lunes, 19 de diciembre de 2016

Dirty Dancing, Verano Del 63

Los 80 tuvieron varios musicales icónicos en el ámbito cinematográfico, Fama, Footloose y  Dirty Dancing quizás sean los mas queridos, siendo el último posiblemente el que mas legiones de fans mueve a lo largo del planeta. Dirty Dancing no es un musical propiamente dicho, sino una historia en la que el plato fuerte es el baile, y en la que la música no hace avanzar la acción, como ocurre en el género musical, sino que simplemente está al servicio de las coreografías. Este género se prodigó bastante en los 80 siendo Flashdance quizás el ejemplo mas ilustrativo de lo que planteo. A mi personalmente, al hilo de este sub-genero, hay otra película que me parece infinitamente superior, pero que forma parte del ámbito del cine de culto (por tanto mas minoritaria). Se trata de una de las primeras obras de Baz Luhrmann, el reconocido director de Moulin Rouge. La joyita a la que me refiero es El amor está en el aire, una oda al kitsch, con unas gloriosas coreografías donde la única estrella es el baile de salón, que tanta pasión acarrea en el mundo anglosajón.
Se estrenó el pasado jueves en el Nuevo  Alcalá, el espectáculo (que no el musical) basado en Dirty Dancing y tuve la oportunidad de asistir, con mucha curiosidad, ya que no me es ajeno el arrollador éxito de la producción, que está siendo la comidilla en en el mundillo teatral madrileño, y en la que las mas 50.000 entradas vendidas, cuando llevan hechas poco mas de 20 representaciones, tienen mucha culpa del revuelo que esta producción está levantando. Un éxito así, quizás un tanto inesperado, no pasa desapercibido, y debe ser mencionado por varios motivos. El primero resaltar lo necesario que es que se produzcan fenómenos teatrales de este tipo, ya que el teatro es una industria, aunque algunos lo olviden, y que esto ocurra es muy bueno para la profesión. El segundo es que el hecho de que una obra apunte a lo comercial no debe ser considerado algo negativo, ni peyorativo, debe haber espectáculos para todo tipo de público, y la apuesta de este Dirty es completamente lícita e irreprochable en ese aspecto. Y lo tercero, que si queréis ver la función ya podéis sacar las entradas porque están volando a pasos agigantados.
Dicho esto, os imaginaréis que acudía con ánimo disfrutón, mucha curiosidad y expectante al estreno del bombazo de las navidades a un abarrotado Nuevo Alcalá, en el que el público se rindió a los pies de un espectáculo un tanto irregular, pero que funciona como un reloj de cara a los fans de la película, y que a fin de cuentas es a quien tiene que contentar.





Dirty Dancing cuando se estrenó en 1987, no era un producto ambicioso, mas bien una producción de tamaño medio, en la que la química existente entre sus dos protagonistas resultó ser explosiva, y que lanzó al estrellato a un casi desconocido Patrick Swayze, digo casi porque ya había hecho muchas cosas, pero ninguna con la repercusión de esta película, siendo el filme un fenómeno de masas sin precedentes, y que aun a día de hoy perdura, especialmente en mi generación, que la recuerda como una de las películas de su adolescencia.
La historia no deja de ser un cuento de hadas, pasado por un tamiz un tanto calenturiento, en la que una inocente jovencita pasa el verano de su vida en un resort un tanto hortera, durante 1963, en el que descubre el amor, el sexo, lo dura que puede llegar a ser la vida, y que encima se puede aprender a bailar en quince días, todo ello de la mano de un macizo que no solo es guapo y baila como los ángeles, sino que además tiene un corazón de oro. Vale... no es el Rey Lear, estamos de acuerdo, pero el mecanismo de enganche de la historia es perfecto, y además es entretenida a mas no poder, así que no se le puede pedir mas como producto de evasión, tan necesaria para salir del gris diario, y hacernos creer que los sueños se cumplen y las historias siempre tienen un final feliz.
El espectáculo que esta crítica ocupa es un calco de la película, tanto estéticamente como en los diálogos, es decir, el espectador va a ver sobre las tablas lo que ha visto en el cine o en la televisión. Esta experiencia tiene el interés que da el directo, y el ver en carne y hueso a los carácteres de esta fábula, con la intensidad que se le presupone al directo.



