La temporada 18-19, posiblemente pase a la historia cómo la "temporada de los musicales". Así de buenas a primeras me vienen a la cabeza al menos siete títulos, de gran formato, que van a compartir cartelera éste año. Hace años, hubo un segundo boom del musical, en el que las diferencias con lo que está ocurriendo ahora están muy claras. Durante aquellos años, a la sombra de los grandes éxitos de una industria todavía incipiente en nuestro país, cómo fueron "My fair lady", "La Bella y la bestia"y El hombre de La Mancha", surgieron multitud de producciones, que realmente no estaban a la altura de los títulos que planteo. Fue un momento delicado para el género en España, y un servidor se temía, que la fiebre se disolviera como un azucarillo, ante la propia voracidad de la industria, que aprovechando el tirón plagó la cartelera de productos de pobretón acabado, y que poco favor le hacía al musical en nuestro país. Actualmente y después de unos años de transición, el salto del género en nuestro país es muy notorio, y ya se plantea el musical en casi la mayoría de los casos como un espectáculo de primer nivel, y con acabados formales mucho más que aceptables, entre otras cosas porque el espectador ha visto mucho, sabe más, y también es consciente de que el espectáculo realmente debe valer lo que cuesta una entrada para verlo. Ya sabéis que el musical es uno de mis géneros favoritos, así que estoy encantado con la temporada que se avecina, que se presenta jugosa en interesante a partes iguales.
Cuando se anunció que "West Side Story" se iba a presentar en Madrid este año, reconozco que me emocioné, se encuentra en mi top de musicales favoritos, y cuando digo top, posiblemente esté entre los tres primeros, y además por motivos personales, guardo un emotivo recuerdo de la producción dirigida por Ricard Reguant a mediados de los 90, que me causó honda impresión en su momento, y que me trae recuerdos de una época de mi vida en la que todo lo vivía con mucha intensidad, incluido aquel "West Side", considerado poco menos que un hito en su momento, y que debemos juzgar al tenor de los mas de 20 años que hace que se representó. Ayer por fin me acerqué al Teatro Calderón para disfrutar de los trágicos amores de Tony y María, en una de las que podemos considerar grandes tragedias americanas.
"West Side Story", con música de Leonard Bernstein, Libreto de Arthur Laurents y letras de Stephen Sondheim, se estrenó en Broadway el 26 de septiembre de 1957. Su estreno supuso un paso adelante brutal en el género musical.
La denuncia de una realidad social de gran calado, la delincuencia
juvenil, el problema de la inmigración, y la condena social a la que se veían
abocados ciertos extractos sociales, alejados de la tan cacareada América blanca fueron sin duda determinantes para ello. Otro motivo de innovación fue la enorme
partitura de Bernstein, de estilo muy ecléctico y altos vuelos líricos, alejada
de las comedias musicales al uso, y de gran dificultad para cantantes y
orquesta. La línea a nivel vocal en West Side Story
es complicada de definir, ya que si bien es cierto la obra se mueve en unos
parámetros líricos, lo ideal es el uso de la técnica mixta para que suene como
Bernstein realmente la concibió. Éste asunto sigue siendo uno de los caballos de batalla
de la función y motivo de discusión entre los aficionados, sobre cual es su interpretación favorita de la partitura.
Otra cosa a tener en cuenta es que éste es un
musical netamente urbano, algo bastante novedoso en aquella época, donde la
ciudad de Nueva York funciona como un personaje mas dentro de la acción
dramática, aunque bien es cierto que el primer musical urbano como tal es Un
Día En Nueva York, del propio Bernstein, donde ya se empezaron a cocer muchas
cosas a nivel musical de lo que posteriormente sería "West Side
Story".
La obra se sirve de un duro lenguaje realmente inusual para la época y
que levantó ampollas en su momento, ya que el drama está expuesto de forma muy
cruda y realista, he aquí por tanto otro motivo por el cual "West Side Story" rompió moldes ya que se alejaba de forma muy notoria del concepto "comedia
musical" mas ligera en su planteamiento y de menor connotación social.
Este musical supuso nada mas y nada menos que el debut en Broadway de Stephen
Sondheim como libretista,figura clave en el musical durante la segunda mitad
del S.XX, y otro auténtico revolucionario del género.
