domingo, 7 de mayo de 2017

Enseñanza Libre y La Gatita Blanca, Blanqueando la Sicalípsis

Según la RAE sicalípsis significa malicia sexual o picardía erótica, la acepción de este término en nuestro teatro se refiere a un género que causó estragos allá por los principios del S.XX, en los que los escenarios patrios se llenaron de voluptuosas tiples en salto de cama de encaje, o saltando de la cama desencajadas, que dice la famosa morcilla de "Los gavilanes". La cuestión es que el género sicalíptico era verde, muy verde, al menos lo era hace casi 120 años, aunque hoy nos pueda parecer un juego de niños, y para muestra de que va el tema os explico la etimología de la palabreja que tiene su miga. Sicalípsis viene de las palabras griegas "sicon" y "aleifo" es decir, frotar e higo. No creo que sea necesario que os haga un croquis con las indicaciones sobre lo que se quería describir con el término, que de forma mas o menos velada dejaba muy claro que la sicalípsis era algo que tenía que ver con aquello de la coyunda en mayor o menor medida.
La moda de la sicalípsis vino a nuestro país importanda de Francia, país de el que tomamos prestado el género, para luego remozarlo y adaptarlo a nuestro teatro musical, siendo posiblemente el ejemplo mas emblemático de este período la opereta bíblica de Lleó "La corte de Faraón" practicamente la única obra de aquella época que pasó al repertorio y que se sigue representando de forma habitual. Fueron muchísimos los títulos que se estrenaron en aquellos días al amparo de la primera ola de destape que vivió este país, y fueron el Cómico y el Eslava los dos teatros pioneros en la moda sicalíptica, que duró poco en el tiempo, pero que dejó muchas reminiscencias en nuestro posterior teatro lírico, y que todavía algunos de sus mas famosos cantables siguen incrustados en nuestra cultura popular.



Enseñanaza libre y La gatita blanca, son los dos títulos de esta corriente teatral que se están representando en el Teatro de la Zarzuela y que ayer tuvieron su gran noche de estreno.

Enseñanza libre con música de Gerónimo Giménez y libro de Perrín y Palacios, fue denominada por sus autores como "Apropósito lírico" y se estrenó en 1901 en el Teatro Eslava de Madrid. La gatita con música de Giménez y Vives y libro de Jackson y Capella, fue denominada como "Humorada lírica" y se estrenó en Teatro Cómico de Madrid en 1905.
Ambas obras tienen en común su adhesión a la sicalípsis y al compositor Gerónimo Giménez, uno de los mejores autores de zarzuela, y sin duda un orquestador de primera que imprimía a sus obras de un carácter muy especial, del mismo modo que Vives sería posteriormente uno de los compositores que mas lustre le diera en el nuevo resurgir de la zarzuela. Por tanto aunque ambas obras sean pura sicalípsis, su música tiene un interés indudable. Ambas partituras son de gran belleza, Enseñanza tiene mas aires de zarzuela en su briosa música de raíz folclórica, pero que luego nos deja maravillados con la famosa y bellísima Gavota que si duda es historia de nuestro teatro musical. La gatita blanca, se mueve por unos derroteros musicales mas cercanos a la opereta Offebanchiana donde los galops y machichas se funden en deliciosa mezcla sin dejar de lado el acento español, siendo el resultado encantadoramente ligero y de gran belleza.





Es difícil discernir en que lugar se encuentran estas dos obras, ya que se mueven de forma híbrida entre el género chico, el vodevil, la revista musical y el cuplé. Se trata de dos obras escritas para vedettes o actrices cantantes, cuyo principal cometido era la frescachonería escénica, la voluptuosidad manifiesta en el físico, y el saber llevar a los hombres por los derroteros necesarios para convertir estas obritas en grandes éxitos de taquilla, ya que a fin de cuentas de eso se trataba.

