martes, 27 de enero de 2015

El Eunuco, Golfus De Atenas

La comedia clásica, griega y romana, me fascina, esa comedia retozona, sensualota, fresca y un tanto bruta, a la que somos tan afines los mediterráneos, desde tiempos innombrables, y que todavía a día de hoy sigue resultándonos tan graciosa y actual.
Mi idilio con los clásicos mas gamberros viene desde mis principios en el mundo teatrero, el segundo montaje en el que trabajé fue La Asamblea De Las Mujeres de Aristófanes en la descacharrante versión de Alberto Miralles. Desde ese momento me quedó muy claro que los clásicos son una cosa muy seria, tanto en comedia como en tragedia, y que cuando se ponían trágicos eran tremebundos, pero que cuando la cosa iba por lo gracioso y verderón tampoco eran mancos, resultando la mar de efectivos en su planteamiento y recursos escénicos.
El Eunuco de Terencio, es un texto que no conocía mucho, pero el tremendo exitazo que supuso en Mérida el montaje que esta crítica ocupa, su magnífico reparto, y la dificultad que conlleva ver obras de este tipo en nuestras carteleras, me hacían interesantísima esta producción, que prometía grandes carcajadas y teatro de nivel.
Reconozco que me pudo la curiosidad, saqué entradas para la primera semana después de su estreno, me apetecía mucho reírme a mandíbula batiente, y en mi humilde entender, se me hacía imprescindible asistir a uno de los espectáculos mas importantes de esta temporada. Si no se ve El Eunuco, uno no está puesto en cuanto al teatro que se nos viene encima, no hay discusión.


 El pasado domingo, con muchas ganas, curiosidad, y cierta ansiedad, ya que no veía la hora de disfrutar de esta producción, me acerqué al coliseo de la Plaza De La Cebada, esta vez con la certeza de que me lo iba a pasar bien, y que iba a presenciar unas interpretaciones mas que interesantes. No me equivoqué ni lo mas mínimo, y puedo decir que este Eunuco, es un acontecimiento teatral, que nadie se debería perder, por varias premisas que iré desgranando en esta crónica.
Nada mas llegar a La Latina, una enorme cola para entrar en el teatro me sorprendió, la cosa pintaba  bien, no hay nada que me guste mas que un teatro lleno hasta la bandera, me acomodé en mi butaquita, se apagaron las luces... y empezó el festival.



Esta versión, muy libre en cuanto al original, es un desopilante ejercicio de conjunción de lo mejor de los clásicos, en cuanto a comedia se refiere. En esta versión están Terencio, Plauto, y la sombra de Aristófanes, pululando con festivo aire y gracejo imponente. La adaptación anda a caballo sin el mas mínimo complejo entre la alta comedia, el vodevil mas desternillante y el musical, siempre desde un prisma de gran altura literaria, un impoluto uso del lenguaje y una solidez argumental apabullante, los autores de este prodigio son Pep Antón Gómez y Jordi Sánchez, que realmente se han lucido en un trabajo que no tiene ni un pero. El texto funciona como el mecanismo de un reloj, atrapa al espectador en su endiablado enredo desde el minuto uno, y gracias a unos gags mas que efectivos, consigue que el respetable entre en el código de la función sin el menor problema. Gran trabajo del de Gómez y Sánchez que merece ser reconocido.



Vayamos con el elenco, absolutamente espectacular, y en estado de gracia de principio a fin.

Eduardo Mayo como Cilindro,  mas que correcto en un desagradecido personaje, y que es el que menos desarrollado está en la trama. Mayo ofrece mucho empaque a un papel muy sentado, y menos extremado que los demás, que defiende con oficio y mucha presencia. En la parte musical está estupendo, y consigue dotar de bastante entidad esta pinceladita, que es Cilindro, cuyo nombre sirve de choteo para todo el elenco y por ende del respetable.

