Hoy se cumplen 25 años de la desaparición de Herbert Von Karajan, sin duda el director musical de mas renombre del S. XX. Su legado es inmenso, su arte inconmensurable, y su aportación al mundo de la música no tiene parangón. Mientras escucho la Novena Sinfonía de Beethoven dirigida por el, le dedico desde este humilde rincón un pequeño homenaje al director de orquesta que me acercó a la música clásica, y que reverencio por encima de muchos otros. Los ha habido mejores, no lo dudo, pero iguales a el ninguno, tanto por su poder mediático como por sus particulares lecturas de las piezas mas insignes de la música. Karajan lo hizo todo, lo dirigió todo, y gran cantidad de sus grabaciones son referenciales. Va por usted Maestro!!!
Karajan nació en Salzburgo el cinco de Abril de 1908 en una rica familia austriaca dedicada a la industria textil. Su debut oficial fue dirigiendo la Salomé de Strauss en 1929 en el Festspielhaus de la ciudad que lo vió nacer, posteriormente en 1933 dirigió Fausto de Gounod en el Festival de Salzburgo y en 1934 en el mismo festival dirigió por primera vez la Filarmónica de Viena.
En Marzo de 1935 se unió al nazismo algo que le costo bastante caro posteriormente, y que alguno achacan a una forma de intentar avanzar en su carrera, yo esto no lo justifico bajo ningún concepto, pero soy de la misma opinión, en ese momento no estar con el poder era una condena al ostracismo, que alguien del temperamento de Karajan no creo que fuera capaz de asumir. De todos modos yo tengo una máxima y es que nunca juzgo a un artista por sus ideas políticas, algo que con Karajan tampoco haré, pero que si es necesario comentar para que quede completa la figura de este insigne director.
Durante el Nazismo, Karajan tuvo bastante auge y fue nombrado como el mas joven director de orquesta alemán, dirigió como invitado en los siguientes países, Bélgica, Suecia y Holanda, debutando en 1937 como director de la Filarmónica de Berlin y de la Opera Estatal de Berlín, siendo bautizado como " el milagro Karajan " de esta época es destacable su dirección de Tristán e Isolda y Fidelio en 1938. Un año después en Yugoslavia, en una representación ante los reyes de dicho país de Los Maestros Cantores de Nüremberg, Karajan se perdió ya que dirigía sin partitura, los cantantes dejaron de cantar y el telón se rasgó. Ante semejante caos, Hitler dijo que Karajan nunca dirigiría en Bayreuth y cayó en desgracia para el Régimen Nazi, este desafortunado incidente que Karajan intentó olvidar, paradójicamente le salvó de la quema después de la Segunda Guerra Mundial.
En 1946, Karajan dio su primer concierto en la Posguerra, en Viena con la Orquesta Filarmónica de Viena, pero después las autoridades de la ocupación soviética le prohibieron ejercer la dirección debido a su afiliación al Partido nazi. En el verano de ese año participó anónimamente en el Festival de Salzburgo. Al año siguiente se levantó la prohibición y pudo seguir dirigiendo. En 1948, Karajan se convirtió en director artístico de la Gesellschaft der Musikfreunde, Viena. También dirigió en el Teatro de La Scala de Milán.
Karajan convirtió a esa orquesta en una de las mejores del mundo. En 1949 se presentó en el Teatro Colón de Buenos Aires en una serie de conciertos sinfónicos. En 1951 dirigió un único ciclo completo de El anillo del nibelungo (alternándose del 11 de agosto al 15 de agosto con Hans Knappertsbusch), así como Los maestros cantores de Núremberg, y en 1952 Tristán e Isolda en el Festival de Bayreuth. En 1953, después de dirigir Tannhäuser, dijo que nunca más lo haría porque no sabía si sus emociones le permitirían terminarla con vida.
Aun así, asumió la dirección imponiendo la condición de que su plaza fuera vitalicia. Juntos realizaron apariciones por todo el mundo, obteniendo gran aclamación. En 1955, la orquesta realizó su primera presentación en Nueva York, desde donde comenzó una gira por los Estados Unidos, que fue repetida al año siguiente, y también durante varias temporadas más. En total, entre 1955 y 1958, Karajan y la Filarmónica de Berlín tocaron 105 conciertos en los Estados Unidos. Entre otros notables viajes internacionales se incluyen 11 visitas a Japón, el tour de 1984 que los llevó también a Corea, y sus primeros conciertos en China en 1978.
Entre 1957 y 1964, fue director artístico de la Ópera Estatal de Viena. Estuvo vinculado muy de cerca con la Orquesta Filarmónica de Viena y el Festival de Salzburgo, en donde inició el llamado Festival de Semana Santa, evento que permanecería ligado al director musical de la Filarmónica de Berlín aún después de que Karajan dejara ese cargo. Dirigió el Concierto de Año Nuevo de Viena en 1987 y continuó interpretando, dirigiendo y grabando en forma prolífica hasta su muerte en 1989.
Karajan, fue un pionero en el uso del disco compacto, fue el quien grabó el primer CD de la historia, para ello se realizó una grabación de la Sinfonía Alpina de Richard Strauss.
Si algo caracterizaba a Karajan era el refinamiento de sus ejecuciones y el papel predominate de la orquesta en sus grabaciones, algo que muchos cantantes le recriminaban y al que acusaban de "destrozavoces" pero pocos se resistían a la tentación de cantar con el, el prestigio que ofrecía era un caramelo muy goloso para las figuras de la época y pocos lo rechazaban.
Una anécdota de Teresa Berganza que estuvo enemistada con Karajan durante años define a la perfección la personalidad de tan inmenso artista. Después de diez años sin hablarse Karajan fue al camerino de Berganza para proponerle un Mozart, ella en un principio dijo que no, ya que Karajan y sus enormes orquestas no le hacían mucha gracia. Finalmente aceptó, y se fue a Viena un poco escamada, temiendo que Karajan se la jugara, durante los ensayos no le dio ninguna indicación y cuando llegó la noche del estreno en el momento del aria principal de Berganza, Karagan se cruzó de brazos dejó de dirigir y cerró los ojos. A Berganza se la llevaban los demonios y al finalizar la función fue a recriminarle al maestro su actitud, y Karajan le dijo, disculpa Teresa, pero yo también tengo derecho a disfrutar, ante esa contestación la dejó completamente desarmada.
En definitiva, Karajan es y será historia de la música y de la ópera, me acompaña muy a menudo, me da alegrías, tristezas y siempre me sorprende con sus lecturas. Karajan sigue vivo y seguirá vivo durante muchos años gracias a su enorme legado, su arrolladora personalidad, y su facultad para acercar al gran público a la música clásica. Pocos directores de orquesta han sido mas mediáticos, reverenciados amados y odiados en igual medida que Herbert Von Karajan. LARGA VIDA AL MAESTRO!!!!
Añado uno de los momentos que mas me gustan de su dilatada carrera. espero que os guste!!!!