sábado, 3 de octubre de 2020

"La Vida Breve", Noche Histórica En La Zarzuela.

Continuando con el programa doble que ayer comenzó con "La Tempranica", esta noche le tocó el turno a "La vida breve", siendo una noche histórica en el coliseo de Jovellanos. Lo presenciado hoy sin duda merece el calificativo de acontecimiento teatral, llegando a plantearse como la máxima expresión de las posibilidades de la lírica. La noche prometía, ya que tras la intensa experiencia de ayer, que me supo a poco, ardía en deseos por ver la segunda parte del espectáculo. Dentro de esta época extraña que estamos pasando, el hecho de poder asistir al teatro es practicamente un regalo, y esta temporada estoy apurando al máximo todo lo que la cartelera ofrece, ya que estos meses de barbecho teatral me han hecho apreciar, más si cabe, mi amor hacia las artes escénicas. Espero de todo corazón que este resurgir de la escena no sea un espejismo, y que la situación sanitaria permita la continuidad de todos los espectáculos. En estos momentos es necesario el alimento del alma, nutrirse de arte nos ayuda a afrontar lo que tenemos encima, y nos saca de la realidad, gris y crispante a partes iguales. Id al teatro, queridos lectores, es curativo, a mi no cabe ninguna duda, lo agradeceréis. 

Esta noche había algo en el ambiente de La Zarzuela, que hacía presagiar lo ocurrido, se notaba las ganas de disfrutar de la obra de Falla, con el atractivo añadido de ser Ainhoa Arteta la soprano encargada del rol principal en el primer elenco, y mucho más después de sus últimos éxitos cosechados en dicho teatro. Arteta está dando lustre al repertorio español, así como Carlos Álvarez y Jorge de León, también en La vida breve, tres figuras importantísimas dentro de la lírica internacional, que están apostando por la zarzuela, con la consabida proyección que implica tener cantantes de ese nivel haciendo repertorio español. Esperemos que las grandes voces españolas sigan apostando por nuestra música, es de agradecer y muy necesario, dado la crisis del género, y lo poco que se encuentra en nuestras carteleras, con la excepción del Teatro de La Zarzuela, que funciona casi como una burbuja, que a veces no nos deja ver la dura realidad de la zarzuela, cada vez más cerca de su extinción. 



"La vida breve" con partitura de Manuel de Falla, y libreto de Carlos Fernández Shaw, denominada como "Drama lírico en dos actos y cuatro cuadros" tuvo su estreno, con enorme éxito, en Niza en 1913, y en España tuvo su estreno en el Teatro de La Zarzuela un año después. Nos encontramos ante una auténtica obra maestra no ya del repertorio español, si no del repertorio universal, en la que Falla, demostró su genio único y personalísimo arte, en una partitura que si bien es cierto, se entiende como una obra de juventud, ya contiene la suficiente madurez como para entenderse como un título imprescindible y muy querido por el aficionado. La obra de gran densidad musical, atmosférica y muy moderna, se mueve por el Impresionismo y el Romanticismo, aunque el asunto y el desgarrador drama que ofrece conecta directamente con el Verismo, tan en boga en los tiempos de su composición, ubicada ocho años antes de su estreno. Fuertemente influenciada por la música andaluza, que se ve muy reflejada en la partitura, nos encontramos con una ópera brillantísima, de enorme intensidad y muy atmosférica en su concepción musical. De forma magistral Falla mezcló los altos vuelos líricos con la música popular, en un equilibrio perfecto y de altísima exigencia para su rol protagónico, que parece más un monólogo acompañado del resto de los cantantes que una ópera al uso. Escrita para mezzosoprano, en no pocas ocasiones es cantada por sopranos líricas o dramáticas, ya que las características musicales de la obra permite lucimiento en sopranos y mezzos. El libreto de Fernández Shaw, basado en un poema suyo, es inferior a la partitura, de asunto simple, y cierta falta de profundidad en los personajes, que ya Falla se encargó de reforzar con su música. Salud, hermosa gitana, enamorada de un señorito no es capaz de soportar el desamor ante la indiferencia de su amado, presentándose en la boda del mismo, que reniega de ella, muriendo nuestra heroína de pena. Así a grandes rasgos se puede resumir la historia, que precisa de una buena lectura desde la perspectiva del regista para tener la suficiente consistencia como para que nos llegue el drama sin quedarse en una historia de corte folclorista sin mucha sustancia actoral. 



