lunes, 16 de diciembre de 2013

Carlota, Un Mihura Para La Maura


Carmen Maura, forma parte de mis mitos hispánicos por excelencia, me parece una todoterreno, muy particular en su forma de hacer, y sin duda una de las grandes divas de nuestro cine. Cuando hace unos meses me enteré de que volvía al teatro después de casi 30 años , y encima haciendo una obra de Miguel Mihura, pensé que se trataba de un acontecimiento teatral que había que ver. Me saqué las entradas el mismo día que se pusieron a la venta, butaca de patio, fila dos, pasillo. No quería perderme ni ripio de mi diva, pero varias dudas me asaltaban. A veces los actores de cine, incluso los mas grandes, en teatro no brillan, suelen quedar desvaídos, no se les oye, y su forma de trabajar, no llega al espectador, no es lo mismo interpretar ante una cámara, que en un teatro, donde los matices deben llegar, desde la primera fila del patio de butacas, hasta la última del paraíso, y donde el desarrollo del personaje es completamente diferente al del cine. Ayer era el gran día, iba con muchas ganas pero un tanto receloso, ¿Y si se me caía un mito? ¿Y si La Maura no estaba a la altura de mis expectativas? El morbo me podía, lo reconozco, je je je. Me encanta poder ver a los grandes, y ya son unos cuantos los que he visto. La Maura forma parte de los grandes, y forma desde ya, parte de mi historia como espectador, donde guardo a Liza Minelli, Amparo Rivelles, Concha Velasco, Nuria Espert, Adolfo Marsillach, Alfredo Kraus, Marisa Paredes, Rocío Jurado, y alguno que me dejo en el tintero, pero que sin duda están en mi memoria, y que me han hecho vivir eso que a los aficionados tanto nos gusta decir de "una noche histórica", en este caso histórica porque el hecho de ver a Carmen Maura haciendo teatro ya es un privilegio, que nunca voy a olvidar.



Consideraba Carlota  un Mihura menor, por obra y gracia de un descafeinado Estudio 1, que vi hace muchos años con Mercedes Sampietro, como la protagonista que da nombre a la obra. No me entusiasmó demasiado cuando la vi en su momento, y me pareció una rareza, muy mal ejecutada. Hablando este tema con un amigo me dijo que de menor nada y que lo que hacía falta era una muy buena actriz que la protagonizara. No se debe contar mucho del argumento, ya que no se puede destripar nada de la intrigante trama. El asunto empieza con un crimen, el asesinato de Carlota, que se va resolviendo a modo de flash-back a lo largo de toda la función donde cada personaje, va recordando momentos vividos con la renombrada protagonista. El texto es una interesante muestra de alta comedia, muy refinada, que se ríe de los estereotipos ingleses, y de la visión que tenemos del pueblo británico desde fuera. Humor muy inglés pasado por el tamiz español, una conseguidisima trama policíaca, y una deliciosa curiosidad con muchas reminiscencias de Agatha Christie en sus mejores momentos. El texto funciona a la perfección, como el mecanismo de un reloj, algo habitual en Mihura, cuya solidez como dramaturgo nunca deja de sorprenderme. Carlota es teatro comercial, sin duda, pero de calidad. No siempre es necesario ir al teatro a estrujarse las meninges sobre sesudos temas psicológicos, pasarlo bien nunca viene mal.



La propuesta escénica es fabulosa, empieza con unos cinematográficos títulos de crédito muy Hitchcock, del que soy muy admirador, y que a nada que se conozca la obra del orondo inglés, se apreciaran los guiños al Mago Del Suspense que están durante toda la función. A nivel visual la obra está muy lograda con efectos especiales muy resultones, atmósferas muy conseguidas, y una escenografía rojo sangre, mas que sugerente en un texto de estas características y donde tantos muertos hay, con mucha gracia, pero muertos a fin de cuentas. Los cambios escenográficos están conseguidísimos, y el efecto flash-back, que a priori puede parece complicado de llevar a cabo, esta hecho de forma muy inteligente. Todo está limpio, los movimientos son perfectos, y una obra como esta, bastante complicada de mover, está dirigida con mucha maestría por parte de Mariano De Paco. El montaje impacta, y encanta a partes iguales, la magia del teatro está presente, y como en un pequeño tren de la bruja, de forma muy sensorial se va introduciendo al espectador en la trama. Un diez sin duda a la dirección escénica. Y una grata sorpresa para estos tiempos de crisis, donde lo austero prima. La producción sin lugar a dudas es de primerísimo nivel, y veo difícil que una compañía privada pudiese abarcar un proyecto como este.