Vayamos con el elenco:

Brigitte Emaga, como Elizabeth.
Emaga está correctísima en un papel que solo tiene interpretaciones cantadas. Todos los temas estuvieron impecablemente servidos, gracias a la bonita voz de esta artista, con matices oscuros y aterciopelados, que cumplió a la perfección en cada intervención. 

Adrián Salzedo, como Billy Kostecki.
Estupendo, en el único papel que tiene ciertos ecos de musical puro y duro. Salzedo viene de una saga musicalera muy conocida y se nota, tanto en las partes habladas como en las cantadas. Llevándose una de las ovaciones de la noche en uno de sus temas. Salzedo es carne de musical, no hay otra, y así lo deja claro su trabajo perfecto en todos los códigos que el género requiere.

Antonio MM y Jorge Galaz, como Max y Neil Kellerman respectivamente.
MM sólido como una roca, sirvió una estupenda función, dotando de gran entidad al dueño del hotel donde veranea la protagonista de la obra. Comodísimo y tocando todos los palos sin problemas, consigue que un papel a priori desagradecido no nos pase desapercibido, siendo el resultado estimable desde todo ángulo y mas que correcto.
Jorge Galaz no acaba de redondear su interpretación por varios problemas, entre ellos los de dirección, algo que es una tónica en la función. Encontré a Galaz un poco perdido en escena, sin terminar de encontrar el camino para que su personaje resulte todo lo gracioso que debe resultar. Bien es cierto que cumple pero se queda corto, supongo que es una cuestión de rodaje, y poco a poco imprimirá el ritmo y aire necesario a su personaje.

Antonio Reyes y Julia Möller, como Jack y Marjorie Houseman.
Möller, impecable en un personaje que no da para mucho, pero que nuestra actriz aprovecha a base de presencia y solidez. 
Antonio Reyes resulta insuficiente en el papel de padre de Baby, al que le falta carácter y un poco mas de desarrollo en el texto. La sensación que tengo es que en esta producción se ha dejado a los actores que hicieran, y se les ha dirigido muy poco, siendo en líneas generales, el resultado falto de fuerza y un tanto deslavazado. Reyes ni está, ni se le espera, y pasa muy desapercibido, faltando peso escénico a un papel que debe mandar en escena cada vez que sale. El vínculo con sus hijas no está nada trabajado, y una vez mas volvemos a los problemas de base que tiene la producción, en cuanto a la dirección de actores.

Lilian Cavale, como Lisa Houseman.
Genial en una creación que demuestra que si se tienen las cosas claras, los personajes de Dirty Dancing funcionan. Cavale consigue que nos quedemos con su trabajo, gracias a que consigue que nos caiga simpático su personaje, funcionando éste sin problemas en la parte cómica, resultando impagable en su único número de imposible interpretación vocal y comicidad muy conseguida. Cavale fue una de las intérpretes que mas me gustó de todo el elenco.

Fanny Corral, como Penny Johnson.
Magnífica como bailarina, y con los mismos problemas en la parte interpretativa que el resto del elenco. Corral cumple, pero se queda corta, y no llega a la emoción de forma correcta, siendo un problema dadas las características ciertamente melodramáticas de su personaje. No se le ha dado mucha importancia a su texto, y se nota. Estamos ante un caso idéntico al de Jorge Galaz. Terriblemente desaprovechada y con sobradas facultades, pero que debido a la pobre dirección actoral no acaba de despuntar. Bailando literalmente quita el hipo, y resulta muy magnética. Reconozco que me ganó por este lado siendo el resultado completamente espectacular, lástima que el responsable de la dirección de actores no haya profundizado mas.

