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viernes, 7 de septiembre de 2018

El Curioso Incidente Del Perro A Medianoche, La Sublimación De La Inocencia.

Arranca la temporada teatral 2018-2019, una de las mas atractivas de los últimos años, en la que todos los géneros se van a ver ampliamente representados, y en la que la variedad es la tónica. Después del descanso estival, retomo el blog, con uno de los títulos mas esperados, y que ya estaba tardando mucho en llegar a nuestras carteleras. "El curioso incidente del perro a medianoche" me lleva persiguiendo por medio mundo desde que se estrenó, y cada vez que iba a una gran ciudad fuera de nuestro país me tropezaba con ella. No me animo a ver teatro de texto en inglés, con los musicales es diferente, pero el texto puro y duro se me hace un pelín cuesta arriba, así que sólo me quedaba esperar a que uno de los bombazos teatrales de los últimos tiempos llegará a Madrid, empresa difícil, ya que la obra, conlleva una serie de riesgos que a nivel privado son difíciles de asumir, y que realmente me hacían pensar que pasaría mucho tiempo hasta que se viera por aquí.
Reconozco que me llevé una sorpresa mayúscula cuando empezó el rumor sobre el posible estreno, y una vez que fue oficial, ya sabía que la asistencia al espectáculo era obligada. Ayer asistí al segundo pase con público, y reconozco que salí completamente fascinado por el resultado, entendiendo ahora el éxito internacional de la función. El espectáculo que se está representando en el Marquina en estos momentos, pasará a la historia de nuestro teatro, y sin ninguna duda es un caso singular dentro de la iniciativa privada de este país, de muy loable propósito y mas que estimables resultados como luego explicaré. "El curioso incidente" hay que vivirlo, no queda otra. Reconozco que salí asombrado de la función de ayer, ya que supera toda expectativa.



"El curioso incidente del perro a medianoche" está basada en el best seller de Mark Haddon cuya adaptación corrió a cargó de Simon Stephens, siendo su estreno en Londres y Broadway un rotundo éxito que se vio premiado con siete premios Oliver y cinco Tony.
La historia que nos cuenta es la de una adolescente con síndrome de Asperger, que después del asesinato del perro de su vecina, se propone averiguar quien perpetró el crimen. La investigación es la excusa para plasmar un viaje iniciático hacia la edad adulta de nuestro protagonista, explicarnos en que consisten los trastornos de índole autista, y sobre todo narrarnos una historia profundamente humana, tierna y conmovedora a partes iguales. El texto es de un sensibilidad extrema, y la verdad es que resulta de un interés teatral elevadísimo, así como con una exigencia a nivel actoral enorme, especialmente en su cuarteto principal, por no hablar de un rol protagonista que podemos considerar cómo "mas grande que la vida" que se decía antaño. "El curioso incidente" es teatro de primera división, con una estructura dramática férrea, y que impacta al espectador en su enormidad y por sus dificultades a todos los niveles, pudiendo considerarse un clásico instantáneo y de mensaje universal.



La función consta de diez actores y actrices, de los cuales cuatro son protagonistas, y el resto del elenco lleva a escena diferentes pequeños papeles. Dentro de las pequeñas partes nos encontramos a Eva Egido, Alberto Frías, Eugenio Villota, Boré Buika, Anabel Maurín y Carmen Mayordomo, con roles de mayor o menor extensión, pero muy presentes durante todo el espectáculo dado las características del mismo. Todos se encuentran acertados en sus creaciones, y demuestran gran ductilidad a la hora de afrontar los distintos arquetipos, con los que nuestro protagonista se tropieza a lo largo de su aventura. A ello hay que añadir el estupendo trabajo coreográfico que llevan a cabo que encuentro imprescindible dentro de la propuesta estética de la función. El elenco del espectáculo lleva a cabo un trabajo exuquisito, milimétrico en su precisión, de pulcro resultado y con inspiradísimos momentos en lo actoral.

Mabel del Pozo, como Judy.
Dotada de una gran presencia escénica, Del Pozo transmite mucho en sus intervenciones, impresionando su implicación emocional en algunas escenas, especialmente en aquella con la que finaliza la primera parte de la función, y resulta de gran ternura cuando se dirige a su hijo. Nuestra actriz dota a su personaje de todo aquello necesario para creernos a una mujer un tanto sobrepasada por el hijo que le ha tocado en suerte, de carácter explosivo, y enorme sensibilidad en su interior. Muy contenida durante toda la función y alejada de cualquier afectación ofrece una interpretación fresca, cercana y sobre todo muy creíble y de alto voltaje interpretativo de principio a fin.

Laura Grube, como Siobhan.
Magnífica y de gran solidez, en el papel de la profesora de Christopher que mejor lo entiende, y con el que tiene una especial relación. La química entre Grube y Álex Villazán (Christopher) es magnífica, y el vínculo entre los dos se encuentra tan bien definido, que sus escenas juntos resultan deliciosas. Siobhan es un personaje de bastantes dificultades, muy explicativo, y con cierto tono didáctico que si no está llevado a buen puerto podría hacerse pesado. Nuestra actriz hace magia con su papel, y consigue que nos quedemos con ella desde que empieza la función, y no solo eso, sino que nos apetece llevárnosla a casa. Pura sensibilidad y delicadísima en el trato con su alumno, Grube lleva a cabo una creación adorable, sentadísima, y en la que se entiende absolutamente todo lo que nos han querido contar con el personaje.

