene mas remedio que ser explicada al respetable al final de la función para que se entere de que es lo que ha ocurrido.
La partitura, es harina de otro costal. Barbieri padre de la zarzuela moderna, compuso una obra deliciosa de italianizante inspiración, mezclada con gran tino con lo español, que nos lleva a una Venecia de opereta, ciertamente idealizada, y mas que brillante en su conjunto. La obra como es habitual en Barbieri, tiene una ambiciosa orquestación, efectistas concertantes y bellas romanzas, que no defraudan al aficionado.
La obra conlleva gran cantidad de solistas, necesita un bajo-barítono,dos barítonos, soprano, mezzo y dos tenores, amén de múltiples papeles hablados, esto explica el motivo por el cual a pesar de su excelente calidad musical no ha pasado al repertorio, su amplio elenco, y sus complicaciones escénicas, la convierten en dificilmente abarcable en el ámbito privado, ya que sin duda, se trata de una obra que requiere unos gastos importantes para ser puesta en pie.


Vayamos con el elenco, que al ser tan extenso, intentaré ser conciso, que me conozco.

Jacbo Muñoz, Adolfo Pastor y Santiago Nogués, dan vida a los secundarios hablados sin el mas mínimo problema, Muñoz y Pastor, llevan a cabo varios papeles, fusionados en uno mismo con solvencia, y perfecto tono. Nogués como Genaro, con algo mas de entidad en cuanto a texto, cumple perfectamente. Los secundarios en zarzuela a veces no se cuidan en exceso, y son parte fundamental, para que la función en su conjunto, llegue a buen puerto. Tres actores de esta solvencia son un lujo, para esta clase de papel, que cuando se hacen mal, cantan por soleares.

Maribel Lara y Pepín Tre, como los regidores:
Magníficos sin duda, en un estupendo juego con el público que no tiene desperdicio. Brilla especialmente Tre, que derrocha comicidad, en un tanto obtuso señor que es muy bien mandado, aunque un poco metepatas.

Fernando Latorre, bajo-barítono como Marco.
Estupendo, en una escueta pero interesante intervención vocal, muy apoyada en lo actoral. Latorre interpreta a un anciano de forma mas que convincente, con muy interesantes inflexiones en la voz, tanto hablando como cantado. Sirvió un momento musical muy sentido que se ajusta a la perfección a su personaje.

Antonio Torres, barítono, como Andrés.
Torres sirvió una espléndida función, en un personaje que le va como anillo al dedo, tanto por sus características físicas como vocales. En el concertante, momento en el que se puede lucir vocalmente, demostró que esto para el es un paseo, haciendo gala de un bonito fraseo, amplio agudo, y transmitiendo mucho cantando. Actoralmente está de dulce, muy galán y muy sentado, en un papel que pasaría mas desapercibido, si otro artista de menos entidad los llevase a cabo.

Carlos Cosías, tenor, como el Conde Grimani.
Claramente insuficiente, por varios motivos. Problemas, vacilante en la afinación, especialmente notorio en la bella barcarola con la que irrumpe en escena, y que fue una tónica durante la función, ya que parece en algunos momentos ir buscando la nota según está cantando, también hay problemas en la colocación, excesivamente nasal, lo que le afea el sonido, en una voz a mi entender potencialmente bella, pero que no acaba de salir con el brillo necesario, y finalmente problemas de volumen en el centro, especialmente en el terceto con Cristina Faus y José Antonio López, donde estos dos brillan especialmente. Lamento ser tan duro, pero debo remitirme a lo que escuché, y así fue como me llegó. Actoralmente está magnífico, con bastante gracia en algunos momentos, y una divertido juego actoral con el tenor cómico de la función. Lástima que la desafortunada interpretación vocal, empañase la por otra parte brillante interpretación actoral.

Juan Manuel Padrón, tenor, como Pablo.
Correctísimo en el rol de tenor cómico y sobrado de recursos tanto actorales como vocales. Padrón posee una bonita voz, con suficiente cuerpo como para llevar a buen puerto, los habitualmente maltratados tenores cómicos. Perfecta emisión y gran musicalidad en todos sus números, brilló especialmente en el número que canta borracho. Actoralmente está graciosísimo, llevando el papel a su terreno, con mucho gracejo canario en su acento isleño. Contenido y agradablemente cómico, brilló mucho, en uno de los bombones de la obra.

Cristina Faus, mezzosoprano, como la Condesa Grimani.
Correctísima en un papel que la permite lucirse menos que en Los Diamante de La Corona donde estaba soberbia, pero que lleva a cabo con igual solvencia. Faus posee una imponente voz, que brilla mucho en el agudo, de gran volumen y nada pesada. Destaco el sonido tan sano que emite y reitero el bello agudo que posee, dando fiel muestra de ello en el final del soberbio terceto que se cantó.
Actoralmente todo un prodigio, luciendo empaque y gran presencia, que siempre viene bien para estos personajes de carácter. Mucho ojito con esta cantante, porque va a dar mucho que hablar, si no lo está dando ya.

