lunes, 18 de diciembre de 2017

Casi Normales, Conviviendo Con La Tragedia.

Hace unos meses se estrenó en Barcelona Casi Normales. Todo el mundo hablaba de lo buenísima que era la producción, y lo bien que se había plasmado el concepto de la obra original, así que reconozco que estaba esperando como agua de mayo a que llegase a Madrid. La producción ya está aquí, por tiempo muy limitado, en el Teatro La Latina, y no pude esperar mucho a verla ya que el ansia me pudo.
Me gustaría plantear algo antes de empezar la crítica, desde ciertos sectores teatrales se desprecia al musical de forma bastante inclemente y uno ya está un poco harto de ello. El musical es un género muy difícil de llevar a cabo, los actores de teatro musical deben tener una formación mas completa que un actor al uso, ya que se debe interpretar, cantar y bailar con aceptable soltura, y encima cuando un musical se pone en pie, normalmente resulta un negocio arriesgado para la empresa ya que de espectáculos caros, en casi todos los casos, estamos hablando. La mayoría de las críticas se basan en la supuesta frivolidad del género que lleva como sello, y el afán comercial de la mayoría de las producciones. Lo primero es un prejuicio ridículo, en el que tildar de frívolo a los musicales es como tildar de frívolo al teatro de texto, ya que el género es tan ecléctico que hay temas y enfoques como para dar y tomar. En cuanto al afán comercial, el teatro es un negocio, y que se quiera ganar dinero con una apuesta, es lógico y lícito, no veo el problema por ningún lado, la verdad.
¿A que viene todo esto? pues muy sencillo, Casi Normales es un musical con gran enjundia a todos los niveles, nos cuenta una historia dura, de una forma nada edulcorada, y lleva al espectador a reflexionar sobre muchas cosas. Es decir, todo lo contrario a lo que los críticos esgrimen como argumentos en contra el musical. La realidad es que el teatro, el musical también, está principalmente para contarnos historias, si eso se consigue, la apuesta es válida, independientemente del género en el que se encuentre la función. Yo amo los musicales profundamente, los ligeros, los trascendentales, y los de historia anecdótica pero música gloriosa, siempre defenderé el género, pero ante todo, siempre defenderé el musical como contador de historias de interés sirviéndose de la música como catalizador emocional del drama, algo que sin duda en Casi Normales sucede, así como en tantas y tantas obras que a pesar del prejuicio de algunos, cuentan con el favor del gran público que al final es el que manda.



Casi Normales, se estrenó en enero de 2008 en el Off-Broadway para un año después pasar al primer circuito neoyorkino. La obra que ha cosechado grandes éxitos en los numerosos países en los que ha sido estrenado, tiene en un su haber tres premios Tony y un Pulitzer de teatro. La música de la obra es de Tom Kitt y letras y libreto de Brian Yorkey.
Casi Normales nos cuenta la historia de una familia en la que la madre sufre un grave trastorno bipolar. En en el texto se nos habla de las consecuencias para los miembros de dicha familia la enfermedad de la madre, el proceso de la enfermedad, y lo que conlleva un tratamiento de electroshock, tratamiento que sinceramente, yo pensaba que ya no se utilizaba.
La obra está escrita con gran sensibilidad, plagada de unos personajes muy de carne y hueso, que nos son muy reconocibles, y con los que nos identificamos en todo momento. Todo esto que planteo no está exento de una dureza descarnada, nada afectada y que resulta desoladora por momentos, ante unos personajes cuyo drama viven de forma solitaria y aislados del resto de la humanidad, siendo cada uno de los componentes del núcleo familiar tres tragedias independientes pero perfectamente interrelacionadas entre si. La obra no renuncia a la magia teatral con un soberbio recurso escénico que no desvelaré, y que se centra en el personaje del hijo, de forma impactante, inteligente y absolutamente magistral como catalizador del drama. El texto plantea unos personajes profundamente atormentados, con unos conflictos acusadísimos y expuestos de forma admirable en el desarrollo de la función, así como unos vínculos realmente notables y cargados de verdad que enriquecen la historia hasta lo indecible.
La música, aparentemente sencilla (solo aparentemente), contiene una riqueza instrumental y vocal realmente muy a tener en cuenta, en la que el ensamblaje de las voces es importantísimo, y en el que la dificultad es extrema en algunos pasajes y personajes. No nos encontramos ante una partitura llena de grandes fuegos de artificio, sino con una música que llega directamente al alma, siempre al servicio de la historia y con el mismo tono sobrio y directo que el texto posee, resultando perfecta la comunión texto-música, olvidando el espectador que está viendo un espectáculo musical a los diez minutos de empezar la función.
Nos encontramos ante un texto mayúsculo, de gran calado en lo que plantea, rompedor de esquemas y prejuicios,  de una grandeza teatral realmente notable y de visionado casi obligatorio.



