lunes, 5 de febrero de 2018

Cuatro Corazones Con Freno y Marcha Atrás, Refrescante Comedia Surrealista.

"Cuatro corazones con freno y marcha atrás" se me antoja uno de los títulos mas singulares del repertorio cómico patrio, es un título que nunca viene mal revisar, y que no se representa con la asiduidad merecida, casi como siempre ocurre con la obra de Jardiel, tan discutido como persona y comediógrafo siempre por motivos ajenos a su genio artístico y literario. El caso de Jardiel me parece muy injusto, y aunque su obra poco a poco se va recuperando mas allá de la celebérrima "Eloísa está debajo de un almendro", título imprescindible, conocidísimo y revisado de forma permanente desde su estreno con mayor o menor fortuna.
Mi admiración por Jardiel es infinita, y no siento ni el mas mínimo complejo a la hora de decirlo. Su sentido de la comicidad,  una acidez muy notoria, un poso en muchas ocasiones negrísimo, y sobre todo la feroz crítica a la sociedad que tan poco gustaba a las "personas de orden" de su época, son sus señas de identidad y los valores por los que debe ser recordado como lo que fue, un genio de la literatura dramática de nuestro país, un adelantado a su tiempo y un conocedor exhaustivo de la carpintería teatral a la hora de realizar sus comedias, que siempre resultan en su estructura sólidas como una roca, y de impecable factura.
Este verano se llevó a cabo una serie de representaciones del texto de Jardiel en el patio del Teatro Galileo que me fue imposible ver, por suerte retomaron en el Maravillas, y la semana pasada conseguí acercarme a dicho teatro para ver una función que me producía mucho interés y curiosidad. He aquí mis impresiones sobre la función.




Cuatro corazones con freno y marcha atrás se estrenó en mayo de 1936, y es uno de los títulos puntales de Jardiel. La historia que se nos cuenta es la de cinco personajes, aunque en el título sean cuatro por motivos que no desvelaré, que gracias a unas sales consiguen la inmortalidad, y que una vez desencantados con ella, gracias a otro elixir consiguen ir rejuveneciendo hasta....( no pienso contar nada mas)
Detrás de esta trama aparentemente absurda, todo el universo jardielano se encuentra muy presente, y el surrealismo como recurso cómico se encuentra perfectamente integrado en la trama, siendo ejemplo de esto la impagable escena en la que unos hijos ya mayores regañan a sus padres adolescentes en un intercambio de roles desconcertante y divertido en grado sumo. Jardiel con un uso del lenguaje absolutamente pasmoso, y unas frases de una comicidad exquisita escribió un texto plagado de magia, en el que el espectador acepta con total naturalidad unas situaciones disparatadísimas, que sirven de catalizador para que el mensaje que Jardiel pretende dar quede clarísimo de forma nada forzada, pero si contundente. Cuatro corazones tiene un poso ciertamente melancólico y no se queda en una comedia banal de situaciones chuscas y plagada de humor fácil. La realidad es que resulta una inteligente parábola sobre la existencia del ser humano y que sin duda plantea un puñado de cosas al espectador de interés universal y de gran calado. 
Jardiel crea la comedia perfecta a nivel técnico, en la que cada acto funciona a la perfección en su desarrollo, y que casi se pueden entender de forma independiente. Jardiel muestra su control absoluto de los tiempos teatrales, de como perfilar caracteres y de como hilvanar el asunto de la función  a base de la dosificación de la información con el fin de mantener el interés del respetable con las dosis justas de suspense, y comicidad, para convertir su texto en un entretenimiento de primera, no tan banal como pueda parecer, y mas que estimable en su totalidad.




Vayamos con el elenco, muy extenso, y dado el gran número de personajes de la comedia algunos actores llevan a cabo varios personajes. Intentaré ser breve...

Adecuados Pedro Forero, Esperanza de La Vega y Mateo Rubinstein en sus diversas creaciones, Forero y de La Vega brillan sin duda en el primer y tercer acto, y Rubinstein rsulta impagable como palmera durante el segundo. Rubinstein me sorprendió en su faceta corporal siendo tremendamente expresivo, y mas que acertado en el tono físico.

