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viernes, 16 de diciembre de 2016

Hablando Con... Olga María Ramos

Para continuar con la sección de entrevistas que hace poco he comenzado,  nadie mejor que una artista que representa un género muy teatral, y que hoy en día poca gente conoce, pero que una vez descubierto enamora como pocos... El Cuplé.
Olga María Ramos cupletista y cupletóloga ( luego veremos que significa esto) hija de los insignes artistas Olga Ramos y Enrique Ramírez de Gamboa " El Cipri", recogió el testigo de sus padres, y lo mantiene de forma exquisita, siendo la voz del cuplé mas importante actualmente y sin duda la persona que mas sabe sobre este difícil género, casi me aventuro a decir que en todo el Mundo.
Me recibió Olga María en su casa una fría tarde de sábado, resultando la velada deliciosa, acogedora y cercana como la propia Olga lo es. Rodeados de sus amados animales, y en un caldeado salón gracias a la chimenea, departimos sobre varios temas que sin duda en voz de Olga María adquieren trascendencia e interés. Es Olga una mujer de gran sensibilidad, tiene el hablar pausado,  elegancia natural, y sobre todo  una amplitud de miras digna de admiración, especialmente en estos tiempos en los que la intransigencia es moneda de cambio habitual para nuestra desgracia.
Sentados en dos cómodas butacas, mientras los empañados ventanales nos hacían ver que el frío detrás de los cristales es un gran compañero a la hora de crear atmósferas, nos zambullimos en mas de una hora de apasionada conversación que me mantuvo absorto. Olga tiene mucho que decir, y además disfruta mucho haciéndolo como podréis leer en esta entrevista.






D.P. -¿Cómo fue tu infancia?
O.R.- Mi infancia fue muy musical. Desde recién nacida, me llevaban en un cuco y dormía al lado de la batería de la orquesta que era mi tía Beatriz y luego, cuando ya era un poquito más mayor, me dejaban en el camerino del Café Universal y allí hacía los deberes. Yo recuerdo haber estado siempre rodeada de música y muy orgullosa de mis padres pero, eso sí, los veía poco o, al menos, no lo que yo hubiera querido. Recuerdo lo que me decían mis compañeros del Liceo Francés: “¡Qué suerte tener unos padres artistas…” Y yo me decía a mí misma que no era tanta suerte porque no los veo tanto, aunque mis padres por su tipo de contrato en el Universal era como si fueran a una oficina, pero claro eran tres pases diarios y los domingos cuatro, así que los veía, prácticamente, los fines de semana. Mi madre, aunque era una gran artista, era también  ama de casa y lo conciliaba muy bien; nunca llegue a no sentirme querida, pero no tan acompañada como yo quería. Los veranos los pasábamos en Vigo, mis padres tenían un contrato en el Hotel Universal, que no tenía nada que ver con el café de Madrid, pero compartían nombre. Yo veía a mi madre tan guapa y tan artista tocando su violín… nunca me cansaba de escucharlos. ¡Me sentía tan orgullosa de ellos!



D.P.- ¿Cómo recuerdas el Madrid de tu infancia?

O.R.- Pues muy tranquilo, piensa que en la Puerta del Sol se podía jugar. Me decía mi madre... ha sido tu jardín de infancia. Yo jugaba con la hija del vigilante de Caja Madrid que entonces se llamaba Monte De Piedad y nos abría el banco de noche para que jugásemos las dos, fíjate hoy en día eso sería impensable. Sol era un sitio muy tranquilo, claro todo ha cambiado. Te hablo de los años 50.