Marta Fernández Muro como Filipa, típica criada despistada que no se entera de nada. Muro en su código habitual no defrauda, dotando de mucha solidez a un personaje que en otra actriz y de otras características pasaría mucho mas desapercibido. Los papeles de ingenua Marta los borda, y aquí no podía ser menos.

Jordi Vidal como Pelotus, fantástico, típico hombre gris, con bastantes cositas que ocultar y mucha sensibilidad soterrada. Vidal consigue maravillas de este aparentemente pusilánime hombrecillo de gran mundo interior, y que demuestra que el que la sigue la consigue. Jordi Vidal ofrece una sensible creación en lo actoral y una mas que notable interpretación musical en una de las canciones mas difíciles de la función.

Alejo Sauras como Lindus, Sauras demuestra que no es solo una cara bonita, aunque su papel vaya de eso, el lo lleva a otro terreno, un "machus helenicus" en toda regla, con aires de chulángano, mucho encanto y cierto toque arrabalero, que hacen que su interpretación no se quede en un mero galán insulso. Estupendo en el gesto, imponente forma física y muy buen tono  en la voz. Reconozco que Sauras me sorprendió muy gratamente, entrando por la puerta grande en nuestros escenarios. Desconozco si ha trabajado mas veces en teatro, de no ser así ha demostrado gran tino, al aceptar un papel que le va como anillo al dedo, y que defiende con entrega y esfuerzo.

María Ordóñez como Pánfila, otra de las sorpresas de la noche, Ordóñez ofrece una interpretación mayúscula de un bomboncito, un tanto envenenado, ya que tiene grandes dificultades, que ella solventa sin el mas mínimo problema. Absoluto dominio de los tiempos en escena, comicidad y frescura desbordante, y una interpretación mas que interesante con parlamentos dichos a velocidad de vértigo, y gran sentido del texto. Un diez para María Ordóñez que vende todo el pescado desde el momento que sale a escena.



Antonio Pagudo como Fedrias, en el mas claro código de galán cómico, celoso y atolondrado. Sobrio, contenido y muy inteligente en una cerebral creación, que no pasa desapercibida. Exprime al máximo las posibilidades de su papel, hilando muy fino en lo cómico y con una estupenda interpretación musical. Pagudo esta perfecto, nada sobra ni falta en su interpretación, estupendo sin lugar a dudas.

Jorge Calvo como Parmenón, uno de los puntales de la función, y uno de los que mejor está en el elenco. Calvo roza la perfección en su creación de este esclavo alcahuete, que sabe que al final los palos se los va a llevar el, pero por lealtad a su amo se mete o mas bien le meten en todos los charcos. Calvo ofrece un preclaro, graciosísimo y mas que sentado trabajo, que se ve enriquecido por su enorme solidez sobre las tablas. Su personaje entraña bastantes dificultades, y Calvo de forma pasmosa, convierte en fácil algo tan difícil como es la naturalidad y la verdad que desprende desde que sale a escena. Su trabajo es cercano, y muy cotidiano. Calvo consigue una adorable creación de cáustico sentido del humor, y un poco de sensatez, que nunca viene mal dentro de la locura imperante en esta alocadísima comedia.

Anabel Alonso como Thais. Sin duda estupenda, en un papel que parece escrito para ella. Alonso es una de nuestras grandes cómicas actuales, su frescura, espontaneidad, e insuperable presencia, son indispensables para que esta Thais funcione. Con aires de lo que es, primerísima actriz y diva sobre el escenario, campa a su anchas en un terreno de sobra conocido por ella. Alonso llega, no hay mas secreto, y eso se tiene o no se tiene. Sirve momentos de gran altura en lo cómico, llegando al paroxismo en una impagable escena con Pepón Nieto que es un estratosférico ejercicio de comicidad bien entendida, y muy bien servida.

