viernes, 24 de noviembre de 2017

El Gato Montés, Los Clarines Del Miedo.

Ayer asistí al estreno de la segunda función de la temporada 17-18 del Teatro de La Zarzuela, El Gato Montés, reposición de la misma producción que se llevó a cabo cinco años atrás y que ya me fascinó en su momento. Reponer este título y  el montaje de Plaza, me parece un acierto que solo tiene un pero, las pocas funciones que se van a llevar a cabo. El Gato Montés sin duda es un título de interés que no se ve habitualmente, y que tiene el favor del público, que se siente muy atraído por una obra de gran fuerza dramática y que tras muchos años en el olvido, fue rescatada por Miguel Roa para ser devuelta al lugar que se merece con gran justicia.
Tenía un tanto difusa la producción, no en vano ha pasado un tiempo considerable, y reconozco que me apetecía mucho volver a verla, así que bastante animado me acerqué a la Zarzuela, dispuesto a pasármelo bien y sobre todo disfrutar, algo que sin ninguna duda hice, ya que la noche fue exitosa en grado sumo. El público fue muy favorable en el estreno tanto a lo escénico como a lo musical, y la producción muy aplaudida, con gran justicia, para ser sinceros.



El Gato Montés, denominada como " Ópera Popular Española En Tres Actos y Cinco Cuadros" con música y libreto de Manuel Penella, se estrenó en Valencia en febrero de 1917, para posteriormente ser estrenada en Madrid, llegando incluso hasta Nueva York , siempre con éxito arrollador allá donde fue presentada. Cuentan las crónicas de la época que el Maestro Penella la noche del estreno en el Principal de Valencia fue llevado a hombros desde el teatro hasta la puerta de su casa por un público entusiasmado por lo que acababa de presenciar. El éxito de El Gato Montés fue uno de los mas grandes de su época y se mantuvo en vigor hasta mas o menos los años 30, para posteriormente pasar al mas estrepitoso de los olvidos, solo quedando para la posteridad el famoso pasodoble torero, quizás el mas representativo de la música taurina de todos los escritos, pero que el gran público durante muchos años no asoció ni por asomo a una obra lírica.
Manuel Penella compuso una partitura muy inspirada y de ecléctica factura, de tintes veristas en su concepción y de profunda raíz española en su música, especialmente en cuanto al folclore andaluz se refiere, sin restarle profundidad en la concepción de los personajes a nivel musical, ni por supuesto un efectismo escénico mas que considerable. La obra se escucha con facilidad y agrado, aunque bien es cierto, no busca mas que entretener al público y dar aquello que exactamente le pide a una obra que algunos tildan de ligera y que yo encuentro francamente notable, tanto en su estructura, impoluta desde todo prisma, y que sin renunciar a la melodía fácil por momentos, no deja de tener muchísimos pasajes de gran enjundia musical, profundidad dramática y fuertemente descriptiva. Sirva como ejemplo de lo que planteo el insuperable cuadro de la corrida, en la que las distintas variaciones sobre el pasodoble central, sirven de catalizador del drama de forma absolutamente soberbia y cargada de categórica sabiduría teatral. La obra de enormes exigencias para su terceto protagonista, requiere de voces sólidas y rotundas para poder ser llevada a cabo al nivel deseado, siendo un auténtico desafío vocal que resulta impactante en aquellos momentos en los que Penella saca la artillería pesada dejando boquiabierto al respetable por su fuerza y dificultad. En cuanto al material literario, que ha sido muy criticado por su exacerbado tipismo yo voy a romper una lanza, ya que sin ninguna duda funciona, y a todas luces su crescendo dramático resulta muy gratificante  en su conjunto. A este nivel el acto mejor resuelto es el segundo de gran empaque escénico, siendo el tercero el mas flojo dramaticamente que no en su concepción musical. El Gato Montés cuenta una trágica historia con unos personajes quizás muy manidos, pero que nos llegan en su visceralidad y en su aire de tragedia desmelenada, excesiva, y que resume a la perfección lo que el género operístico ofrece como sublimación de las pasiones humanas.



Vayamos con el elenco, superlativo en líneas generales, como iré desgranando.

