Si hay algo que caracteriza a nuestro país es su sentido del humor, que no se nos olvide que además de hacernos reír, en su vertiente mas satírica sirve desde tiempos inmemorables como crítica de nuestras costumbres, situación política o aquellos temas de mas candente actualidad. Los gobernantes de esto saben mucho y miran con lupa, si, hablo en presente porque hoy en día vivimos tiempos inquisitoriales donde la libertad de expresión se está viendo seriamente mermada, siendo uno de los objetivos de los ojos y dedos acusadores, los valientes que hacen chanza con afán crítico de aquello que mas duele. Soy de la opinión que una buena tanda de chistes hace mas daño que una somanta de palos, y no hay mejor forma de decir la verdad del barquero que haciendo reír.
Lamentablemente, cada día la asepsia a todos los niveles, en gran parte por miedo, nos inunda, y creo que no hay nada mas necesario que seguir planteando la sátira cómo forma de expresión, y cómo medida de presión, ya que es una estupenda vía de escape para digerir los sapos que nos tragamos día si y día también en estos tiempos que corren. El uso del humor como denuncia, es posiblemente el recurso mas antiguo del que se tiene noticia en el ámbito teatral, y ya los griegos eran unos maestros en aquello de poner a caer de un burro al político de turno a base de carcajadas.
Por tanto se me antoja imprescindible que no perdamos las buenas costumbres, y que a pesar de lo que muchos pretendan se siga haciendo teatro crítico y mordaz, que meta el dedo en la llaga y que encima nos haga reír, es muy sano, necesario, y además valiente, que alguno se ha jugado la cárcel por decir alguna irreverencia estos días.
Todo esto que cuento viene a colación de "Antón Martín O No Hay Más Mus" agradabilísima sorpresa que se está representando en la Sala Tarambana dentro del Surge Madrid, muestra de creación escénica que ya va por su quinta edición.
* Foto de Paloma Mendés
"Antón Martín O No Hay Más Mus" de Ozkar Galán, es un texto humorístico, en el que nuestro autor y nuestros protagonistas retoman un espectáculo llevado a cabo 20 años atrás. La obra convenientemente actualizada es una brutal sátira de todo aquello que nos rodea, en la que dos amigos, entre chascarrillo y chascarrillo no dejan títere con cabeza, y en el que toda nuestra sociedad se ve diseccionada de forma brutal, desternillante, y de una lucidez absolutamente pasmosa. Galán se sirve de un lenguaje mas que estimable, un sentido del humor inteligente, y huye de la obviedad, apelando continuamente al intelecto del respetable, al que no toma por tonto en ningún momento, conociendo a la perfección al tipo de público al que va dirigido su texto. El absurdo no se queda fuera de la función, encontrándose perfectamente integrado en el espectáculo y brillantemente expuesto en los bloques en los que mas presente se encuentra. En "Antón Martín" se habla a calzón quitado de TODO, sexo, política, hay ciertos toques de nostalgia, y lo mas importante, un texto escrito para el lucimiento de dos actores que se conocen y reconocen de forma brillantísima, donde nos cuesta diferenciar el lugar en el que se separan los amigos de los personajes. El resultado es muy fresco, divertido, y sobre todo mordaz en grado sumo, agradeciéndose mucho el toque de incorrección política que trufa la función, y que tan necesario resulta en los tiempos que corren. "Antón Martín O No Hay Más Mus" es una gamberrada muy bien tramada, que conecta con el espectador de hoy en día, que siente que muchas cosas que le apetece gritar a los cuatro vientos, se encuentran reflejadas en la función y que pocos se atreven a decir a cara de perro. Si hay que matar a alguien mejor mátalo de risa, estoy seguro que lo agradecerá, y en este texto esto que planteo se lleva hasta las últimas consecuencias.