Vayamos con el elenco.

La función tiene varios comprimarios de diferente extensión, siendo todos correctos en sus respectivos papeles, pero debo hacer una mención especial a Gustavo Peña, como La voz de la fragua, cantada con grandísimo gusto, en un interno, que resultó brillante y de hermosa resolución. 

Rubén Amoretti como Tío Sarvaó, y Gerardo Bullón como Manuel.

Amoretti mucho más cómodo que en "La Tempranica" si encontró su sitio en "La vida breve", con un papel corto, pero bien planteado en lo musical, donde pudimos escuchar su voz de bajo en plenitud, gran expresividad y atronador volumen. Bullón solídisimo, y en su línea habitual de cantante experimentado, bien timbrado y de bello color. 

Jorge de León, tenor, como Paco.

El papel no da mucho de sí, la verdad, y no deja mucho lugar para lucirse, aunque sus intervenciones fueron de calidad, y con su habitual atronador timbre. De León tiene un hermosos pasaje, y el color cada vez más lírico, se ajusta muy bien al personaje de Paco. Con la voz bien colocada, y sin asomo de la nasalidad acusada en otras ocasiones, cumple perfectamente en el papel, que en voz de un tenor así, resulta engrandecido. Bien implicado en lo actoral, responde a las hechuras del rol sin problema, apoyándose en una presencia escénica rotunda y una gran seguridad.

María Luisa Corbacho, mezzosoprano, como La Abuela. 

Corbacho ya me resultó interesante en Amneris, en una Aida, que pude de ver en su ensayo general en el Cervantes de Málaga, y aquí ofrece las mismas dosis de calidad que en aquella ocasión. De enorme volumen, perfecta dicción, y gran expresividad, posee un robusto instrumento de mezzo pura, que no pesa en el agudo, y con gran sonoridad en la zona grave. Resulta muy eficaz en el fraseo, usado de forma inteligente para apoyar los resortes dramáticos del personaje, y sorprende en su primera aparición, realmente atronadora y que ya nos adelanta por donde van los tiros en su trabajo vocal. Muy comprometida en lo actoral (es una tónica de la producción en todos los cantantes), dotó a su personaje de grandes dosis de dramatismo, sin caer en ningún momento en la estridencia, siendo sus mejores momentos los del final de la obra, en un excelente juego escénico que aprovecha de forma muy efectiva, con el que consigue que centremos la vista en su actuación, que aunque secundaria, es muy importante como catalizador del drama. 

Ainhoa Arteta, soprano, como Salú. 

Inconmensurable, en un papel que le va como un guante, y que le permite lucirse en todas las facetas, especialmente, dado el dulce momento vocal en el que parece encontrarse. La voz, madura, robusta y de impecable técnica, se maneja a la perfección dentro de los vericuetos del difícil material de Falla, sabiendo perfectamente donde se encuentran los momentos puntales de la función, y sin reservarse en ningún momento, pero dosificando de forma admirable el instrumento. La voz plena, bella, redonda en todas las zonas, de color único, resuena plagada de armónicos en la sala, conmoviendo profundamente, cargada de expresividad, y enorme desgarro dramático. Agudos dados a placer, grandes y redondos, fraseo perfecto, dicción impecable, innegable buen gusto cantando, y una magnífico uso del grave de pecho, en el que no pierde volumen, fue lo que marcó su interpretación. La lectura de Arteta es de una pieza, con enorme coherencia y musicalidad de principio a fin, y sobre todo absolutamente conmovedora. Escuchar a Arteta es retrotraerse  a tiempos pasados, donde el preciosismo, la musicalidad, la calidad del instrumento, y la solidez, eran características imprescindibles para llegar a ser un solista lírico de renombre. En la parte actoral igual de esplendorosa que la vocal, entregada y arrolladora, a partes iguales, ofrece una Salú de aires enajenados y sensual, que perfila a la perfección la visión del personaje de Giancarlo del Monaco. Mayuscula su primera aparición, con aires de primera actriz, llega al paroxismo en el dúo con Jorge de León, valiente y desprejuiciada a partes iguales. Su trabajo en general destaca por el arrojo y lo esforzado de la composición, que llega al espectador con profundidad y enorme capacidad catártica.