Vayamos con el elenco, en completo estado de gracia de principio a fin.

Fabio Arrante como Henry y Roger Berruezo como Dr. Madden.
Arrante y Berruezo llevan a cabo dos personajes un tanto desagradecidos, pero que deben ser ejecutados con solvencia, y no están exentos de dificultad. Ambos intérpretes se encuentran en perfecto tono tanto actoral como vocal, y sus dos personajes están perfectamente plasmados sobre el escenario, siendo el resultado muy completo y convincente.

Guido Balzaretti, como Gabriel.
Maravilloso desde todo ángulo. Balzaretti afronta desde la bravura en lo musical uno de los personajes mas comprometidos de la función, en el que las exigencias vocales son ciertamente grandes, así como un personaje en el que el tono físico también es importante. Nuestro actor las da todas resultando afinadísimo en todo momento, muy expresivo y de espectaculares resultados musicales. Actoralmente impecable, consigue transmitirnos perfectamente lo que se nos quiere contar con su personaje, así como lo que Gabriel es y simboliza. Balzaretti resulta una de las estrellas de la noche y triunfa de forma rotunda en un trabajo inquietante por momentos pero cargado de emoción.

Joana Gómez como Natalie.
Gómez dota de mucha entidad a la complicada psicología de esta adolescente al borde del abismo, que no ha recibido la suficiente atención por parte de unos padres sobrepasados por un complicado día a día completamente copado por la enfermedad materna. Nuestra actriz sabe perfectamente que resortes tocar para que entendamos sus motivaciones, su forma de afrontar la vida, y su actitud ante lo que ocurre, siendo el resultado de gran altura dramática, y musical, en un trabajo muy bien pensado y de una claridad de exposición muy apreciable.

Nando González como Dan.
De gran presencia escénica, y mucha solidez en líneas generales, sirve una interpretación cargada de matices, en la que su Dan aparece con muchas aristas, y muy enriquecedoras. Su personaje es extremadamente complicado, y González consigue dotarlo de una carga de verdad muy marcada, y que como es la tónica de la función, entendemos en sus acciones, aunque no siempre las compartamos. Esta dualidad del personaje, lo hace tremendamente humano, y su naturaleza contradictoria se encuentra perfectamente plasmada en el espléndido trabajo de Nando González que remata con una interpretación vocal de altura, que no desentona en absoluto con el magnífico trabajo actoral.

Nina como Diana.
Nina con una mas que notable implicación emocional, lleva a cabo uno de esos personajes "mas grandes que la vida" que se dice en Estados Unidos, y lo hace sin estridencias, con una sobriedad alucinante, y alejada del desmelene en su acabado formal, para de esta forma conseguir dejar desarmado al espectador ante lo tremendamente convincente que resulta su creación, partiéndole el alma en algunos momentos, divirtiéndole en otros, y abrumándolo continuamente ante la enormidad de su trabajo. Nina dota a su personaje de cierto aire desvalido durante gran parte de la función que resulta muy palpable, y todo lo que dice, hace, y canta, resulta orgánico y muy de verdad. La evolución del personaje está perfectamente resuelta y su trabajo se encuentra cargado de carisma, sensibilidad y de una ejemplar ejecución técnica, que asombra al mas pintado. En un código fuera de cualquier afectación, Nina, ofrece una Diana que está fuera de cualquier convencionalismo escénico sobre las enfermedades mentales, que nos llega directo, como un derechazo duro, implacable, y que hace que nuestra impresión sobre las enfermedades mentales se tambalee hasta los cimientos, para luego removerla y que salgamos del espectáculo con muchas preguntas, muchas respuestas, y algún que otro reproche hacia nosotros mismos, por el desconocimiento y el simplismo con el que tratamos ciertos temas que no tenemos cerca, pero que si se encuentran en nuestra sociedad. Nina hace magia sobre las tablas de La Latina, y lleva a cabo una de las mejores interpretaciones que un servidor ha visto hace tiempo, tanto por su ejecución técnica como por su tremebundo trabajo a nivel emocional.



