martes, 24 de marzo de 2015

Soñando Con Pinocho



El teatro infantil, el denostado y menospreciado (injustamente) teatro infantil, me acompaña desde que tengo mas o menos siete años, cuando vi mi primera obra de teatro, La Farsa Del Cornudo Apaleado, de Casona. Poco recuerdo me queda de aquella representación a no ser la paliza que se llevó el pobre cornudo, la estaca con la que le propinaron la somanta de palos, y unas cortinas que servían para esconder al amante de la disoluta esposa del sufrido astado.
A pesar de haber transcurrido la friolera de treinta y un años desde aquella representación, todavía recuerdo algunas cosas, y aquí amiguitos está el meollo del asunto, el tan poco valorado teatro infantil, tiene una labor no reconocida en su justa medida, que es la de crear futuros aficionado al Arte de Talía, para ello se deben seguir varias premisas, nada fáciles, teniendo en cuenta que los niños son un público duro de roer cuando algo no les gusta.
La primera es sorprenderles para ir directamente a la segunda, conseguir su atención, una vez que se ha llegado a este punto, mantenerla que no es fácil... y si el niño sufre la catarsis, zas! tendremos a un enano con un recuerdo imborrable en su memoria, que le animará a ir al teatro cuando sea mayor.
Uno tiene sobrinos y poco a poco, se está haciendo un pequeño experto en teatro infantil, ya que se intenta que vayan a menudo. Esta es la primera crítica que hago de un espectáculo de estas características (muy mal por mi parte) así que vamos a estrenarnos.


Me surgió la oportunidad de asistir al Teatro Rialto para ver una de las funciones infantiles mas reconocidas de los últimos tiempos, Pinocho Un Musical Para Soñar, no me lo pensé dos veces y al teatro que nos fuimos con Ainhoa de seis añitos, y Víctor, que con menos de un año se estrenaba en estas lides.
Provistos de palomitas como para llenar la tripa de la ballena que se traga al protagonista de la función, mas felices que las lombrices, y con la niña emocionadísima a pesar de haber visto ya mas teatro que muchos adultos, nos sentamos en nuestras butacas, y comenzó la función...



Pinocho Un Musical Para Soñar, se mueve dentro de los parámetros mas clásicos del género, contándonos las partes mas famosas de la larguísima y no tan infantil novela de Collodi. Por supuesto en esta propuesta se cuentan las partes , mas adecuadas para los niños, y se trata de un espectáculo enfocado hacia toda la familia.
Josep Mollà, encargado de la dramaturgia, realiza un conciso trabajo con ciertas actualizaciones, y algún que otro guiño adecuado para los papás y las mamás, la mar de acertado, el espectáculo no defrauda, y en este aspecto da exactamente lo que requiere.


Vayamos con el elenco, muy atinado en general.

Antes de empezar, me gustaría destacar el enorme trabajo de todos los componentes de la función, dado el número de personajes tan extenso que llevan a cabo.

Paula Espinosa, Hugo Ruiz y María José Capel, llevan prácticamente el peso de todos los secundarios de la función, en todos están perfectos, destacando el Pepito Grillo de Ruiz, el Hada Azul de Espinosa, y la malvada gatita, a la que da vida Capel.
Esta terna de estupendos artistas las dan todas sobre el escenario, y ofrecen varias creaciones de lo mas variopintas y atinadas. Buenas voces, buena presencia física, y un trabajo cargado de ilusión, profesionalidad y solvencia, son sus puntos fuertes.

Enric Juezas, como Gepeto, Strómboli, y el malvado Cochero que lleva al incauto Pinocho a la isla en la que los niños se convierten en burros.
Juezas en el mas claro código de primer actor, ofreció unas sólidas y sentadas intervenciones, especialmente como Strómboli, uno de los personajes mejor perfilados de la función, que Juezas convierte en un intrigante y mágico malvado con momentos ciertamente hipnóticos. Un diez para Enric Juezas sin duda alguna.

Para finalizar, Edgar Moreno como Pinocho.
Edgar Moreno, intuyo yo que bailarín adema de actor, sorprende al mas pintado, sirve una completísima creación, corporal, vocal, musical y gestualmente, con momentos de gran interés. Su mirada un tanto obtusa me dejó pasmado, y la naturalidad con la que defiende el texto en un complejo personaje merecen atención. Concentradísimo en escena, Moreno ofrece lo que tiene, que no es poco, y deleita a los mas pequeños con su Pinocho, muy ensayado, muy bien perfilado, y tratado con una aparente, solo aparente, facilidad, fruto del trabajo bien realizado.


Vayamos con la propuesta escénica:
José Tomas Chàfer, ofrece una cuidadísima función, con mas medios de los habituales en este tipo de espectáculo. Sirviéndose de un imaginario visual totalmente portentoso, logra dotar a este Pinocho, de un empaque visual muy conseguido, con algunos momentos de gran belleza plástica, siendo destacables en este ámbito dos cuadros especialmente bonitos, el teatro de títeres, y toda la parte que transcurre en el fondo del mar.
Todo está perfectamente resuelto, teniendo en cuenta los múltiples cambios escenográficos, me aventuro a decir que estamos ante una producción mas que pensada, y con un trabajo de "ingeniería" teatral mas que notable.
Mención aparte merecen las luces de Ximo Rojo y Mar Benavent, que son pura magia, y que apoyan a la perfección la mas que bien ejecutada escenografía.
Estamos ante un a producción de primera, realizada con gran mimo, mucho amor y cuidadísima al detalle. Reconozco que me sorprendió muy gratamente.


En resumen, una propuesta mas que recomendable para niños y mayores, que embelesa a los mas pequeños (hasta Víctor con su añito, aguantó la hora y veinte que dura la función sin problemas) y sorprende a los adultos.
Hay que llevar a los niños al teatro, es responsabilidad de los padres, vuestros hijos os lo agradecerán cuando sean mayores. Serán unos adultos sensibles, con inquietudes culturales y posiblemente también lleven a sus hijos al teatro.
Están solo hasta primeros de abril, así que ya sabéis, corriendo al Rialto con los peques!!!

*Si alguien considera que alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego me lo comunique para retirarlas a la mayor brevedad posible.

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