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lunes, 21 de noviembre de 2016

MaRC, La Soledad Era Esto

Cuando uno se encuentra solo, que es bastante a menudo, le da por filosofar. La soledad es algo tan variopinto que tiene difícil explicación, y puede ser la mas placentera de las opciones, o el sufrimiento mas duro que uno puede vivir, todo depende de si es impuesta o deseada. Soy un tipo solitario, que disfruta de la compañía, siempre y cuando sea en el momento justo. Pero amiguitos, esas personas solitarias que la vida no les ha permitido mas compañía que un teclado de ordenador y sus penas (que en solitario son muchas), realmente se pueden tornar en auténticas ollas a presión que en cualquier momento y de la forma mas inesperada dan un reventón y destrozan todo lo que está a su paso.
Hoy en día, la era del postureo, la soledad se puede disfrazar de muchas maneras, pero el trasfondo siempre acaba saliendo a relucir, ya que al final somos seres humanos (perfiles de redes sociales aparte) y nunca como en estos tiempos, el hombre se encontró mas solo, a pesar de estar continuamente acompañado en esa gran mentira que es internet. Se habla solo, se discute solo, se hace el amor solo, y se llora solo, eso si, con miles de amigos en facebook que ni tan siquiera saben a que te dedicas, si te va bien en el curro o si se te ha muerto el gato, porque queridos míos, contamos lo que queremos, como queremos y cuando queremos, algo que creo que mas tarde o mas temprano nos pasará factura. Cuantas veces hemos escuchado aquello de... "parecía una persona normal, nunca nos pareció que fuera una persona violenta",  tantas veces visto en los telediario, y que dentro de poco se transformará en... "pero si acababa de colgar una foto en las Bahamas (mentira) y se le veía encantado con su vida".
Este fenómeno tan de hoy en día, creo que no ha sido lo suficientemente analizado a nivel teatral, y realmente creo que puede dar mucho juego, así que cuando me surgió la oportunidad de asistir a MaRC en la Sala Trovador, y sabiendo mas o menos de que iba la historia, me pareció muy interesante ver por donde respiraba este espectáculo de pequeño formato, pero muy grande en su mensaje. La experiencia resultó la mar de satisfactoria, y altamente interesante como iré contando a continuación.



MaRC, es un monólogo de mediana duración escrito por Isabel Díaz, que nos plantea varias cosas de las que arriba expongo, en la que un pobre hombre, un tipo corriente como tantos de los que hoy en día pululan por nuestro mundo, internado en un onírico psiquiátrico, aunque yo creo que mas bien en su propio infierno psicólogico, se desnuda ante si mismo para dejar poco a poco entrever sus miserias que tan bien supo ocultar hasta que un día hizo crack. Díaz se sirve para ello de un lenguaje ecléctico, muy directo a veces, y muy metafórico en la mayoría de las escenas, con el que va desgranando la complicada psicología de este buen hombre que es ante todo muy humano y muy real, y un digno hijo de estos tiempos. La función está brillantemente escrita, no dando nada por hecho al espectador que necesita rumiar lo que está viendo a posteriori, y que cuando sale del teatro va desgranando el mensaje de la función, que como ejercicio de denuncia social y autocrítica del momento que estamos viviendo sin duda funciona a las mil maravillas. Estamos ante una muestra de teatro muy bien pensado y escrito para pensar, necesario y tan antiguo como el propio teatro lo es.



Mariano García Espada protagoniza el espectáculo, y para ello se sirve de varios recursos la mar de interesantes, siendo el resultado de su trabajo correctisimo desde todo prisma.
García Espada crea un personaje tan lleno de matices que no deja de sorprendernos por su versatilidad y por su implicación emocional mas que evidente a medida que va avanzando el texto. A ello hay que añadir el magnífico uso de la voz de nuestro actor,  muy matizado en este aspecto, y que consigue dotar a cada escena del tono perfecto para que la cosa funcione a las mil maravillas. García Espada con su peculiar forma de hacer consigue engancharnos en una creación no exenta de ternura, aun y cuando el personaje no lo es en el sentido estricto de la palabra. Con su trabajo consigue que seamos perfectamente conscientes de que el protagonista de MaRC está sobrepasado por los acontecimientos y que cualquiera de nosotros puede ser ese hombre gris, que tras una gran mentira, al final acaba por mostrarse tal y como es. Los acontecimientos le abocan al desastre, los devenires políticos le obligan a estallar, y sus miserias interiores acaban por aflorar. Para ello Mariano García Espada en un acto de auto-redención dolorosa y necesaria para su personaje, se lava la conciencia ante el respetable que finalmente se acaba apiadando de el y entendiendo como ha llegado a donde ha llegado. Si no hay entrega este catártico ejercicio sería imposible, y nuestro actor se entrega hasta el infinito en una sensible creación que no pasa desapercibida y que destila amor por su personaje por los cuatro costados, llegando al espectador en una de las vertientes mas puras del arte de la interpretación que es la de la honestidad y el cariño hacia un trabajo por otra parte mas que bien resuelto.



