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domingo, 30 de octubre de 2016

Don Juan, Un Musical A Sangre Y Fuego, El Mito Canta.

La antigua tradición de asistir a ver el Tenorio por estas fechas se remonta a mas de un siglo y medio atrás. Cuenta la leyenda que la cosa empezó la segunda vez que se representó Don Juan Tenorio, que casualmente fue un 1 de noviembre. Para quien no lo sepa, el Tenorio no gozó de mucho éxito en su estreno, y parece ser que en esta reposición su popularidad subió como la espuma, y a partir de ahí, cualquier aficionado al teatro todos los años acudía a ver las cuitas de Don Juan con los muertos que lleva en la conciencia y que vienen a rendirle cuentas. Por motivos obvios, y por ser Don Juan el único hombre al que se le permitió ver su propio entierro, la obra es de lo mas propio para estos días en los que lo sobrenatural y lo religioso se funden con cierto aire morboso. Hace un tiempo hice un monográfico sobre Don Juan Tenorio, en el que hablo de la obra y su simbología, lo cuelgo de nuevo por si os apetece ir mas allá sobre el material original escrito por Zorrilla.

 http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/2013/10/no-es-cierto-angel-de-amor.html   

Me surgió poder asistir este fin de semana a Don Juan, Un Musical a Sangre y Fuego, y me pareció muy oportuno la verdad. No se me ocurrió mejor fecha que ésta para revisar el mito patrio por excelencia. Sentía mucha curiosidad por la versión musical del universal texto de José Zorrilla. Me hacía varias preguntas sobre esta versión, y reconozco que también tenía alguna reserva, musicalizar una obra ya escrita, tan conocida y con unos versos tan marcados no se me antojaba tarea fácil. Así que no me lo pensé dos veces y el pasado día 28 me acerqué al Teatro Gran Vía dispuesto a pasar una agradable velada de teatro musical. Salí satisfecho y gratamente sorprendido como mas abajo iré contando.



Don Juan, Un Musical a Sangre y Fuego, compuesto por Antonio Calvo, mas que un musical en el término estricto de la palabra se le podría denominar como una ópera, ya que practicamente no hay diálogos y todo el texto de Zorrilla, mas algunos añadidos, están musicalizados. Veinte años nada menos le ha costado al compositor poner en pie la partitura, trabajo sin duda encomiable y a tener en cuenta.
La partitura ciertamente ecléctica, tiene momentos de gran brillo, aunque es un poco irregular, quizás los recitativos lastran un poquito el resultado final, a lo mejor ( y esto es apreciación mía) si en vez de ser toda la obra cantada, se hubiese recurrido a mezclar música con diálogos hablados se hubiese aligerado el resultado final. De todos modos, lo arriba expuesto no es obstáculo para que nos encontremos con una obra fácil de ver, que no se hace nada pesada y que es un ejemplo estupendo de intento de acercamiento de nuestros clásicos al público mas joven y si bien es cierto no es la ortodoxia pura en su planteamiento, si estamos ante una versión muy respetuosa con la obra de Zorrilla, y en la que basicamente está todo lo que el escritor vallisoletano quiso plasmar en su inmortal obra.



Vayamos con el elenco:

La obra está plagada de pequeños personajes todos ellos muy atinados tanto vocal como actoralmente. Mención especial para Patrizia Ruiz como Lucía de gran presencia escénica, bonita voz y sensual interpretación cualidades que hacen que su trabajo brille mucho.Es de justicia otra mención para el magnífico Capitán Centellas de Carlos Salgado de bello y amplio agudo que me sorprendió gratamente dotando de bastante entidad a un personaje que normalmente pasa muy desapercibido, pero que junto con Avellaneda son cruciales para el desarrollo de la trama. También destaco el trabajo de Gonzalo Larrazabal como Ciutti con una gran acierto de enfoque del personaje y donde dejó entrever sus aptitudes para el claqué.

David Velardo, como Don Luis Mejía:
Velardo sirve una interpretación de altura tanto en lo musical como en lo actoral, dotando de gran fuerza a su Don Luis, y consiguiendo mucha entidad a un papel que si de otro artista se tratase no tendría el peso que en esta producción tiene. Vocalmente está magnífico con un bello timbre abaritonado que me dejó gratamente sorprendido. Velardo es un conocido para todos los aficionados a los musicales, que duda cabe, este Don Luis deja mas que claro que su hueco en la profesión lo es por derecho propio. 

Patricia Clark, como Brígida:
Deliciosa, en una lectura distinta a lo que suele ser Brígida, ya que la partitura dulcifica el duro carácter de la alcahueta, convirtiéndola en un aya de tintes shakesperianos, como apuesta es válida y da un contrapunto por otra parte necesario para aligerar un poco el drama.
Clark disfruta mucho de su papel, y aprovecha al máximo su corta pero jugosa intervención, siendo su trabajo estupendo. Mostrando un poderío vocal y escénico prodigioso, hizo las delicias del respetable, y demostró su altura artística, en una magnífica lectura del tema que le ha tocado en suerte, y que permite que se luzca como ella sabe hacer, en un papel que parece escrito a su medida.

Gonzalo Montes, como El Comendador:
Montes sirvió una estupenda función en un código netamente lírico, brillando mucho en el último acto. Montes de opulenta voz, sonó como un trueno y con eficiente dramatismo en los momentos que su personaje lo requiere, y realmente consigue un trabajo de altura que por momentos impone por su fuerza y dureza. Actoralmente consiguió dotar de la dureza que el personaje requiere y muchísima autoridad tal y como mandan los cánones.

Estíbaliz Martyn, como Doña Inés:
Fantástica, con técnica de canto mixta, ofreció una interpretación muy sólida, de un personaje de ciertas dificultades vocales y que precisa de una voz con agudo grande y fácil, para que funcione en toda su extensión. Su Doña Inés está muy lograda a todos los niveles consiguiendo el grado de candidez necesaria sin caer en lo melifluo, y perfectamente apoyada en su trabajo vocal. No conocía a Martyn y me ha sorprendido mucho y para bien.

Tony Bernetti, como Don Juan Tenorio:
Magnífico, en una esforzadísima interpretación actoral apoyada en una mas que solvente interpretación vocal, de un papel muy duro y que requiere de unas buenas facultades a todos los niveles para ser ejecutado de forma correcta. Bernetty con un viril timbre de atenorado color, da perfectamente todo lo que el personaje pide, resultando muy convincente en el comprometidísimo cuarto final de la obra, donde la completa psicología de Don Juan aflora, y donde el arco del personaje va tomando forma hasta llegar a la resolución final de forma mas que satisfactoria. Bernetty sabedor de la importancia del papel que lleva a cabo,  lo trata con gran respeto y entrega, y conscientemente pone absolutamente todo lo que tiene al servicio de Don Juan. Bernetty tiene mucho que decir en el mundo del musical, no me cabe ninguna duda, muy artista y muy completo, se me antoja un gran activo en el panorama musical patrio que sin duda merece abordar papeles de esta envergadura.