Sonia de Munck, soprano, como Laura.
Reconozco cierta debilidad hacia esta soprano, de dulce voz que nunca defrauda en sus intervenciones. De Munck, sirvió una sensible creación musical, que fue de menos a mas, su cristalino timbre y bonito agudo son sus bazas fuertes, cantando una romanza final de grabación, que estuvo dentro de lo mejorcito de la noche musicalmente hablando. Quizás por ser un poco rebuscado, le falla algo la dicción, algo que en las sopranos de tesitura aguda es habitual, y que no molesta en exceso, ya que el nivel que ofrece es elevadísimo. Actoralmente está mas que correcta en un papel que no está muy matizado en el libreto pero que ella lleva a buen puerto sin problemas, destaco los momentos en los que se sale del papel en las pausas del rodaje en el que se desarrolla la función, en los que está realmente soberbia.

José Antonio López, barítono, como Don Juan.
MA-RA-VI-LLO-SO. López me dejó pasmado desde el primer momento que sale a escena, luciendo poderío vocal por los cuatro costados. Amplísimo de volumen, matizadísimo cantando y con un soberbio fraseo, ofreció momentos de quitar el hipo, estamos ante un cantante con mayúsculas, al que no conocía y que me agradó muchísimo, con un bello y carnoso color vocal, hizo las delicias del respetable en una interpretación completamente arrebatadora. Voces como la suya engrandecen nuestro género lírico, y son indispensables para la perdurabilidad del mismo. Espero verlo mas veces en el Teatro De La Zarzuela, ya que sin duda fue la estrella de la noche. Actoralmente también sirvió una estupenda creación de un estereotipado Don Juan que sirve de pretexto para darle color patrio a una obra que transcurre por tierra italianas.


Coro Del Teatro de La Zarzuela, en completo estado de gracia. Barbieri cuidaba mucho sus coros, dotando de gran entidad sus intervenciones, no podía ser menos en Galanteos en Venecia, donde tienen múltiple momentos de gran luciminto. Me quedo con el estupendo brindis de apertura de telón con el que empieza el segundo acto, y que en esta zarzuela se ha bautizado pomposamente como "Escena Báquica" y muy especialmente el número en el que acompañan al tenor cómico en su borrachera, y que en un inspiradísimo ejercicio musical y escénico el coro hace de orquesta acompañando al cantante. Gran empaste y ajustadísimos con la orquesta ofrecieron una velada de altura. En lo escénico están aprovechadísimos, disfrutando mucho con su trabajo, y de la propuesta de Paco Mir, que es fabulosa.

Muy inspirado estuvo también el ballet con coreografía de Fuensanta Morales, que brilló por su homogeneidad y por el empaque que dio a los números de conjunto.


Vayamos ahora con la propuesta escénica.
Paco Mir, de sobra conocido por el público de La Zarzuela, pone en pie con magistral mano de regista esta complicada producción de mas de treinta cambios escénicos, barco incluido que fue muy aplaudido en su presentación.
Mir experto en este tipo de montajes, como bien demostró en la icónica producción de Los Sobrinos Del Capitán Grant, varias veces repuesta en este mismo teatro, se sirve de un astuto e interesante juego teatral, convirtiendo el escenario en un gran plató cinematográfico, para de esta manera y muy elegantemente ofrecer practicamente la totalidad de los cambios escénicos de cara al público sin que molesten en absoluto.
Paco Mir, sirve un espectáculo extremadamente atinado, dotando de mucho ritmo el por otra parte poco inspirado material literario que le ha tocado en suerte, y ahí estriba la gran baza de la producción, la naturalidad y la agilidad con la que está llevado el texto, que no aburre y que su tono intencionadamente coloquial, acerca al espectador contemporáneo. Toda la función esta plagada de pequeños y delicioso gags "marca Mir" que enriquecen mucho lo que acontece en escena.
Quisiera destacar la soberbia versión de Esther Borrego del texto, que respetando escrupulosamente la esencia de la obra, ayuda a la comprensión del mismo.
Acertadísimas luces de Nicolás Fischtel, que dotan de mucha magia a algunos momentos, creando atmósferas muy conseguidas. Mención especial merecen los figurines de Anna Güell, que visten soberbiamente la función. Y muchísima atención a otra de las estrellas de la noche, la mas que inspirada escenografía de Juan Sanz y Miguel Coso, que son un prodigio de imaginación, funcionalidad y belleza plástica,y que resulta realmente espectacular en algunos momentos.


En resumen, una propuesta de altura y un brillante inicio de temporada que no defrauda ni al aficionado a la zarzuela, ni al aficionada al teatro, ya que sin duda estamos ante una producción llevada a cabo con gran criterio, conocimiento del género, y absoluto respeto por el mismo. Si a esto añadimos el atractivo de descubrir una interesante obra con momentos de gran altura en lo musical, no se puede pedir mas, Así que señores... ya saben hay que ir a la zarzuela, que la pobrecita está un poco pachucha y la tenemos que cuidar.



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2 comentarios:

  1. Como no he visto la función solo puedo aplaudir tu sinceridad. Tal como lo ves lo cuentas sin ser sangriento. Gracias

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  2. Como no he visto la función solo puedo aplaudir tu sinceridad. Tal como lo ves lo cuentas sin ser sangriento. Gracias

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