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sábado, 19 de marzo de 2016

Hombres Desesperados, Mi Reconciliación Con La Comedia Francesa

Hace unos días, me surgió la oportunidad de asistir al estreno de Hombres Desesperados en el Nuevo Teatro Alcalá, la verdad es que no sabía muy bien lo que me iba a encontrar, y eso a veces es una baza a favor del espectáculo ya que no hay espectativas de ningún tipo, ni para bien, ni para mal. Me gusta tener una pequeña orientación, o al menos una sinopsis, o cierta referencia sobre el espectáculo. En este caso iba virgen, puro y casto. Así que suponiendo que se trataba de una comedia, ya que el material gráfico apuntaba a ello, me acerqué con alguna reserva. Ya os he contado por estos lares que estoy un poco cansado de vodeviles franceses que llenan nuestras carteleras, y que no aportan nada, que parecen cortados por el mismo patrón, y que casi siempre nos venden como la comedia mas inteligente de los últimos tiempos,y la que mas triunfa en París (que queda muy chic) para que luego nos encontremos con la misma comedia insulsa de siempre. Pero amiguitos en este caso, estamos ante un ejemplo claro de las bondades que normalmente nos venden en este tipo de comedias, que no nos intenta dejar ningún supuesto mensaje cultureta con francesa pedantería, y de la que salí francamente satisfecho como iré contando mas abajo. 
Fue el estreno de Hombres Desesperados, recogidito, entrañable y casi familiar. Pero sobre todo lo que fue es muy divertido, y una agradable sorpresa que no me dejó indiferente, y que como explico en el título del post me ha reconciliado con la cacareada y en algunos casos excesivamente explotada comedia francesa.



Hombres Desesperados, es un inteligente texto escrito al alimón por tres cómicos franceses Jerôme Daran, Alexis Macquart y Stéphane Muracciole, en el que se nos cuenta la historia de la ruptura amorosa de un cuarentón en ciernes al que sus amigos vienen a darle apoyo. Cada uno de los tres personajes, de personalidades muy diferentes y muy marcadas, se encuentran en distintos momentos de una relación (inicio, matrimonio eterno, y ruptura) con esta premisa y mediante tres monólogos perfectamente hilvanados se nos habla de forma desenfada y desprejuiciada, de los recovecos de las relaciones de pareja. La función precisa de tres actores desenvueltos, que dominen la comedia sin problemas, y aunque su mensaje y aspiraciones sean ligeras, no es una obra fácil de poner en pie, ya que el nivel actoral debe ser elevado para su buen funcionamiento.


Vayamos con el elenco, atinadísimo sin lugar a dudas.

Oscar Oliver, da vida a Alex, el amigo que lleva muchísimos años casado y que está realmente harto de su mujer. Oliver dota a su personaje de una ligera chulería muy acertada, que viene muy bien apoyada en su presencia escénica, por otra parte estupenda. Su interpretación es la mas física de las tres y llega a momentos realmente desopilantes en la última escena, donde una estupenda borrachera hace las delicias del respetable. Oliver consigue algo muy difícil, y es que un personaje que dice cosas desagradables de las mujeres nos caiga simpático, algo que tiene mucho que ver con las dosis de humandidad que su trabajo desprende.

Antonio Gómez, da vida a Esteban, y es sin duda el que mas se luce en la función dando vida a un chavalote con menos vista que el Pasadizo De San Ginés que se dice en la zarzuela. Le ha tocado a este estupendo actor el bombón del texto, y Gómez lo exprime al máximo, dando algunos de los mejores momentos del espectáculo. Su control de los recursos cómicos, la expresividad de su cuerpo, y el manejo de la voz son su gran baza, si a esto le añadimos un prodigioso sentido del texto y una comicidad innata y muy medida, nos encontramos ante un cóctel explosivo, que funciona a las mil maravillas. Además de lo arriba narrado, hay que tener en cuenta lo mimado que está el papel en el texto original. Esteban es un difícil papel que si se llevase a cabo por un actor de otros recursos mas ramplones, se convertiría en una caricatura de poco interés. Gómez eleva el personaje con su interpretación a una categoría realmente encomiable y muy a tener en cuenta.

Juanjo Pardo, da vida a Joaquín, nexo de unión entre los tres amigos y el desdichado al que su novia acaba de dejar. Juanjo Pardo ha sido toda una sorpresa, ya que no conocía su faceta como actor de teatro, solo le asociaba la de conductor televisivo. Pardo se sirve de una naturalidad muy refrescante, cierta acidez en sus comentarios, para acabar rematando su trabajo con un cómico y creíble patetismo que redondea a la perfección su personaje. Joaquín es basicamente un tío normal, un tanto sobrepasado por la situación y un poquito pringado, aunque no lo parezca en un principio, y  que no es fácil llevar a cabo sin ningún asomo de impostación, algo que en esta producción se consigue sin problema. La evolución del personaje es estupenda, y su monólogo perfectamente ejecutado, nos hace entrar en la función sin ningún problema desde practicamente el minuto uno. Pardo empieza la función solo ante el peligro y en frío, en un arriesgado comienzo que no resulta ningún problema, ya que las da todas a la perfección.



Vayamos ahora con la propuesta escénica.
Edu Pericas firma la producción, con gran pericia. Pericas ya me resultó muy interesante en Tuppersex, donde me dejó claro que tiene mucha mano para la comedia, creo que en aquella ocasión siendo el texto también responsabilidad suya.
La dirección de esta obra destaca por varios motivos, y que le dan mucho vuelo a la producción por su acierto. El primero el ritmo tan prodigioso que la obra tiene, y que sirve lo que es ni mas ni menos, comedia en estado puro, no frenética pero si perfectamente cronometrada y eficientemente calculada. La siguiente virtud es el tono pretendidamente coloquial y que va en consonancia con unos personajes casi casi naturalistas, y que nos resultan muy familiares al espectador, ya que todos reconocemos gestos de los protagonistas de la función como algo muy cotidiano. Pericas dota de gran dinamismo a una producción estupendamente movida, y llevada a cabo de forma sencilla pero resultona.
Una de las cosas que mas me gustaron de estos Hombres Desesperados es la honestidad con la que se presenta el espectáculo, alejada de cualquier pedantería, y sin asomo de querer vender ninguna moto. Hombres Desesperados es una comedia ligera, incluso intrascendente, pero terriblemente divertida, y con un fondo tan jugoso como es el de la guerra de los sexos, en este caso desde el punto de vista masculino, algo que realmente no es habitual, y que también se agradece de vez en cuando.

 

En resumen una refrescante propuesta, que no defrauda, ya que da exactamente lo que es, sin complejos y sin contemplaciones, una divertida obra para pasar el rato, sentirse identificado con lo que estamos viendo, y pensar un poquito a la salida sobre como nos comportamos con nuestras respectivas parejas. Reconozco que salí encantado y mas que gratamente sorprendido. Si queréis pasar una tarde de sólido teatro, sin otra pretensión que la muy loable que divertir, esta es vuestra función. Se hace cortísima, avisados estáis.

*Si alguien considera que alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego me lo comunique para retirarlas a la mayor brevedad posible

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