 

Coro Titular, con Antonio Fauró a la cabeza, mayúsculo. Hoy si vi una función ajustada a todos los niveles, bien entendida, y con más brillo en la masa coral que ayer. El coro titular sirvió de complemento perfecto a la velada, y aunque "La vida breve" no sea una obra en la que el coro tenga muchas intervenciones, si son muy importantes, tanto en el desarrollo de la trama como en la atmósfera pretendida por Falla. A este nivel el trabajo es realmente notable, y se debe reconocer. 


Miguel Ángel Gómez-Martínez al frente de la Orquesta de La Comunidad, hoy si que estuvo a la altura de las circunstancias, haciendo un verdadero milagro con la inevitable reducción de orquesta que ya comenté ayer por los protocolos sanitarios. Reducir a menos de 30 músicos una obra como "La vida breve", y conseguir un sonido como el que Gómez-Martínez consigue es una labor titánica, realizada en este caso con esmero, y espectaculares resultados. De gran profundidad en el sonido, y dramática lectura, el trabajo de nuestro director musical, pasa por la teatralidad, el acento perfecto en cada pasaje, y un sonido grande y de espectacular factura. Hoy si vi a la orquesta a pleno rendimiento, y dando todo aquello que puede dar. Es destacable también el estupendo trabajo de concertación que Gómez-Martínez lleva a cabo. La lectura del maestro pasa por una cuidadísima revisión, un trabajo meticuloso, y un amor muy notorio hacia la obra de Falla. Gómez-Martínez mima la obra, y los cantantes con mano eficaz y pulso de hierro.



 

Vayamos con la propuesta escénica. 

Al igual que "La Tempranica" de ayer, la función la firma Giancarlo del Monaco, y antes de comenzar a hablar de su trabajo, hablaré de algo que me parece interesante. Esta "Vida breve" se estrenó hace diez años en Valencia, "La Tempranica" es nueva producción, y viendo las diferencias entre ambas funciones, se aprecia de forma muy vívida la evolución del regista, más mesurada y ordenada en "La vida breve" que en la zarzuela de Giménez, después de la función de hoy, entiendo que su estilo se ha extremado exponencialmente. En cuanto a la función, decir que es todo un acierto de principio a fin, desde la labor actoral con los cantantes, hasta una justificación del libreto, tan difícil de salvar, en la que todo tiene un sentido claro y enriquecedor. Esto que planteo se ve perfectamente reflejado en el dúo, donde se nos explica que la pérdida de la virginidad, es uno de los detonantes de la enajenación de Salú, así como la brillante resolución de la muerte, pocas veces explicada, y que aquí llega de forma lógica al espectador y perfectamente entendible. Seguimos con la apuesta por una estética refinada, en la que el uso del cuadro plástico resulta impecable y de bellos resultados, y el concepto ya planteado en "La Tempranica" de la realidad desde el punto de vista trastornado de la protagonista de la obra con resultados muy superiores a los de la noche de ayer. Del Monaco plantea un poderosos tratamiento del drama, potenciado por unas imágenes impactantes, y unas interpretaciones trágicas en total consonancia con el marcado verismo de la ópera. Las transiciones impolutas, cargan de magia al espectáculo, y toda la función se ve perfectamente acompañada por las insuperables luces de Vinicio Cheli, atmosféricas y potenciadora de las situaciones escénicas. Nuria Castejón se luce en su labor de coreógrafa una vez más, logrando integrar al ballet perfectamente dentro de la historia, con unas coreografías de gran belleza, y en perfecta consonancia con el tono del espectáculo. Mención especial para el espléndido trabajo con los figurines de Jesús Ruiz, muy elegantes, y que reflejan a la perfección la psicología de cada personaje.