D.P.- Momento en el que decidiste seguir los pasos de tu madre como cupletista.
O.R.- Eso fue muchísimo después, mis padres no querían que yo fuese artista, Soy una artista tardía, me separé de mi marido y fue tan duro que mi madre cuando me vio tan deprimida y tan ausente, me dijo: ¿por qué no estudias canto? Nunca pensé ser cupletista,  la veía tan buena que, aunque yo les ayudaba en Las Noches Del Cuplé, me parecía imposible igualarla. Lo que sí es cierto es que la música fue mi terapia y, además, me enamoré del género. Yo hacía tiempo que había aparcado la decisión de ser artista y ya ves....
Lo cierto, es que tuve la suerte de tener la mejor maestra, viendo a mi madre noche tras noche.

D.P.- Dificultades a la hora de interpretar el cuplé.
O.R.- Para mí no las tiene ¿por qué? porque cuando  me tengo que aprender uno, lo pongo en una mesa como si le fuese a hacer una disección, abro el cuplé entero hasta la última fibra, analizando punto por punto lo que el autor quiso decir en cada momento. Por eso para mí no entraña dificultades ya que siempre me empeño en conocer profundamente cada pieza. En el cuplé no solamente hay que cantar, es imprescindible interpretarlo, sentirlo- Si no es así,  el público ni lo va a sentir ni lo va a entender. Esto creo que vale para toda interpretación, no solo para el cuplé. Decía mi madre... “Yo canto el chotis como el que lava”. Pues yo,  ídem de lienzo con el cuplé.

D.P.- ¿Que aportó tu madre al cuplé como renovadora del género?
O.R.- ¡Se lo reinventó! Aportó sus grandes conocimientos musicales que le sirvieron para rescatar del olvido cuplés que nunca habían vuelto a cantarse, que se los había oído cantar a mi abuela, que no pudo ser artista por los tabúes de la época.
Mi madre sacó a la palestra el Sátiro del ABC, el Peluquero de señoras, El pulverizador… y tantos otros que, gracias a sus profundos conocimientos musicales, identificaba en aquellas antiguas partituras de principios del siglo XX. Sin ella,  seguramente, no se hubiesen recuperado jamás.



D.P.- Continuación del legado de tu madre.
O.R.- La responsabilidad de mantener vivo este género, sobre todo porque lo adoro, sigo dando conferencias cantadas, sigo investigando, no me canso de averiguar anécdotas y de descubrir cosas sobre la historia del cuplé. Básicamente, el legado es conseguir que perdure el cuplé, pero eso sí, siempre con calidad.

D.P.- Como definirías tu marca de la casa como cupletista.
O.R.- Yo creo que lo que soy es auténtica, y sobre todo soy respetuosa con el cuplé. Lo amo, lo quiero, lo cuido y lo mimo, y lo enriquezco si creo que lo puedo hacer… y me llevan los demonios cuando veo que lo destrozan, que de él hacen mofa.
Olga se calla porque dice que no quiere señalar....

D.P.- Una cupletista que admires además de tu madre.
O.R.- Me tengo que remontar a la época de las cupletistas porque a Sara Montiel la veo más como actriz y no le resto mérito, sin ella “El último cuplé” y las películas que más tarde protagonizó sobre el género, no hubieran tenido el impacto que ella logró.  

En cuanto a lo que me preguntas, y aunque nunca las vi, opino que la mejor fue Raquel Meller y déjame que incluya también a La Fornarina por la que siento una ternura especial.  

D.P.- ¿Qué tipo de cuplé es el que más te gusta interpretar?
O.R.- Me gustan todos, disfruto descubriendo el género al público, y diciendo bueno.. ahora me habéis visto cantando una delicadeza como es Doña Mariquita del maestro Guerrero, y ahora me vais a ver haciendo una cosa muy picaresca como es La Llave de JoséJuan Cadenas. Me gusta mucho cambiar de registro.



