jueves, 8 de diciembre de 2022

Antífona A Santa Rita Del Colon Irascible, Comedia Surrealista-Cómico-Costumbrista Piadosamente Divertida


La comedia, la difícil, denostada, y a veces tan maltratada comedia, es un género tan ecléctico que posiblemente sea el que más libertad creativa le proporcione al autor, siendo imposible enumerar todos los tipos de comedia que existen. Las hay dramáticas, físicas, cómicas, altas, bajas, finas, burdas, sociales, realistas, y aunque nos parezca imposible también las hay tristes, e incluso algunas sin pizca de gracia. Precisamente en esto que planteo se encuentra su grandeza y su dificultad. La grandeza porque tras una pátina de humor se nos pueden decir cosas muy crudas sin que nos estemos dando cuenta de ello, y porque como método de expresión teatral es sin duda uno de los géneros más ricos que existe, y la dificultad porque de todas las dificultades que entraña el oficio teatral la más intrincada, sin duda es hacer reír. 

Adoro la comedia, mal vista por los críticos más sesudos, ya que la suelen tildar de superflua, o quizás de entretenimiento banal, cuando si bien es cierto, algunas comedias de manera muy lícita no tienen más aspiración que la de hacer reír, pero como toda generalización es un error además de ser injusto.

Esta disertación viene a cuento de una estupenda comedia que se está representando en el  Off de La Latina y que he tenido oportunidad de ver estos días, y que reconozco que ha sido una gratísima sorpresa dentro del circuito alternativo, como os iré desgranando en esta crónica.



 

Antífona a Santa Rita del Colon Irascible es una pieza de cámara de Juan García Larrondo de planteamiento interesantísimo y excelente ejecución en el que se conjugan diferentes códigos de la comedia de manera muy acertada y sorprendente. La premisa es la siguiente, una peculiar señora de la limpieza con una vida tan peculiar como ella misma, Clemencia, nos desgrana sus desventuras de rockera un tanto cheli, harta de su vida y lo que le ha tocado en suerte, mientras realiza las labores de limpieza del templo, ante la aparentemente inerte mirada de la Santa. Hasta ahí todo normal, hasta que Santa Rita cobra vida y le plantea sus penas, personales laborales e intestinales, a Clemencia, que en trescientos años de ejercicio de santidad son muchas. Santa Rita quiere jubilarse, Clemencia necesita un cambio de rumbo, y ambas vidas  confluyen en este extraño e hilarante encuentro, que sin duda resultará crucial para las dos protagonistas del texto.

García Larrondo con esta divertida premisa nos habla de dos personajes muy opuestos en su psicología, pero no tan diferentes en el fondo de sus circunstancias, en un texto con una estructura semejante a la de dos monólogos que se unen en un momento dado para dar conclusión a ambas historias. El uso del lenguaje resulta modélico, diferenciando muy bien a los personajes, y exponiendo su manera de ser de manera precisa e inspirada. Clemencia, tierna, llana, directa y coloquial, mientras que Santa Rita se nos muestra como más cultivada, lógicamente elevada, un tanto redicha, y por qué no decirlo, ligeramente manipuladora. El resultado amén de divertido, resulta fresco e hilarante a partes iguales, con sus momentos de ternura, y de indudable interés teatral. A esto debemos añadir que el lucimiento de las dos actrices del espectáculo es mucho, siempre en un todo desenfadado, pero eso si, no exento de crítica y mucha retranca.



Vayamos con el elenco:

María José Varo y Natividad Gómez dan vida a la Santa y a Clemencia respectivamente, con dos códigos interpretativos muy marcados y diferenciados, que enriquecen mucho a los personajes, dando gran equilibrio al espectáculo. 

Gómez pura bonhomía, en un personaje de tintes claramente costumbristas y ligeramente arquetípico que nuestra actriz dota de una enorme humanidad y ternura, resultando muy reconocible para el espectador, que sin duda ve en Clemencia actitudes muy de verdad y que en algún momento se ha encontrado en alguien, siendo el resultado el de un personaje de carne y hueso y muy realista que nos llega al corazón desde que empieza a hablar. María José Varo, elegante y sólida, ofrece una visión de Santa Rita igual de creíble que la de su compañera, partiendo de la base de lo difícil que es que un planteamiento tan surrealista como es el que una santa cobre vida no nos choque, dotando a su creación de gran empaque, y con momentos de gran inspiración y enorme comicidad. Su primera intervención resulta impagable, y ese aire de funcionaria vocacional ya desencantada después de tantos años de servicio es sin duda todo un acierto. Muy a tener en cuenta también el manejo del texto, impecablemente servido, y dicho con gran sentido en las dos intérpretes. Ambas actrices se encuentran en un acertadísimo planteamiento corporal que resulta muy definitorio de los personajes, y que nos ayuda todavía más a entender la función. Otra cosa a tener en cuenta es la química existente entre Varo y Gómez, que resulta muy gratificante y siempre a favor del espectáculo, pero sobre todo lo que hay que resaltar es el sentido de la comicidad que destilan las interpretaciones y la implicación de nuestras actrices, que sin ninguna duda disfrutan enormemente de su trabajo, con oficio y muchas ganas. En líneas generales nos encontramos ante dos trabajos bien medidos, sin estridencias, siempre sumando al texto, y en el punto justo de sazón que la obra pide para que todo funcione como debe funcionar, siendo el resultado a nivel actoral gratificante y de calidad.



 

Natividad Gómez también se encarga de la dirección escénica y sin duda acierta con el enfoque planteado. Resulta interesante el equilibrio actoral de la función, el ritmo conseguido y muy especialmente lo bien que se remarca el trasfondo amargo que destila la comedia, que no es poco. Gómez parte de unos personajes, como ya he comentado más arriba arquetípicos, para cargarlos de carismática personalidad, y sabiendo explicar muy bien los conflictos que se nos plantea en el material original. Para ello sin duda se ha sabido dejar muy claros los vínculos entre ambas protagonistas, y los objetivos de cada una, siendo el resultado clarificador del texto original, que a priori nos podría chocar dado su planteamiento inicial, y que en manos de nuestra directora aparece planteado de manera fluida y convincente, algo que sin duda no es fácil en absoluto. Natividad Gómez conoce muy bien el material que tiene entre manos y sobre todo lo que nos quiere contar con él, y como nos lo quiere contar, siendo la puesta directa, pulcra, muy bien pensada y tremendamente sorprendente. Desde que entramos en la sala ya sabemos que vamos a ver algo diferente, como efectivamente ocurre. Nuestra directora, sabe que se encuentra ante una pieza de corte intimista, buscando continuamente la complicidad con el público de manera muy atinada, llevando a cabo una función cercana, de sensible acabado, divertida y de indudable calidad, cuyas aspiraciones netamente alternativas son claras y honestas. Teatro con mensaje, arriesgado y necesario. Varios momentos sin duda resultan indudablemente inspirados a nivel escénico, la visión de la Santa cuando nos sentamos impone e impacta, y las luces de Jesús Almendro son otro de los aciertos del espectáculo, que aunque sea de modesta factura se encuentra impecablemente servido a nivel técnico y escenográfico, resultando muy sorprendente el acabado formal de la función, muy cuidado y de indudable sugestión visual. 

Antífona a Santa Rita del Colon Irritable es teatro del bueno, mimado, hecho con mucho amor, y enorme en su modesto acabado, que sorprende y divierte por su atrevida y refrescante apuesta, sin dejar atrás su pizca de reflexión que luego nos llevamos a casa para rumiarla tranquilamente.