domingo, 20 de octubre de 2013

Doña Percfecta, La Imperfección De Los Perfectos

He leído mucho a Galdós. El novelón decimonónico me encanta, por varias razones. Su tono algunas veces descaradamente operístico, a pesar del Naturalismo imperante, las descripciones minuciosas del paisaje y el paisanaje de una época muy convulsa, y sus sufridas heroínas, en un mundo mayoritariamente masculino.Forman parte de mi iconografía personal. Soy mucho de grandes personajes, grandes historias, y dramones " mas grandes que la vida". Llevaba 15 días sin ir al teatro, tenía mucho mono y no sabía muy bien que ver. Despues de visualizar el teaser, me animé por esta Doña Perfecta en el María Guerrero, que me resultaba atractiva por el asunto, pero que me daba un poco de miedo, ya que no estaba muy seguro ni de la adaptación ni de el tratamiento que se le iba a dar a tan difícil texto. Así que paraguas en ristre, nos dirigimos mi Santo y yo a uno de los teatros mas bonitos de Madrid, sin tener muy claro si lo que íbamos a ver, sería una velada de teatro con mayúsculas, o un fiasco tan grande como el número de páginas de Fortunata y Jacinta. La verdad es que con el CDN, nunca se sabe, yo he visto de todo. Desde producciones absolutamente sublimes, hasta bodrios dignos de mejor causa, que me han producido grandes dosis de indignación, como espectador y como contribuyente. Con este ánimo nos sentamos en nuestras butacas, situadas en la fila dos, como a mi me gusta, para no perder ripio de las interpretaciones.




Se levantó el telón, porque hay telon, je je je. Algo que parece que ya no existe en el teatro y que a mi me encanta. Y empezó una de las mejores producciones que he disfrutado en mucho tiempo.El montaje es sencillo en escenografía pero muy efectivo en lo visual. Todo el escenario, hasta corbata y proscenio están forrados con unos ajados azulejos que tuvieron cierto lustre en un pasado, pero que se encuentran en franca decadencia. Como metáfora funciona a la perfección. Un pequeño tren anticipa la llegada de alguien, al gran protagonista de la obra, Orbajosa, ese monstruoso pueblo provinciano enquistado en la hipocresía, conservadurismo extremo y farisáica santurronería. La obra empieza con un tono de tensa comedia ligera, cambiando las tornas según va avanzando la acción, hasta finalizar como una auténtica tragedia griega o Lorquiana, no lo tengo yo muy claro, aunque creo que estos dos términos, se pueden complementar sin ningún problema. Acertadísima es la idea de ir hacia atrás en el tiempo a medida, que los caducos valores de Doña Perfecta lo van emponzoñando todo, con las trágicas consecuencias, que aquel que vea la función descubrirá. El triunfo de Doña Perfecta es una involución total, desde la España actual, pasando por la Posguerra, según se va afianzando su malvado plan, hasta mediados del S XIX, cuando la oscuridad de la España Negra, lo cubre todo.




No se por donde empezar con  un reparto de semejante envergadura, y solidez.Empezaré por Las Tres Troyas, que a modo de coro de teatro griego nos va contando al público lo que ocurre en escena. Diana Bernedo,Julia Moyano y Vanessa Vega, construyen un personaje dividido en tres, inquietante, preclaro, y con momentos de gran belleza, en la parte cantada. Nos llevan de la mano ante los hechos que se van precipitando delante de nuestros ojos.Gran error la elección de Karina Garantivá, como Rosario, cierto es que el personaje no está muy bien desarrollado, en la novela también ocurre, pero ante un reparto de este nivel, una actriz todavía tan verde, desluce mucho. En otra producción pasarían mas desapercibidas sus carencias, en este caso queda muy, muy floja, no dando ni el mas mínimo atisbo de entidad a un desagradecido personaje, que se queda cada vez mas desvaído a medida que avanza el espectáculo.Alberto Jiménez crea un Don Inocencio, netamente galdosiano, cura contradictorio, hipocritón y anclado en el pasado, que con falsa modestia trata de forma condescendiente a todo aquel que no opina como el. Es absolutamente asombroso el tratamiento de este personaje, muy real, gracioso y temible a partes iguales, con un gran calado, tanto en lo que dice como en lo que hace. Roberto Enríquez como Pepe Rey, está soberbio. Sobrio, elegante y muy pero que muy seguro en lo que hace, consigue dotar de mucha humanidad este maravilloso personaje, que simboliza el futuro, el progreso, la sinceridad y todo aquello que Doña Perfecta aborrece. El personaje lo tiene perfectamente pillado, encariñándose el respetable con el, desde el minuto uno. Sin duda un interpretación de campanillas, donde nada es gratuito, nada es artificio, todo está medido y muy bien medido.Para finalizar la Doña Perfecta de Lola Casamayor, absolutamente espectacular. El personaje tiene una evolución alucinante, siendo el trabajo de la actriz en este sentido  impecable, la que empieza siendo una gran señora de la alta sociedad provinciana, termina siendo una gorgona digna de mejor causa. El proceso de este cambio es pasmoso, llegando muy dentro del espectador.El personaje tiene grandes dificultades, tanto por su complicada psicología, como por lo extremado del mismo. Me costará olvidar esta Doña Perfecta que forma parta de aquellos que nunca disparan un tiro sino que ordenan dispararlo. Sin duda un gran retrato de la Doña Perfecta que Galdós quiso plasmar. El resto del elenco está muy bien, es bastante extenso, por tanto no me puedo parar uno por uno, solo decir que todos cumplen con creces, con la excepción antes expuesta.







En resumen, una propuesta sólida en su planteamiento y en su composición actoral, que nos da momentos de gran intensidad dramática, siendo la guinda del pastel la estupenda gran escena del segundo acto entre Doña Perfecta y Pepe Rey. Mientras la estaba disfrutando la sensación de estar viendo Teatro con mayúsculas, flotaba por la sala, que placer tan grande se siente cuando esa magia se produce.El texto entraña grandes dificultades, por lo profundo de algunos pasajes, y el lenguaje que se utiliza. El trabajo del mismo esta muy conseguido, el espectador no pierde ripio, de una historia donde los grandes dilemas del ser humano se debaten y se plantean a calzón quitado. Ernesto Caballero logra una producción superlativa, muy bien dirigida, con una idea muy clara de lo que quiere y un planteamiento muy galdosiano en cuanto a la presentación de los personajes. La adaptación de la novela también corre de su cuenta, siendo magnífica. La esencia de Galdós, su calado social, casticismo contenido y sobre todo, su  profundidad de ideas y conocimiento de la naturaleza humana están mas que plasmados.





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2 comentarios:

  1. No me la pierdo. Ver gran teatro es el mejor alimento del espíritu. Tu exposición de lo disfrutado es impecable. ¡Qué buen narrador eres!

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    1. Muchísimas gracias!!! espero que disfrutes de esta producción.Estoy seguro de que si!!!

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