Coro y ballet correctos, con momentos de gran brillo, dotando a la producción de mucho empaque en los momentos de conjunto, y dando gran espectacularidad a todos los números. Si bien es cierto que su trabajo se ve un poco empañado por alguna deficiencia en el diseño del sonido,  donde se pierde parte de lo que se está cantando.

Julio Awad fue el encargado de la dirección musical, consiguiendo una lectura muy dinámica de la función de gran efecto dramático y con momentos de gran sabor teatral. Awad sabe exactamente donde están los "momentos" de la obra y sabe como potenciarlos, siempre al servicio de los cantantes y consiguiendo unas atmósferas mas que eficientes, que apoyan perfectamente lo que ocurre en escena.




Vayamos ahora con la propuesta escénica:
Tino Sánchez firma la producción, y realmente es uno de los grandes aciertos del espectáculo. Sánchez consigue una función de asombrosa estética, interesantísimos juegos escénicos, y con una acabado digno de las grandes capitales del teatro musical. Para ello Sánchez se sirve de unas inteligentes evoluciones de gran dinamismo, y logradas atmósferas, en las que el trabajo con Ignacio García como director artístico funciona a la perfección. García dirige a sus actores con gran intensidad y con unas líneas muy claras, siguiendo como referente de forma muy acertada lo que la partitura dicta, ya que el carácter de cada escena y de cada rol que el compositor de la obra quiso dar, están perfectamente definidos en la música. El resultado final resulta muy fresco en líneas generales, y sobre todo muy diferente a todo lo presentado hasta el día de hoy en Madrid. La producción se mueve en unos parámetros de primer nivel escénico y en un código de musical de gran formato realmente inesperado y que sorprende por la inversión realizada. La magnífica escenografía de Miguel Brayda tiene arte y parte muy destacada en lo que planteo en esta crítica, muy bien pensada y muy bien apoyada en las estupendas y mas que justificadas, proyecciones de Pepe Carballo.



En resumen una propuesta sorprendente y recomendable, que es una buena oportunidad para acercarse al Tenorio desde un prisma diferente, nuevo y de gran nivel artístico y escénico. Estamos ante una producción de gran formato que no defraudará al espectador de musicales, moviéndose a la perfección en los códigos que el género ofrece, y que seguro que os resultará mas que satisfactorio en caso de que vayáis a verlo.




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jueves, 20 de octubre de 2016

Las Golondrinas, La Amarga Risa Del Payaso Triste

Empieza una nueva temporada en el Teatro de La Zarzuela, y una nueva era también. Comienza la Era Bianco, y los mimbres con los que se cuenta  no pueden ser mas esperanzadores. Además de flamante nuevo director artístico, también se estrena Oliver Díaz como director musical, por tanto después de los bandazos de los últimos tiempos la apuesta por la estabilidad parece la tónica, y la ambiciosa temporada que se avecina, deja bien claro que algo está cambiando en el coliseo de la Calle Jovellanos, donde la zarzuela ha vuelto, tanto por títulos como por número de funciones, que si bien esto último todavía es deficiente, esperemos que vaya aumentando de forma gradual a medida que vaya pasando el tiempo.
Para comenzar la temporada se ha recurrido a un feliz y estudiado golpe de efecto, nada menos que reponer Las Golondrinas, que no se representaba en versión escénica en La Zarzuela desde 1957 donde se llevaron a cabo la friolera de 52 funciones, algo impensable hoy en día. 
Que un título de semejante envergadura tenga tan poco predicamento en el teatro mas importante de la lírica española, además de incompresible es muy injusto, ya que Las Golondrinas merece por derecho propio un lugar privilegiado en el repertorio y una difusión a la altura de su calidad musical, si Las Golondrinas las hubiese compuesto un italiano en vez de un español, estoy convencido de que se seguiría representando en todos los teatros del mundo, pero como la obra se escribió en España practicamente nadie, o solo los muy aficionados se acuerdan de ella.
Me resultaba imprescindible ver esta producción, de la que es una de mis obras favoritas, y que jamás había visto en escena, aunque si la retransmisión por televisión de la producción de esta ópera que se hizo en el Teatro Real en el año 99 con Vicente Sardinero como Puck. 
Las noticias que habían llegado de la producción eran muy buenas y por cuestiones de tiempo no me fue posible asistir hasta ayer  y reconozco que me podían la curiosidad y las ganas. Salí del espectáculo emocionado e impactado a partes iguales como iré contando, y la de ayer ya es para mi una noche memorable en mi bagaje como espectador.


Las Golondrinas de José María Usandizaga, denominada como drama lírico en 3 actos, primero se estrenó como zarzuela el 5 de febrero de 1914, para posteriormente ser convertida en ópera por Ramón el hermano del compositor, tras la temprana muerte de Jose María. La versión operística, se estreno en el Liceu de Barcelona el 14 de diciembre de 1929. El libreto fue escrito por Gregorio Martínez Sierra y su esposa María de la O Lejárrega, notabilísimos autores de la época, y personalidades indiscutibles del mundillo cultural de aquel momento.
Las Golondrinas es una de las cimas de nuestro género lírico, donde un partitura de altos vuelos tanto en lo vocal como en la orquestación son los rasgos mas destacables, a ello hay que añadir lo que supuso en su momento para el panorama musical de la época, ya que la obra fue una auténtica revolución, y sin duda hubo un antes y un después tras su estreno. Fuertemente influenciada por el Verismo, y por Wagner, es una rara avis en nuestro repertorio, y se trata de una obra de inusitada madurez, profundidad y enjundia musical para lo que se componía en aquellos tiempos en nuestros país. Con una rica y dificilísima orquestación, gran sentido del dramatismo y unas dificultades vocales mas que respetables para su trío protagonista, nos encontramos con un título enorme, bellísimo y que sin duda es necesario recuperar con toda la grandeza escénica que la obra requiere. 
El libreto no se anda a la zaga en cuanto a calidad literaria, logrando momentos de una belleza y un lirismo en perfecta consonancia con lo que la partitura refleja. Los tres personajes principales de Las Golondrinas tienen una complicada psicología, muy bien reflejada en el libreto y perfectamente desarrollada a lo largo de la función, no estamos hablando de personajes acartonados o de impostado lenguaje, sino de caracteres muy creíbles, movidos por las diferentes pasiones que mueve al ser humano y sin duda suponen otra revolución en cuanto a la estructura dramática de las obras líricas del momento.
Las Golondrinas es sin duda un título ambicioso, y con una clara apuesta por la calidad, resultando el trabajo de compositores y libretistas redondo de principio a fin, y altamente estimable.