Reconozco cierta debilidad por Asier Iturriaga al que descubrí en Gross Indecency, dirigido tambien por Gabriel Olivares, montaje en el que nuestro actor no pasaba desapercibido. Iturriaga lleva a cabo tres creaciones muy diferentes y de gran altura cada una. Resulta especialmente interesante como Margarita, en un trabajo que no chirría en absoluto y que resulta convincente como mujer, de cuidada factura y nada desmelenada como podría ser en caso de llevarla a cabo otro actor. También encontré su Catalino muy interesante especialmente en lo corporal, así como divertidísima su extremada intervención en el segundo acto. Muy entregado y con gran capacidad de concentración, Iturriaga creo yo que tiene muchas cosas que decir en nuestros escenarios, algo que estoy seguro que va a ser así. 

Eduard Alejandre ofrece oficio y solidez actoral en tres papeles que realmente se pueden fundir en dos ya que Elías y Bienvenido son practicamente un calco el uno del otro. Brilla como Oliver con impacto cómico y dominio  de los tiempos escénicos y texto. 

En cuanto al cuarteto protagonista de la función encontré muy acertados a Belén de Santiago como Valentina y a Patrick Martino como Ricardo, resultando una pareja de gran química escénica. De Santiago defiende a la perfección su complicada primera escena, de necesaria y difícil implicación emocional en su salida, y resulta muy convincente en un inestable personaje que se ve muy bien plasmado en la visión de Gabriel Olivares. Martino de gran naturalidad y control de los recursos cómicos, resulta adecuadísimo como adolescente en el último tercio de la función y lo que es mas importante muy creíble en su composición. Ariana Bruguera y David García Palencia como Ceferino Bremón resultan mas irregulares en sus trabajos. García Palencia acusa cierto envaramiento y una excesiva tendencia a escucharse, resultando un tanto impostado y poco creíble, lástima, dado que la presencia escénica como la voz son realmente notables. Bruguera por contra se queda corta en su creación, no siendo capaz de vislumbrar un servidor una creación del personaje como tal, sino un ejercicio de naturalidad cercano a las interpretaciones televisivas que no resulta eficiente sobre las tablas. 

Para finalizar Guillermo San Juan como Emiliano. San Juan resulta uno de los mayores aciertos de la función, siendo un cómico nato de primer nivel. Su trabajo a pesar de su juventud, rezuma mucha sabiduría escénica y resulta delicioso desde todo ángulo. Sus apartes son gloriosos, sus intervenciones divertidísimas, su manejo de la voz superior y la forma de encajar los chistes acertadísima. La vis cómica de Guillermo San Juan resulta muy gratificante, y deja patente aquello de que la vis cómica se tiene o no. El trabajo de nuestro actor me pareció el mas redondo de la función, en un código completamente jardielesco y con un control del papel absoluto.



Gabriel Olivares al timón de la función, realiza un espectáculo muy suyo, en su línea de interpretaciones muy físicas habitual, y de sorprendente acabado, donde el inteligente uso de una escueta pero eficaz escenografía de Marta Guedán dan a estos "Cuatro corazones" un aire muy teatral y cierta magia que estoy seguro que haría las delicias del propio Jardiel. Olivares sirve una función frenética a ratos y mas pausada en otros, siendo mas efectivo el tono rápido que el lento, algo lógico dado el tono y asunto del texto. La claridad en la exposición es una tónica del espectáculo, en el que  de forma acertada la acción se ve transportada en el tiempo, para que el último acto se desarrolle en la actualidad y que resulta muy adecuado para fomentar que los grandes temas que Jardiel plantea siguen estando vigentes en la actualidad. En líneas generales nos encontramos ante una función que refleja muy bien la esencia de Jardiel, que se ve reforzada con una visión actualizada de la comedia, y en la que las acertadas músicas y coreografías acentúan el aire festivo del espectáculo resultando el espectáculo muy agradable, y perfecto para pasar un rato entretenido y alejado de los problemas diarios.
Olivares consigue que la obra de Jardiel se encuentre reflejada de forma respetuosa, solvente y acertada, y lo que es mas importante, divertida, que a fin de cuentas eso es lo que importa en textos de esta índole. No nos engañemos, "Cuatro corazones" es una obra de grandes complicaciones, tanto para sus actores como para su director, y esta versión sin duda cumple con creces en su cometido, y resulta deliciosa por momentos y sorprendente dentro de su imaginativa propuesta. 




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