Lo que podríamos decir es que en nuestro país se tomaron señas de identidad del género frívolo francés y se adaptó sin ningún problema a nuestro teatro musical, y a los modos escénicos españoles de la época siendo el resultado de ello, estas obras de breve duración y descarada frescura que todavía hacen las delicias del público cuando se representan.




Ambos títulos se están representando en versión libre de Enrique Viana que subtitula al programa doble con un castizo "O venga usté a pasar la tarde". Ambas obras están muy retocadas, especialmente Enseñanza de cuyo argumento no queda nada. En el caso de La gatita el argumento se mantiene pero se ha recortado adaptado y se han mantenido algunas escenas originales. Musicalmente ambas obras se han respetado en su totalidad y se lleva a cabo la partitura íntegra de cada título.

La adaptación tiene varios problemas, especialmente en el caso de Enseñanza , excesivamente farragosa y desarrollada de forma confusa y a trompicones, aunque si es cierto que tiene gracia especialmente en el duelo verbal de las dos cuñadas al mas puro estilo de las actrices características de nuestra zarzuela. La gatita blanca, si bien es cierto que se entiende sin problemas, acusa falta de frescura en los diálogos y va en picado a medida que avanza la obra resultando excesivamente sosa y poco cómica en su planteamiento.
Pero el problema mas grave estriba en que se ha perdido la esencia provocadora de un género cuyo cometido era exactamente ese. Yo entiendo que a ojos de hoy en día las obras no se sostienen, especialmente Enseñanza, por su contenido sexista que se podría encontrar francamente ofensivo. Pero amiguitos convertir en politicamente correcto el que quizás sea el mas incorrecto de todos los géneros es un error de bulto importante, no se puede convertir a estas dos obras en piezas de humor blanco donde el sexo, parte principal aunque no obvia del argumento y que en el fondo es la base da las sicalípsis, practicamente desaparezca. Se deben actualizar los chistes, se debe quitar la pátina machista del texto, estoy de acuerdo, pero si no hacemos un espectáculo verderón no estamos haciendo sicalípsis, y Viana por miedo a ofender y en un exceso de corrección política no se ha atrevido con las dos obras siendo el resultado alejadísimo de lo que debería ser en dosis de comicidad y picardía. Así que  que las mentes bienpensantes de Madrid pueden ir sin miedo al colíseo de la Calle Jovellanos que de escándalo nada de nada. Uno no quiere un espectáculo vulgar o descaradamente sexual, pero si algo con mas chicha sin ninguna duda, así que por este lado el espectáculo hace aguas, para mi decepción, y creo que para muchos de los presentes.




Vayamos con el elenco:

Mitxel Santamaría e Iñaki Maruri, actores, como Burbuja A y Burbuja B.

Mas que correctos en dos peculiares creaciones que aligeran bastante la trama de La gatita, dando las necesarias cotas de comicidad, suave pero efectiva, y desparpajo siendo el resultado de su trabajo delicioso y acertado.

Axier Sánchez, barítono, como Manolo.

Envaradísimo y en un código excesivamente zarzuelero, en un personaje que precisa de un actor mas que de una cantante lírico para su ejecución. Resulta muy chocante su código interpretativo que se da de bruces con el resto del elenco mucho mas naturalista y moderno en sus composiciones actorales. Muy galán y de gran presencia física, se me antoja un error de cast importante del que indudablemente el no tiene culpa, pero que resulta muy notorio.

Ángel Ruiz, tenor y José Luis Martinez, actor, como marido y Don Servando, y acomodador y Periquín respectivamente.
Estupendos, con buena química escénica, aunque un tanto desaprovechados, especialmente Ángel Ruiz, al que veo que se le ha atado demasiado en corto en la creación de Don Servando que brilla de forma rotunda cuando se ve el genio de Ruiz asomar entre tanta corrección. Martínez perfecto de tono, sirvió una correcta función resultando mas convincente como acomodador que como Periquín, pero que acierta en sus dos trabajos.

