La comedia clásica, griega y romana, me fascina, esa comedia retozona, sensualota, fresca y un tanto bruta, a la que somos tan afines los mediterráneos, desde tiempos innombrables, y que todavía a día de hoy sigue resultándonos tan graciosa y actual.
Mi idilio con los clásicos mas gamberros viene desde mis principios en el mundo teatrero, el segundo montaje en el que trabajé fue La Asamblea De Las Mujeres de Aristófanes en la descacharrante versión de Alberto Miralles. Desde ese momento me quedó muy claro que los clásicos son una cosa muy seria, tanto en comedia como en tragedia, y que cuando se ponían trágicos eran tremebundos, pero que cuando la cosa iba por lo gracioso y verderón tampoco eran mancos, resultando la mar de efectivos en su planteamiento y recursos escénicos.
El Eunuco de Terencio, es un texto que no conocía mucho, pero el tremendo exitazo que supuso en Mérida el montaje que esta crítica ocupa, su magnífico reparto, y la dificultad que conlleva ver obras de este tipo en nuestras carteleras, me hacían interesantísima esta producción, que prometía grandes carcajadas y teatro de nivel.
Reconozco que me pudo la curiosidad, saqué entradas para la primera semana después de su estreno, me apetecía mucho reírme a mandíbula batiente, y en mi humilde entender, se me hacía imprescindible asistir a uno de los espectáculos mas importantes de esta temporada. Si no se ve El Eunuco, uno no está puesto en cuanto al teatro que se nos viene encima, no hay discusión.
El pasado domingo, con muchas ganas, curiosidad, y cierta ansiedad, ya que no veía la hora de disfrutar de esta producción, me acerqué al coliseo de la Plaza De La Cebada, esta vez con la certeza de que me lo iba a pasar bien, y que iba a presenciar unas interpretaciones mas que interesantes. No me equivoqué ni lo mas mínimo, y puedo decir que este Eunuco, es un acontecimiento teatral, que nadie se debería perder, por varias premisas que iré desgranando en esta crónica.
Nada mas llegar a La Latina, una enorme cola para entrar en el teatro me sorprendió, la cosa pintaba bien, no hay nada que me guste mas que un teatro lleno hasta la bandera, me acomodé en mi butaquita, se apagaron las luces... y empezó el festival.
Esta versión, muy libre en cuanto al original, es un desopilante ejercicio de conjunción de lo mejor de los clásicos, en cuanto a comedia se refiere. En esta versión están Terencio, Plauto, y la sombra de Aristófanes, pululando con festivo aire y gracejo imponente. La adaptación anda a caballo sin el mas mínimo complejo entre la alta comedia, el vodevil mas desternillante y el musical, siempre desde un prisma de gran altura literaria, un impoluto uso del lenguaje y una solidez argumental apabullante, los autores de este prodigio son Pep Antón Gómez y Jordi Sánchez, que realmente se han lucido en un trabajo que no tiene ni un pero. El texto funciona como el mecanismo de un reloj, atrapa al espectador en su endiablado enredo desde el minuto uno, y gracias a unos gags mas que efectivos, consigue que el respetable entre en el código de la función sin el menor problema. Gran trabajo del de Gómez y Sánchez que merece ser reconocido.
Vayamos con el elenco, absolutamente espectacular, y en estado de gracia de principio a fin.
Eduardo Mayo como Cilindro, mas que correcto en un desagradecido personaje, y que es el que menos desarrollado está en la trama. Mayo ofrece mucho empaque a un papel muy sentado, y menos extremado que los demás, que defiende con oficio y mucha presencia. En la parte musical está estupendo, y consigue dotar de bastante entidad esta pinceladita, que es Cilindro, cuyo nombre sirve de choteo para todo el elenco y por ende del respetable.
Marta Fernández Muro como Filipa, típica criada despistada que no se entera de nada. Muro en su código habitual no defrauda, dotando de mucha solidez a un personaje que en otra actriz y de otras características pasaría mucho mas desapercibido. Los papeles de ingenua Marta los borda, y aquí no podía ser menos.
Jordi Vidal como Pelotus, fantástico, típico hombre gris, con bastantes cositas que ocultar y mucha sensibilidad soterrada. Vidal consigue maravillas de este aparentemente pusilánime hombrecillo de gran mundo interior, y que demuestra que el que la sigue la consigue. Jordi Vidal ofrece una sensible creación en lo actoral y una mas que notable interpretación musical en una de las canciones mas difíciles de la función.
Alejo Sauras como Lindus, Sauras demuestra que no es solo una cara bonita, aunque su papel vaya de eso, el lo lleva a otro terreno, un "machus helenicus" en toda regla, con aires de chulángano, mucho encanto y cierto toque arrabalero, que hacen que su interpretación no se quede en un mero galán insulso. Estupendo en el gesto, imponente forma física y muy buen tono en la voz. Reconozco que Sauras me sorprendió muy gratamente, entrando por la puerta grande en nuestros escenarios. Desconozco si ha trabajado mas veces en teatro, de no ser así ha demostrado gran tino, al aceptar un papel que le va como anillo al dedo, y que defiende con entrega y esfuerzo.