La producción viene firmada por Clara Cosials, que deja hacer a su actor, y consigue que se sienta cómodo en su comprometídisimo personaje, con un trabajo que tiene mucho de investigación tanto de la palabra como espacial, donde la parca pero eficientísima escenografía de la propia directora tiene arte y parte en la interpretación del actor protagonista. Todas las escenas están perfectamente apoyadas en unas acciones mas que justificada y que ayudan a entender el laberinto emocional por el que transcurre la complicada psicología de nuestro protagonista, y nada de lo que ocurre en escena ocurre de forma gratuita. Sin duda estamos ante una inteligentísima lectura de un texto ciertamente complicado y que se ve reforzado por una arriesgada y acertada propuesta visual que enriquece el mensaje de la obra y el trabajo actoral. Cosials dirige a su actor en un código naturalista en el que se parte de las características físicas del actor para crear un personaje un tanto inquietante y con grandes dosis de verdad. Nada chirría en la dirección escénica, que apuesta por unos medidos tiempos y un estudiado crescendo dramático que finaliza en el momento justo para que el espectador sienta que ni sobra ni falta nada. Con una lectura sosegada pero no exenta de ritmo, y una jugosa lectura dramática Clara Cosials lleva la producción por los derroteros que desea sin el mas mínimo problema y con una línea coherente de principio a fin que es mas que estimable.



En resumen, una propuesta interesante y recomendable, ya que plantea una serie de cuestiones incómodas pero muy latentes hoy en día, y que no han sido lo suficientemente explotadas o desarrolladas sobre nuestros escenarios. Nos encontramos ante una propuesta sencilla, pero tremendamente honesta y con gran sabor teatral. Producciones como MaRC, necesarias y grandes en su humildad, hacen que nuestra escena esté viva. Todavía quedan funciones los viernes de este mes, ¡avisados estáis!

*Si alguien considera que alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego me lo comunique para retirarlas a la mayor brevedad posible. 

sábado, 5 de noviembre de 2016

Hablando de Teatro Con... Guadalupe Sánchez

Para celebrar que Desde La Platea ya está en mas de cien mil visitas, voy a empezar una serie de entrevistas, en las que destacados artistas hablarán sobre sus carreras, sobre el teatro, y para que en este pequeño blog puedan expresar todo aquello que quieran decir. Espero que la iniciativa os guste, y que funcione igual de bien que las críticas, y que esta entrevista sea la primera de muchas mas.

Para inaugurar la sección, le he pedido a la gran soprano Guadalupe Sánchez que me concediese ese honor, y aceptó con gusto.

Hace casi 20 años que conozco a Lupe, para mi es Lupe, como para casi toda la profesión. Como  hoy en día está mas centrada en la docencia, hay algunos espectadores, especialmente los mas jóvenes, que desconocen la figura de una de las cantantes mas importantes de su generación, y que merece como pocas y por derecho propio que se reconozcan su trabajo, y sus insuperables facultades. Guadalupe Sánchez, destacadísima soprano, con un carrerón que hoy en día es difícil de plantear entre nuestros cantantes, ha interpretado por todo el mundo, tanto ópera como zarzuela, y sin duda es una de las mas importantes cantantes de zarzuela del último tercio del S.XX, con múltiples personajes considerados referenciales hoy en día.

Me recibe Lupe en su casa y en zapatillas, hay confianza. Con nosotros están sus dos gatitas, Pepa y Manuela, Manuela casi no apareció es timidilla, pero Pepa, estuvo todo el rato de un regazo a otro buscando caricias y mimos, mientras departíamos "La Sánchez" y un menda, en una charla de mas de hora y media, que tuvo poco de entrevista y mucho de conversación entre dos amigos.
Fue generosa en las respuestas, clara directa y rotunda. Lupe sabe lo que quiere decir y como lo quiere decir. Mujer de gran carácter, y mucho arranque hacia la vida, plasma en esta entrevista una existencia dedicada al arte, y que como ella bien dice, que no la cambia por nada.
Por motivos obvios es imposible transcribir la conversación completa, porqué tendría que abrir otro blog para ello, pero si os diré que hablar con Lupe es reír, aprender y olvidarse del resto del mundo por un ratito. Son muchas horas de vuelo las que tiene mi amiga, y sabe cuando puede y debe ser el centro de atención. 
Espero que disfrutéis de la charla, seguro que vais a descubrir cosas que no sabíais, alguna anécdota del mundo de la lírica, y sobre todo lo que podréis ver es que, sin duda, la experiencia es un grado. Y la seguridad con la que Guadalupe Sánchez habla, es la del profesional que sabe que conoce su trabajo y su gremio de un extremo a otro.