Gurutze Bieitia, actriz, y María José Suárez, mezzosoprano, como Gurutze y Virtudes, y María José respectivamente.
De lo mejorcito del espectáculo. Rotundas y lapidarias en sus intervenciones en Enseñanza libre, en un par de personajes de acertadísima inspiración almodovariana que me resultó irresistible. Sus puyas verbales están perfectamente puestas en su sitio, y vocalmente ambas se lucen, especialmente Suárez en una sorprendente interpretación del Cuplé del Ratón, que me hubiese encantado que la dejaran desmelenarse mas, ya que material para ello hay y bastante. Bietia sirve un trabajo sólido y con gran fuerza, que tiene momentos de gran empaque escénico y realmente acertado.



Roko, cantante, como Roko y Luisa.
A ver como planteo esto... Defendí en diferentes foros la elección de Roko para el papel de Gatita, me pareció una decisión acertada ya que su solvencia escénica y musical me parece mas que demostrada, y el papel no precisa de una soprano lírica para ser llevado a cabo, sino de una actriz-cantante con dotes de vedette que imprima la picardía y la intención necesaria a los cantables. Problema... el enfoque musical del personaje es profundamente equivocado. Si contrato a Roko, e insisto que la compro como Gatita, debe cantar como Roko. Llevar la voz a una técnica pseudolírica, cuando de girar la voz se trata, no tiene razón de ser, desvirtúa la apuesta y afea el sonido de forma innecesaria. El brindis de salida quedó especialmente deslucido precisamente por eso, aunque a medida que va avanzando la función se va defendiendo mejor, siendo la Canción del chocolate el número mas logrado a todos los niveles de su creación. Roko tiene suficiente voz, aunque sea necesario transportar la partitura dada su tesitura, para afrontar el papel en un código de comedia musical que hubiese sido sin duda mucho mas acertado, y en consonancia con la elección de la artista. Actoralmente se encuentra correcta, dirigida con pretendida afectación, siendo la apuesta la idónea, imprimiéndole cierto aire de gran dama y femme fatale a su Luisa que encontré irresistible. Luce bella y glamurosa como mandan los cánones revisteriles, y da buena fe de las estupendas piernas de tiple sicalíptica que posee. Dado que la producción se aleja de lo erótico en su planteamiento, su personaje funciona como figura distante y elegante (aunque excesivamente descafeinada) mas que sensual, algo que Roko de forma muy disciplinada asimila y ofrece sin ningún problema.

Cristina Faus, mezzosoprano, como Cristina y Rosario.
Otra de las estrellas de la noche, donde confluyen a la perfección tanto la disciplina musical como la actoral. Luchando contra los elementos como una jabata, ya que el espectáculo por su concepción dificulta bastante la labor de los cantantes, ofreció una magnífica velada musical, donde la solidez vocal, la carnosidad del timbre y la sensualidad de una voz interesantísima fueron la tónica. Quizás el momento de mayor lucimiento estuvo en la bella Soleá con la que inicia el espectáculo, donde Faus ofreció una interpretación de gran altura lírica. Sirve un gracioso Tango del Morrongo, y una vez mas lucha contra los elementos, ya que los imposibles tiempos de la orquesta no la permiten hacer mas no por culpa suya, sino de la propuesta orquestal. Actoralmente cumple sin problemas, aunque se encuentra tan desaprovechada como el resto del elenco. Me hubiese encantado verla desmelenada dando vida a esa palurda de manual que es Rosario, pero me da la impresión de que tampoco la han dejado.



Coro Titular del Teatro de La Zarzuela, dirigido por Antonio Fauró, en los niveles de excelencia habituales, y muy bien en lo escénico. Defienden a la perfección un complicado montaje, donde resulta especialmente difícil ensamblar voces con orquesta y que apenas se resiente en el resultado final. A pesar de la dispersión lógica del sonido dadas las particulares características escénicas de la producción.