D.P.- Háblame de Las Noches Del Cuplé.
O.R.- Era un rincón absolutamente único, un referente de Madrid, donde la gente descubría “Madrid por dentro” y ahora le llaman a eso el metro, me refería al alma de Madrid, claro. La embajadora de Colombia me decía: “Cuando viene un visitante antes de conocer Madrid, lo traigo a ver a tu madre, porque luego ve Madrid con otros ojos”. Lo explico en un vídeo que tengo en YouTube que se llama "Una madrileña de pro" en la que planteo que para conocer una ciudad a fondo, no solo hay que verla, o saborearla, también hay que escucharla. La música es muy importante como seña de identidad de una ciudad. Decía mi madre... “Las Noches del Cuplé”, el único rincón donde la ciudad se identifica.

D.P.- ¿Te ha servido de algo ser hija de Olga Ramos?
O.R.- Me ha servido para aprender, y me ha servido... para nada más (ríe). Ser hija de Olga Ramos no me ha abierto puertas, ni he tenido promoción artística por ese motivo, pero es impagable lo que me ha supuesto como aprendizaje. Eso me compensa de lo demás.

D.P.- Situación del cuplé actualmente.
O.R.- El cuplé para asegurar su permanencia, decía Santiago Castelo que hay que respetarlo, y para hacerlo bien, se debe mostrar en todas sus facetas. Hasta La Pulga hay que cantarla en serio, no se debe llevar a lo chabacano. En mi opinión, cupletistas a la altura del género ya no hay.

D.P.- ¿Por qué el periodismo o los medios de comunicación ya no apoyan a los artistas como hacían antes?
O.R.- Porque ha surgido un mercadeo de personajes que, sin otro mérito que el escándalo, han invadido unos programas nefastos de televisión consiguiendo que un público aborregado crea  que es divertido ver como se pelean otras personas. Una lástima,  con tantísimo buenos artistas que hay hoy en día y que se merecerían el espacio que hoy ocupan esos intrusos.  ¿Por qué se han perdido los programas de entrevistas y que, estoy convencida, a la gente le gustaría? Todo estriba en que el personaje suscite interés y que el entrevistador se lo curre, hay gente que todavía lo hace, tengo uno delante (ríe).

D.P.- ¿Como ves el panorama cultural en la actualidad?
O.R.- Muy mal, quizás porque nunca ponen en Cultura a la gente apropiada, me da la sensación de que es como si fuese un asunto de segunda clase. La cultura hace que un país sea grande y apoyar a los buenos artistas hace que ese país crezca y se enriquezca. Pero cada vez se hace menos y con la crisis ya tienen la coartada perfecta para recortar en cultura. Somos la única profesión en la que nos piden que vayamos gratis a los sitios. Esto se debería tomar más en serio y, sobre todo, en los colegios se debe incentivar el amor por las artes, que los niños vaya a ver conciertos, que se les lleve al teatro. En una palabra: crear afición.



D.P.-Cupletista y cupletóloga, explícame lo de cupletóloga.
O.R.-Pues investigadora del cuplé, así de fácil. Mi madre me llamaba la arqueóloga del cuplé; una cupletóloga, palabra inventada por mí es, además de intérprete,  estudiosa del cuplé.

D.P.-Cuéntame una anécdota graciosa que te haya ocurrido sobre el escenario.
O.R.- Imagínate una tarde de merienda en Las Noches del cuplé.  Un grupo de señoras abarrotaba el local y un solo caballero que había acudido con su esposa. En el Sátiro del ABC (1914) yo saco a un señor al escenario que hace de sátiro. El pobre señor era el único candidato. Le subo para el cuplé y el pobre temblaba como una hoja, y le digo...
-Vamos a ensayar. Cuando yo le diga: “Me quiere usted decir  si por acaso usted, el sátiro es..." usted me responde SÍ, pero SEXY, no me vaya usted a decir un escueto sí ¿Lo ha entendido?
Y asiente en el colmo del nerviosismo.
-Tiene que ser un SÍ, SEXY, insisto.
Y empiezo a cantar: “Me quiere usted decir  si por acaso usted, el sátiro es..."
Y me contesta...
- ¡SEXY!
Fue la explosión. Todas aquellas señoras muertas de risa y él como un tomate… (se ríe Olga en este momento).