Vayamos con el elenco:
Felipe Bou, bajo, como Roberto, y Jorge Rodríguez-Norton, tenor, como Juanito:
Bou resulta insuficiente con un sonido opaco y con la voz completamente desguarnecida, siendo el resultado discretísimo en su conjunto. Con Rodríguez-Norton la cosa cambia mucho. De bello timbre y perfecta emisión, sirvió una correcta función estupendamente apoyada en una mas que eficiente interpretación actoral.

Nancy Fabiola Herrera, mezzosoprano, como Cecilia:
Herrera lució poderío vocal y escénico durante toda la función. Con una voz que brilla mas en la zona media y grave que en las alturas, como es lógico dada su tesitura. Ofreció una  interpretación apoyada en un timbre de matices carnosos  mas que satisfactorios, y una voluptuosidad vocal muy de agradecer. El papel es ciertamente tirante pero Herrera lo defiende sin graves problemas, siendo dos momentos especialmente interesantes, el principio del tremendo dúo del primer acto, donde sonó con conmovedora belleza el famoso "Fuego de paja en el viento" y en el dúo final con Puck, resuelto con una sensualidad arrebatadora, y una profundísima lectura de la partitura que me fascinó. Actoralmente está estupenda, con ecos de su afamada Carmen, cuyo carácter indómito tiene ciertos paralelismos con esta Cecilia que decide vivir su vida hasta sus ultimas consecuencias. 

Rodrigo Esteves, barítono, como Puck:
Maravilloso en un comprometídisimo rol, que Esteves aborda desde la inteligencia y la bravura. La voz grande, limpia, de hermoso color y perfectamente colocada pasa la orquesta sin problema y resuelve el agudo de forma impecable y con aparente facilidad. La interpretación vocal estuvo marcada por una progresión muy bien medida permitiéndole llegar al durísimo racconto final de forma plena y muy impactante, tal y como la obra requiere. Se le puede achacar cierta falta de matices durante el primer acto, pero nada que moleste en exceso dado el estupendo trabajo global de Rodrigo Esteves. Atinadísimo en la parte actoral, sirvió un personaje con múltiples aristas, de gran entidad psicológica, no siendo una mera caricatura de un malvado maltratador. Su Puck es muy humano, muy real, y muy contradictorio, algo que enriquece al personaje mucho y de forma muy acertada.

Carmen Romeu, soprano, como Lina:
Romeu sirvió una irregular función en lo musical y una creación impresionante a nivel actoral. Empecemos por la parte vocal. La voz es bonita, posee gran volumen, y suena bien en la zona central, siendo muy problemática en la zona aguda, donde el timbre se vuelve duro y metálico y las notas mas extremas se dan de forma completamente abierta, perdiendo calidad en el sonido de forma muy notoria. Ciertos problemas con el fraseo, con la línea de canto y algún filado que no se resolvió de forma satisfactoria, no acabaron de redondear su actuación vocal. Pero amiguitos , la entrega es tal, y la implicación a todos los niveles tan convincente, que cualquier problema arriba descrito, pasa a segundo plano, ya que su trabajo si se mira en conjunto resulta mas que satisfactorio. Llega al espectador con epatante eficiencia, especialmente en el tercer acto, que dada la intensidad dramática a la que nos lleva consigue que cualquier problema a nivel técnico quede en completo segundo plano.



Coro Titular del Teatro de La Zarzuela dirigido por Antonio Fauró, mas que correcto, especialmente en su segunda intervención, en un número de gran belleza y con ecos de opereta vienesa en su melodía. Inexplicablemente, uno de los fragmentos mas famosos de Las Golondrinas "Noche clara de San Juan" y una estupenda muestra de número de conjunto, ha sido sensiblemente recortado en una parte que bebe directamente del folclore popular, algo que en mi humilde entender es un error de bulto poco justificable. 

Oliver Díaz se estrenó como director titular de la OCM, y lo ha hecho por la puerta grande, siendo la orquesta una de las estrellas de la noche con gran justicia. Díaz sirvió una lectura inteligentísima de la partitura de gran eficiencia dramática y continuamente al servicio de los cantantes. Las atmósferas conseguidas desde el foso son superlativas, y los momentos de mayor intensidad del drama son engrandecidos hasta lo indecible, gracias al minucioso trabajo de Oliver Díaz que consiguió sacar el mejor sonido de la orquesta del Teatro de La Zarzuela que un servidor  ha oído en tiempos. Para la historia ha quedado el soberbio desde todo prisma preludio al acto tercero que me pareció francamente insuperable y la brillantísima ejecución de la pieza mas famosa de Las Golondrinas, la pantomima del segundo acto que conjuntó a la perfección foso con escena, en uno de los momentos mas bellos del espectáculo.



Giancarlo del Mónaco firma el espectáculo, y acierta de plano. Si bien es cierto que hay algunas inconsistencias en el primer acto, ya que no está justificado que el texto vaya por un lado y el espacio escénico por otro, y un innecesario cartel al final de la obra, que rompe el clímax de forma absurda y que no tiene mas objeto que subrayar lo que el espectador ya está viendo en escena. Si quitamos estas dos cositas, el resto de la producción funciona como el mecanismo de un reloj, con unas poderosas imágenes de dura belleza, cierta sordidez totalmente acorde con la historia, y un empaque escénico a la altura del gran teatro que es La Zarzuela. El tercer acto de una efectividad pasmosa, en su elegante sencillez, perfectamente apoyada en las soberbias luces de Vinicio Cheli, que dotan a todo el espectáculo de unas atmósferas muy conseguidas. Del Mónaco dirige la producción en una clave puramente verista de gran eficacia, de tremendo dramatismo con un tratamiento actoral mayúsculo. Los dúos están tratados con un mimo exquisito, y el primer dúo Cecilia-Puck resulta escalofriante por su crudeza, así como el tremendo final de obra que estremece al mas pintado. Mención especial para Barbara Staffolani, encargada del movimiento coreográfico de la pantomima que resulta  muy efectiva y de gran valor visual. La obra está impecablemente vestida por los magníficos figurines de Jesús Ruiz que juegan con el color o la ausencia de el, según como se está desarrollando la acción de una forma muy interesante y de bella simbología.




En resumen, uno de los mejores títulos que he disfrutado en el Teatro De La Zarzuela en mucho tiempo, cuya declaración de principios es indiscutible y muy de agradecer, y en donde la apuesta por la calidad es muy evidente. Si os gusta la zarzuela esta es vuestra obra, si os gusta la ópera esta es vuestra obra, si os gusta el Teatro esta es vuestra obra. Tengo puestas grandes esperanzas en el futuro del Teatro De La Zarzuela, este impresionante inicio de temporada da mas alas a mis esperanzas, deseo de todo corazón que no sea un espejismo, y que realmente se le vuelva a dar el lustre merecido a mi teatro mas querido de todo Madrid.