La orquesta se sustenta con ocho músicos que suenan de maravilla bajo la dirección musical de Abel Garriga, siendo la lectura musical muy acertada, y perfecta como acompañamiento a la historia que transcurre en escena.



Vayamos con la dirección escénica.
Luis Romero firma el espectáculo de una forma absolutamente magistral. La función tal y como la plantea Romero fluctúa ante un ritmo pausado en consonancia con la historia, de medido dramatismo, y con una fluidez escénica muy conseguida. Todo transcurre de forma natural, nada chirría, y no hay ni un solo momento de parón, siendo las transiciones entre escena y escena realmente ejemplares. Nuestro director ofrece una función de gran emotividad, donde lo pequeño tiene mas importancia que lo grande, donde los detalles redondean las interpretaciones, y en el que los vínculos entre los personajes están perfecatmente definidos, algo que en este espectáculo es absolutamente crucial para el entendimiento de los múltiples conflictos que se plantean. Romero lleva por donde quiere al espectador, con el que juega sin problema cuando el texto lo requiere, y dota a todos los personajes de una carga de verdad muy marcada,  que es donde estriba la mayor baza de la función. Todo lo que ocurre en escena nos lo creemos, y es mas,  creemos que nos puede pasar a cualquiera de nosotros. Ese aire de tragedia cotidiana está perfectamente plasmado, y nos resulta tremendamente cercano en su planteamiento. Romero sabe perfectamente donde se encuentran los momentos cruciales del texto, y todo parece conducirnos hacia esos momentos de forma lógica y natural. A este nivel funciona de una manera muy directa y emotiva la escena del cumpleaños de Gabriel y la última escena de Diana con Natalie, que me llevaron a las lágrimas ante la intensidad que plantean, siempre desde un prisma contenido y de gran empaque actoral. Todo el espectáculo es de una pulcritud casi quirúrgica, donde los movimientos y las acciones quedan perfectamente definidos y delimitados en el espacio escénico, siendo el resultado de una elegancia muy destacable, y que no debe pasar desapercibida. También es de interés el pretendido aire atemporal de los personajes así como del espacio escénico, que no hacen mas que potenciar el carácter universal de lo que se plantea en la función, que sin duda es inherente a un texto de una solidez manifiesta. Luis Romero perfectamente consciente de todo esto, literalmente borda la función, hilando muy fino y consiguiendo una de las apuestas mas logradas de los últimos tiempos, cargada de profundidad, muy bien pensada, y de una claridad cristalina en su exposición.




Casi Normales se me antoja imprescindible esta temporada, seas o no amante del teatro musical, ya que lo que en esta función subyace es tan enorme, que entiendo que su interés se encuentra mas allá del género en el que se mueve. Casi Normales habla del ser humano, de sus grandezas y de sus miserias, y sobre todo nos dice unas cuantas cosas a cara de perro al respetable para que salgamos del teatro un poquito diferentes a cuando entramos.Yo no me la perdería, avisados estáis. Sólida como una roca, emotiva y de un elevado nivel artístico, Casi Normales es sin duda una de las grandes apuestas de la temporada. Lástima que esté tan poco tiempo en nuestra cartelera, el recorrido de esta producción merece ser largo y triunfante.




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1 comentario:

  1. ¡No tengo remedio, Jonathan! He tenido la obra dos semanas en un teatro muy cerquita de casa. He estado tentado, muy tentado; pero decidí ver fotos y vídeos... y ya no pude ir. Mis vísceras me lo impidieron. Ni lo mucho que me gusta Nina pudo remediarlo. Tú ya me entiendes.

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