lunes, 15 de septiembre de 2014

Lunático Calígula

Ya he comentado por estos lares mi admiración hacia Camus, uno de los autores mas influyentes del S. XX, tanto en la escena como en el pensamiento. Calígula es sin duda su obra mas mediática, y una de las mas mitificadas en nuestro país, por obra y gracia de José María Rodero, y aquella interpretación sin parangón en la España de su época. Para mi Calígula fue una auténtica revelación, en los Años 90, en una producción majestuosa dirigida por Tamayo, con unos Luis Merlo y Pedro María Sánchez en estado de gracia. Mi primera copa de whisky, me la tomé a la salud de Calígula, ya que tan profunda fue la impresión que me causó que a la salida del teatro me pimplé en dos tragos el pelotazo, sin inmutarme. Sufrí mi primera catarsis ya que diecinueve años, no se tienen siempre, y disfrutar semejante texto a esa edad, es una experiencia bastante fuerte, máxime cuando se es un adolescente muy impresionable como yo lo era. No volví a ver esta función nunca mas, no quería que el encanto se perdiera, solo vi y en vídeo el de Rodero, y he de reconocer que me gustó muchísimo. Este año la han repuesto en el Centro Cultural Fernán Gómez, y la verdad es que me apetecía volver a verla. Un día antes hablaba con un amigo y le comentaba que me iba a abstraer de mi primer Calígula, para disfrutar de esta nueva versión, no me gusta anclarme en el pasado, y el teatro debe avanzar. Tamayo ya no está y los tiempos son otros, así que bastante desprejuiciado, me propuse disfrutar de esta inmensa obra que no deja indiferente a nadie, y sobre la que tanto se ha escrito. La experiencia resultó la mar de estimulante, y por encima de lo esperado, si bien es cierto que con algunos peros, como iré relatando a continuación.

                  


Calígula es un texto redondo, ofrece todo lo que el buen teatro debe ofrecer, un sólido drama, un fondo mas que profundo y unos personajes estupendamente plasmados, que el espectador no olvida nunca. Camus, según sus propias palabras dice lo siguiente de tan controvertido personaje 

"Calígula, hasta entonces príncipe relativamente amable, se da cuenta cuando muere Drusila, su hermana y su amante, de que "los hombres mueren y [...] no son felices". Desde entonces, obsesionado con la búsqueda de lo absoluto, envenenado de desprecio y horror, intenta ejercer, a través del asesinato y la perversión sistemática de todos los valores, una libertad que finalmente descubre que no es buena. Rechaza la amistad y el amor, la solidaridad humana sencilla, el bien y el mal. Toma la palabra los que le rodean, les empuja hacia la lógica, nivela todo lo que está a su alrededor por la fuerza de su negativa y por la furia de la destrucción que conduce su pasión por la vida.
Pero, suponiendo que la verdad sea revelarse contra el destino, su error consiste en negar a los hombres. No se puede destruir todo sin destruirse a sí mismo. Por eso Calígula desaloja a todos los que le rodean y, fiel a su lógica, hace lo necesario para armar a aquéllos que finalmente lo asesinarán. Calígula es la historia de un suicidio superior. Es la historia del más humano y más trágico de los errores. Infiel a los seres humanos debido a la excesiva lealtad a uno mismo, Calígula consiente en morir después de darse cuenta de que no se puede salvar solo y que nadie puede ser libre si es en contra de otros."

                                    

Es decir, que Camus, se sirvió de este personaje, para plasmar lo que el quería, huyendo de la imagen de cruel tarado, para mas o menos justificar su locura como un intento de inculcar o aleccionar a los demás sobre los valores que realmente importan en la vida. Para ello convierte a Calígula en un lírico personaje, que tiene un particular sentido de la justicia social, del amor y del arte, que de loco no tiene nada, y que asume su muerte, como consecuencia directa de sus acciones, sin excesivos problemas. La obra mas allá de su extrema truculencia, permanece en el subconsciente colectivo por las grandes interrogantes que plantea sobre nuestro sistema, nuestra escala de valores, y la forma de entender la vida en nuestra sociedad. Para ello Camus nos presenta una serie de imágenes de gran impacto visual y emocional, que nos hace plantearnos si la visión de un loco, puede ser mas acertada que la nuestra, porque Calígula señores es un asesino, un tirano y un sádico, que reparte justicia de forma muy dolorosa, pero muchas veces tremendamente justa. Ni que decir tiene que cualquier parecido con el personaje real es pura coincidencia. Calígula es pura filosofía, teatro de altura y va mucho mas allá de la figura histórica, va directamente a las tripas del espectador, para soltarle un bofetón en toda la cara y decirle, DESPIERTA!!!