La partitura de Bernstein es absolutamente
arrolladora, resultando emotiva y vibrante a partes iguales y que apoya a la
perfección la acción dramática, en una obra en la que la música está
perfectamente integrada en la historia también de forma muy novedosa para la
época, alejada de cualquier afectación en su planteamiento, y con pocas
concesiones a lo melifluo."West Side Story" no es un almibarado remedo de "Romeo y Julieta" sino una dura historia
neoyorquina en la que se le llaman a las cosas por su nombre, se exponen sin
prejuicios, y de forma poco complaciente. El título de Bernstein entraña grandes dificultades a todos los niveles, desde el conjunto a los papeles principales, el nivel necesario es muy elevado, y sobre todo multidisciplinar, ya que no se puede concebir la obra de otra forma, porque su esencia, mayor seña de identidad y aquello por lo que rompió moldes fue precisamente por eso. "West Side Story" es palabras mayores, y una obra maestra absoluta, no ya del género, sino del teatro en general. El estreno de esta obra supuso un
antes y un después en la historia del género musical, y es uno de la clásicos
estadounidenses por antonomasia.
Vayamos con el elenco:
Realmente todo el elenco tiene importancia dentro de la trama, y en líneas generales todos los pequeños papeles se encuentran acertados en su cometido. Debo decir que el nivel del conjunto en la función es elevadísimo, y todas las coreografías y números musicales se ven ejecutados de forma impecable, y con espectacular acabado.
Dentro de los secundarios dos papeles hablados destacan por su extensión, Armando Pita como Schrank y Diego Molero como Doc. Ambos en un código de primer actor muy conseguido, y cumpliendo sin problemas en dos personajes difíciles y que requieren de dos artistas sólidos para ser ejecutados. Mención especial para Miguel Ángel Collado como Jack, cuya interpretación de "Querido Sargento Krupke" fue acertadísima, tanto por su bonita voz, como por la expresividad bailando de nuestro actor. También es destacable la maravillosa Pauline de Joana Quesada, toda una lección sobre como aprovechar uno de los bomboncitos de la función. Luciana de Nicola, también merece mención por su divertidísima Rosalía, que en "América" se luce muchísimo, no pasando en absoluto desapercibida.
Victor González y Oriol Anglada, como Riff y Bernardo respectivamente.
Muy acertados ambos, y en el código exacto que ambos papeles necesitan. González en un estupendo tono vocal, y corporal, cumple de largo en un papel comprometido en todas las disciplinas, y que nuestro actor afronta con aparente facilidad, bello timbre y una bien estudiada interpretación actoral. Anglada, de gran presencia escénica, personifica a un Bernardo elegante, templado, de atractivo acabado, y magnificamente resuelto en la faceta de bailarín, que debe de ser uno de los fuertes del personaje.
Silvia Álvarez, como Anita.
De lo mejorcito de la noche. Nuestra actriz describe a Anita desde la sobriedad, con un desplantes escénico mas que notable, comicidad muy conseguida, y un recorrido muy interesante en su psicología. Resulta magnífica y extremadamente convincente, en una durísima escena que no revelaré, pero que realmente impresiona, y en su faceta como bailarina, donde el desparpajo fue la tónica en unas coreografías ejecutadas con impactante resultado. En la parte vocal, en un acertado código de actriz-cantante, da lo mejor de si misma en un espléndido, y muy braveado, "Ámérica" y el difícil dúo con Anita, uno de mis números favoritos de la obra. Silvia Álvarez se me antoja perfecta para Anita, llegando a la excelencia en no pocos momentos.
Javier Ariano, como Tony.
Insuficiente en lo vocal, y correctísimo en lo actoral. Hay problemas con el Tony de Ariano en algunos puntos importantes en el papel. Los agudos no son satisfactorios, la necesidad de cubrir es primordial en un personaje como Tony, y en este caso la voz suena completamente abierta, teniendo como resultado que en las notas mas extremas, el grito asoma peligrosamente, y en la zona de paso no acaba de resultar satisfactorio. No hablo de una interpretación completamente lírica, pero si que a nivel técnico se ajuste a las exigencias de la partitura, que no son pocas, por cierto. Otro problema son los recursos estilísticos, puntal del personaje, que en este caso, brillan por su ausencia en no pocos momentos, resultando su Tony plano a nivel musical, abrupto en la resolución del agudo, y bastante frío en general. La voz mas madurada, y mejor dominada, puede llegar a ser la de Tony, ya que por timbre resulta adecuadísima, pero todavía no se encuentra lo sufcientemente trabajada para un papel de esta envergadura. Actoralmente cumple a la perfección en un código que fluctúa entre el galán trágico, y la ternura adolescente, de forma muy conseguida y muy emotiva en algunos momentos.
Talía del Val, como María.