Gerardo Bullón como Hormigón, Miguel Sola como Padre Antón y Milagros Martín como Gitana, se encuentran realmente inspirados en sus roles, dotando de gran presencia escénica a sus creaciones, especialmente Martín que triunfa en su pequeño pero importante papel, dotando de gran fuerza dramática al rol que le ha tocado en suerte. Sola y Bullón brillan en los personajes mas cómicos de la función ofreciendo una trabajo musical de altura, y mas que logrado a nivel escénico.

Itxaro Mentxaka, mezzo-soprano, como Frasquita.
Reconozco que no conocía a Mentxaka, y ha sido una grata sorpresa. Cantante de peculiares técnica y presencia escénica, me pareció adecuadísima para el papel a todos los niveles, resultando muy solvente en lo vocal, con voz de mezzo pura, de interesantes graves y sin problemas en los volúmenes. La encontré magnífica en lo escénico, especialmente durante el tercer acto, en el  que lleva a cabo un encomiable trabajo de implicación emocional cargado de profundidad y prestancia.

Andeka Gorrotxategi, tenor, como Rafael Ruiz "El Macareno".
Gorrotxategi repite en el rol del torero que ya ejecutó en el anterior estreno de la producción. Nuestro tenor cantó con gran bravura y mas que respetable volumen, llegando sin ningún problema en los momentos mas comprometidos de la partitura, que son muchos, y sirviendo un canto de calidad, belleza y de línea impecable de principio a fin. El agudo bien resuelto y de impactante acabado, suena hermoso y pleno, siendo la expresividad  una de sus grandes bazas en la bellísima plegaria del segundo acto que fue de un lirismo insuperable y realmente emotiva. Gorrotxategi sale mas que airoso de su complicado papel llevando a cabo un trabajo redondo y mas que estimable en líneas generales. 

Nicola Beller Carbone, soprano, como Soleá.
Me he reconciliado con Carbone tras una Villana no del todo adecuada, volviendo por sus fueros en la gitanilla protagonista de la función, de forma mas que eficaz y de sólida ejecución técnica, en un personaje de endiablada tesitura que requiere de un centro y graves  potentes y un agudo grande y fácil. Carbone las da todas en una creación vocal en la que primó una línea de canto muy bien definida, y en la que los tremendos saltos de la partitura son ejecutados de forma ejemplar siendo muy interesante el agudo, atacado de forma brillante y enorme en su resolución. La voz suena grande y redonda practicamente en toda la función, a excepción de la primera parte del aria principal, en la que los matices todavía no están del todo resueltos, pero que intuyo que se irá solventando a medida que vaya haciendo funciones. Pasa la tremenda orquesta que la obra posee sin el mas mínimo problema y resulta adecuadísima para el papel a todos los niveles. Escenicamente se encuentra acertadísima, resultando sensual cuando el texto lo requiere, telúrica y de gran dramatismo en los momentos mas trágicos de la función. 

Juan Jesús Rodríguez, barítono, como Juanillo "El Gato Montés"
Magnífico y felizmente retornado al Teatro de La Zarzuela en el  que hacía varías temporadas que no los disfrutábamos. Rodríguez es uno de los barítonos españoles mas importantes del momento, muy merecidamente, sin ninguna duda, como ayer demostró con creces. Nuestro cantante de noble timbre, carnoso y enorme volumen, ofreció una auténtica lección de canto en todas sus intervenciones, especialmente en la página compuesta a modo de racconto del primer acto en el que resultó estremecedor por su capacidad expresiva y las insuperables facultades canoras que tiene. De soberbio fraseo, férreo control del aire, y matizadísimo en sus intervenciones, Rodríguez triunfa por sus características de  barítono de mimbres clásicos en su voz, y en la que un trabajo cargado de honestidad y sensibilidad fueron la marca de la casa. Ojalá veamos muchas veces mas a Juan Jesús Rodríguez en el coliseo de la Calle Jovellanos, Madrid y el Teatro de La Zarzuela nos lo merecemos.



Coro Titular del Teatro de La Zarzuela con dirección de Antonio Fauró, correctísimo en una obra en la que la masa coral no tiene gran protagonismo, a no ser durante el primer acto. Magníficos en la salida de "El Macareno" uno de mis momentos favoritos de la ópera, y los innumerables partiquinos que se llevan a cabo en El Gato Montés y que interpretan los miembros de coro, resultan correctos y solventes en su cometido.