                            

Vayamos con el elenco, un tanto irregular en los secundarios, y muy sólido en los principales.

Xabier Olza y Ángel Garcia Suárez, dan vida a Mucio y Metelo respectivamente. Mucho mejor García Suárez que Olza, ya que este último resulta poco creíble en su breve pero interesante papel, que teniendo en cuenta lo que tiene encima y el paradójico final que le toca en suerte, no imprime la suficiente fuerza dramática que este papel requiere. Ángel García Suarez da vida de forma muy convincente a este ruin Metelo que no duda en traicionar a los suyos para salvar su pellejo, aunque le salga el tiro por la culata. Crea un amanerado y retorcido personaje que claramente no es de fíar y que Suárez, sabe llevar a su terreno a la perfección.

Cesar Sánchez, perfecto como Senecto, el mas anciano de todos los conspiradores, como su propia nombre indica. Sánchez ofreció una creíble interpretación con un buen trabajo corporal, y que dotó de mucho sentido a su escena principal, dejando al respetable bastante impresionado en el momento de su muerte.

Antonio Gálvez como Lépido, bastante inadecuado, con un trabajo poco profundo, mas preocupado por escucharse, que por sentir lo que decía, y haciendo un poco de trampa en su interpretación. No me gusta cuando un actor se escucha mas a si mismo que a sus compañeros, se nota que está en un código distinto y se acusa bastante cuando está en escena. No me lo creí, lo siento mucho, pero esa fue mi impresión.

Héctor Melgares como Escipión, el personaje mas sensible de todos los que hay en la función y uno de los mas líricos, que creo que es el único que Calígula aprecia realmente, no en vano es un poeta, y este atormentado Calígula de poesía sabe mucho. Melgares está flojito, le falta peso escénico, algo que por un lado le viene bien al personaje ya que da sensación de fragilidad. Pero no es la composición del actor, sino los recurso que tiene lo que le hace transmitir esa sensación. Bajo de tono y con algún que otro problema de sentido en su texto, salva los trastos por su estupenda escena con Calígula donde lo da todo, gracias a ( es justo decirlo) Javier Collado Goyanes que se entrega, tirando de la escena sin problema. Manda Collado, Melgares le sigue, y la cosa funciona. Suficiente raspado para Héctor Melgares que no aprovecha tan bonito papel.

Fernando Conde como Helicón, de lo mejorcito del reparto. Conde es un soberbio actor, sólido como los cimientos del Coliseo y que lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Conde nos obsequió con una interpretación de altura, de este irónico y leal Helicón, muy bien apoyada en la voz y en el cuerpo. Ofrece momentos mayúsculos en todas sus intervenciones, y su escena con Calígula durante el Primer Acto, es toda una lección de teatro bien entendido.

José Hervás como Quereas, estupendo sin duda, de gran presencia, mucho dominio del texto, aunque quizás un pelín monótono en algunos momentos. Quereas muerde, es el mas sensato y el mas inteligente de todos los conspiradores, manda en la sombra, pero es el que manda, y eso Hervás lo da a la perfección. Mucho dominio de la escena y sin ningún problema para resolver las difíciles situaciones por las que su personaje pasa. Cuando dice que ya es el momento de asesinar al emperador hiela la sangre, y amiguitos, esa frase es una de las mas importantes de la obra. Sobresaliente para Hervás, que aunó convicción y oficio en tan difícil rol.

Alejandra Torray ofreció una Cesonia mas que interesante. Pragmática, irónica, de duro carácter y un tanto resignada ante los acontecimientos tan tremendos que se suceden en escena. Torray posee una voz estupenda, en la que se apoya perfectamente, sabiendo imprimir carácter y presencia escénica a un personaje que suele pasar desapercibido, y que en este montaje está muy potenciado. Torray saca todo el jugo a lo que tiene. Un diez para ella.

