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jueves, 2 de abril de 2015

Pluto, Poderoso Caballero Es Don Dinero



Plutocracia (según la Wikipedia) " del griego, conjunción de las palabras ploutos, que significa riqueza, y kratos que significa poder. Se trata de una síntesis crítica que se hace a la democracia, al sufragio universal y al parlamento, pudiendo enunciarse como un sistema de gobierno en el que el poder lo ostentan quienes poseen las fuentes de riqueza".
¿ Os suena? supongo que si, pues amiguitos, esto ya lo contó Aristófanes hace la friolera de veinticinco siglos ahí es nada, no habiendo cambiado ni un ápice la sociedad, sus problemas y la estratificación de la misma en todo este tiempo.
Después del arrollador éxito de El Eunuco, y gracias a la feliz idea de poder ver en Madrid, por un tiempo razonable, las obras mas señeras del Festival Internacional De Teatro Clásico De Mérida, llega Pluto al Teatro La Latina, con un reparto mas que interesante, una propuesta igual de atractiva, y quizás de mas actualidad en su argumento, que el de ninguna de las obras de corte clásico que se han escrito. 




Reconozco que estoy entusiasmado con esta iniciativa. Madrid, tan fecundo en su cartelera, se queda un poco cojo en cuanto a propuestas clásicas se refiere. Repertorio clásico español, solemos tener todo el año, pero aquel que dio la base al teatro, tal y como hoy en día se conoce, se suele asomar muy timidamente a nuestros teatros, algo incomprensible, ya que el público, cuando las cosas se hacen bien responde. Hécuba con Concha Velasco fue un exitazo, El Eunuco otro, y este Pluto también huele a éxito por los cuatro costados, así que...LARGA VIDA A LOS CLÁSICOS!!!




Pluto de Aristófanes, es una comedia escrita mas o menos en el año 380 A. C. y de rabiosa actualidad, dado el tema que trata. La propuesta es sencilla, Pluto, el dios griego de la riqueza, anda ciego por el mundo, repartiendo el dinero sin saber quien se lo lleva, ya que su ceguera no le permite ver la catadura moral de las personas que son cubiertos de riqueza. Crémilo un hacendado ateniense, hombre justo y que está pasando un mal momento económico, se encuentra con Pluto, y con la ayuda de su esclavo Carión, consigue que Pluto vuelva a ver, haciendo este un reparto justo de la riqueza. Esta utópica situación nos sirve para que partiendo de una comedia netamente coral, veamos un reflejo de la sociedad ateniense de la época y por supuesto de la contemporánea, ya que los paralelismos son justos, necesarios, y mas que evidentes.
La versión de Pluto que esta crítica ocupa, está realizada por Emilio Hernández, con gran tino, respetando la esencia original de la obra, y actualizando convenientemente el texto, para darle mas vigencia, al por otra parte mas que actual material de base.



Vayamos con el elenco, acertado en lineas generales.

Cayetano Fernández, como el Joven Puto.
Fernández da vida a un...  bueno su nombre lo dice todo ¿verdad?. El papel tiene muy poco desarrollo en la trama y es mas presencial que otra cosa. Fernández sorprende por su efébica y dulce apariencia que choca con su viril y arrabalera interpretación, estando mas que correcto en su breve papel.

Santi Celaya como el Tesorero.
Celaya es el mas flojo del elenco, resultando su lectura excesivamente superficial, falta verdad y un trabajo mas creíble de este ruin personaje que no está del todo aprovechado. Me ocurrió una cosa curiosa con su interpretación, me dio la sensación de no ser un trabajo del todo pulido, realizado mas hacia afuera que hacia adentro. Acaban de estrenar, creo que es una cuestión de hacer mas funciones, para terminar de rematar el asunto. Eso no quita para que en algún momento brille y se vislumbre lo que puede llegar a ser, si el trabajo crece de la forma adecuada.

Marisol Ayuso, como La Dama.
Ayuso en su código habitual y mas certero, da vida a una señorona aficionada a los jovencitos, déspota, millonaria, un tanto reaccionaria y vulgarota. Ayuso las da todas en un personaje muy adecuado para sus características de cómica nata, se mueve como pez en el agua en este tipo de personajes, logrando un ejercicio de naturalidad alucinante con  el que nos llegamos a creer que ella es así, cuando estoy seguro que nada mas lejos de la realidad. Disfruto mucho con este tipo de actriz de carácter y gran personalidad sobre las tablas.

