Me encanta Don Juan Tenorio, durante mi vida aparece y desaparece como el Guadiana, de forma intermitente. Y cada cierto tiempo tengo necesidad de revisarlo. Es algo que no puedo remediar. Siempre me resulta atractivo, y cuando llegan estas fechas, le suelo dar un vistazo. Tengo grabada en mi retina, aquel famoso y casi alucinógeno Tenorio, dirigido por Luis Escobar en 1949, con Escenografía de Dalí. Ese fue mi primer contacto con la obra de Zorrilla, en mis tiempos de estudiante de interpretación. Aquel Tenorio lo vimos para hacer una comparativa, sobre dos cosas distintas, pero relacionadas entre si. Ver como había evolucionado la forma de interpretar en nuestros actores, y como había cambiado el tratamiento del verso, hoy en día. Una cosa interesante de aquel mítico Tenorio, era también el cambio generacional, que se producía en la escena hispánica, donde nombres como Marsillach, empezaban a formar parte del panorama escénico.Dos generaciones de actores, se juntaban en aquella producción, los herederos de María Guerrero, y los que venían pujando fuerte, Marsillach y Rodero, eran los máximos exponentes de esta nueva generación, y que formaban parte de esta producción. Este Tenorio es un documento interesantísimo a muchos niveles, y tiene toques de sorprendente modernidad, en un momento en el que la escena española estaba bastante anclada en lo rancio, y sometida por la censura franquista. Después vino Tamayo y su revolución, pero esa es otra historia. Que algo se estaba cociendo en nuestros escenarios en aquella época, este Don Juan lo certifica.
María Guerrero como Doña Inés.
Don Juan Tenorio, escrito en 1844, es nuestro exponente mas claro del Romanticismo.Corriente que en España no tuvo el mismo calado que en el resto de Europa, pero dio grandes frutos que han pasado a la posteridad.Siendo junto con el título que este post ocupa, Don Álvaro o La Fuerza Del Sino de el Duque De Rivas,el otro gran texto romántico por excelencia, llegando a convertirse en ópera por Verdi en la muy enjundiosa La Forza Del Destino.El Tenorio no tuvo gran éxito de crítica en su estreno. El éxito le llegó en 1860, que es cuando realmente pasó al repertorio habitual del teatro patrio. Fue acusado de ripioso ( que lo es ), pero precisamente es la sonoridad facilona, la que convirtió esta obra en una de las que mas han calado en el saber popular.Sus excesos se los perdonamos, es un claro hijo de su época, y la profundidad de lo que plantea, ha superado, las supuestas carencias o acartonamiento del texto. El secreto yo creo que está en que en un momento en el que las normas sociales eran muy estrictas, el héroe de la función es un auténtico canalla que termina redimiéndose, es decir, vive como un pecador, pero muere como un santo. Algo que mas de uno deseaba en aquella época tan pacata. En estos versos Zorrilla explica el porqué del éxito popular de su personaje:
Tiene que es de nuestra tierra / el tipo tradicional;
tiene todo el bien y el mal / que el genio español encierra.
Tiene que es diestro y es zurdo, / que no cree en Dios y le invoca,
que lleva el alma en la boca, / y que es lógico y absurdo.
Con defectos tan notorios / vivirá aquí diez mil soles;
pues todos los españoles / nos la echamos de Tenorios
El contrapunto lo da Doña Inés, la antítesis de Don Juan, representa todo aquello que Don Juan no tiene, pureza, inocencia, candidez y bondad. Lo que empieza siendo una calaverada tan terrible como es seducir a una novicia, lleva a que Don Juan conozca el amor verdadero y que este amor le redima ante Dios. Todos y cada uno de los personajes de El Tenorio, representan de una forma u otra los valores morales (Comendador y Don Diego Tenorio) o inmorales ( Don Luis Mejía y Brígida ) de la época. Esta amalgama de personajes y psicologías, crean un reflejo perfecto de la esencia del ser humano, y ahí pienso yo, que reside la grandeza de este texto, y el motivo por el cual a todo espectador o lector, le sigue llegando de una forma tan directa, siendo todavía a día de hoy, la obra española mas representada en todo el mundo.
No es mi intención, hacer un profundo y sesudo estudio psicológico de esta obra, ya se ha hecho mucho y muy bien, no es lo que pretendo. Simplemente quiero mostrar mi cariño hacia este texto que tanto me hizo disfrutar en mi adolescencia, y que tantas veces he visto en directo, llegando a conmoverme profundamente, sobre todo en los tres actos de la segunda parte, donde el cambio tan brutal, de Don Juan, nos plantea al espectador, todas las dudas, que alguna vez nos han asaltado. Aunque parezca un poco pedestre la comparación, Don Juan es La Vida Es Sueño contada al pueblo llano, las grandes metáforas de la vida están plasmadas de forma amena y entendible, y el desaforado drama del que se es testigo a lo largo de la representación, hacen muy interesante tan universal texto.
He visto muchos Tenorios, buenos, malos, regulares, casposos y ultramodernos. De todos he sacado alguna reflexión, pero todavía me queda por ver un Tenorio definitivo, quizás el mejor que he visto en directo fue el protagonizado por Luis Merlo, y el peor un bolazo que vi en Gijón del que solo salvé la Brígida de Maria José Goyanes. El Tenorio da lugar a los mas desmelenados excesos escénicos, siendo algunas producciones lo mas parecido a un auto sacramental que uno se pueda imaginar, potenciando los tintes operísticos del asunto, pero que muchas veces se quedan en meros espectáculos de masas, haciendo una muy superficial lectura de los personajes. Craso error, el Tenorio puede ser popular, puede ser un dramón desaforado, pero lo que no puede ser es superficial. La base es la que es, y la profunda filosofía que de sus versos se desprende, son un legado indiscutible que no se debe ni frivolizar, ni perder.
En resumen, El Tenorio es una pieza imprescindible de nuestro repertorio, y que todo aficionado al teatro debe disfrutar al menos una vez. Seguro que a lo largo de la representación, alguno de sus versos, serán repetidos de forma inconsciente, tal es la incrustación de esta obra en el saber popular. Incluso en nuestra zarzuela se cita al Tenorio, concretamente en Luisa Fernanda, donde el tenor cómico cita parte de estos versos de la famosísima Escena Del Diván :
¡Cálmate, pues, vida mía!
Reposa aquí, y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría
Como anécdota decir que Zorrilla, ganó poquito dinero con esta obra, vendió sus derechos por 8000 reales de la época en un momento de apuro económico, justo antes del éxito de la misma. El pobre de Don José todavía se debe acordar de aquella mala venta, en el lugar que se encuentre. Espero que no vuelva del mas allá para pedir cuentas, como hacen todos los muertos que Don Juan lleva a sus espaldas.
Para finalizar, solo decir que el personaje de Brígida me fascina, maligna alcahueta, movida por dinero, y principal culpable del drama que acontece. Recuerdo a Amparo Soler Leal, haciendo este personaje, en una producción de la Compañía Nacional De Teatro Clásico allá por el Año 2000. Acabo de enterarme de su fallecimiento, así que humildemente le dedico este post.
Añado un Tenorio mítico, el protagonizado por Francisco Rabal, Concha Velasco, Maruchi Fresno, Tota Alba y Fernando Guillén entre otros. Es una forma de plantear el teatro distinta a la de hoy en día, pero que dada la envergadura de su reparto, como documento teatral, tiene muchísimo interés. Si a alguien le apetece verlo, en el enlace está la obra completa.
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