Si con su compañero Javier Ariano nos quedamos cortos, con Talía del Val, nos pasamos de largo. Me explico, el equilibrio vocal en un reparto es importantísimo, y en este caso, Talía, no por culpa de ella, sino por la línea general del elenco, parece estar fuera de onda. Su voz netamente lírica, cuesta acoplarse a la de sus compañeros, o viceversa no lo tengo yo muy claro, resultando imposible el empaste, a pesar del magnífico diseño de sonido, y pareciendo encontrarse fuera de estilo con respecto al resto del elenco. Una interpretación menos lírica enriquecería el personaje, en carácter y dulzura, y tendría mas coherencia dentro de este West Side Story.
Del Val sirve una función espléndida, con unos agudos magníficos, buen uso del filado, así como unas notas flotantes realmente superlativas en "Una mano en mi corazón", pero resulta excesiva en no pocos momentos, especialmente en una discutible versión de "Me siento hermosa" mas cercana a la zarzuela que al musical. No quiero que parezca que no me ha gustado Talía del Val, porque no es cierto, simplemente que este "West Side Story" no es para ella. En otra propuesta musical, que podría comprar perfectamente, y con otro elenco de otras características sin duda brillaría muchísimo más, y su trabajo se vería reforzado. En este caso nos chirría un poco, y se merienda literalmente al Tony de Javier Ariano, que desaparece en cuanto cantan juntos.
Gaby Goldman al frente de la orquesta, si señores orquesta, grande y tal cual cómo concibió Bernstein. Realiza una lectura bastante personal de la partitura, especialmente en los tiempos, con tendencia a la ralentización en algunos pasajes que me chocó un poco aunque no molestó.
El sonido es ampuloso, de espectacular factura y que reconozco que me emocionó en no pocos momentos. Escuchar "West Side Story" así es un lujo, y toda una experiencia siendo esto que planteo uno de los principales activos de la función. Ojalá vengan mas musicales tan bien acompañados, la grandeza del género lo pide, y el espectador lo agradece y lo disfruta.
Federico Barrios ejerce como director de escena y adaptador de las coreografías originales de Jerome Robbins.
Barrios se encuentra con problemas en la dirección de actores, en un texto que muerde y en el que el recorrido de los personajes es difícil de plasmar y de explicar. Del mismo modo, todavía el ritmo no acaba de estar en su punto exacto, siendo un poco premiosa la primera parte de la función durante las escenas habladas. En "West Side Story" hay muchos personajes en escena hablando a la vez, algo que siempre es un problema añadido, y las excesivas pausas entre los bocadillos van tirando del texto para atrás hasta bien avanzada la función, que si ya va lenta en general en las escenas de varios personajes todavía se ralentiza más. El problema del ritmo se empieza a ajustar a medida que el drama se va desencadenando, para ir en progresión ascendente y finalizando la función mucho mejor de lo que empieza.Tengo la sensación de que todavía falta rodaje, y el problema con el texto es extensible a unas transiciones demasiado largas en algunos casos. También tengo la sensación que se irá corrigiendo con las funciones, ya que nos encontramos ante un título francamente difícil y en el que el rodaje es fundamental. A favor se encuentra la espectacular propuesta estética, que bebe directamente de la icónica película de 1961, y que se ve reflejada en escena de forma casi idéntica. Curiosamente, si bien visualmente se ha apostado por el film, la estructura de la obra que se ha utilizado es la original del musical, siendo un acierto a todas luces, donde la partitura está contada como Bernstein quiso. Nos encontramos ante una función muy ambiciosa en su vertiente escénica, y que se ve reflejado en una asombrosa producción de inspiradísimo acabado en no pocos momentos. A este respecto se debe poner especial atención en todo el cuadro de la pelea, magnificamente planteado, y en el que la escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda resulta primordial, así como el fantástico y atmosférico trabajo con las luces de Carlos Torrijos y Juan Gómez Cornejo. Si dicha escena en vez de finalizar la primera parte del espectáculo, iniciara la segunda, luciría todavía mucho mejor de lo que luce, y dejaría en suspenso la trama en el momento ideal, ya que el "Quinteto" se me antoja perfecto como final de acto. A nivel coreográfico la función se encuentra muy bien ejecutada en los números de baile perfectamente incorporados en un escenario complicado como es el del Teatro Calderón.
*Si alguien considera que alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego me lo comunique para retirarlas a la mayor brevedad posible.
Maravillosa descripción una vez más de una obra que para muchas personas es una gran desconocida. Hay quien sólo conoce algunas canciones,pero no la profundidad de la obra en sí. Tú crítica ayuda mucho a entender todo el trasfondo de la obra.
ResponderEliminar