La obra de Noël Coward, en España no es tan reconocida y apreciada como en otros países. Coward el rey del ingenio y de las frases lapidarias, no se prodiga en nuestras carteleras con la misma asiduidad que en el mundo anglosajón, supongo que debido a que sus comedias traducidas a nuestro idioma pierden algo de frescura, y que su humor, basado en la palabra y en la sutil elegancia, abunda en nuestros autores patrios, especialmente en aquellos que escribían en su época.
A mi me gustan mucho sus comedias, quizá un poco ingenuas para el público de hoy en día, pero deliciosas en su planteamiento, y que con una buena revisión y actualización, se pueden llevar a cabo sin problemas, para adaptarlas a los gustos de hoy en día.
Me enteré de la producción de un Espíritu Burlón que se está llevando a cabo en el Fernán Gómez hace tiempo, me llegaron informaciones de esta producción con otro elenco y otra dirección, para finalmente tomar cuerpo en el espectáculo que se está llevando a cabo en estos momentos, y la verdad es que no me lo pensé mucho a la hora de sacarme las entradas, Un Espíritu Burlón forma parte de mi infancia, con la estupenda adaptación cinematográfica llevada a cabo con gran tino por David Lean, con Rex Harrison, Margaret Rutherford y Constance Cummings en sus personajes principales. Este filme, es con gran justicia uno de los clásicos mas famosos del cine británico, y que recuerdo que me divirtió muchísimo cuando la vi de pequeñito.
Me enteré de la producción de un Espíritu Burlón que se está llevando a cabo en el Fernán Gómez hace tiempo, me llegaron informaciones de esta producción con otro elenco y otra dirección, para finalmente tomar cuerpo en el espectáculo que se está llevando a cabo en estos momentos, y la verdad es que no me lo pensé mucho a la hora de sacarme las entradas, Un Espíritu Burlón forma parte de mi infancia, con la estupenda adaptación cinematográfica llevada a cabo con gran tino por David Lean, con Rex Harrison, Margaret Rutherford y Constance Cummings en sus personajes principales. Este filme, es con gran justicia uno de los clásicos mas famosos del cine británico, y que recuerdo que me divirtió muchísimo cuando la vi de pequeñito.
Además del componente nostálgico, está el interés teatral, que reconozco que es mucho, ya que se trata de esos textos que hay que ver, y que no se llevan a cabo habitualmente en nuestras carteleras. Por tanto el pasado domingo, que parecía un sábado gracias al puente de La Almudena, me acerqué al Fernán Gómez dispuesto a pasar una agradable tarde de teatro sin complicaciones.
La cosa no fue del todo satisfactoria como iré contando.
Un Espíritu Burlón, estrenada en 1941 es uno de los mayores éxitos de Coward, y quizás su obra mas conocida.
El texto nos cuenta los avatares que produce que se aparezca el espíritu de la anterior esposa de un escritor de éxito, tras una estrafalaria sesión de espiritismo, para hacerle la vida imposible a su actual mujer. El asunto es un pretexto para poner en evidencia de forma amable la lucha de sexos, y las virtudes y defectos del matrimonio, con sus problemas y sus situaciones cotidianas reconocidas por todos.
El tono en el mas puro estilo de alta comedia, es delicioso, con un notable uso del lenguaje, como es habitual en Coward, y si bien es cierto que no es una obra de carcajada, si lo es de sonrisa continua, y mas que entretenida. Recuerda en algunos momentos al mejor Jardiel, por sus componentes surrealistas, y la estructura de la obra. Siendo esta función uno de los mas claros exponentes del teatro comercial inglés de su época, y una título imprescindible del repertorio británico.
Vayamos con la crítica:
Esperanza Candela, como Adela.
Correcta en el típico papel de criadita, que si bien es cierto no tiene mucha presencia, si ayuda en el desarrollo de la obra. Candela aporta bastante gracejo corporal y un buen tono vocal, siendo todas sus intervenciones muy agradables, y llevadas a buen puerto en líneas generales.
Lola Escribano y Antonio Albella como Violeta y Doctor Bermúdez respectivamente.
Ambos perfectos, especialmente Escribano que brilla mucho en su pequeño papel, imponente de tono y físico, no pasa desapercibida. ¡Como escucha esta señora y que bien se encuentra en escena!, me gustó mucho y es un claro exponente de aquella máxima que dice que no hay papeles pequeños, sino actores pequeños.
Albella pasa un poquito mas desapercibido, pero cumple, y ciertamente su personaje no está muy desarrollado en el texto, las da todas, con sentido y tino, no se puede pedir mas en personajes de estas características, que mal llevados, siempre cantan mucho.