Y para finalizar Javier Collado Goyanes como Calígula. Collado ofreció un Calígula alejado de cualquier amaneramiento escénico ( algo de lo que Rodero, con todos mis respetos abusaba un poco ) Hace una sensible composición, fuera de cualquier histrionismo, muy interiorizada y muy trabajada. Su Calígula dentro de lo excesivo del personaje, es muy sereno y ahí radica la grandeza de su interpretación, actúa con completa lógica, la de Calígula por supuesto, y eso estremece, porque aunque no compartamos lo que hace, comprendemos sus motivaciones, gran labor por parte de Collado. Abarcar un personaje de esta envergadura es muy difícil, y el lo hace sin problemas. Tal es el grado de implicación que en los saludos todavía mantiene el terrible semblante de su personaje. Collado se lo curra de lo lindo y sale mas que airoso del trance. Todo su complicado texto se entiende a la perfección, y comprendemos sin problemas el motivo por el cual dice que lo único que quiere es la Luna. Collado ofrece una personalísima y muy profunda visión de este personaje, con todos sus complicados recovecos.


                         

Vayamos ahora con la dirección y propuesta escénica.
Joaquín Vida, no se anda por las ramas y va al turrón sin contemplaciones, ofreciendo una lectura dura del texto, que va muy bien con el tono de la obra, dirige a todos los actores hacia unos objetivos muy claros, y  muy evidentes, se conoce muy bien la obra y se nota. Todo está perfectamente encarrilado, y el ritmo está muy conseguido, algo harto difícil en una función como está. Vida ofreció una función de potentes momentos visuales, que al tenor de la respuesta del público, a mas de uno le revuelve en su asiento, funcionan a la perfección. Dota de mucha ironía a las escenas mas truculentas, siendo un alivio para la dureza de la trama, y en algún momento el respetable se ríe, de forma incómoda, eso si, ante la brutalidad de lo que está siendo testigo.

La propuesta escénica muy sencilla y bastante clásica, con un suelo que recuerda a un tablero de ajedrez, donde estos personajes entablan tan terrible guerra dialéctica, unos taburetes un practicable y poco mas. Por cierto a mi el practicable me sobraba, si jugamos a unas interpretaciones tan desnudas, y que funcionan en líneas generales como en este caso ocurre, no son necesarios mas aditamentos. Luces mas que correctas y sobrio vestuario, en total consonancia con el estilo de la propuesta.



En resumen, una propuesta muy recomendable, que deja de lado cualquier fuego de artificio, centrándose en las interpretaciones de los actores y dando protagonismo absoluto a la estrella de la función, que en este caso es Camus. Algunos textos se hacen indispensables, este Calígula lo es, para muestra este botón de lo que este preclaro Calígula nos cuenta, y que tan en consonancia va con los tiempos que corren:

"Todo el mundo tiene asumido que gobernar es robar, pero hay maneras y maneras; la mía será la de robar por las claras sin tapujos, acostumbrados como estáis a los rateros, notaréis el cambio"
                            

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sábado, 13 de septiembre de 2014

La Llamada, ¿ Está Dios ? Dígale Que Se Ponga

El musical revelación de la temporada pasada fue La Llamada, barrió en los premios Broadway World Spain, y a mi pilló con el pie cambiado cuando se estrenó. No la vi y no me había fijado en esta obrita, que cuando me enteré de sus bondades, ya había desaparecido practicamente de la cartelera madrileña, o tenía unos horarios de dificil asistencia. Como han vuelto me propuse no predérmela, y lo hice con varias premisas, no saber de que iba, no ver nada del montaje, y no leer absolutamente nada sobre la obra, quería ir virgen, nunca mejor dicho, sin ninguna idea preconcebida, ni expectativas, ni prejuicios, aunque esto último era un poco mas difícil, las producciones cargadas de premios, a veces no responden a la realidad, y me suelen echar un poco para atrás. Así que ayer nos acercamos al Lara intrigadísimos, de muy buen humor y con buena compañía. Casualmente era el estreno, y se palpaba en la sala una energía estupenda, buen rollito y ganas de pasarlo bien. La noche resultó redonda, sin lugar a dudas esta Llamada merece todos los elogios que posee. Teatro bien hecho, bien escrito, inteligente y muy pensado en su ejecución. Cuando uno ve producciones de este calibre entiende porqué le gusta tanto el teatro, algo que cuando sale decepcionado llega a dudar, ya que no sabe si el fallo está en lo que ve o los ojos que lo están viendo. Cuando las cosas funcionan no hay discusión, y esta Llamada, vaya si funciona... mejor que un reloj suizo!!