Para finalizar Pepón Nieto, como Fanfa, fanfarrón y narcisista general de los ejércitos atenienses, que no es mas que pura fachada. Nieto sabe dotar de todos los recovecos necesarios a un personaje que se las trae y que el apoya en su estupendo físico, sin dejar a un lado interesantísimos giros de voz, y una pasmosa comicidad que no defrauda en absoluto. La comedia es un género muy difícil, hacerla como la hace Pepón Nieto es una genialidad. Este Fanfa tiene mas capas que una cebolla, es engreído, tierno, despreciable, fanfarrón, adorable, y tantas cosas mas, que solo un actor de la categoría de Pepón Nieto puede abarcar en toda su extensión, estamos ante una interpretación de campanillas, sin lugar a dudas.


Vayamos ahora con la dirección escénica.
Una de las grandes bazas de la función sin lugar a dudas, Pep Antón Gómez, dota de gran dinamismo a la producción partiendo de varias y acertadas premisas, la primera el ritmo, la comedia es ritmo, y El Eunuco transcurre muy acertadamente de forma frenética que no confusa, y deliciosamente ágil. La segunda, los estupendos juegos escénicos y movimientos de los actores que todavía le dan mas vuelo al espectáculo, y la tercera, el perfecto aprovechamiento de las características de cada actor, para enriquecer unos personajes deliciosos y muy bien perfilados. En general Gómez da alas a sus actores, y define perfectamente la línea de cada personaje, dentro de los parámetros de la comedia mas clásica. En El Eunuco hay galán, dama joven, primer actor, primera actriz, galán cómico, primer actor cómico, actriz de carácter, etc. en una estupenda muestra de conocimiento del género por parte de sus autores, y un pequeño guiño al vodevil mas clásico que a mi personalmente me resultó muy entrañable. Gómez con gran visión deja muy claro lo que le pide a cada personaje, y los actores responden como fieras, ante las directrices de su director. Un diez sin duda para una de las mas inspiradas direcciones que he visto en tiempos.



La propuesta escénica  es sencilla pero efectista, un funcional cubo polivalente, espléndidamente movido por  los actores, que lo mismo hace de casa que de calle, sin que chirríe lo mas mínimo, dejando el resto del trabajo a la imaginación del espectador, que se encuentra absorto en las interpretaciones, y que sin el mas mínimo problema entra en el código del espectáculo, entendiendo perfectamente el concepto del mismo.
Luces correctas, con algunos momentos mas que interesantes y un vestuario muy heterogéneo tanto en estilo como época histórica.  Cada personaje se viste de una forma diferente,  que define muy bien la psicología del mismo. La función tiene cierto toque atemporal, apoyado en su vestuario, que acentúa todavía mas el carácter perenne de la misma y de lo que plantea.


En resumen una propuesta IMPRESCINDIBLE sin ninguna duda, que no defrauda a nadie. Un divertimento de altura, gran calidad artística, impecable acabado formal y absolutamente redondo en su planteamiento. El Eunuco no pasará desapercibido, merecido se lo tiene. Así que ya sabéis, si queréis pasároslo bomba, reír como condenados, y disfrutar de un asombroso reparto... El Eunuco es vuestra función, solo están nueve semanas, avisados estáis!!




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viernes, 2 de enero de 2015

Casi Fastuoso Fausto

No soy experto en Fausto, si dijera lo contrario mentiría, es decir no he leído el larguísimo poema de Goethe en toda su extensión, aunque conozco la historia y básicamente lo que simboliza tan excelso texto, que a mi se me indigesta bastante, y encuentro ciertamente árido, decir lo contrario sería una pedantería por mi parte, ya que pienso que algunos escritos me quedan grandes, y reconocerlo no es ninguna deshonra. Mis acercamientos a Fausto es en versiones bastante masticaditas y accesibles, porque uno aunque limitadas, tiene ciertas inquietudes. Por eso cuando me enteré de que Tomaz Pandur lo iba a llevar a cabo en el CDN se me hizo la boca agua.
 Admito que Pandur me fascina, su especial concepción del teatro, sus juegos escénicos y sus impresionantes propuestas me pueden. Pandur es polémico, y sin ser yo precisamente lo que se dice un iconoclasta, reconozco que el lenguaje teatral y las revisiones de los clásicos del director esloveno me pasman, sorprenden e interesan en igual medida.
Con un reparto de campanillas liderado por mi admirado Roberto Enríquez, esta era para mí la PROPUESTA del CDN de esta temporada, así que el primer día del 2015 lo empecé en el teatro acercándome al Valle Inclán, dispuesto a sorprenderme y pasar una tarde intensa, la cosa estuvo a la altura, pero... siempre hay un pero, el espectáculo no acaba de ser redondo como mas adelante explicaré, y a pesar de la indudable calidad de lo que ví, la sensación final fue agridulce.



