sábado, 13 de septiembre de 2014

La Llamada, ¿ Está Dios ? Dígale Que Se Ponga

El musical revelación de la temporada pasada fue La Llamada, barrió en los premios Broadway World Spain, y a mi pilló con el pie cambiado cuando se estrenó. No la vi y no me había fijado en esta obrita, que cuando me enteré de sus bondades, ya había desaparecido practicamente de la cartelera madrileña, o tenía unos horarios de dificil asistencia. Como han vuelto me propuse no predérmela, y lo hice con varias premisas, no saber de que iba, no ver nada del montaje, y no leer absolutamente nada sobre la obra, quería ir virgen, nunca mejor dicho, sin ninguna idea preconcebida, ni expectativas, ni prejuicios, aunque esto último era un poco mas difícil, las producciones cargadas de premios, a veces no responden a la realidad, y me suelen echar un poco para atrás. Así que ayer nos acercamos al Lara intrigadísimos, de muy buen humor y con buena compañía. Casualmente era el estreno, y se palpaba en la sala una energía estupenda, buen rollito y ganas de pasarlo bien. La noche resultó redonda, sin lugar a dudas esta Llamada merece todos los elogios que posee. Teatro bien hecho, bien escrito, inteligente y muy pensado en su ejecución. Cuando uno ve producciones de este calibre entiende porqué le gusta tanto el teatro, algo que cuando sale decepcionado llega a dudar, ya que no sabe si el fallo está en lo que ve o los ojos que lo están viendo. Cuando las cosas funcionan no hay discusión, y esta Llamada, vaya si funciona... mejor que un reloj suizo!!

                   


La función que este post ocupa, es un inteligente ejercicio de crítica hacia la fe mal entendida, el estamento que habla por boca de Dios y los arcaicos parámetros que hacen que la sociedad vaya varios pasos por delante de La Iglesia. Tan inteligente es el texto que durante un rato me tuvo un tanto  descolocado, no sabiendo muy bien si estaba viendo un derroche de proselitismo religioso o un acto de ironía mayúsculo, eso si, como lo que veía era tan absolutamente delicioso, me dejaba llevar para finalmente ver por donde iban los tiros. La cosa va sobre dos adolescentes que están en un campamento dirigido por religiosas, y a una de ellas de repente por las noches se le empieza a aparecer Dios, hasta aquí puedo y pienso leer. El texto, a pesar de la ironía que desprende, es muy amable, nada ofensivo y no carga las tintas contra nadie, solo deja conceptos en el aire, que luego el espectador rumia placidamente después de la función. Que se puede hacer un ejercicio de crítica, sin confrontación, con unos personajes tan de verdad, y una resolución tan inteligente, este texto lo deja mas que claro. 

                

Vayamos con el elenco, estupendo sin lugar a dudas, muy compenetrado y muy bien elegido.

Belén Cuesta como Milagros, una jovencita monja de ingenuidad achuchable. Cuesta sirve una interpretación absolutamente magistral, nos regala un personaje tremendamente humano, graciosísimo, con un punto de patetismo que hace que nos quedemos con ella desde el minuto uno, y sobre todo un ejercicio de verdad encomiable, algo que yo siempre agradezco. Esta maternal Milagros, todos la conocemos, la tenemos en nuestra familia, o en nuestro entorno, servicial, generosa, y sin ningún tipo de maldad. El trabajo de Cuesta es mayúsculo, no hay mas que decir, Belén no imita, hace, y ahí está el valor de su trabajo. 

Anna Castillo como Susana, la amiga del alma de la protagonista de este espectáculo. Castillo ofrece una pragmática, preclara, frescachona y graciosísima adolescente, que acepta la vida como viene, sin grandes dramas, mucha ironía y enormes dosis de espontaneidad. Este aparente proyecto de choni, resulta que es mucho mas profunda de lo que nos planteamos, y su recorrido durante de la función, como lo desarrolla y como lo enfoca es la gran baza de este estupendo personaje, que Castillo borda desde el minuto uno. Está para comérsela, me recordó un poco al personaje de Mila Kunis, en la mítica serie Aquellos Maravillosos 70. Vocalmente está muy correcta y posee una bonita voz que resuelve sin el mas mínimo problema las partes cantadas.