                   


La función que este post ocupa, es un inteligente ejercicio de crítica hacia la fe mal entendida, el estamento que habla por boca de Dios y los arcaicos parámetros que hacen que la sociedad vaya varios pasos por delante de La Iglesia. Tan inteligente es el texto que durante un rato me tuvo un tanto  descolocado, no sabiendo muy bien si estaba viendo un derroche de proselitismo religioso o un acto de ironía mayúsculo, eso si, como lo que veía era tan absolutamente delicioso, me dejaba llevar para finalmente ver por donde iban los tiros. La cosa va sobre dos adolescentes que están en un campamento dirigido por religiosas, y a una de ellas de repente por las noches se le empieza a aparecer Dios, hasta aquí puedo y pienso leer. El texto, a pesar de la ironía que desprende, es muy amable, nada ofensivo y no carga las tintas contra nadie, solo deja conceptos en el aire, que luego el espectador rumia placidamente después de la función. Que se puede hacer un ejercicio de crítica, sin confrontación, con unos personajes tan de verdad, y una resolución tan inteligente, este texto lo deja mas que claro. 

                

Vayamos con el elenco, estupendo sin lugar a dudas, muy compenetrado y muy bien elegido.

Belén Cuesta como Milagros, una jovencita monja de ingenuidad achuchable. Cuesta sirve una interpretación absolutamente magistral, nos regala un personaje tremendamente humano, graciosísimo, con un punto de patetismo que hace que nos quedemos con ella desde el minuto uno, y sobre todo un ejercicio de verdad encomiable, algo que yo siempre agradezco. Esta maternal Milagros, todos la conocemos, la tenemos en nuestra familia, o en nuestro entorno, servicial, generosa, y sin ningún tipo de maldad. El trabajo de Cuesta es mayúsculo, no hay mas que decir, Belén no imita, hace, y ahí está el valor de su trabajo. 

Anna Castillo como Susana, la amiga del alma de la protagonista de este espectáculo. Castillo ofrece una pragmática, preclara, frescachona y graciosísima adolescente, que acepta la vida como viene, sin grandes dramas, mucha ironía y enormes dosis de espontaneidad. Este aparente proyecto de choni, resulta que es mucho mas profunda de lo que nos planteamos, y su recorrido durante de la función, como lo desarrolla y como lo enfoca es la gran baza de este estupendo personaje, que Castillo borda desde el minuto uno. Está para comérsela, me recordó un poco al personaje de Mila Kunis, en la mítica serie Aquellos Maravillosos 70. Vocalmente está muy correcta y posee una bonita voz que resuelve sin el mas mínimo problema las partes cantadas.

Macarena García como María, la chica a la que se le aparece Dios. Está estupenda, quizás es la que está un pelín mas floja en lo actoral, pero ciertamente, su papel es el menos gracioso de los que se desarrollan en la trama. García tiene un ángel especial, su dulzura consigue que nos prendemos de ella, y su interpretación mas que correcta, gana muchísimo en las distancias cortas. Por mi ubicación en el teatro la tenía muy cerca cuando veía a Dios, y su mirada dice muchas cosas. Estamos ante una actriz magnética, de gran belleza y que ofrece un esforzadísimo trabajo, que también rezuma frescura y verdad por todos los poros. Muy bien en la parte vocal, tiene una voz interesante, bastante alejada de los estereotipos del musical.

Llum Barrera como Bernarda, una monja ya madura, que se las sabe todas, de mucho carácter, gran vitalidad y simpatía arrolladora. Barrera está soberbia, es un torbellino, animal escénico con muchísimo oficio y que da exactamente lo que el personaje ofrece, su presencia escénica y seguridad son mayúsculas. Vocalmente impacta, y posee una voz con unos graves de impresión que me dejaron anonadado en algunos momentos, Barrera es una todoterreno que todo lo que hace lo hace bien, reconozco cierta debilidad hacia esta cómica, que ya es con justicia una figura imprescindible de nuestro panorama teatral.

