martes, 10 de marzo de 2015

Todos Somos Buena Gente ¿ O No ?

Adoro a Verónica Forqué, me parece una actriz muy sólida, que lo mismo vale para el drama como para la comedia, sin el mas mínimo problema, por eso cuando supe que estrenaba función se me hizo la boca agua. Reconozco que desconocía totalmente el texto que lleva por título Buena Gente, pero el hecho de estar Verónica ya era para mi suficiente garantía. El pasado día 19 tuve la oportunidad de asistir al estreno en el Teatro Rialto, y no me lo pensé dos veces, donde esté un buen sarao teatral que se quite cualquier sarao al uso.
Así que me puse mono, aunque no sea fácil, y para el Rialto que me fui. Estrenazo por todo lo alto lleno de famosos, famosetes, artistas, actores y el " todo Madrid" que diría un antiguo se encontraban en el coliseo de La Gran Vía. Fue una velada estupenda, glamourosa, y poco "estrenera" ante la entrega del público, tan poco festivo en estos eventos, que suele ir con ánimo mas bien crítico que disfrutón. Me arrellané en mi butaca, sin tener la mas mínima idea de lo que iba a ver ¿ drama? ¿ comedia? la verdad es que poco importaba, yo iba a ver a La Forqué y aunque saliera vestida de india apache, seguro que iba a cumplir, y vaya si lo hizo señores, vaya si lo hizo.


Buena Gente es un texto del autor estadounidense David Lindsay-Abaire galardonado muy justamente con el Premio Pulitzer, que llega a España después de su triunfo en Broadway, la versión que aquí se ofrece es de David Serrano, que ha "españolizado" un poco el texto para hacerlo mas cercano, con gran tino, por cierto.
La obra es una comedia, no cabe duda, pero con un poso muy amargo, en el que unos personajes llevados al límite, con pocos atisbos de esperanza ante la dura vida que les ha tocado en suerte, y que intentan sobrevivir como buenamente, nunca mejor dicho, pueden. La obra tiene un planteamiento sencillo, una madre soltera madura, con una hija con una grave minusvalía, pierde su trabajo. A partir de ahí empieza la historia de como salir adelante ante el percal que se avecina. Así contado puede parecer que la historia derivará hacia lo ñoño o lo lacrimógeno, pues no señores, la historia deriva hacia la mas descarnarda realidad desde un punto de vista muy cáustico, plagado de mala baba, y donde ningún personaje parece lo que es, o es lo que parece.
La gran baza del texto es la realidad tan tremenda que rezuma, el interesante prisma con el que la naturaleza humana está plasmada, y los recovecos del ser humano que plantea, rompiendo los esquemas del espectador, en cuanto a sus personajes se refiere. La heroína de la función es netamente una buena persona, con atisbos de ruindad, mucha verdad y mas capas de una cebolla. Estamos ante un texto para quitarse el sombrero, sin ninguna duda, nada complaciente, y que envuelto en un halo de comedia social nos deja un regusto bastante amargo que hace pensar al respetable, dejándolo ciertamente incómodo, planteándose que aquello de los principios, está muy bien, pero antes está la supervivencia.


El elenco en líneas generales está mas que correcto, siendo muy cuidadas las interpretaciones.

Diego París como Luis, gris encargado de la tienda de todo a un Euro en la que trabaja Forqué. París consigue un trabajo muy sólido en un personaje ciertamente ingrato, que finalmente nos sorprende, por su bondad e integridad. El trabajo de París es tremendamente honesto y ofrece momentos muy buenos en su primera escena, donde queda patente que le incomoda lo que le ha tocado hacer. Estamos ante una interpretación muy interiorizada, muy de verdad y que realmente refleja en un código claramente naturalista, un hombre de sus características.

Susi Sánchez como Gloria, amiga del alma de Forqué. Sánchez da vida a una típica señora de extrarradio, aficionada al bingo, de vida un tanto gris. Esta Gloria es de armas tomar, malhablada, con mucho carácter, vulgarota, de gran fondo, y que por su amiga maaaaata, es el cerebro que empuja a Forqué en sus intentos por buscar trabajo, no siendo siempre la mejor consejera. Sánchez está de lujo en un papel muy gracioso, y que como es la tónica en la función, muy auténtico. Todos hemos conocido a una Gloria alguna vez, Sánchez ofrece una veraz creación que funciona a la perfección, da exactamente lo que el papel pide, y nuevamente estamos ante un calco de una personalidad muy real. Un diez para Susi Sánchez que hizo las delicias del respetable con su muletilla, que no reproduciré para no dañar algún oído sensible.