Christian Sánchez, como Johnny Castle.
Reconozco de desconocía a Sánchez, que parece ser muy mediático gracias a la televisión. Me gustó su trabajo en conjunto, brillando muchísimo en las coreografías a lo que ayuda su estupenda presencia escénica. Lo encontré un poco bajo de energía en lo actoral, y resulta bastante carismático, algo que es crucial para su personaje. Sánchez hizo las delicias del público desde que salió a escena, siendo muy braveado en sus intervenciones.

Amanda Digón, como Frances "Baby" Houseman.
Correcta, con un enfoque del personaje quizás menos maduro que el de la película, pero bastante acertado en general. Digón también parece un tanto vendida en el escenario, pero lo solventa con mas pericia que sus compañeros, y consiguer dotar de cierta entidad un personaje que no carece de dificultades actorales. Nos encontramos ante otro caso de talento desaprovechado, que honestamente creo que puede dar mucho mas de lo que da si se trabajase mas con ella en todos los aspectos del texto.



Conjunto estupendo, formado en su totalidad por bailarines, que dan vida a las lucidas coreografías del espectáculo, y que son una de las estrellas de la función. La producción viene acompañada por cuatro músicos que inexplicablemente no tocan ya que la música va pregrabada, no siendo así con las voces. Los músicos hacen figuración exactamente igual que en la producción original de Londres, ya que no nos debemos olvidar que estamos hablando de franquicia, y se siguen las directrices de la producción original. Al menos es de agradecer que de músicos de verdad se trate.



Vayamos ahora con la propuesta escénica.
Federico Bellone firma la producción, y la dirección de actores viene resuelta por Esteve Ferrer y Miguel Foronda.
Empezaré por la dirección de actores, que es uno de los motivos por los que mas cojea el espectáculo. No hay entidad en la mayoría de los personajes, no se han trabajado los textos en profundidad, y muchos parlamentos parecen dichos sin importancia, resultando la labor de Ferrer y Foronda muy insuficiente. Entiendo que no estamos hablando de un texto de grandes complicaciones, pero la identidad de los personajes, que aunque no sean profundos si son carismáticos en el material original, no se ve por ningún lado. Eché de menos un verdadero trabajo de texto y no a actores hablando sin saber muy bien lo que están diciendo, culpa sin duda de Esteve Ferrer y Miguel Foronda, que parecen haber olvidado que el trabajo de texto con los actores de musicales debe ser mas arduo que con los actores de texto, ya que son disciplinas diferentes y donde el "fuerte" del artista es otro.
Federico Bellone no remata la producción a nivel técnico, con un problema en las transiciones entre escena y escena que lastra el espectáculo costándole seguir una línea, y que nos saca de situación en algunos momentos dado lo deslabazado que se encuentra el mismo a nivel escénico. Solo se trata de cuidar un poquito mas el resultado para que no nos chirríe, y que tenga un poco de magia teatral. Chocan mucho algunos detalles, como puede ser  el que un solista esté cantando a oscuras mientras se está desarrollando una mutación en el escenario, o que nos cueste dilucidar quien es quien en ese lío de presentación de personajes con el que comienza la obra, ya que el trabajo no está nada limpio.
La sensación que tengo, es que todo se ha hecho de forma apresurada, y que no se ha rematado el trabajo final. Me imagino que después del estreno y a medida que se vayan haciendo funciones, irá mejorando, especialmente en cuanto al ritmo, a las transiciones (dramáticas y escénicas) y el trabajo actoral.



En resumen, un espectáculo que no defrauda a los fans de la película, realizado ex profeso para ellos, y que a este nivel funciona sin lugar a dudas, ya que da exactamente lo que ofrece, es decir un calco sobre el escenario de la película. No es un musical, y el espectador de musicales no creo que vaya a verlo, de hecho no se vende como un musical y por tanto si alguno va pensando que va a disfrutar de Los Miserables ambientados en los años 60 se sentirá defraudado. Si se toma como lo que es, y se le añade que se trata de un divertimento sin mas aspiraciones que las de entretener y sobre todo siendo conscientes de que vais a ver una producción sencilla en su planteamiento  saldréis satisfechos. Como nota aclaratoria decir que las fotos no se corresponden en su mayoría al elenco que esta crítica ocupa.




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