Para finalizar Richard Collins Moore como Dios. Collins Moore, ofreció una interpretación vocal inspiradísima, tocándole la parte mas comprometida musicalmente hablando. Collins Moore está estupendo, en un papel que llevado a cabo por otro actor podría pasar mucho mas desapercibido. Este surrealista Dios, un tanto hortera, que parece ser fan de Whitney Huston sorprende desde el momento que sale a escena, Uno ya sabe que es Dios desde el minuto uno, no nos lo necesitan explicar, labor indiscutible de Moore que ofrece gran solidez y que está muy en su sitio en todo momento, Escucha perfectamente y posee mucho empaque en su composición.

                                   

Tanto la dirección escénica como la elaboración del texto corren a cargo de Javier Ambrossi y Javier Calvo " Los Javis " como parece ser que los llaman en la profesión.

Ambrossi y Calvo, hacen una gran labor, sin lugar a dudas, una puesta en escena inspiradísima, muy resultona para tratarse de un musical de pequeño formato, y lo mas importante, una labor con los actores de aúpa. La obra está dirigida en una clave muy coloquial, muy de verdad, y dejando a los actores que hagan, se explayen y que muestren el buen rollito que hay entre ellos. Ambrossi y Calvo son actores algo que se nota, saben perfectamente por donde llevar a todo el elenco, para que se sientan cómodos, y que enriquezcan con sus aportaciones, el por otra parte soberbio texto. La obra es rabiosamente fresca, divertida, dinámica y está francamente bien dirigida. Estamos ante un trabajo realizado por un equipo que sabe muy bien lo que se hace, que conoce el teatro y sus códigos hasta la médula, y que gracias al entusiasmo, el amor por la profesión y el criterio con el que está ejecutado, nos lleva a la estratósfera en un desopilante ejercicio de reflexión, y que en el fondo no es mas que un canto a la vida y al vive y deja vivir. Cada uno en algún momento debe tomar decisiones, eso nos hace avanzar, y en este espectáculo, eso está muy patente. Lo hacemos y luego vemos, es el grito de guerra de estos personajes, que gracias a sus arranques, su desprejuicidado carácter y profundo respeto por las decisiones ajenas, consiguen que cuando salgamos del teatro todos pensemos que el mundo es un poquito mejor. Respeto y tolerancia, valores muy olvidados en nuestra sociedad, que esta obra muestra, sin el menor atisbo de cursilería y alejado de cualquier tópico absurdo, a veces mezquino, e innecesario. 

Solo hay un pero... a nivel técnico, el espectáculo debe estar un poquito mas cuidado, entiendo que no hay grandes medios, pero intuyo yo, que a medida que la función se vaya afianzando y pase al gran circuito, que estoy seguro de que lo hará, esto se irá solventando.

                             

En resumen, una propuesta altisimamente recomendable, fresca, innovadora, dotada de un enorme talento en todos los ámbitos que abarca, y que nadie debería perderse. Que este proyecto sea integramente español, y que sea un éxito de público, me da profundas esperanzas sobre el futuro de nuestro panorama teatral. La Llamada, señores es hacia donde deben ir encaminados nuestros espectáculos.
Esta noche toca Calígula, pero eso amiguitos.... eso es otra historia


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lunes, 8 de septiembre de 2014

Largo Viaje Del Día Hacia La Noche, No Hay Nada Mejor Que La Familia Unida

Me encanta el teatro estadounidense de medidados del S. XX, sus tres paradigmas son para mi autores referenciales, por múltiples motivos, y forman parte de mi mitología personal. Tennessee Williams es mi favorito con diferencia, y lo considero el Federico García Lorca de aquellas latitudes, luego Arthur Miller, y finalmente Eugene O´Neill, el mas oscuro, el mas pesimista y sin duda el mas chejoviano de todos. Cuando me enteré de que se iba a representar el Largo Viaje Hacia La Noche, ( aunque le hayan alargado el título en esta traducción por  el de El Largo Viaje Del Día Hacia La Noche ) se me hizo la boca agua. El título mas afamado de  O´Neill, un reparto de campanillas y uno de los textos mas importantes del S. XX que inexplicablemente se ha representado muy poco en este país, me hicieron esta propuesta tremendamente atractiva, tan atractiva que en la primera semana de su permanencia en cartel, ya me acerqué al Marquina para disfrutar de uno de los dramas mas profundos que se han escrito jamás. La cosa no resultó como me esperaba, y como iré narrando, se convirtió en un desconcertante ejercicio por mi parte de darle el aprobado a una producción que no me acabó de convencer por mucho que lo intenté. Ir al teatro con muchas expectativas es un arma de doble filo, que a veces nos juega malas pasadas, cuando no espero mucho siempre me encuentro mas de lo que pensaba, pero amiguitos, cuando espero mucho... normalmente me suelo decepcionar. Algo que en esta ocasión me ocurrió, para pasmo mío ya que os prometo que la ración de sopor, escenas deslavazadas y falta de fuelle generalizado que se nos sirvió en la velada de ayer, me dejó bastante perplejo. ¿ Un desastre ? no, pero sin lugar a dudas una propuesta muy por debajo de lo esperado. Así es el teatro, unas veces se gana y otras se pierde.

