domingo, 24 de noviembre de 2013

El Malentendido, Camus Mal Entendido

Ya he comentado por estos lares mi adoración por Camus, y lo mucho que me influyó el visionado de su celebérrimo Calígula en mi postrera adolescencia. Es un autor que nunca defrauda ni en lo dramático, ni en lo literario, ni por supuesto en lo filosófico. La obra de Camus, abarca los grandes dilemas de la psicología humana, casi siempre de forma descarnada, revulsiva e inteligentísima. El caso de El Malentendido, es exactamente ese. Texto mayúsculo, con tintes de tragedia griega, gran calado social, y mensaje mas que actual. He de decir, que no conocía la obra. Me sorprendió mucho, el  que esté basado en un hecho real que conmovió profundamente al autor. Lo que aquí acontece traspasa cualquier tragedia imaginable. Antes de decidirme por este montaje leí un poquito sobre la historia, y me acerqué a Las Naves Del Matadero, dispuesto a tener una experiencia fuerte, como casi siempre me ocurre con Camus. Con un  catarrazo de no te menees, dolor generalizado y una molestísima tos, me arrastre al teatro, ya que mi interés hacia este texto iba in crescendo a medida que iba sabiendo cosas sobre el. Tristemente las expectativas estaban muy por encima de lo que presenciamos esta tarde. Esta producción, en mi humilde opinión, es un claro ejemplo de un insuficiente trabajo sobre el material original, un elenco poco aprovechado, y una superficial lectura de tan soberbio texto.







 El hecho en el que se basa la función es el siguiente. Una madre y una hija, dueñas de una pensión, se dedican a asesinar a sus incautos huéspedes para quedarse con su dinero. El hijo de la dueña de la pensión que se había ido del hogar familiar en su juventud, vuelve como adulto ya casado, para darles una sorpresa, se inscribe de incógnito y lo matan como a un huésped cualquiera, ya que no se habían percatado de quien se trataba realmente. Esta terrible historia sirve para que Camus, incida en varios aspectos de la esencia del ser humano, la frustración, la soledad, la amargura del desfavorecido, y sus pocas ganas de vivir ante la negritud de su existencia. Estas asesinas se mueven por motivaciones comprensibles, algo habitual en los textos de Camus. Sus aspiraciones son muy lícitas, salir de la miseria y tener una vida satisfactoria. Lo que no es lícito son los medios.








Vayamos al montaje en cuestión. Una cosa que me sorprendió desde el minuto uno es lo desdibujado que está el vínculo entre los personajes, las relaciones no son creíbles, como luego explicaré, el trabajo de Cayetana Guillén Cuervo funciona bien en solitario, pero no cuando comparte escena. Encuentro las interpretaciones excesivamente inexpresivas, sobre todo en la primera parte de la función. Esto hace que el espectáculo sea muy premioso, lastrando bastante el ritmo. Esta primera parte es una sucesión de textos monocordes por parte de todo el elenco, carentes de emoción, y dando poco sentido al texto. La naturalidad mal entendida sobre un escenario, da lugar a interpretaciones sin fuelle, que transmiten la sensación de poco trabajo en la construcción de los personajes, encontré excesivamente cinematográficas todas las composiciones, y la emoción no llega al espectador. Falta intensidad dramática, siendo muy notorio en el caso de Julieta Serrano, el mas existencialista de todos los personajes y que su abulia se vislumbra hasta cuando decide terminar con su vida. Esta propuesta sería válida si con ello se consiguiera revolver al espectador ante la pasividad de esta mujer, en este caso, lo que parece es que Julieta está desganada. Intuyo que es un caso de mala dirección escénica, y que no se consiguió dar el enfoque deseado al personaje, ya que la solvencia de Serrano es mas que conocida.







Cayetana Guillén Cuervo, se escucha demasiado a si misma, y poco a sus compañeros, restando naturalidad a su interpretación, sobre todo en la primera parte de la función, donde muchas frases parecen dichas sin darles ninguna importancia, y de forma muy parecida, resultando irritante el tono ,y repito el término, monocorde con el que finaliza sus textos. El vínculo madre-hija con Julieta Serrano no es creíble, y eso es un fallo grave en un texto de estas características, en su práctica totalidad basado en la relación entre ellas dos. No aprecié ese lazo de unión invisible de estas compañeras de miserias y de crímenes, y anda que no hay tela para cortar en ese asunto. Cierto es que en la segunda parte del espectáculo cuando toma protagonismo, se esfuerza y brilla mucho en su extenso y difícil monólogo, donde vemos que ha puesto toda la  carne en el asador, se desmelena, y se desprende del envaramiento del que adolece en un principio. Se salva por los pelos gracias al explosivo  final de la función, donde se vislumbra, que cuando se deja llevar, puede dar mucho de si. El resto del elenco cumple, aunque en general siguen todos con los mismos fallos de enfoque de los personajes, algo que achaco a cuestiones de dirección actoral. Falta verdad, y me da a mi que los actores han ido tirando de su intuición para sacar adelante este difícil texto. No encuentro unas directrices claras por parte de Eduardo Vasco en este tema, algo que va en detrimento de la función. Incluso el interesante papel mudo, de criado- dios, que desencadena la anagnórisis de nuestras heroínas. En su única pero importante intervención hablada, deja desconcertado a mas de un espectador, reaccionando el respetable de forma equivocada, ya que su frase de graciosa no tiene nada, y alguno reacciona con evidente hilaridad . Conociendo los antecedentes de Vasco, me sorprende enormemente que todas estas cosas se la hayan pasado por alto, y ahí es cuando me cuesta dilucidar si estamos ante un problema de dirección o de actores difíciles de dirigir.




La parte netamente escénica está muy conseguida, y ahí es donde el toque Vasco está mas que presente. El espacio, muy bien aprovechado, prescindiendo de la clásica representación a la italiana. Los espectadores rodean el escenario, y en algún momento se rompe ligeramente la cuarta pared de forma efectista,con ciertos toques Brechtianos, planteándosele al espectador directamente los dilemas mas remarcados en el texto. La escenografía de índole conceptual, estupenda, sobria, elegante, y muy evocadora. Destaco las proyecciones de agua, ese agua en el que estas asesinas se deshacen de los cuerpos de sus víctimas, y que sirve para cerrar el círculo de muertes que se desarrollan durante el espectáculo. Luces muy frías que transmiten a la perfección la atmósfera tan cruda que se respira en este insano texto. El espectáculo está acompañado de dos soberbios músicos que tocan la viola de gamba y el acordeón, de forma impoluta y bastante inquietante.



En resumen una propuesta estimable por lo arriesgado del texto, pero insuficiente en su ejecución. Excesivamente plana, superficial y carente de la intensidad dramática que un texto de esta envergadura puede ofrecer. El teatro es así, unas veces se disfruta mucho y otras veces se sale  decepcionado. En este caso, al tratarse de un autor que admiro tanto, la decepción ha sido mayor.





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1 comentario:

  1. Me ha gustado como siempre tu cronica.Dices una cosa que creo que a veces es una gran verdad.Algunos actoresa veces se vuelven indirigibles esto suele coincidir con aquellos que estan prendados de si mismos,quizas sea el caso o simplemente... el director no tuvo su dia,o sus año...

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