Manuel Coves dirige la Orquesta de la Comunidad de Madrid, de forma irregular, especialmente en los tiempos, un tanto desconcertantes y poco equilibrados. Hay problemas en cuanto a la homogeneidad del sonido que resulta descompensado en algunos momentos, pero esto realmente no puedo saber si es por la ubicación de la orquesta o porque Coves todavía no ha redondeado el trabajo del todo ya que de un estreno se trataba. Coves cumple pero no remata, veré el espectáculo de nuevo mas adelante y por tanto apreciaré la evolución de la dirección musical y de la orquesta.



Vayamos ahora con la propuesta escénica.
Enrique Viana además de la adaptación firma la producción. Varias cosas son a resaltar del espectáculo, para bien y para mal. Viana parece que se encuentra mas motivado dirigiendo textos netamente suyos como es en el caso de Enseñanza libre, donde el ritmo es fluído, y entretenido, pero se cae estrepitosamente en La Gatita, donde las escenas se alargan hasta lo indecible, y la obra pierde toda su gracia desiflándose como un globo a medida que pasan los minutos. Los personajes adolecen de falta de carisma, a excepción de Gurutze y María José, quedando todo excesivamente plano y bajo de tono y comicidad, los chistes no se aprovechan lo suficiente y en algunos casos parecen dichos de pasada. 
A nivel visual la obra es de una belleza asombrosa, para el que no lo sepa, se le ha dado una vuelta total al teatro, se ha tapado el patio de butacas con un imponente espejo, y toda la acción se desarrolla en el propio patio, mientras los espectadores se encuentran en unas gradas ubicadas en el escenario y en los primeros pisos del recinto.
Como recurso escénico sorprendente y estético funciona, como ayuda a los artistas no, ya que realmente dificulta mucho el trabajo y merma el resultado en algunos casos. Otro problema a tener en cuenta son las mutaciones, por motivos obvios todas realizadas a vista del espectador, y que sacan de la función al respetable cada dos por tres.
Esto no quita para que el resultado a nivel estético sea de altura en la mayoría de los diferentes cuadros que se desarrollan en escena, y un derroche de imaginación que sin lugar a dudas es muy de agradecer, siendo los números de ballet y conjunto los mas beneficiados en la propuesta.
Varias genialidades se pueden encontrar a nivel visual, desde el divertido número a lo Esther Williams en el que se torna el Vals de las Nadadoras, hasta la exquisita Gavota de gran impacto donde la lámpara del teatro se dobla y desdobla en un hipnótico juego visual de gran lirismo y belleza, los hallazgos estéticos de la producción son sin lugar a dudas mas que notables.
Tres menciones especiales son de rigor. La primera al trabajo de Daniel Bianco como escenógrafo que una vez mas demuestra el gusto exquisito que tiene a la hora de plantear espacios escénicos que redondea de forma magistral la "stravaganzza" visual en la que consiste esta producción. También son natabilísimos los figurines de Pepe Corzo que sin duda se ha lucido, todo un prodigio de imaginación y cierto toque paródico extremado y acertado a partes iguales. Por otra parte hay que felicitar a la siempre solvente Nuria Castejón por sus elegantísimas e inspiradas coreografías en un espectáculo en el que el ballet es parte fundamental del mismo, dotando de gran empaque al conjunto del espectáculo.



En resumen, nos encontramos con una producción de relumbrón a nivel visual, con ciertos momentos de una exquisitez rotunda, pero de irregular firma, ya que se ve lastrada por una acabado formal excesivamente tibio y una no muy inspirada dirección escénica. La obra se ve con agrado y resulta un entretenimiento inofensivo y blanco, muy blanco. A mi personalmente me hubiese gustado que el color fuese mas bien tirando a verde, pero a lo mejor,  esto es una apreciación personal, ya que el estreno fue ciertamente exitoso, y el público agradeció mucho la función.



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1 comentario:

  1. Gracias por este buen trabajo crítico. Muy enriquecedor para mí que ya he asistido al espectáculo y al que reasistiré mañana. Muy acentuado el toque paródico exagerado (las Casas Colgadas en la cabeza en concreto.) Pienso que muy desacertado. No soy de Cuenca.

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