                 

El Largo Viaje Hacia La Noche, es un descorazonador texto, que en el microcosmos de una familia tremendamente disfuncional, muestra las grandes miserias del ser humano, con el terrible trasfondo de la soledad del individuo como nexo de unión entre estos cuatro personajes que a su terrible manera se quieren, pero que también se hieren sin el menor empacho cuando de justificar sus maldades mas interiores se trata. O´Neill era experto en estas lides, funcionando ante el espectador como catártico y catalizador de todo aquello que todos reconocemos, que encontramos a nuestro alrededor o que se encuentra en la parte mas recóndita de nuestro ser, pero que ni queremos, ni nos interesa sacar a la luz. Este Largo Viaje es un texto incómodo que no deja indiferente a nadie, que en algunos momentos hace que nos apetezca salir de la sala en la que se está representando y que en definitivas cuentas nos dice a cara de perro que así somos nos guste o no. La grandeza y la dificultad de este texto estriba precismente ahí, su descarnado naturalismo, carente de cualquier concesión al lirismo, y su dificil digestión tanto por su temática como por su calado, precisan de un tratamiento del texto muy profundo, un gran sentido del ritmo, y una mas que notable dosis de dramatismo bien entendida, que si no se llevan a cabo con suficiente tino, convierten en un plomo una obra mayúscula y de la que se debe salir profundamente impresionado.

                   

Vayamos con el elenco:

Mamen Camacho como Cathleen, la sirvienta. Correcta en un desagradecido papel, que basicamente está para servirle las frases a los primeros papeles. Camacho da un pequeño contrapunto al tremebundo drama al que ella es ajena, y es la única nota amable de esta triste historia. Mamen Camacho da vida a una simple y simpática Cathleen sin muchas complicaciones, frescachona y sana, que está para amparar a su señora y ser inocente cómplice de sus escarceos con la morfina. Camacho está perfecta, muy en su lugar, sabe escuchar, algo importantísimo en un personaje de sus características, y cumple mas que bien en un papel que interpretado por otra actriz hubiese pasado muy desapercibido.

Alberto Iglesias como Jamie, el hijo mayor, si bien está correcto, lo encontré un tanto chillón y ciertamente monocorde en sus parlamentos. Le falta cierta profundidad en la composición del personaje y su última escena con su hermano, amén de reiterativa, algo que viene de serie con el texto, está ciertamente plana. Reconozco que desconecté en algunos momentos, no queda muy claro el objetivo de este amargado Jamie y su pregonada acidez que tantas veces se comenta en la función queda bastante descafeinada. Desconozco aunque intuyo, que la labor de dirección no fue muy clara en las directrices, y la falta de gas, (sin ningún atisbo de ironía ¿ o si ?) es una tónica durante la función. Por tanto Iglesias se queda corto, tanto de carácter como de agilidad verbal. La ironía se caracteriza precisamente por la falta de ira cuando se pone en práctica, este Jamie está continuamente enfadado, cuando en mi humilde opinión debe tener mala baba, pero no agresividad. Ese es el escudo de su personaje, algo que no se encuentra por ningún lado, labor de dirección y de enfoque del personaje sin duda.

Juan Díaz da vida a Edmund, uno de los caramelitos de la obra, que Díaz no aprovecha, o no puede aprovechar. Encuentro a Díaz un tanto verde para afrontar un papel de semejante envergadura, la imagen del tísico que da, no es convincente, amparándose mas en recursos externos que internos, es decir, sirve el tísico que todos nos imaginamos, mas cercano a un personaje tipo que a un personaje de verdad. Si bien es cierto que se va entonando según avanza la función y su gran escena con su padre en el Último Acto, tiene momentos muy interesantes, en general da una lectura superficial de este idealista, que paradojicamente dice unas cosas, pero actúa como si pensara otras. Se sale de el papel en algunos momentos, no es muy notorio pero si se aprecia, y tiene algunas carencias que afectan en el recorrido del personaje. Otro fallo de dirección a tener en cuenta. Quizás otro actor con mas peso, le hubiese dado mas empaque a este bonito papel que pasa mas desapercibido de lo que Edmund se merece.