Carla Hidalgo, como Elvira
Floja, la verdad. Elvira es uno de los bombones de la obra, se trata de la primera esposa del escritor, plagada de frases lapidarias, mucha retranca y un poquito de mala leche.
Hidalgo no está a la altura por varios motivos, el primero la falta de entidad actoral, no fui capaz de ver trabajo en este sentido, me pareció que Hidalgo, sin conocerla yo personalmente hacía de ella misma, quedando el personaje planísimo. No hay el suficiente peso como para dar vida a este difícil papel que necesita a una actriz de mas carácter que imprima los mimbres necesarios para que el personaje funcione. Si a esto le añadimos cierta impostación que encontré un tanto artifciosa en algunos momentos, pues acabamos de rematar. No me la creí, lo siento, esa fue mi apreciación, y creo que el problema estriba en que trabajar en un código televisivo, en teatro no funciona, siendo el resultado que las interpretaciones parecen con poco fuelle, algo que aquí es muy notorio. Eso si, está bellísima como mandan los cánones y glamourosísima, verla es un deleite, lástima que la parte actoral esté tan floja, ya que fisicamente es perfecta para el papel.
Eva Torres, como Ruth
Estupenda, si bien es cierto que su papel tiene menos chicha de que el de Hidalgo, ya que ser la esposa terrenal del escritor es menos pintoresco, Torres cumple sin problema. Muy metida en el código de la función, da vida a una elegante esposa de clase media alta, un poco sobrepasada por los acontecimientos, y que sabe sacar las uñas cunado corresponde. Sus mejores momentos los da en las discusiones con su marido con Elvira por medio, que ella no ve, para acabar perdiendo los estribos de forma muy convincente.
Quim Capdevila, como Carlos.
Magnífico, en un difícil papel que se bate el cobre a base de bien durante toda la función. Este Carlos lleva el sustento de todo el texto desde que empieza hasta que acaba, y necesita de un actor lo suficientemente sólido como para que no se nos caiga el espectáculo. Capdevila sirve un espléndida función apoyada en una pasmosa naturalidad, un dominio absoluto del texto, y un dominio absoluto de sus escenas. Su personaje posee un atinado equilibrio entre lo cómico y lo serio, muy en el código de la función y del personaje. Capdevila ofrece un gran trabajo que me pareció mas que correcto, repleto de oficio y sabiduría.
Berta Ojea, como Madame Arcati.
Soberbia. Ojea es una gran actriz que siempre me gusta cuando la veo, y en este caso no fue menos. Su creación de esta peculiar medium, contenida dentro de los parámetros que rige el personaje, funciona desde todo prisma, gran sentido del ritmo, peculiar humor, justa extravagancia, y maravillosos juegos con la voz. Su interpretación llega gracias a que no cae en lo chabacano, a que sabe muy bien lo que tiene entre manos, y a su estupenda presencia sobre el escenario. Madame Arcati es el bombón de la obra, y Ojea lo sabe muy bien, entregándose sin fisuras a su composición, siendo la que se lleva la función de calle desde que sale a escena. Un diez para Berta Ojea.
Vayamos con la propuesta escénica:
Cesar Oliva firma la producción, con varios problemas. El primero el ritmo, cuesta entrar en la función, siendo las primeras escenas un tanto indigestas, algo imperdonable, ya que en este tipo de comedias como no se le de vida al texto estamos perdidos. Otro problema es la falta de frescura, todo es correctísimo, todo está perfectamente milimetrado, pero... el espectáculo no está gracioso, le falta vida, y en general la función adolece de cierto tono apagado, si a esto le sumamos un planteamiento un tanto rutinario, pues se queda en un espectáculo un tanto descafeinado, y que nos transmite la sensación de ya haber visto antes. Si bien es cierto que la producción visualmente es muy bonita, peca de cierto acartonamiento y es excesivamente convencional, algo que lastra el acabado final de la producción.
Se ve con agrado, pero del mismo modo que se ve se olvida, y nada destaca fuera de su innegable corrección, y un regusto a "teatro para señoras" que encontré un tanto apolillado, y que no acaba de resultar redondo.
En resumen, una propuesta excesivamente convencional, que para pasar una ligera tarde de teatro está bien, pero que no acaba de elevar un texto con tantas posibilidades al lugar que se merece. Espectáculo correcto, pero con poca chicha a nivel teatral, que a lo mejor no cumple con todas las espectativas, dentro claro está de unos niveles de calidad aceptables.
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