Eva ha muerto, que se está llevando a cabo en Nave 73, es una vieja conocida de los aficionados al teatro en Madrid. Anda por nuestras carteleras temporada si y temporada también desde hace tiempo y es de esos títulos que siempre me llaman la atención, pero que no había logrado ver. Me podía la curiosidad, sabía que la obra planteaba conflictos fuertes, y una impactante puesta en escena, pero poco mas conocía de la producción, así que esta vez me dije a mi mismo que no se me iba a escapar, y el pasado miércoles me surgió la oportunidad de asistir a una de las representaciones que se están llevando a cabo y ni me lo planteé. Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el adagio popular, y sin duda Eva ha muerto es una dicha muy buena, epata y emociona a partes iguales, y sobre todo es una experiencia sensorial que no deberíamos perdernos. El teatro cuando se hace bien es una de las experiencias mas intensas que existen, y sin duda la noche del pasado miércoles cumplió con creces las expectativas que tenía puestas en la función.
Eva ha muerto con texto de César Augusto Cair, es un lírico monólogo, en el que Adán sobre la tumba de Eva nos cuenta la historia de amor vivida con su compañera, y la muerte de ésta. Para ello Cair se sirve de un lenguaje ciertamente elevado y profundamente poético, siendo el resultado bellísimo y duro a la vez, ya que el tremendo dolor que sufre Adán por la pérdida de su amada nos conmueve profundamente. Nuestro autor se sirve del amor, como sentimiento universal, para mostrarnos que realmente es lo que nos hace humanos, y el motor del hombre en su existencia. El Adán que Cair nos describe, va evolucionando desde el simiesco homínido que se nos plantea en un principio, hasta el ser completamente racional con el que se cierra el arco del personaje. Durante esta evolución nuestro protagonista cuestiona a Dios (un Dios planteado por Cair como implacable y castigador), se cuestiona a si mismo, clama contra la injusticia, y en definitiva nos plantea al respetable muchas dudas sobre nuestra existencia, que están plasmadas de forma magnífica en el texto, y en el que subyace la idea de que las vivencias que dan forma a nuestra vida, las buenas y las malas, nos hacen mas humanos, reflexivos y sobre todo mas profundos a la hora de interrogarnos a nosotros mismos sobre nuestra existencia. Eva ha muerto es un texto profundamente humanista, de tratamiento universal y con ecos de tragedia griega en su forma y contenido, que sin ninguna duda resulta muy revelador en muchos aspectos y de gran calado.
Nuestro Adán particular está llevado a cabo por Iván Hermés, desnudo de cuerpo y alma, en una valiente interpretación de grandes dificultades a todos los niveles, y que funciona sin problema en todos los códigos que plantea. Hermés basa su trabajo en una acertadísima composición corporal, con un personaje luchando continuamente con su tendencia a no andar erguido, pero que a medida que va evolucionando consigue dominar la querencia a lo simiesco. Esta definición corporal del personaje es crucial para la comprensión del mismo y del mensaje de la propia obra, Hermés consigue que lo entendamos perfectamente, algo que es mérito también de Andoni Larrabeiti, encargado del movimiento escénico, que sirve un trabajo milimétrico y un estudio muy profundo de los resortes expresivos del cuerpo humano.
Iván Hermés con una implicación emocional tremenda, y una esforzadísima entrega física, consigue que nos creamos a su Adán, que pasa por múltiples y difíciles estados de ánimo sin el mas mínimo problema, y con un recorrido emocional impoluto y muy de verdad, haciendo una magnífico uso de todos los recursos que posee, desde un interesante uso de la voz hasta una mirada que taladra al mas pintado y que nos deja clavados en el asiento, la sinfonía actoral con la que Hermés nos obsequia es interminable. El estudio del texto es mayúsculo, con un trabajo en el que prima la claridad de exposición y el sentido de todo lo que dice, no perdiéndose absolutamente nada de aquello que se nos plantea en Eva ha muerto. A esto hay que añadir una gran organicidad en todo lo que se dice, yendo en total consonancia la palabra con el cuerpo y con las acciones que se desarrollan en escena.
Iván Hermés se abre en canal para llevar a cabo un trabajo que no deja indiferente a nadie, apasionado y de gran profundidad, en el que se engloba todo aquello que hace que el teatro sea el arte mas vivo que existe. Hermés es pura Vida, entregado, fiero e impactante, y sin duda su labor es de primera se mire por donde se mire.
Vayamos ahora con la propuesta escénica:
César Augusto Cair además de firmar el texto firma la producción, y lo hace con gran acierto. El espectáculo tiene varias premisas interesantes. Me sorprendió el olor a manzanas según se entra en el teatro, algo que ya nos deja claro por donde van los tiros. Eva ha muerto es una experiencia sensorial, muy bien planteada, elegantemente resuelta y de gran impacto desde todo ángulo. Cair hace auténticas maravillas en un escenario practicamente vacío, donde un montón de tierra es el único elemento escénico, logrando una función de gran fuerza visual y momentos de gran belleza. Las luces de Ángel Salamanca dotan de gran empaque al espectáculo y nutren de un atmosférico sentido de la teatralidad a la función, siendo el resultado a nivel visual muy estimulante e interesante.
César Augusto Cair dirige a su actor en un código extremado algo completamente lógico ya que nuestro Adán no puede plantearse desde otro ángulo, dada la gravedad de los conflictos que plantea, pero a su vez consigue que el personaje fluctúe por aguas mas calmadas cuando de los momentos mas líricos del texto se trata, logrando que el ritmo vaya por los derroteros exactos en cada momento, y consiguiendo dar el respiro justo al espectador para después continuar con la tragedia. Encontré la función con el pulso muy medido, y se nota que Cair ha escrito el texto, ya que todo se entiende a la perfección sin el mas mínimo problema, y todo se encuentra prefectamente justificado con precisión casi quirúrgica. Nos encontramos ante un espectáculo en el que se vislumbra un trabajo previo abrumador, y que me hubiese encantado ver en su proceso creativo. Eva ha muerto es una muestra clarísima de teatro sólido, bien hecho y mimado hasta la extenuación.
En resumen, una propuesta arriesgada y valiente, que va mas allá de lo meramente teatral, para adentrarnos en los vericuetos de la esencia del ser humano, todo ello desde un prisma cuidado y de tremenda efectividad teatral, consiguiendo sorprendernos, estremecernos y también emocionarnos de forma dura y directa, y sobre todo tremendamente honesta. Animaros a ver Eva ha muerto, os aseguro que no os dejará indiferentes!
En resumen, una propuesta arriesgada y valiente, que va mas allá de lo meramente teatral, para adentrarnos en los vericuetos de la esencia del ser humano, todo ello desde un prisma cuidado y de tremenda efectividad teatral, consiguiendo sorprendernos, estremecernos y también emocionarnos de forma dura y directa, y sobre todo tremendamente honesta. Animaros a ver Eva ha muerto, os aseguro que no os dejará indiferentes!
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Apuntada gracias a tus letras!!
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