Mario Gas como James, está correcto que duda cabe, y dota de bastantes recovecos a este padre miserable, mas preocupado de el dinero que de sus hijos, y que es incapaz de hacer lo que está bien porque su tacañería le impide comportarse como debe. Gas dota de gran empaque y elegancia a su personaje, pero lo encontré un tanto envarado, tengo la sensación de que no le han dejado hacer todo lo que el quisiera, algo que le resta espontaneidad, ya que transmite la sensación de estar tirando en corto no dejando alas a su creatividad, mas que demostrada en otros casos. Poca intensidad en una interpretación que debería ser mas poderosa, para dar mas fuerza dramática a sus escenas.

Vicky Peña como Mary, uno de los grandes personajes femeninos de la historia del teatro. Peña de la que soy un gran admirador, es especialista en estos personajes " mas grandes que la vida " Peña está estupenda en su creación, aunque con algunos errores de enfoque del personaje, mas que drogadicta parece una neurótica. A pesar de ello, verla no deja de ser un festival, sobre todo en la escena que tiene con Cathleen donde todas sus miserias quedan mas descubiertas. Peña es una de las grandes, de eso no me queda ni la mas mínima duda, y de forma muy inteligente lleva el personaje a su terreno, siendo la única que da lo que la función realmente pide, si bien es cierto que también está falta de fuelle, no lo acusa tanto como el resto del elenco, y ofrece momentos sublimes a pesar de estar un tanto descafeinada. Sus giros de voz marca Peña, siguen siendo imponentes, su presencia apabulla y sus dotes de gran actriz hacen que salve los trastos, siendo sin duda la que mas brilla del elenco, y la que salva el el espectáculo.

                               

La propuesta escénica muy sencilla, y poco inspirada, con ciertas reminiscencias modernistas, tanto en el vestuario como en la música, si bien es cierto que las proyecciones entre las cortinas, están muy bien resueltas y dotan de cierta atmósfera a las diferentes escenas, no salvan una excesivamente convencional propuesta, de muy plana iluminación y que tiene cierto olor a naftalina en su acabado formal.

Vayamos ahora con la dirección escénica por parte de Juan José Afonso. Encontré a Afonso ciertamente desganado, dejando un poco desamparados a los actores que hacen lo que pueden pero que no han sido dirigidos con la profundidad que tan complejos personajes requieren. Entiendo que las directrices deben ser claras y Afonso ofrece una serie de escenas un tanto deslavazadas, que funcionan como bloques separados en algunos momentos pero que no siguen una linea, y que lastran bastante el conjunto de la obra, haciéndose premiosa en algunos momentos. Toda la función está dirigida en tono naturalista, pero falta de intensidad dramática, recordándome a un Chejov de infausto recuerdo del que me salí a mitad de la función. Los tremendos conflictos que el texto plantea, no están reforzados con lo que ocurre en escena, y en algunos momentos, uno siente que los actores hablan y hablan, sin que ciertamente nada de lo que debe ocurrir ocurra. Un gran texto es una estupenda baza, pero no lo es todo, y creo que Afonso carga las tintas en el texto, dejando de lado las acciones, y sirviendo muy poco juego escénico para lo que se podría hacer. Ese es el gran problema de esta producción, excesivamente estática, dirigida con poco pulso dramático y que adolece de cierto tono rancio en su planteamiento. Tampoco encontré la versión de Borja Ortiz De Gondra, excesivamente redonda, igual de deslavazada que la propuesta escenica, algo que tambien lastra el acabado de la función, 

                      

En resumen, una propuesta decepcionante, con un reparto muy desaprovechado y que no le saca todo el jugo a un soberbio texto de grandes posibilidades dramáticas. Si os animáis a verla, esperad un poquito, quizás cuando tenga mas rodaje, alguno de los problemas que aquí planteo, se vean solventados. A mi me dejó bastante frío, algo que tratándose de la obra que se trata, es completamente imperdonable.


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