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lunes, 17 de octubre de 2016

Miguel De Molina Al Desnudo, Pura Magia

Miguel Frías de Molina, nacido en Málaga el 10 de abril de 1908 y fallecido en Buenos Aires en 1993, es uno de los mitos de la canción española mas incómodo y peor tratado en este país habitualmente tan ingrato con sus artistas. Miguel de Molina fue una figura molesta para unos durante el Franquismo y para otros después de la muerte de Franco. La combinación explosiva de fenómeno de masas, izquierdista y abiertamente homosexual, fueron los sambenitos con los que tuvo que bregar durante toda su vida al menos en España, ya que Argentina lo recibió con los brazos abiertos y lo llevó a algo cercano a una gloria nacional. La historia de Miguel es triste e injusta en grado sumo. Artista de raza, intuitivo, y un animal escénico como pocos, se vio obligado a huir de España después de la Guerra Civil, ya que su vida privada e ideas políticas no cuadraban con la Dictadura. Los detonantes para su exilio fueron una paliza infringida por destacados falangistas que casi lo mata con una posterior estancia en prisión y la prohibición expresa de que se subiera a un escenario. Los motivos reales de la inquina hacia Miguel no están del todo claros, y nunca lo estarán ya que había mas intereses que los meramente políticos en que se fuera de España. Polémicas aparte, la figura de Miguel de Molina hoy en día nos resulta muy lejana y excesivamente difusa como para calibrarla en lo artístico en su justa medida, si a ello le añadimos el ostracismo en el que se le hundió en España, pues resulta que generaciones completas nunca oyeron hablar de el. Su mito fue recuperado tardíamente, y jamás desde medios institucionales, sino mas bien desde ámbitos culturales tan dispares como son el propio mundo de la copla y la cultura underground, que a principios de los 80 tanto se prodigaba en nuestra tierra. Falleció Miguel de Molina llevándose con el mucho resentimiento hacia España, que solamente tuvo el decoro de entregarle el Lazo De Isabel La Católica pocos meses antes de su muerte, mas por vergüenza torera que por un reconocimiento auténtico por parte de nuestro políticos.
Por suerte hay muchas grabaciones que dejan constancia de lo que Miguel fue, de la tremenda fuerza que desprendía en sus interpretaciones, y el inigualable artista que nos perdimos por los problemas mas arriba expuestos, pero cualquier tributo es poco, y sin duda se deben reivindicar tanto su figura como su historia para que nunca vuelva a repetirse lo ocurrido con su persona.
Se me escapó Miguel De Molina Al Desnudo en el Infanta Isabel la temporada pasada, me apetecía muchísimo, pero los horarios de la función me hacían imposible ir a verla. Felizmente se ha repuesto en el Rialto, y en cuanto he podido me he acercado a ver este espectáculo que tan buenos comentarios había suscitado, y que sin duda me llamaba muchísimo la atención.



Ángel Ruiz ejerce tanto de dramaturgo como de protagonista absoluto de la función que esta crítica ocupa, y para ser sinceros se luce en ambas disciplinas. Siendo el resultado redondo y mas que estimable en toda su extensión.



El texto de Miguel De Molina Al Desnudo parte de una premisa sencilla pero jugosa. Nuestro protagonista da una rueda de prensa para contar "toda" la verdad de su vida. Con la disculpa de la rueda de prensa, durante hora y media se nos narra la historia de Miguel y la de la propia España del primer tercio del S.XX, ya que ambas van estrechamente ligadas. Ángel Ruiz se sirve de un lenguaje cercano y de un profundo estudio sobre la forma de hablar del propio Miguel De Molina, que parece revivir en su texto y tomar la palabra por derecho propio para contar todo aquello que quiere, y como lo quiere. Encontré la función muy equilibrada entre lo cómico y lo dramático, y en la que las concesiones al lirismo son tan acertadas que conmueven al mas pintado. Ruiz de una madurez asombrosa como dramaturgo ha escrito un texto redondo que engancha de principio a fin, y que nos emocionan por lo auténtico y reconocible que es todo lo que se nos narra sobre el escenario. A esto hay que añadir las medidas y perfectamente integradas partes musicales que no hacen mas que elevar este Miguel De Molina Al Desnudo hasta lo mas alto, convirtiéndolo en uno de los mas acertados tributos que un servidor ha visto.



 La capacidad de nuestro actor para mimetizarse en Miguel De Molina me dejó alucinado, todo está cuidado al milímetro, desde el difícil acento que tenía Molina, mezcla de cerrado andaluz con un vago deje porteño, hasta el desplante del artista sobre el escenario. Del mismo modo es necesario hablar sobre el extraordinario trabajo vocal de Ángel Ruiz, donde la peculiar colocación del cantante, la forma de llevar la voz al pecho tan característica del artista, y esa particular manera de dejar salir todo el torrente vocal de forma incluso un poco descontrolada, están llevados a cabo tan impecablemente, que el efecto que produce en el respetable es de emoción y sorpresa en igual medida. Varias veces se me saltaron las lágrimas escuchando a Ángel Ruiz ya que sus intervenciones llegan de una forma muy fuerte al espectador. Fueron especialmente destacables las interpretaciones de "Triniá" "Ojos verdes" " Compuesto y sin novia" y muy especialmente "Te lo juro yo".
El trabajo actoral de Ruiz no se basa en una mera imitación, ojo, la implicación es tan grande que nos creemos que Miguel de Molina nos esté hablando, y nos creemos absolutamente todo lo que nos cuenta. El desgaste emocional para Ruiz es considerable teniendo en cuenta los diferentes y difíciles estados de ánimo por los que nuestro protagonista pasa. Cuando hay que reír se ríe y cuando hay que llorar se llora, todo ello perfectamente justificado, con un desarrollo dramático impoluto y muy estudiado. Espeluznante resulta el relato de la agresión que Ruiz defiende con tremendo realismo, y dando mucho énfasis en la dignidad como persona de Miguel de Molina, algo que me resultó ciertamente conmovedor, y que es una tónica durante todo el espectáculo. La reivindicación de Molina como lo que fue, un gran artista muy injustamente tratado y juzgado, en donde se funde la grandeza como cantante con la calidad humana de un manera muy entrañable y perfectamente ejecutada por Ángel Ruiz.
Finalmente también es destacable la plasticidad del cuerpo de nuestro protagonista, cuyos brazos hipnotizan por la belleza de sus movimientos, y el tremendo empaque con el que sirvió todos los números musicales que son una absoluta delicia y que cualquiera que vea el espectáculo lo comprobará por si mismo.
Ángel Ruiz se abre en canal para brindar todo su arte al servicio de Miguel De Molina y sirve una de las mejores interpretaciones que he visto en mucho tiempo, siendo el resultado final una explosiva mezcla de organicidad, emotividad, amor hacia Miguel de Molina, y sabiduría escénica, que realmente son apabullantes. 
Mención especial para César Belda al piano que como es habitual estuvo magnífico, acompañando de forma espectacular a Ángel Ruiz.