Pilar Castro como Lola y Patricia, dos personajes totalmente opuestos. Castro me dejó literalmente pasmado con su versatilidad, pasa de maruja con muy mala baba, a chica pija de urbanización en cuestión de segundos, y he de reconocer que me costó descubrir que era ella en sus segunda intervención hasta bien avanzada la escena. Su Lola, de estética un tanto Lidia Lozano, es despiadada, egoísta y hortera, mientras que Patricia es todo lo contrario, rompiendo los clichés de chica tonta " upper class ". Está asombrosa en ambos papeles, y su interpretación como Lola es mayúscula. Fue una de las sorpresas de la velada, que sin duda resultó la mar de gratificante.

Juan Fernández como Raúl, el único que consiguió salir del barrio y labrarse un futuro, con una brillante carrera a nivel internacional. A Fernández le ha tocado un personaje que se las trae, de gan complejidad psicológica, que se mueve en un código de difícil ambigüedad, no sabemos si es un cínico, un hipócrita o realmente una buena persona, yo creo que es todo eso, y muchas cosas mas.
Fernández está maravilloso sin concesiones, todos los conflictos que su personaje tiene, los plasma sin ningún problema, le da mucho sentido a su texto y ofrece momentos realmente superlativos en la grandiosa escena que transcurre en su casa. Hay un pequeño pero, y es que está un poco bajo de tono, y en algún momento se pierden sus parlamentos, el Rialto es un teatro de sonoridad problemática, y una pequeña microfonación, aunque solo sea de ambiente no vendría nada mal.
Fernández ya me entusiasmó en El Nombre De La Rosa y mantengo que es un excelente actor, de grandes recursos, imponente físico, y estupendas condiciones.

Para finalizar Verónica Forqué como Margarita, soberbia sin concesiones, y no es pasión. Forqué lleva a su terreno un papel que parece escrito para ella, dotando a esta Margarita de un empaque digno de Anna Magnani, rezumando frescachonería, comicidad, ternura, alguna que otra dosis de maldad, y un instinto de supervivencia leonino, que nos deja pasmados ante la poderosísima interpretación que sirve desde el interior de su alma. Forqué no necesita fuegos de artificio, las da todas con aparente, solo aparente, facilidad, y ofrece un festival de buen hacer, en una cerebral interpretación que parece totalmente espontánea y que yo diría que está meditadísima. Su personaje nos hace reír a mandíbula batiente, pero nos descoloca cuando vemos que no es tan buena gente como parece. Es lo que tiene romper clichés, nadie es buenísimo o malísimo, esa es la esencia del ser humano, y esa esencia es la que Forqué refleja de forma magistral en una interpretación de premio. Repito que no es pasión, es de justicia reconocer la enorme calidad de lo que Verónica Forqué ofrece.


Vayamos ahora con la dirección escénica.
David Serrano, sabe muy bien lo que tiene entre manos y los actores con los que cuenta, dejándoles hacer dentro de unas directrices muy claras, y un tono perfecto en el tratamiento del texto. Serrano sirve un espectáculo en clave coloquial, cotidiana y acertadísima en su planteamiento, que enriquece mucho el por otra parte soberbio texto. El ritmo en todas la escenas está conseguídisimo, siendo el acabado final, muy fresco, dinámico y que se pasa en un suspiro, de hecho se me hizo cortísima, nada sobra y nada falta en esta maravillosa producción, mejor salir pensando que pena que ya se acabó, que  deseando que se acabará.


La propuesta escénica, muy bien resuelta, bastante tradicional, y con unos mas que decentes espacios escénicos que se salen de la habitual, y justificada modestia, a la que nos hemos acostumbrado en las producciones privadas de teatro, ya sabemos lo achuchado que está el negocio teatral, estamos ante una producción de primer nivel, muy bien presentada, iluminada y de acabado formal impoluto.



En resumen, una propuesta sumamente recomendable, por varias premisas. Su soberbio texto de extrema vigencia en los tiempos que nos han tocado en suerte, su estupendo elenco actoral, encabezado de forma gloriosa por Verónica Forqué, y lo divertido del planteamiento de la obra a pesar del amargo fondo que refleja. Es una obra de risa, incluso de carcajada en algunos momentos, pero es una obra basicamente para rumiarla en casa. Teatro para pensar y para disfrutar. Yo no me la perdería!!!


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