Me gustan los Monty Python, La Vida De Brian es una de mis películas de cabecera, y su ácido, cruel e irreverente humor me parece un revulsivo la mar de sano, y necesario. Como crítica hacia nuestra sociedad funciona, y como inteligente divertimento también tiene su interés. Me surgió la oportunidad de asistir al exitoso montaje de Los Mejores Sketches De Monty Python, y no me lo pensé dos veces. Me apetecía pasar un buen rato y la fama de la producción me la hacía muy atractiva, así que ni corto ni perezoso me fui al Teatro Calderón con buen ánimo y mejor humor. La experiencia fue decepcionante, y un tanto contradictoria, ya que no entiendo muy bien que es lo que falla en esta función, con buen material de base y buen material artístico, Yllana suele ser una garantía de buen hacer en sus espectáculos, me parecía que la cosa iba a ir bien, pero esta vez la cosa no cubrió las expectativas, y os prometo que no era por falta de ganas por mi parte. Salir del teatro con sensación de ni frío ni calor es decepcionante, mucho mas cuando se va a ver una comedia, que lo que necesita darnos es precisamente todo lo contrario. A veces estas cosas ocurren con el teatro, cuando pasa la decepción es mayúscula.
El espectáculo adolece de cierta frialdad, que hace que le cueste entrar al espectador, quizás el orden de los sketches no sea el idóneo. Una máxima del teatro es que un inicio y un final brillantes levantan un espectáculo, aquí la cosa empieza floja, y eso hace que el espectador desconecte desde el minuto uno. Todo queda muy desangelado, quizás el Calderón sea un espacio demasiado grande para esta producción, que en sala de pequeño formato estoy seguro de que llega mas. El patio de butacas lleno de mesas tampoco ayuda, el público está disperso en el espacio y disperso en la atención. La función comienza tras una breve introducción, brevísima diría yo, con lucimiento de algún trasero incluido se pasa directamente al primer sketch. Quizás un nexo de unión entre un bloque y otro ayudaría a que el respetable se metiera mas en el asunto, pero diez o doce historias inconexas, no funcionan en conjunto, aunque algunos de forma suelta si, hay tres sketches en particular que están bastante bien perpetrados, el de los ricos presumiendo de lo pobres que eran, el de las bromas explicadas y el de los dos respetables jueces ingleses que se desmelenan sin el menor sonrojo. El resto funciona a ratos con algún que otro golpe de efecto pero poca gracia en general, algo que no soy capaz de comprender ya que los actores son muy buenos y cumplen muy bien en todas las interpretaciones ( muchas y muy variadas) que llevan a cabo.
Vayamos con el elenco, todos cumplen en lo actoral, sobre todo Carles Castillo, de peculiar físico y con dos impagables creaciones femeninas, de abuela aficionada a que le peguen y dependienta de de agencia de viajes, que por decirlo suavemente disfruta mucho dejando completamente satisfechos a sus clientes. El resto del elenco cumple sin demasiados aspavientos. Están todos correctos, especialmente Sandro Cordero, que imprime bastante fuerza a todos sus personajes. En general todo el elenco a pesar de estar correcto está falto de fuelle. Carlos Heredia quizás da la nota mas histriónica con momentos buenos pero que en conjunto no acaba de funcionar. Ramón Merlo y Balbino Lacosta tienen menos protagonismo y pasan en general bastante desapercibidos. Encuentro el problema en la dirección de actores carente de toda chispa, Santiago Sánchez, no ha sabido dar ese tono tan peculiar que hace a los Monty únicos, y crea un espectáculo poco inspirado en lo escénico, con poquito ritmo para ser comedia y con unos gags que no acaban de funcionar. Todo está un poco deslavazado siendo quizás fallo de la dramaturgia, ya que al no haber ninguna unión entre sketch y sketch, el espectador pierde el hilo cada dos por tres. En general una propuesta fallida que no dilucido muy bien porqué, si por la obra o la dirección escénica, ya que los actores estoy seguro que pueden dar muchísimo mas de si, de lo que dan. A pesar de la hora y media que dura a mi se me hizo un poquito largo, y no fuí capaz de entrar en el espectáculo nada mas que a ratos. La paupérrima propuesta escénica tampoco ayuda, ya que una producción tan minimalista debe agarrarse o bien a un texto mas potente o a unas interpretaciones muy carismáticas, para que no se vea excesivamente pobre, el escenario si no se puede llenar con elementos, cosa mas que lícita, se debe llenar con otras cosas. En general queda soso, luces casi inexistentes y sempiternas proyecciones que no aportan nada
En resumen una propuesta prescindible a no ser que sea uno fan irredento de los Monty Python, aunque no estoy muy seguro yo de si incluso a los que conozcan el famoso Flyin Circus, que es en lo que se basa esta obra, serán capaces de no hacer odiosas comparaciones. A mi no me llegó en absoluto y en la sala me dio la sensación de que era algo generalizado