La producción viene firmada por Félix Estaire, que lleva a su actor al límite en los momentos mas comprometidos, y le deja hacer sin problema, siendo el resultado muy fresco en su totalidad, y con un ritmo atinadísimo que hace que en ningún momento decaiga el espectáculo. La función es pura Magia como en el título digo, donde con muy poquitas cosas se consigue una producción de una belleza y elegancia superior, en la que sin duda tienen arte y parte las como siempre mas que atinadas luces de ese genio que es Juanjo Llorens. Una cámara negra, un baúl, y talento mucho talento, con eso Estaire levanta la función hasta lo estratosférico, consiguiendo que la Magia del teatro contagie al respetable y que hasta sintamos que el espíritu de Miguel de Molina nos está mirando por un agujerito. Pocas veces ocurre esto que planteo y que no es fácil de explicar, pero que todo aficionado conoce y aprecia, ya que esa es la pura esencia del teatro.



Miguel de Molina Al Desnudo, es una propuesta IMPRESCINDIBLE, esta temporada. Pocas veces se puede disfrutar de una conjunción de talentos de esta envergadura, en la que una electrizante interpretación, un texto mayúsculo y una inspiradísima dirección de escena, consiguen engrandeces el arte del teatro, fraguado como en este montaje se aprecia, a base de amor y trabajo.




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jueves, 13 de octubre de 2016

La Mari Carmen (Un Balcón En El Aire), Personas De Celofán

Mi generación, es decir los que rondamos los cuarenta, creo que somos los últimos que disfrutamos de Mary Santpere y que conocimos su figura y el reconocimiento que tenía. La Santpere fallecida en 1992 era un icono del humor patrio, y una cómica muy respetada, que nos hacía descacharrarnos con sus parodias. La realidad es que esta mujer fue una todoterreno, que lo mismo era payasa, que vedette de revista, que cupletista cómica. Si hay una palabra que defina a la Santpere esa es showoman. Su carrera forjada a base de duro trabajo ha sido una de las mas sólidas de su generación. De familia de artistas, no había mas salida que Santpere saliese teatrera. Su peculiar físico y su impagable voz fueron sus virtudes mas principales, consiguiendo que lo que en otras serían defectos en ella fueran sus señas de identidad. Creo, tal y como se dice en la función, que Mary Santpere está cayendo en el olvido, algo que se me antoja tremendamente injusto. Cuando me enteré de que se le iba a rendir tributo en La Maricarmen, sabía que no tendría mas remedio que ir a verla, la Santpere se lo merece todo. Si a ello añadimos a una actriz de la solvencia de Mamen Godoy era garantía suficiente de que el espectáculo merecería la pena. Por cierto Godoy guarda gran parecido con Mary, así que todavía mucho mejor. Con buen ánimo ayer me acerqué a la sala Jardiel Poncela del Fernán Gómez sin saber muy bien que iba a ver, dispuesto a pasármelo bien y a disfrutar de una tarde de estreno, que siempre es un aliciente. Disfruté mucho, la verdad, ahora iréis viendo porqué.



La Mari Carmen (Un Balcón En El Aire) de Arón Benchetrit, es un casi-monólogo que va subtitulado como un tributo a Mary Santpere en una comedia agria. Yo mas que agria la llamaría agridulce. El texto de Benchetrit es una belleza, en la que un delicioso personaje (Mari Carmen) desgrana su vida plagada de temores, paraísos artificiales, sinsabores y frustraciones, desde un prisma que pasa de lo cómico a lo dramático en una progresión muy lograda, y con mucha ternura en su planteamiento. Mari Carmen fan número uno  de Mary Santpere interpreta sus creaciones mas famosas que de forma muy ilustrativa van en total consonancia con lo que ocurre en escena. Las canciones de la Santpere son el vehículo para contarnos la historia de Mari Carmen, una mujer como muchas que sin darse cuenta se convirtieron en el Mister Celofán del musical Chicago, es decir invisibles y anodinas a los ojos de los demás, pero cuyo mundo interior es tan rico que busca vías de escape como puede o como la dejan. La complicada psicología de nuestra protagonista está desmenuzada con precisión y cariño, hasta tal punto que empatizamos con ella, y nos apiadamos de su triste existencia. El tono humorístico del texto es innegable aunque tenga sus momento de drama dada la difícil vida de la ya para siempre, Mi Querida Mari Carmen.



La obra se sustenta en el trabajo de dos actores Mamen Godoy que lleva practicamente todo el peso de la función e Iván Luis cuya episódica participación es muy importante para el desarrollo del personaje principal.

Luis está mas que correcto en un código introspectivo y muy eficiente dando perfectamente la sensación de incomodidad que su primera escena requiere. Su personaje es muy peculiar desde todo ángulo y la expresividad a nivel corporal está muy conseguida. Su actuación apoya perfectamente a Godoy que se entiende de maravilla con su compañero de escena.



Mamen Godoy, como Mari Carmen, sirve una función mayúscula, creando un ser un tanto almodovariano, que derrocha humanidad y ternura por todos los poros de la piel. Su trabajo tremendamente convincente se apoya en todos sus registros (que son muchos) desde el cómico al dramático con un recorrido muy apreciable y completamente justificado, tanto en las acciones como en las emociones, y que conmueve cuando toca pero que nos lleva a la carcajada sin el mas mínimo problema. Nos encontramos ante un trabajo de gran valentía y alejado de cualquier prejuicio que resulta muy enriquecedor para el público, ya que la complicidad con el respetable es mas que notoria, consiguiendo que nos encariñemos con ella al poquito de empezar la función. Impagables resultan también las canciones, en las que el peculiar timbre de contralto, por llamarlo de alguna manera, que Mary Santpere tenía está conseguídisimo, algo para lo que la carnosa voz de nuestra actriz resulta perfecto. Me enamoré de Mari Carmen por varios motivos. El primero la entrega de Mamen Godoy que de una forma titánica da absolutamente todo lo que tiene y lo pone al servicio de su personaje, pero sobre todo lo que mas llega es el amor y el exquisito mimo con el que trata a la heroína de nuestra función. Mamen Godoy quiere mucho a Mari Carmen, y eso se nota, y ahí estriba la grandeza de su trabajo. El complicado perfil del personaje con todas sus aristas, está perfectamente dibujado, en lo que se me antoja un exhaustivo trabajo de estudio de la psicología femenina, por muy tortuosa que sea a veces. Nada está dicho de forma gratuita, nada sobra, y cada gesto en un ejercicio de organicidad encomiable está perfectamente justificado e integrado en el personaje. Sobria y sin salirse del papel ni un momento, algo que dado la extensión del mismo no es ninguna broma. Yo me llevé a Mari Carmen a casa, y os voy a confesar una cosa, una vez conocí a una Mari Carmen, clavadita a la que en esta obra se describe, así que he de reconocer que me llegó mucho, tanto el personaje como el trabajo actoral, y aunque esto sea una apreciación subjetiva, no le resta ni una pizca de mérito al sobresaliente trabajo de Mamen Godoy. Honesto, alejado de cualquier amaneramiento y sobre todo cargado de verdad, eso que tanto me gusta cuando veo una función de teatro.