D.P.- ¿Cuál es tu género favorito además del cuplé?
O.R.- La zarzuela, pero con diferencia, también me gusta la ópera, pero la zarzuela me llega mucho, realmente me fascina.

D.P.- ¿Qué es lo que más valoras en un artista?
O.R.- Que sea auténtico, que sea honesto, que luche por lo que le gusta. Y lo que más odio es que se aprovechen de un nombre y de un género para desvirtuarlo. Le decía un día a la Roy (que es maravillosa): “¡Cómo se desvirtúa la palabra Artista! se le adjudica a cualquiera. Artista es el que hace arte”.  
Si te pones a pensar eso, ya está, no tienes que hacer más, artistas son los que hacen arte.

 D.P.- Eres muy activa en las redes sociales. ¿Qué opinas de ellas y que papel crees que tienen en el mundo del arte?
O.R.- Son muy importantes, cuando veo que una persona de mi edad, dice eso de que no es para mí y se asusta,  siempre digo que hay que abrirse a las nuevas tecnologías. Lo que hay que hacer es domesticarlas y que te sirvan para promoción y para muchas cosa. A mí me parece magnífico. Si mi padre hubiera conocido Internet hubiera sido una fiera, habría editado sus libros, habría hecho maravillas. Las redes sociales me divierten, no me dominan y me sirven también para expresarme.

D.P.- Algo que te apetezca decir.
O.R.- Yo le rogaría al público que fuese sibarita, que se cuidara a sí mismo, que se quisiera y que la cultura buena la disfrute y la comparta. Sobre todo que sea exigente, que no deje que le den gato por liebre. También quisiera pedirle a los teatros que son de todos, que tuvieran criterio a la hora de programar. Hoy en día se puede alquilar un teatro municipal o nacional porque puedas pagarlo y ese teatro no dice: “Mire, nosotros a usted no se lo alquilamos” ¿Qué criterio existe en esos casos? Me imagino que el del dinero...

D.P.- Para finalizar y como despedida, dedícale uno de tus famosos "Ven y Ven" a Desde La Platea, sería fantástico como colofón cupletero de tan cupletera entrevista.
O.R.-
La crítica más objetiva,
la que el público desea,
la brinda Jony Fernández
aquí: “Desde la platea” 




Mi agradecimiento a la "Almógrafa" oficial del Olga María Ramos, Patricia A. Llaneza, por ceder tan amablemente sus estupendas fotos con las que se ilustra esta entrevista.


5 comentarios:

  1. Fantástica entrevista donde la cupletista y cupletóloga dice verdades como catedrales. larga vida a esta gran señora y a su arte!

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  2. !!GENIAL!! Fantástica entrevista. Espero que sea muy leída.

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  3. Muy pocas veces una Artista se desnuda con la sincera y cruda realidad. No es normal encontrar tan una preparación y unas respuestas tan sinceras y, por consiguiente, cercanas.
    Tal vez yo no sea absolutamente imparcial, llevo siguiendo el mundo del Cuplé desde los años 70. Me introdujeron mis padres que ya conocían a Dña. Olga Ramos cuando tenía su propia Orquesta en un café de la Puerta del Sol.
    Habiendo captado y gozado de la INTERPRETACIÓN única, y sobretodo la delicia de admirar a Olga Ramos como violinista no tiene precio.
    Lo bueno de Olga María Ramos es que ha tenido el Cole en casa y la asignatura era de su mejor agrado, lástima que los representantes de la In-Cultura a todos los niveles, no se molesten en seleccionar aquellos géneros que forman parte Sagrada de nuestra cultura (Cuplé, Zarzuela, Opera, etc).
    Felicidades a ambos por una entrevista tan real como emotiva. Un fuerte abrazo a cada uno de los tres protagonistas (Patricia también colabora)

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  4. Muy bien la entrevista, como era de esperar sabiendo quién es la entrevistada y quién el entrevistador. ¡Enhorabuena!

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