Ana Labordeta, como Praxágora.
Labordeta sirve una sentada interpretación, preclara, comedida, y perfecta en todos los sentidos, de un personaje a priori desagradecido. Esta Praxágora, es practicamente idéntica a su homónima en la Asamblea de Las Mujeres. Feminista, progresista, pragmática, práctica, y la que da el mensaje netamente político y sociológico al respetable. Labordeta borda esta difícil mujer, didáctica en su esencia y que esta estupenda actriz, dota de una vitalidad desbordante que encontré francamente deliciosa.

Toni Misó, como Blepsidemo.
Misó en un código totalmente naturalista, sirvió un personaje muy cercano, enérgico, perfectamente medido, y que rezuma verdad por los cuatro costados. Este Blepsidemo es el típico activista que todos conocemos, de carácter, sin maldad, y con gran conciencia social. Si bien es cierto que Misó da vida a un arquetipo, lo da tan bien, que mas que caricatura es pintura. Estamos ante un trabajo muy notable que no debe pasar desapercibido.

Jorge Roelas, como Carión.
Roelas da perfectamente el papel de este esclavo, un tanto cáustico, simplón y que por azares de la vida se ha metido a esclavo, como se podría haber metido a peluquero. Roelas está delicioso, en un papel de suave pero efectiva comicidad, cotidianidad en sus planteamientos, y mucha naturalidad. Roelas sabe lo que tiene entre manos, y dota de gran entidad a su papel, uno de los mas agradecidos de la función.

Marcial Álvarez, como Crémilo.
Álvarez, ofrece una estupenda creación, de gran pesencia física, mucho sentido en los parlamentos, y también suave comicidad, de este señor de clase media venido a menos, que harto de las injusticias del mundo, decide que el dinero deje de ser ciego y se reparta a partes iguales. Álvarez me sorprendió muy gratamente por su solidez actoral, nunca le había visto en directo. Su estupenda voz es otra gran baza a tener en cuenta. Nos sirvió una cerebral interpretación que no chirría en absoluto, sacándole gran jugo a su papel.

Javier Gurruchaga como Pluto y la Pobreza.
Gurruchaga, es sin duda una personalidad única dentro de nuestro panorama artístico, y su peculiar forma de hacer, es uno de los grandes aciertos de la producción. Gurruchaga se desborda, se entrega, disfruta y ofrece todo un festival que pone en pie al respetable, y consigue que literalmente se ahogue de la risa cuando le toca hacer de La Pobreza, "alter ego" femenino de Pluto. Esta Pobreza, es una de las mas geniales creaciones que he disfrutado en tiempos. Interpretación que auna extravagancia, exceso y genialidad a partes iguales, de forma completamente acertada. Un rotundo diez para Gurruchaga, que triunfa y brilla con gran justicia en este espectáculo.





Vayamos ahora con la propuesta escénica:
Magüi Mira, ha optado por una función al mas puro estilo Grotowski, donde priman los actores y su trabajo. Un escenario desnudo, unas sillas y las interpretaciones, nada mas y nada menos. Con esto es suficiente, el resto lo ponen los artistas y los espectadores. A ese nivel no hay nada que reprochar. Es destacable que todos los actores formen el coro, saliéndose del mismo cuando les tocan sus escenas, trabajo impoluto tanto coral, como coreográfico, que ofrece momentos de gran brillantez visual.
La obra tiene algunos problemas de ritmo, decayendo en algunos momentos, algo comprensible en una obra como esta, de estructura muy episódica, donde la irregularidad de algunas escenas, es bastante notoria. La encontré un poco falta de rodaje, estrenaron hace muy poco, por tanto supongo que todo se irá ajustando a medida que vaya pasando el tiempo.
Mira dirige a sus actores en un código muy coloquial, que es muy de agradecer, es consciente de los personajes tan reconocibles que tiene entre manos y los lleva casi hacia el naturalismo, con excepción de los malvados de la función, La Pobreza, La Dama, y El Tesorero, que están en un código mas extremado, totalmente justificado y acertado.
Magüi Mira, ofrece un espectáculo sólido, con atisbos de genialidad en algunos momentos, que no acaba de estar rodado del todo, pero que sin duda deja entrever la calidad con la que cuenta. 





En resumen, una propuesta recomendable y estimable, gracias a varias premisas. La primera, lo difícil que resulta ver este texto en nuestras carteleras, la segunda, la asombrosa fuerza que desborda Javier Gurruchaga, que no se prodiga mucho en los escenarios teatrales, y la tercera, el interesante enfoque social de un texto perenne al paso del tiempo en su fondo, y que a día de hoy, no solo resulta delicioso, sino imprescindible, como reflejo de la sociedad actual, de los motivos que nos han llevado a las tremendas diferencias sociales que caracterizan estos tiempos, y mordaz crítica a los excesos de los plutócratas, que en definitiva, como en los tiempos de Aristófanes, siguen y seguirán siendo los que manejan el cotarro.


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