La producción viene firmada por Virginia Flores, que mima a su actriz hasta el infinito para conseguir sacar lo mejor de ella, algo que se nota dado lo cómoda que se siente nuestra protagonista en su papel. Se ve un trabajo creativo consensuado y pactado hasta el milímetro, y partiendo de las características intrínsecas de Mamen Godoy, siendo la resolución de la obra muy inteligente en toda la extensión del espectáculo. Estamos ante una propuesta sencilla pero impecablemente llevada a cabo, con algunos acierto visuales a destacar, especialmente la sorprendente escena en la que se interpreta "Es Mi Hombre" uno de los mejores momentos de la función, y muy conseguido visualmente. La único que se puede decir, y es algo solventable y entendible dado que era función de estreno, es que todavía le falta un poquito de ritmo al espectáculo, algo que estoy absolutamente convencido que se va a ir arreglando a medida que vayan haciendo funciones. Flores conoce perfectamente lo que tiene entre manos y nos va llevando por los vericuetos de nuestra protagonista con una sucesión de escenas muy bien hilvanadas y muy bien resueltas, que le dan a la prducción una solidez y una calidad realmente estimable. Cuando se ama, y se cree en lo que se está haciendo se plasma en escena, y esta función es un claro ejemplo de lo que planteo.



En resumen una propuesta altamente recomendable, tanto para aquellos, entre los que me incluyo, que admiran a Mary Santpere, ya que el estudio sobre el artista es muy notorio, como para aquellos que aman el teatro. Estamos ante una función que es eso, teatro en estado puro, sólido como una roca, cargado de empaque, y resuelto de una forma mas que solvente. Yo no me la perdería, ¡avisados estáis!


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sábado, 8 de octubre de 2016

Tres Años Del Blog, Las 10 Críticas Mas Leídas

 
Tres añitos ya desde que abrí el blog, y me parece que fue ayer. Cuando comencé tenía serías dudas sobre mi capacidad y mis conocimientos (y todavía las tengo) para hablar de esta profesión que tanto amo que es el teatro. Primero porque pensaba que a nadie le interesaría lo que yo pueda opinar sobre nada, y después porque me parecía una osadía, ya que hay gente que sabe mucho de teatro, y cuyo criterio para mi es muy válido y respetadísimo. Por tanto tenía sentimientos encontrados, por un lado la necesidad de expresarme que era y es mi principal motivación, y por otro el lógico pudor a la hora de pensar si uno estará a la altura. Yo no soy quien debe decir si mi cometido es acertado o desacertado, solo puedo deciros que las satisfacciones que me da Desde La Platea son tantas, que de momento tengo cuerda para rato. Sofocos también me los da, ya que uno se pone en el disparadero, pero para ser sinceros son los menos. Así que aquí me seguiréis encontrando siempre que os apetezca.



Me pareció bonito hacer un ranking con las críticas mas leídas en todo esto tiempo. Algunas se mantienen misteriosamente con una serie de visitas diarias casi fijas, y que parece ser que a pesar de ya no estar en cartel siguen suscitando curiosidad, otras al encontrarse de gira es normal que se sigan manteniendo interés. Este ranking no se rige sobre mis artículos favoritos, o aquellos de los que me siento mas orgulloso, se rige única y exclusivamente por lo que vosotros, mis queridos lectores, habéis decidido. Siempre mi última crítica es mi favorita, y esto tiene una explicación, normalmente me documento mucho antes de ver un espectáculo, y el resultado final de todo ese trabajo es la crítica, cuando toca obra nueva, ya se me ha olvidado todo lo invertido en la anterior y vuelta a empezar. Como adelanto os digo que los próximos espectáculos que tengo en perspectiva son Las Golondrinas en el Teatro De La Zarzuela, La Maricarmen en el Fernán Gómez, Miguel de Molina al Desnudo en el Rialto y Norma en el Real, es decir, me espera un Octubre movidito  y lleno de teatro de todo tipo, así que si os apetece... seguís en vuestra casa.




Vayamos con el ranking; (todas las críticas están enlazadas por si os apetece leerlas o darles un vistazo)

En el puesto 10, Los Justos:
Los Justos, era una dura adaptación de la obra de Camus, donde los protagonistas se tornaban etarras. Teatro de primera, impactante y con espíritu de independencia.


                                             

 http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/2014/10/la-justicia-segun-los-justicieros-y-la.html


En el puesto 9, La Gran Ilusión:
Magia y teatro se daban la mano en esta exitosa producción con un sentido del show muy estadounidense y una rara avis dentro de nuestras carteleras. Para mi, el Mago Pop ha sido un auténtico descubrimiento, debo confesarlo.

                                             

http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/search/label/La%20Gran%20Ilusi%C3%B3n


En el puesto 8, Buena Gente:
Este galardonado texto, es un buen ejemplo de teatro sólido, con mensaje y un reparto de primera. ¡Forqué estaba maravillosa!

                                            

http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/search/label/Buena%20Gente

En el puesto 7, Cinco Horas Con Mario:
Todo un sueño cumplido para un servidor, y para muchos espectadores mas,  que no habíamos podido ver a Lola Herrera en su papel mas emblemático y que sin duda es historia viva de nuestro teatro. 



                                             

http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/search/label/Cinco%20Horas%20Con%20Mario

En el puesto 6 Evita:
El famoso musical de Andrew Lloyd Webber sigue suscitando interés, todavía estáis a tiempo de ver esta magnífica propuesta, ya que todavía está en cartel.

                                             

http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/2016/09/evita-y-argentina-lloro-por-ti.html

En el puesto 5, Rigoletto:
Hay dos críticas de dos Rigolettos diferentes, la que mas curiosidad de las dos suscitó fue esta producción de elenco practicamente español en su totalidad y que se llevó a cabo en el Reina Victoria.

                                        
 http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/2014/03/rigoletto-made-in-madrid.html

En el puesto 4 Cabaret, El Musical de Broadway:
Una de las apuestas mas fuertes de la temporada pasada fue una de las críticas mas leídas en toda la historia del blog, y ahí sigue recopilando visitas dado que la gira de este fabuloso musical no ha hecho mas que empezar.