Javier Antón y Gorka Martín son los intérpretes de la función, y sería imposible hablar de ellos de forma separada. Nos encontramos ante dos actores que le tienen muy medido el pulso al compañero, y que funcionan perfectamente como pareja cómica. Hay cierto aire de Tip y Coll en su humor, y los roles, muy bien definidos en cada uno, se complementan de forma muy ajustada. El payaso listo y el payaso tonto están muy presentes siendo Gorka Martín el primero y Javier Antón el segundo en la mayoría de sus intervenciones. Martín va "de sobrao" no pocas veces, mientras que Antón mas primario en sus instintos, resulta perfecto como sparring que se lleva las tortas, dialécticamente hablando, y algún huevazo que otro. La química entre nuestros dos actores es absolutamente electrizante, sirviéndose los chistes el uno al otro de forma ejemplar, se escuchan, se miran, y sueltan la bomba. Son extremadamente generosos y de forma muy inteligente saben que el lucimiento de los dos hace crecer el espectáculo hasta lo indecible, y dicha complicidad mutua se contagia con el espectador, al que involucran no pocas veces en la función. Ambos se encuentran en un perfecto tono corporal, y dicen los parlamentos con gran sentido, de la comicidad y del ritmo, no perdiéndose ni una coma de lo que nos quieren contar, y las acciones acompañan a la palabra de forma impoluta siendo todos los gags, tanto visuales como textuales de gran efectividad, y desopilantes por momentos. Todo parece dicho por primera vez, y tal es el grado de naturalidad que me costó diferenciar que momento era improvisación o morcilla, que intuyo yo que son bastantes dado el tono del espectáculo. Nos encontramos ante dos actores realmente dotados para la comedia y que saben incorporar a la perfección sus características personales en sus personajes, algo que consigue el mágico efecto de sentir que no están interpretando, sino simplemente llevando a cabo una conversación entre dos amigos.
* Foto de Paloma Mendés
Gorka Martín dirige la función, con dos premisas, ritmo y naturalidad. Todo transcurre a una velocidad de vértigo consiguiendo de ésta manera que no perdamos la atención ni un solo momento para intentar captar todo lo que nos dicen y que no se nos escape ni un solo chiste. La función no decae de principio a fin, y si bien es cierto, como en toda obra episódica, algunos bloques son mas graciosos que otros, en general se puede decir que el nivel es muy alto. Martín sirve un pulcro espectáculo en el que se da aire a los actores, con unos espacios muy bien delimitados, y perfectamente integrados en el escenario, donde todos los movimientos parece bien medidos y limpiamente ejecutados. El trepidante ritmo no es problema para entender lo que se nos quiere contar, ya que nada parece atropellado, y todo está expuesto de una forma muy clara, quedando muy patente lo que Martín quiere contar y cómo lo quiere contar, logrando que el público entre en la función desde el principio. Todos, o la mayoría de los gags funcionan, dándose la curiosa experiencia, que algunos son celebrados segundos después de realizados, tiempo que necesita nuestro cerebro para procesar lo que hemos visto dado el vertiginoso pulso de la función. Martín consigue conectar con su compañero de escena, y ambos se encuentran comodísimos en sus repsectivos lugares, y no encorseta en absoluto el espectáculo, siendo el resultado de gran dinamismo y frescura, y extremadamente gratificante para el espectador. Del mismo modo todo está expuesto de forma muy directa y sin cortarse ni un pelo a la hora de plantear las cuestiones mas espinosas, algo muy de agradecer por su valentía, y capacidad de reflejar de una forma tan natural aquellas cosas que algunos no se atreven a decir. Sin ninguna duda "Antón Martín O No Hay Más Mus" es una propuesta mas que interesante, de valiente y sólida factura, y lo que es mas importante NECESARIA, ya que nos saca del gris imperante, y nos hace reflexionar entre carcajada y carcajada.
* Foto de Paloma Mendés
*Si alguien considera que alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego me lo comunique para retirarlas a la mayor brevedad posible
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