Marcial Álvarez, como Ed.
Álvarez, si bien es cierto está correcto, se encuentra en un código menos interiorizado que el de sus compañeros, abusando en exceso de la voz como recurso, quedando un poco superficial en algunos momentos. Tengo la sensación que todavía no ha pulido su interpretación del todo, no olvidemos que vi el segundo pase previo, por tanto creo que con el tiempo este asunto cambiará, dado que tengo intención de ver la función mas adelante lo podré comprobar. Tiene un desarrollo muy interesante en su personaje, y algunas escenas son muy potentes, de gran intensidad e incluso violencia, dejándome helado en un momento en particular, que no revelaré, pero que realmente nos revuelve por dentro. De poderosa presencia, y ese estilo bronco que le caracteriza, a nivel físico resulta adecuadísimo para un papel de complicadísima psicología, y que pasa por múltiples estados de ánimo a lo largo de la función.



Álex Villazán, como Christopher.
Villazán me pareció asombroso, en una creación en la que se huye de la caricatura o la imitación, todo sale desde dentro y desde la verdad, concentradísimo y con un mundo interior muy rico. Ver a Villazán es ver a Christopher en su enormidad, dulce, gracioso, de una sensibilidad agudizadísima, soñador y con todos los síntomas propios del Asperger. Nuestro actor de carismática presencia, e impoluto tono corporal, consigue un trabajo completamente memorable, y lleva a cabo una de las mejores interpretaciones que he visto en mucho tiempo, en la que todo funciona de principio a fin, y que sin duda se trata de un auténtico tour de force para cualquier actor que se precie de serlo. Se parte de una premisa física muy bien definida, y perfectamente integrada al personaje y a su psicología, donde todo fluye con gran organicidad y se acopla perfectamente a un texto que sale de forma natural, llevándose lo que planteo al extremo durante el segundo acto de la función, todo un festival de lo que conlleva el ser actor hasta sus últimas consecuencias. Villazán afronta un durísimo papel a todos los niveles de la única forma posible, la valentía, y sobre todo la honestidad, siendo el resultado un trabajo sin fisuras e impactante, especialmente teniendo en cuenta la juventud de nuestro actor, que no es obstáculo ninguno para que todo lo que Christopher es se vea reflejado en su trabajo.



La dirección del espectáculo corre a cargo de José Luis Arellano, siendo el resultado de relumbrón y acertadísimo desde todo ángulo. Arellano sirve una función de impecable factura, y elevadísimo nivel, de la que varias cosas son a destacar. La primera la ausencia de afectación en todas las interpretaciones, todo lo que vemos es real, cercano y tremendamente creíble. Los actores se encuentran dirigidos en un código netamente naturalista, algo que combina a la perfección con el lírico tono visual del espectáculo, con momentos de una belleza arrebatadora y de impactante y espectacular resolución. Arellano ofrece una experiencia sensorial que va mas allá de lo netamente teatral, ya que el espectador se ve inmerso en una serie de emociones de muy diversa índole, llegando la catarsis en no pocos momentos, viéndose un tanto abrumado ante la calidad de lo que se ofrece. Arellano nos cuenta la función de forma impecable, cristalina en su planteamiento, y con un equilibrio pasmoso entre lo tierno, lo cómico, y el mas desgarrador drama, sin caer en ningún momento en lo melifluo o en el tremendismo, simplemente nos mece al son de un texto mayúsculo, navega por él sin el mas mínimo problema y nos lleva en cada escena exactamente al punto que quiere y al que pide la función. Todo lo que ocurre en escena transcurre de forma natural y perfectamente justificada, con gran fluidez, enorme empaque tanto en lo visual como en lo actoral, y unas transiciones entre escena y escena maravillosamente resueltas. La propuesta de José Luis Arellano no pasa por lo superficial o lo efectista, sino por el apuntarnos directamente al corazón y dejarnos desarmados ante tanta belleza e inocencia, a veces truncada, pero que siempre acaba triunfando. Montaje de enorme carga poética, e inolvidable acabado, que estoy convencido que no dejará indiferente a nadie. Debo hacer varias menciones especiales, la primera a la brillante escenografía de Gerardo Vera, auténtico prodigio escénico que es arte y parte en la magia teatral tan marcada que todo el espectáculo destila. También se deben mencionar las, como siempre, magníficas luces de Juanjo Llorens, el maravilloso trabajo con las justificadísimas proyecciones de Alvaro Luna, y el espléndido movimiento coreográfico de Andoni Larrabeiti.
La unión de todos estos artistas, y un elenco acertadísimo, hacen que "El curioso incidente del perro a medianoche" se pueda considerar un acontecimiento teatral en nuestro país, y un caso singular dentro de nuestra escena, especialmente a nivel privado. Nos encontramos ante una función que posiblemente tenga un antes y un después en nuestros escenarios y un camino a seguir por parte de nuestra industria teatral, ya que sin duda ésta es la senda acertada. 
Además de todo lo que planteo, es remarcable la sensación de estar disfrutando de Teatro, con mayúsculas, de gran capacidad catártica, que nos lleva a reflexionar sobre muchas cosas que realmente son importantes, y que consigue que nos sintamos mejores personas cuando salimos de la función. "El curioso incidente" aglutina todo aquello por lo que tanto amo el arte de Talía, en toda su extensión, enorme en su esencia, y que sin ninguna duda, nos hace avanzar un poquito más como personas.




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