                                          

http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/search/label/Cabaret%20El%20Musical%20De%20Broadway


En el puesto 3, Cosas De Papa y Mamá:
Un clásico de Alfonso Paso, llevado a cabo con modestia pero que ahí se sigue manteniendo en lo mas alto de visitas. Siempre digo...de Alfonso Paso, yo no paso, visto lo visto no soy el único.



                                              

http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/search/label/Cosas%20De%20Pap%C3%A1%20y%20Mam%C3%A1


En el puesto 2, Nuestras Mujeres:
Esta crítica, no muy buena por cierto, se sigue manteniendo como una de las mas leídas, a pesar de llevar fuera de cartel en Madrid desde hace un año. Recuerdo que me costó bastante hacerla, ya que no sabía muy bien como enfocar lo poco que me había gustado el montaje.


                                                 
http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/search/label/Nuestras%20Mujeres

Y en el puesto número 1.....
Uno de los bombazos del año pasado, y uno de los montajes mas polémicos del Teatro De La Zarzuela que se recuerda. !Como Está Madriz¡ dirigida por Miguel Del Arco. Que esta crítica lleve tantísimas visitas, y que esté posicionada como la mas leída de todas cuantas he escrito me emociona especialmente. La zarzuela sigue interesando, y esperamos que lo siga haciendo muchos años.

                           http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/search/label/Como%20Est%C3%A1%20Madriz


Y ya para finalizar solo deciros que muchísimas gracias por leerme, me maravilla que a alguien le puedan interesar mis apreciaciones, máxime cuando concretar, lo que se dice concretar no es lo mío, a veces me salen unos testamentos que realmente cuando veo las visitas que lleva me digo...¡¡que paciencia me tienen!! Pero también es cierto que el exhaustivo análisis que hago ya empieza a ser un poco la marca de la casa, y de corazón os digo que me fijo en  tantas cosas cuando asisto a un espectáculo, que no soy capaz de sintetizar mas, y que me parece muy injusto no nombrar el trabajo de todos los que forman parte de la producción. Quizás mi visión, que es aquella del que fue cocinero antes que fraile, no tenga otra forma de expresarse mas que esa.
Sin vosotros este blog, pequeñito, íntimo, y sobre todo escrito con el corazón no sería absolutamente nada. Dentro de tres años veremos si el ranking se mantiene, je je je. ¡Cuanto teatro por ver y cuanta vida por vivir! 

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martes, 4 de octubre de 2016

Otello, Lo Que Nunca Falla Es Verdi


Inauguro la temporada 16-17 del Teatro Real con uno de los títulos mas grandes del repertorio, nada mas y nada menos que Otello, el operón Verdiano por antonomasia, última función del título y primer elenco. Cuando salieron los abonos mis expectativas hacia esta producción eran altas, uno de mis títulos favoritos, y un reparto apetecible a priori hacían que me pareciese una forma estupenda de comenzar este ciclo que se presenta jugoso. Un mes antes del estreno llegó el primer chasco Krassimira Stoyanova cancela como Desdémona y en su lugar asciende desde el segundo elenco Ermonela Jaho, algo que me dejó bastante frío, pero bueno Ahí estaba Kunde como solista principal y tratándose del Otello del momento me siguió apeteciendo. Una vez estrenada la producción me fui deshinchando como un globo ya que la cosa me defraudó bastante tanto por lo visto como lo leído al respecto, no quise ver la retransmisión en directo que se llevó a cabo por aquello del factor sorpresa y no ir con ninguna idea preconcebida sobre lo que iba a ver y sobre todo a escuchar. Según pasaban los días cada vez me apetecía menos, y teniendo en cuenta que el número de funciones ha sido muy elevado, cuando llegó el día tres de octubre no tenía ninguna gana de ver la función. Así que un tanto taciturno me acerqué al Real sin esperar demasiado y con el consuelo de que Verdi nunca falla, y efectivamente no me equivoqué el Genio de Busseto pervive, aunque en líneas generales casi nada esté a la altura de lo que el bueno de Don Giuseppe compuso, digo casi nada porque virtudes haberlas "haylas", que diría un gallego, casi todas para mayor gloria del Moro de Venecia (aunque en esta producción de moro no tenga nada) es decir Gregory Kunde, que por desgracia no es suficiente para salvar la producción por mucho empeño y oficio que el divo ponga, y que es muy de agradecer.



Otello denominada como Ópera en Cuatro Actos, con música de Giuseppe Verdi y libreto de Arrigo Boito, fue estrenada en la Scala De Milán el cinco de febrero de 1887.  Esta ópera es una de las obras cumbre del excelso compositor, y sin duda uno de los títulos mas importantes escritos nunca, germen de muchas composiciones posteriores y sobre todo de una forma de entender la ópera como género total, y de una profundidad tan compleja que eleva al género operístico hacia una de las mas apreciadas (y con justicia) expresiones artísticas.  Compuesta en la cima de su madurez como músico, se realizó después de una larga pausa en la carrera de un Verdi bastante hastiado del mundo de la ópera. Amén de sus virtudes musicales, esta ópera tiene interés por la reconciliación de Verdi con el libretista que mas gloria le dio a sus obras, y la vuelta a La Scala después de un paréntesis largo y no muy feliz.
Verdi después de Aida ya había demostrado la madurez que había adquirido y como sus obras iban tomando carices mas profundos, aunando a la perfección la espectacularidad de la ópera como género, y la psicología cada vez mas importante de los personajes, absolutamente imprescindible en la evolución del género.
De una exigencia temible para su trío protagonista, especialmente para Otello, esta ópera es  uno de los bastiones de cualquier tenor, que tenga la suerte de poder abordarlo, pero amiguitos cantar Otello no significa ser Otello, y muchos han sido los llamados pero pocos los elegidos. Dicen los entendidos que hoy en día no hay cantantes capaces de abordarlo, y posiblemente tengan razón, así que debemos conformarnos con lo que tenemos, y de vez en cuando aunque no sea partidario de ello, escuchar a Otellos de otros tiempos para pillarle el aire a lo que Verdi escribió en toda su magnitud.



Vayamos con el elenco:
Correctos comprimarios, mención especial para el Ludovico de Fernando Radó de imponente volumen, y aseada Emilia de Gemma Coma-Alabert, que pasa muy desapercibida por el enfoque del personaje en la producción, pero que musicalmente está en unos parámetros dentro de lo deseable.

Alexey Dologov, tenor, como Cassio.
Discreto, con una voz no muy grande, aunque si es cierto que bonita, no me convenció en exceso y su rutinaria y con poco fuelle interpretación, no me dijeron absolutamente nada.