En resumen, nos encontramos ante una propuesta de completo relumbrón, sólida musical, escénica y actoralmente, bien servida en su totalidad, y una de las mejores propuestas del Teatro de La Zarzuela de los últimos años, en la que no se puede decir otra cosas más que nos encontramos ante un acontecimiento musical y escénico. Repetiré el 17 en la última función de Arteta, espero que la experiencia resulte tan inolvidable como la de la noche de hoy. IM-PRES-CIN-DI-BLE. 


*Si alguien considera que alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego me lo comunique para retirarlas a la mayor brevedad posible.





5 comentarios:

  1. Que emocionante leer tu crítica tan positiva , en estos tiempos tan tristes, una dosis de optimismo para levantarnos el ánimo . Graciasss.

    ResponderEliminar
  2. Realmente espectacular esta obra.....
    Además de su gran calidad músical es muy moderna y atractiva su puesta en escena.
    Muy cinematográfico el megaventilador creando ese ritmo oausado y tenso....los abanicos del coro moviendose a cámara lenta...las sombras.... todo aporta para crear mágia en el escenario

    ResponderEliminar
  3. Es reconfortante ver que las obras no sólo se respetan, sino que se enriquecen. Gracias por tan espléndida crítica

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantado leer tu crítica. Como siempre, genial. Gracias

    ResponderEliminar
  5. Acabo de ver la obra a través de Facebook, como he podido ver las obras del Teatro de la Zarzuela, ya que no vivo en Madrid. Im. Pre. Sion. An. Te. La obra completa me ha encantado, y aún más porque conozco algunas caras del coro incluso cuando tienen sus mascarillas puestas. Me da alegría verles saludables.
    Con mucha sinceridad, me hubiera gustado ver el otro elenco, pero del que vi, me gustó mucho Jorge de Leon. Su voz sonaba mucho mejor que en otras producciones donde le temblaba la voz. Aquí, no tanto. Y su interpretación como Paco fue genial, creo que gracias a la dirección de escena. Arteta, nunca me va a gustar su voz, pero tengo que decir que al final de la obra cuando cantaba con menos fuerza, la voz sonaba mejor. "Vivan los que ríen" fue muy, muy lenta. Puedes ver que ella tiene dificultad cantar tan lento. Estuvo respirando cada dos compases de tan lento que iba el aria. En el otro aria, le fue mucho mejor. Si lloraste en ese sitio, te puedo entender porque a veces a mi también me costaba cantar con tanta emoción que me temblaba el cuerpo. Esa es la magia de Manuel de Falla y el libreto. Esas palabras, "Pa que habré nació? Pa morirme asi?" Como interprete, se veía como una loca de principio a fin. No sé si del Monaco le dijo que lo interpretara de esa forma? No me gustó que su blusa fuera tan escotada. La cámara enfocaba mucho en esa zona. Como espectador es incomodo.
    De la escena, me impresionó mucho la entrada de Paco. Esa figura con el sombrero. Entendí la escena de la seducción, y me gustó como lo comparaba a un torero que burlaba a un toro con su capa...en éste caso, la chaqueta. También fue impresionante el cantaor crucificado, cantando en la boda. En fin, ésta obra tiene la firma de Giancarlo del Monaco y no se cortó ni un pelo.

    ResponderEliminar