Este Fausto en versión del propio Pandur y su hermana, está dividido en dos partes que obviamente resumen el extenso material original, quedándose la función en dos horas y media largas. La versión que aquí nos ocupa tiene una soberbia primera parte, centrada en los dilemas internos de Fausto y los trágicos amores con Margarita, concluyendo con la muerte de la amada de nuestro héroe, finalizando el espectáculo en una segunda parte bastante menos conseguida y que cierra la historia con la muerte de Fausto y el triunfo del bien sobre el mal. Si la primera parte está brillantemente resuelta, tanto en su desarrollo como en la exposición de forma clara de tan difícil composición, en su segunda parte, prima la confusión, donde nada queda claro, en la que yo saqué la idea del triunfo de Fausto ante Mefistófeles porque se que la cosa termina así, mi acompañante no entendió nada y yo muy poco, para ser sinceros. No logré comprender como un texto tan bien desarrollado hasta el intermedio del espectáculo, divaga tanto y se queda ciertamente cultureta por no decir pedante en su conclusión, y que parece pensado para profundos estudiosos de Goethe o para  los Pandur directamente y sus aspiraciones literarias. Craso error. Primero, un espectáculo debe estar enfocado a que todo el mundo lo comprenda aunque tenga diferentes niveles de lectura, segundo, yo como espectador medio, no tengo que ir a ver Fausto con el texto leído, y tercero, si el texto, en su resolución no llega al respetable, se puede considerar fallido. Ahí radican los mayores problemas de esta irregular adaptación, que lastra la función en su último cuarto de forma estrepitosa.



Vayamos con el elenco, atinadísimo, muy sólido y homogéneo.

Emilio Gavira da vida a un lírico personaje que parece ser una entelequia espiritual que tan pronto va vestido de mandarín chino, como de sacerdote ataviado con traje talar, se supone que es Wagner, y que a mi entender, está ahí como uno de los mas grandes exponentes del Romanticismo Alemán, junto con Goethe, fundador del movimiento.
Las apariciones de Gavira son muy poderosas, transmiten mucha solidez y sus partes cantadas son de gran belleza, mención aparte merece la interpretación del Vals de La Viuda Alegre que ya después de La Caída De Los Dioses, asocio de forma inevitable a Gavira, que tiene efecto hipnótico en todas sus intervenciones, con momentos de altura y muy inquietantes. Un diez para Gavira que es sin duda uno de nuestros actores con mas personalidad sobre el escenario.

Pablo Rivero, como Valentín, hijo de Mefistófeles. Estupendo sin ninguna duda. Rivero ofrece un papel muy apoyado en lo físico y muy bien perfilado en su suave comicidad. Este niño que repite y envía noticias de su papá y su mamá muy acertadamente ataviado como Hermes, no pasa desapercibido, su estulticia es una de las formas de la maldad y Pablo Rivero así lo refleja. Turbador, extraña y morbosamente sexual, y muy pero que muy inquietante, nos ofreció una particular creación que encontré muy interesante.