George Petan, barítono, como Iago.
Petean me desconcertó bastante, ya que si bien es cierto que posee un instrumento adecuado, de gran volumen y bello timbre, me resultó muy anodino, no acabando de despegar por rutinario y aburrido cantando. Cierto es que sirvió un Credo muy entregado, en el que da todas las notas y pasa la orquesta sin problemas, pero la frialdad que transmite, y lo que es peor la nula composición del personaje que lleva a cabo me dejaron muy indiferente. Se creció un poco actoralmente en el tremendo dúo con Otello, pero Kunde se lo merendó con patatas mandando en la escena sin piedad, tanto actoral como musicalmente. No fui capaz de meterme en ninguna de las partes de Iago, y teniendo en cuenta el bombón que es, no tiene perdón. Por tanto Petean salva los trastos por sus indudables facultades pero no brilla, siendo su Iago uno mas que no destaca ni para bien, ni para mal.

Ermonela Jaho, soprano, como Desdémona,
A ver como planteo esto, Jaho ni huele a Desdémona por varios motivos, el primero la voz, pequeña y oscurecida de forma artifical. Encontré su instrumento prefabricado y tramposo, es ese tipo de voces que tanto abundan hoy en día y que aparentan lo que no son. Para suplir las deficiencias adopta un canto afectado y lleno de adornos que me resultó cansino e irritante a partes iguales, donde uso y abuso del filado y demás recursos hace que su lectura sea excesivamente superficial y que intentando ser preciosista consigue el efecto contrario cayendo en lo aburrido y reiterativo. Problemas de afinación en algunos pasajes y mas de un agudo calante acabaron por rematar la función, y dificultades con el  volumen en los concertantes. Ciertamente en el cuarto acto mejora un poco, pero si no llega a ser por el mimo absoluto por parte de Renato Palumbo en la orquesta, algo que podría haberse aplicado con otros cantantes, no se yo como hubiese terminado la cosa.
Desdémona, no es adornos superfluos e impostada presencia escénica. La profundidad dramática del personaje no la vi en ninguna parte, y esa forma de trabajar tan hacia afuera no me llegó lo mas mínimo, y lo que es peor, no hay entidad en el instrumento para abordar las exigencias vocales del personaje. Voces mas grandes, mas maduras y mas trabajadas en lo importante es lo que necesita Desdémona. Lamento ser tan duro pero debo plasmar lo que vi.

Gregory Kunde, tenor, como Otello.
Kunde da la talla en el comprometídisimo rol principal de la ópera. Cierto que la voz acusa algún desgaste, algo lógico teniendo en cuenta su carrera, pero el bellísimo timbre que posee, y los enormes  agudos con los que nos obsequió ya son motivo mas que suficiente para estimar su creación, y digo creación porque sin duda lo que Kunde hace es eso, lleva Otello a su terreno en una lectura de una intensidad muy lograda, y que en los momentos de mas bravura literalmente quitan el hipo. Empezó la función ciertamente reservón y me dejó un poco frío, pero a medida que el drama se va detonando me llevó a las alturas. Un personaje tan dado a los excesos canoros como es Otello en voz de Gregory Kunde resulta refinado, alejado de los pepinazos gratuitos y primando el buen gusto, sabe perfectamente en que momento brillar y como hacerlo. Tiene momentos de gran impacto musical que literalmente cortan la respiración por el empaque vocal ofrecido, y lo que es mas importante, la honestidad de su trabajo, donde no vi ni un solo atisbo de afectación. Kunde dosifica lo que tiene de forma muy inteligente y consigue el efecto deseado en un público que ayer cayó (una vez mas) rendido a sus pies.



Coro Intermezzo, superior. Estuvo a la altura de las dificultades de la patitura sin aparente esfuerzo, dotando de un empaque a la producción muy estimable, tanto en el espectacular principio de obra, y que según mi entender es una de las aperturas de telón mas impresionantes de la historia de la ópera, hasta el comprometidísimo concertante del tercer acto, en el que la masa coral, nos estremece, tanto por volumen como por matices. 
Añado mi solidaridad con el Coro Intermezzo por motivos laborales y bajadas de sueldo completamente injustificadas conocidas por los aficionados, máxime cuando de un coro de semejante calidad se trata, A los artistas se les debe tratar bien, y cuando responden como el coro del Real responde, todavía se les debe tratar mejor.

Renato Palumbo fue el encargado de la dirección musical al frente de la Orquesta Titular del Teatro Real.
Palumbo patina mucho y por varios motivos. El primero los desafortunados tiempos con los que nos obsequió en su personalísima lectura. El primer acto se me hizo insufrible dada la lentitud con la que lo llevó, así como el cuarto en el que las intervenciones de Desdémona se hacen eternas. Otro problema muy notorio son los volúmenes que maneja, igual de caprichosos que los tiempos, ensordecedores sin ton ni son y con nulo sentido de la teatralidad, si algo caracterizó su dirección fue la ausencia de dramatismo y los vacuos fuegos de artificio, que solo consiguen echar a la orquesta encima de los cantantes, y arruinar su trabajo vocal. Palumbo solo cuida a Jaho, especialmente en el cuarto acto, siendo despiadado con el resto del elenco. Pero de todo esto lo mas imperdonable es que el espectador se aburra viendo Otello, no vi la vibrante composición verdiana excepto en algunos momento, y que efectivamente deja bien claro que Verdi a pesar de los pesares nunca falla.



Vayamos ahora con la propuesta escénica.
La función viene firmada por David Alden, oscura y de estética feísta, menuda novedad ¿verdad? Encontré el montaje excesivamente sencillo para los parámetros que debe seguir el Real, y no solo eso, sino que en algunos momentos roza lo risible con la sempiterna mesa como único objeto escénico. Virtudes tiene, seamos justos, las luces son magníficas y las sombras proyectadas de los actores al fondo del escenario cumplen con su labor atmosférica, pero entre tanta penumbra uno se pierde y las acciones de los actores no se acaban de definir, no por poco claras sino por falta de visibilidad. Los números de conjunto poseen el suficiente empaque visual y están bastante bien movidos. A nivel actoral está un tanto descafeinada, y algunos personajes no están tratados con la suficiente profundidad, especialmente en el caso de Iago y Cassio, que dado el enfoque que se le da al personaje se le ve excesivamente pueril. Emilia practicamente ni se la ve hasta el cuarto acto, y se cargan las tintas excesivamente en Desdémona ya que Kunde parece ser, y con gran acierto, que va por libre.



En resumen una propuesta decepcionante, que no se salva a pesar de Kunde, ya que un solo cantante no levanta la función. El flojo plantel musical, la errática dirección de Palumbo y la poco inspirada propuesta escénica, hacen que este Otello sea una pálida sombra de lo que la obra de Verdi ofrece. A veces la ópera es así, muchas expectativas nos chafan el disfrute, sobre todo cuando de títulos tan emblemáticos estamos hablando. Como nota aclaratoria decir que las fotos no se corresponden en su mayoría al elenco que esta crítica ocupa.



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