Ramón Tebar lleva la batuta de la OCM de forma espectacular, con un sentido de la teatralidad mayúsculo y poniendo el acento en los momentos mas dramáticos de la función de forma inspirada e inteligentísima. Las cuerdas se encuentran en completo estado de gracia, y el viento metal tan arriesgado siempre, cumplió con su cometido en la mayoría de sus intervenciones, salvo algún pequeño patinazo sin importancia al final de la función. Tebar sirve una función en la que las dinámicas se encuentran muy cuidadas, y que si bien es cierto en los volúmenes fue generoso, dado el elenco con el que el espectáculo cuenta no resultó ningún problema, sino todo lo contrario, llenando de brillo y trágico sabor a un obra de complicada dirección que en la mano de Tebar se hace amena y disfrutable.



Vayamos ahora con la propuesta escénica:

José Carlos Plaza firma el espectáculo, llevando a cabo una mas que interesante lectura de un texto difícil de poner en pie. Plaza se sale del tópico, optando por la elegancia visual, la claridad en la exposición de lo que quiere contar, y un estudiado viaje a la esencia de la ópera, que se ve perfectamente modernizada sin afectar en absoluto el mensaje que se quiere dar. La obra marcadamente trágica, aunque con sus momentos de comicidad, según la visión de nuestro regista se ubica en un entorno oscuro y fanatizado de ecos descorazonadores y cercanos a la España Negra, todo ello dentro de la mesura en lo visual, sin caer en la españolada, es mas huyendo de ella, y logrando un trabajo de gran altura escénica, de gran belleza y medido dramatismo. Especialmente interesante resulta el complicado cuadro de la corrida que se puede ir de las manos por menos de nada, y que en manos de José Carlos Plaza se convierte en un ejercicio de sutileza y esquisitez estética plagado de hallazgos escénicos y de gran eficiencia dramática. No me imagino otro enfoque para El Gato Montés en los tiempos que corren, en el que otras lecturas mas folclóricas resultarían mas que indigestas para el público actual. Plaza engrandece la función de forma superlativa, de forma respetuosa y de impecable acabado formal. Mención especial para los figurines de Pedro Moreno de una belleza insuperable, y para las grandiosas coreografías de Cristina Hoyos que llegan al paroxismo en la zambra, que preludia al cuadro de la corrida, en la que Soleá se reencuentra con sus raíces gitanas de forma muy lírica y perfectamente justificada dentro de la evolución del personaje. También deben de ser tomadas muy en cuenta las luces y escenografía de Francisco Leal que dotan a la función de una belleza arrebatadora por momentos, conseguidas atmósferas y que redondean el espectáculo hacia lo estratosférico.





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7 comentarios:

  1. Estupenda y justísima reseña. Milagros Martín, que en la anterior hacía de madre, está memorable. Es una pena, en efecto, que haya tan pocas representaciones. Disfruté lo indecible ayer, como la mayoría de los asistentes.

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    1. Hola Concha. Muchísimas gracias por leerme!! la verdad es que se notó lo mucho que disfrutamos el otro día, je je je. Un abrazo!

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  2. De acuerdo con estas valoraciones. También disfruté en el estreno y repito el 30 con el otro reparto. Gracias por la publicación.

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    1. Hola Ramón, muchas gracias a ti por leerme! Yo también repetiré esta semana con el segundo elenco, merecerá la pena seguro! Un saludo!

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  3. ¡Saludos! Me encanta tu blog enhorabuena, ya me gustaría a mi tener esa capacidad descriptiva y ese conocimiento. Yo te dejo reseña de mi blog, similar al tuyo. Bastante orientado al teatro alternativo de España. Esta obra que menciono esta recibiendo unas críticas fabulosas.
    https://seacaboelfigurar.blogspot.com.es/2017/03/obra-el-viento-hace-la-veleta.html

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    1. Hola Vichi! Gracias por tus palabras! Estaré muy pendiente de tu blog! Un abrazo!

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  4. Es una lástima, pero yo no he visto ni éste ni ningún otro montaje de "El Gato Montés". Me gustaría, pero hasta ahora no ha podido ser. A Martín y Mentxaka sí las he visto repetidas veces, y no me sorprende, por lo tanto, que estuvieran bien. Al resto no lo sé; seguramente a alguno/a sí, pero no lo recuerdo con seguridad.

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