Vayamos a lo actoral. La función tiene un reparto muy extenso, como casi siempre pasa con Mihura, uno de los motivos por los que se suele representar tan poco hoy en día este autor.Diez actores, alguno repitiendo papel, ponen en pie esta obra, de forma impecable. El equilibrio y la buena elección de los actores por sus características físicas y actorales caracterizan este elenco. Están todos fenomenal, pero por su extensión iré a los mas relevantes. Empezaré por Antonia paso, que hace un pequeño papel, pero que merece atención, por su estupenda creación, humor muy negro en su intervención y una elegancia fastuosa, hacen que nos quedemos con su personaje en cuanto sale al escenario. Jorge Machín dobla papel, haciendo de policía y mancebo de farmacia, resulta muy creíble en ambos papeles, sobre todo en el Sargento Harris, dotándolo de una ingenuidad deliciosa. Alfonso Vallejo, está soberbio como el detective Douglas Hilton, supuesta eminencia en lo suyo, pero que no pilla una ni a tiros, nunca mejor dicho. Dota de mucho empaque a este personaje, siendo su físico una gran baza, ya que da perfectamente el tipo de respetable inspector de policía inglés. Pilar Castro, simplemente soberbia en la criada Velda Manning, uno de los bombones de la obra, mujer de agrio carácter, con reminiscencias de el ama de llaves de Rebeca, en versión loca, un personaje muy extremado y muy gracioso, que trata con sorprendente insolencia a sus señores, para regocijo del respetable.Natalia Hernandez, espectacular en una atribulada Margaret Waths, la mejor amiga de Carlota, que tiene mucho que contar en esta historia. Este personaje es uno de los mas complicados actoralmente, ya que es profundamente contradictorio y está un poco mal de la cabeza. Incluso canta un numerito, con estupenda y aterciopelada voz. Alberto Jimenez, hace de Charlie Barrington, el eternamente preocupado y asustado marido de Carlota. Este personaje es el que lleva practicamente el peso de la obra, y resulta un tanto desagradecido para el actor, ya que el esfuerzo es notorio, y tiene menos chicha que el resto de los papeles. Jimenez, crea un dinámico inglés, un tanto gris, educadísimo, y dota de mucho sentido su extensísimo texto, dando lección de dominio de la comedia, que es ritmo, ritmo y ritmo, no hay otra. Cumple con creces, y demuestra como en Doña Perfecta que sabe muy bien lo que se hace, sacando partido de un papel, que en otro actor, podría ser un muermo de mucho cuidado.



Para finalizar, Carmen Maura, como Carlota, la mujer sobre la que todo gira, y que se nombra en la función un montón de veces. Tarda un buen rato en salir, lo que acrecienta la impaciencia del espectador por ver a la estrella de la función. Maura no defrauda, da exactamente lo que se espera de ella, solidez actoral, un humor rozando el absurdo en algunos momentos, y una soberbia primera escena, que nos dejó con la boca abierta. Su personaje inquieta y hace gracia a partes iguales, mas lo segundo que lo primero, se mueve como pez en el agua en la comedia, y sobre todo es capaz de decir las frases mas surrealistas con la mayor naturalidad, dando mucho sentido a un texto bastante complicado. Es su personaje muy difícil, aunque ella lo haga muy fácil llevándolo a su terreno sin ningún problema. Cuando está en escena solo hay ojos para ella, tiene esa "luz" especial que algunos artistas poseen, y que no es pasión mía, es una realidad. Sin duda una robaescenas de las buenas, escucha y se hace escuchar sobre el escenario, y eso en una artista que se mueve a su nivel, es muy de agradecer. Verla sin duda es una gozada.



La dirección actoral es soberbia, Mariano de Paco, no da un respiro a los actores, y no da un respiro al espectador, que enseguida se mete en la historia, y esto solo se consigue a base de dar ritmo a unas escenas que si no se llevan a cabo de forma correcta, podrían hacerse un poco premiosas. De Paco, de forma muy inteligente, sabe dotar a la función del toque exacto de burbujeante comedia, para que se entre al trapo inmediatamente. No es una obra de carcajada continua, aunque si las hay. Es una comedia de sonrisa continua, humor fino y elegante que diría un cursi, y que se agradece muchísimo.
Mención aparte merecen los elegantísimos figurines de Felype De Lima ( si con "y", je je ). Las féminas están que quitan el hipo, especialmente Antonia Paso. Todo el vestuario es rojo y negro, dotando de mucho empaque visual esta refinadísima producción. De Lima se encarga también de la escenografía, y se nota. Luces soberbias, y efectos especiales muy "londinenses" que si vais a ver la función apreciaréis sin ninguna duda.




En resumen, una propuesta muy atractiva, tanto por su espléndida presentación, como por la vuelta a los escenarios de La Maura. Carlota no defrauda. A fin de cuentas el teatro también es diversión, y eso es Carlota, un divertimento sin pretensiones, pero realizado de forma impecable, con una armazón solidísimo, como todo Mihura, y una comedia a reivindicar, sin ninguna duda. Si queréis pasas un rato muy, pero que muy agradable, y disfrutar de la magia del teatro, debéis ver esta Carlota, que en mi mente quedará para el recuerdo. Si no os gusta, siempre podéis invitarme a tomar el té y poner unas gotitas de cianuro, tengo entendido que es muy efectivo para estos casos.

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