Macarena García como María, la chica a la que se le aparece Dios. Está estupenda, quizás es la que está un pelín mas floja en lo actoral, pero ciertamente, su papel es el menos gracioso de los que se desarrollan en la trama. García tiene un ángel especial, su dulzura consigue que nos prendemos de ella, y su interpretación mas que correcta, gana muchísimo en las distancias cortas. Por mi ubicación en el teatro la tenía muy cerca cuando veía a Dios, y su mirada dice muchas cosas. Estamos ante una actriz magnética, de gran belleza y que ofrece un esforzadísimo trabajo, que también rezuma frescura y verdad por todos los poros. Muy bien en la parte vocal, tiene una voz interesante, bastante alejada de los estereotipos del musical.

Llum Barrera como Bernarda, una monja ya madura, que se las sabe todas, de mucho carácter, gran vitalidad y simpatía arrolladora. Barrera está soberbia, es un torbellino, animal escénico con muchísimo oficio y que da exactamente lo que el personaje ofrece, su presencia escénica y seguridad son mayúsculas. Vocalmente impacta, y posee una voz con unos graves de impresión que me dejaron anonadado en algunos momentos, Barrera es una todoterreno que todo lo que hace lo hace bien, reconozco cierta debilidad hacia esta cómica, que ya es con justicia una figura imprescindible de nuestro panorama teatral.

Para finalizar Richard Collins Moore como Dios. Collins Moore, ofreció una interpretación vocal inspiradísima, tocándole la parte mas comprometida musicalmente hablando. Collins Moore está estupendo, en un papel que llevado a cabo por otro actor podría pasar mucho mas desapercibido. Este surrealista Dios, un tanto hortera, que parece ser fan de Whitney Huston sorprende desde el momento que sale a escena, Uno ya sabe que es Dios desde el minuto uno, no nos lo necesitan explicar, labor indiscutible de Moore que ofrece gran solidez y que está muy en su sitio en todo momento, Escucha perfectamente y posee mucho empaque en su composición.

                                   

Tanto la dirección escénica como la elaboración del texto corren a cargo de Javier Ambrossi y Javier Calvo " Los Javis " como parece ser que los llaman en la profesión.

Ambrossi y Calvo, hacen una gran labor, sin lugar a dudas, una puesta en escena inspiradísima, muy resultona para tratarse de un musical de pequeño formato, y lo mas importante, una labor con los actores de aúpa. La obra está dirigida en una clave muy coloquial, muy de verdad, y dejando a los actores que hagan, se explayen y que muestren el buen rollito que hay entre ellos. Ambrossi y Calvo son actores algo que se nota, saben perfectamente por donde llevar a todo el elenco, para que se sientan cómodos, y que enriquezcan con sus aportaciones, el por otra parte soberbio texto. La obra es rabiosamente fresca, divertida, dinámica y está francamente bien dirigida. Estamos ante un trabajo realizado por un equipo que sabe muy bien lo que se hace, que conoce el teatro y sus códigos hasta la médula, y que gracias al entusiasmo, el amor por la profesión y el criterio con el que está ejecutado, nos lleva a la estratósfera en un desopilante ejercicio de reflexión, y que en el fondo no es mas que un canto a la vida y al vive y deja vivir. Cada uno en algún momento debe tomar decisiones, eso nos hace avanzar, y en este espectáculo, eso está muy patente. Lo hacemos y luego vemos, es el grito de guerra de estos personajes, que gracias a sus arranques, su desprejuicidado carácter y profundo respeto por las decisiones ajenas, consiguen que cuando salgamos del teatro todos pensemos que el mundo es un poquito mejor. Respeto y tolerancia, valores muy olvidados en nuestra sociedad, que esta obra muestra, sin el menor atisbo de cursilería y alejado de cualquier tópico absurdo, a veces mezquino, e innecesario. 

Solo hay un pero... a nivel técnico, el espectáculo debe estar un poquito mas cuidado, entiendo que no hay grandes medios, pero intuyo yo, que a medida que la función se vaya afianzando y pase al gran circuito, que estoy seguro de que lo hará, esto se irá solventando.

                             

En resumen, una propuesta altisimamente recomendable, fresca, innovadora, dotada de un enorme talento en todos los ámbitos que abarca, y que nadie debería perderse. Que este proyecto sea integramente español, y que sea un éxito de público, me da profundas esperanzas sobre el futuro de nuestro panorama teatral. La Llamada, señores es hacia donde deben ir encaminados nuestros espectáculos.
Esta noche toca Calígula, pero eso amiguitos.... eso es otra historia


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