María Ordóñez como Pánfila, otra de las sorpresas de la noche, Ordóñez ofrece una interpretación mayúscula de un bomboncito, un tanto envenenado, ya que tiene grandes dificultades, que ella solventa sin el mas mínimo problema. Absoluto dominio de los tiempos en escena, comicidad y frescura desbordante, y una interpretación mas que interesante con parlamentos dichos a velocidad de vértigo, y gran sentido del texto. Un diez para María Ordóñez que vende todo el pescado desde el momento que sale a escena.
Antonio Pagudo como Fedrias, en el mas claro código de galán cómico, celoso y atolondrado. Sobrio, contenido y muy inteligente en una cerebral creación, que no pasa desapercibida. Exprime al máximo las posibilidades de su papel, hilando muy fino en lo cómico y con una estupenda interpretación musical. Pagudo esta perfecto, nada sobra ni falta en su interpretación, estupendo sin lugar a dudas.
Jorge Calvo como Parmenón, uno de los puntales de la función, y uno de los que mejor está en el elenco. Calvo roza la perfección en su creación de este esclavo alcahuete, que sabe que al final los palos se los va a llevar el, pero por lealtad a su amo se mete o mas bien le meten en todos los charcos. Calvo ofrece un preclaro, graciosísimo y mas que sentado trabajo, que se ve enriquecido por su enorme solidez sobre las tablas. Su personaje entraña bastantes dificultades, y Calvo de forma pasmosa, convierte en fácil algo tan difícil como es la naturalidad y la verdad que desprende desde que sale a escena. Su trabajo es cercano, y muy cotidiano. Calvo consigue una adorable creación de cáustico sentido del humor, y un poco de sensatez, que nunca viene mal dentro de la locura imperante en esta alocadísima comedia.
Anabel Alonso como Thais. Sin duda estupenda, en un papel que parece escrito para ella. Alonso es una de nuestras grandes cómicas actuales, su frescura, espontaneidad, e insuperable presencia, son indispensables para que esta Thais funcione. Con aires de lo que es, primerísima actriz y diva sobre el escenario, campa a su anchas en un terreno de sobra conocido por ella. Alonso llega, no hay mas secreto, y eso se tiene o no se tiene. Sirve momentos de gran altura en lo cómico, llegando al paroxismo en una impagable escena con Pepón Nieto que es un estratosférico ejercicio de comicidad bien entendida, y muy bien servida.
Para finalizar Pepón Nieto, como Fanfa, fanfarrón y narcisista general de los ejércitos atenienses, que no es mas que pura fachada. Nieto sabe dotar de todos los recovecos necesarios a un personaje que se las trae y que el apoya en su estupendo físico, sin dejar a un lado interesantísimos giros de voz, y una pasmosa comicidad que no defrauda en absoluto. La comedia es un género muy difícil, hacerla como la hace Pepón Nieto es una genialidad. Este Fanfa tiene mas capas que una cebolla, es engreído, tierno, despreciable, fanfarrón, adorable, y tantas cosas mas, que solo un actor de la categoría de Pepón Nieto puede abarcar en toda su extensión, estamos ante una interpretación de campanillas, sin lugar a dudas.
Vayamos ahora con la dirección escénica.
Una de las grandes bazas de la función sin lugar a dudas, Pep Antón Gómez, dota de gran dinamismo a la producción partiendo de varias y acertadas premisas, la primera el ritmo, la comedia es ritmo, y El Eunuco transcurre muy acertadamente de forma frenética que no confusa, y deliciosamente ágil. La segunda, los estupendos juegos escénicos y movimientos de los actores que todavía le dan mas vuelo al espectáculo, y la tercera, el perfecto aprovechamiento de las características de cada actor, para enriquecer unos personajes deliciosos y muy bien perfilados. En general Gómez da alas a sus actores, y define perfectamente la línea de cada personaje, dentro de los parámetros de la comedia mas clásica. En El Eunuco hay galán, dama joven, primer actor, primera actriz, galán cómico, primer actor cómico, actriz de carácter, etc. en una estupenda muestra de conocimiento del género por parte de sus autores, y un pequeño guiño al vodevil mas clásico que a mi personalmente me resultó muy entrañable. Gómez con gran visión deja muy claro lo que le pide a cada personaje, y los actores responden como fieras, ante las directrices de su director. Un diez sin duda para una de las mas inspiradas direcciones que he visto en tiempos.
La propuesta escénica es sencilla pero efectista, un funcional cubo polivalente, espléndidamente movido por los actores, que lo mismo hace de casa que de calle, sin que chirríe lo mas mínimo, dejando el resto del trabajo a la imaginación del espectador, que se encuentra absorto en las interpretaciones, y que sin el mas mínimo problema entra en el código del espectáculo, entendiendo perfectamente el concepto del mismo.
Luces correctas, con algunos momentos mas que interesantes y un vestuario muy heterogéneo tanto en estilo como época histórica. Cada personaje se viste de una forma diferente, que define muy bien la psicología del mismo. La función tiene cierto toque atemporal, apoyado en su vestuario, que acentúa todavía mas el carácter perenne de la misma y de lo que plantea.
En resumen una propuesta IMPRESCINDIBLE sin ninguna duda, que no defrauda a nadie. Un divertimento de altura, gran calidad artística, impecable acabado formal y absolutamente redondo en su planteamiento. El Eunuco no pasará desapercibido, merecido se lo tiene. Así que ya sabéis, si queréis pasároslo bomba, reír como condenados, y disfrutar de un asombroso reparto... El Eunuco es vuestra función, solo están nueve semanas, avisados estáis!!
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