Marina Salas, como Margarita, hija de Mefistófeles, muy correcta a pesar de la desafortunadísima visión del personaje que se da en la obra. Cuesta mucho entender que Fausto se enamore de esta Margarita vulgar y mucho menos inocente de lo que cabría pensar en tan cándido personaje. Salas cumple su cometido dotando de gran fuerza muchos momentos, saliendo especialmente airosa en su escena mas comprometida que es la de la locura, dentro del poco efectista juego escénico que le ha tocado en suerte, Salas hace lo que le piden y nos obsequió con un mutis que me heló la sangre. La visión de una Margarita marioneta de Mefistófeles, a priori resulta interesante, pero la grotesca forma en la que se lleva a cabo, le resta fuerza y credibilidad. Un clarísimo problema de dirección y de enfoque del personaje, pero no de la interpretación, que Salas solventa con su buen hacer.

Ana Wagener como la Sra. Mefistófeles, todo un prodigio, sin ninguna duda. De imponente presencia, arrolladora frescachonería y múltiples matices, Wagener ofrece una interpretación de aúpa, auténtica robaescenas, con aires de gran diva decadente, fue una de las estrellas de la función. Wagener saca todo el partido a su papel y así se refleja en su trabajo. Reconozco que me fascinó, tanto por su ductilidad para transmitir diferentes estados de ánimo, como por la personalísima y un tanto surrealista composición que realiza.

Victor Clavijo como Mefistófeles, una agradabilísima sorpresa. Sobrio, de tintes realistas y un tanto influenciado por Robert De Niro en El Corazón del Angel ( huevo duro incluido ). Clavijo da vida a un Mefistófeles encantador, con mucho charme, contenido, pero terrible en  su fondo que solo nos deja entrever su verdadera naturaleza cuando sale a relucir un inquietante tartamudeo en ciertas reveladoras palabras. Victor Clavijo dota de mucho empaque su composición, apoyado en una estupenda voz que modula de forma interesantísima durante toda la función. Contenidísimo todo el rato hasta su escena final, nos sirvió una cerebral interpretación alejada de cualquier amaneramiento y poco acomodaticia en líneas generales. Un diez para Clavijo, dado el complicado papel que le ha tocado en suerte.

Roberto Enríquez soberbio como Fausto, sobre todo en su gran monólogo que da comienzo a la obra. Su difícil texto fluye perfectamente entendiéndose todo lo que plantea sin el mas mínimo problema, Enríquez ofreció un sentado Fausto, introspectivo, muy matizado, de imponente presencia, y muy acertado en líneas generales. Lástima que su papel se vaya diluyendo en la adaptación a medida que la función avanza, Enríquez es una de las bazas de la producción dando momentos superlativos a lo largo de la misma.



Vayamos con la propuesta escénica:
Pandur ofrece un espectáculo de relumbrón, de gran fuerza visual, enrarecidas y conseguidísimas atmósferas, digamos que se trata de una experiencia sensorial muy lograda, gracias a las magníficas proyecciones, sorprendentes luces, mas que espectacular escenografía y muy bien elegidas músicas.
No solo se trata de un alarde tecnológico, sino que hay grandes aciertos en los distintos juegos escénicos, como es la frenética carrera para salvar a Margarita y las inquietantes imágenes familiares de "Los Mefistófeles". Uno de los grandes aciertos de la producción, estriba precisamente en plantear el núcleo familiar como esencia del mal. También son destacables el tratamiento que se le da al texto en algunos parlamentos, y en general el tono operístico estéticamente hablando que tiene la producción.
Lástima del desafortunado último cuarto de la función, en el que todo lo anteriormente expuesto se diluye, y parece que ha sido resuelto de forma excesivamente apresurada con respecto a la cuidadísima visión de la primera parte del espectáculo.



En resumen una propuesta imprescindible tanto por lo que plantea como, por la forma en que lo plantea, a pesar de sus desaciertos, el balance en general es positivo, y no deja indiferente a nadie. Producciones de esta envergadura solo se pueden abarcar en teatros públicos, y con sus luces y sus sombras, es un espectáculo realmente apabullante, que sin ser del todo redondo, no deja de ser interesantísimo en su fondo y forma, y cualquier aficionado al teatro debería disfrutar, para después sacar sus propias conclusiones, positivas o negativas.

FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS Y FELIZ TEATRO!!!!



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