Comencemos....

D.P. -¿Como empezaste en el mundo del canto?
G.S.-Yo trabajaba en una oficina, y estaba en la Agrupación Lírica de Madrid que dirigía el Maestro Torres,  me dijeron que faltaban voces primeras para el coro de Evita, y estando en esa producción me llamaron de la compañía de los Ases Líricos para irme a América como segunda soprano, y allá que me fui, luego ya vino todo bastante rodado. En la agrupación realmente fue donde empezaron a ver que tenía posibilidades, el maestro Torres me llamó para un aumento de coro en La Zarzuela para Los Vagabundos, y ahí fue donde se conoce que escuchando a otros cantantes acostumbrados a cantar mi voz empezó a cambiar. Al ver que tenía condiciones, conocí a María Luisa Castellanos y empecé a estudiar con ella en el conservatorio. Estando precisamente en América ya como soprano, me envió la nota de primero de canto.

D.P. -Un maestro o maestra que te haya influido.
G.S.-María Luisa Castellanos y Ángeles Gulín.

D.P. -Que destacarías de María Luisa Castellanos como profesora de tantos profesionales tan reputados.
G.S.- Es una mujer de una energía tremenda, sus clases eran pura energía. Recuerdo que siempre nos decía, lo que tenéis que hacer antes de salir a escena es apretar el culo, y salir (risas). Y eso se lo digo yo a mis alumnos. Ahora hay que apretar el culo y salir, si te pones ahí ya sabes lo que hay que hacer, si no haberlo pensado antes, no queda otra. Realmente muchas de las cosas que me enseñó María Luisa y que tan bien me funcionaron las aplico a mi alumnos. He tenido la suerte que todos mis profesores siguieron la misma línea que María Luisa, he estudiado también con Emelina López y cuando entré en la Escuela de Canto, con mi amiga María Dolores Travesedo cuya opinión para mi es muy válida, y además encantada durante el tiempo que estuve con ella.

D.P. -¿Que supuso Evita y que recuerdos guardas de aquella producción?
G.S. -Un cambio total en mi línea de vida, el principio de todo. Fue la ruptura de mi vida como secretaria ante el mundo del espectáculo, que me pareció una maravilla. Allí conocí a Paloma, Pablo Abraira, y Julio Catania que también me dio clases. La producción era una preciosidad, aunque fue muy corto, duró como tres meses, y ya me fui a "hacer las Américas".

D.P. -América. ¿Como fue la experiencia?
G.S. -Me llamaron para decirme que si quería irme a Bogotá, y fue un choque tan grande que en el momento no sabía ni donde estaba (risas) obviamente lo sabía pero en ese momento no me lo esperaba. Me quedé a cuadros. Me dijeron empiezas con La Dolorosa, continúas con Los Gavilanes, después Luisa Fernanda, etc, etc. Me tuve que estudiar el repertorio por las noches, íbamos a estreno cada tres días. Me ayudaron mucho Tomás Álvarez, Fernando Carmona y Carmen De Camp. En el escenario ahí estaba Tomás, con el estaba salvada. Recuerdo en Los Gavilanes, que Carmen y Fernando me decían.. mira tu sales por aquí, esta es tu casa, te vas y sales por ahí, tu estate tranquila que yo te espero. A mi que me gusta mucho salir con los compañeros, la responsabilidad me podía y todas las noches me las pasaba estudiando. Me salva que tengo mucha memoria, pero fue un trabajo tremendo. Luego ya en España seguimos tres meses en el Centro Cultural de la Villa, para mi siempre se llamará así, y fui debutando el resto del repertorio. De ahí al Teatro de La Zarzuela.



D.P. -Debut en el Teatro De La Zarzuela
G.S. -Debuté con una antología de Torroba. Audicioné con Deus el director por aquellos tiempos y me seleccionaron. Fue una producción divertidísima. Estábamos Carmen González, Jesús Castejón, María Uriz, Ángeles Chamorro, Josefina Meneses... estando en esa producción me ofrecieron La Villana, que creo que no se ha vuelto a reponer hasta ahora. Dirigía Montesinos que ya había dirigido la antología de Torroba y el director musical era García Asensio.

D.P. -¿Tuviste sensación de mas responsabilidad debutando con un papel tan grande en el Teatro de la Zarzuela?.
G.S. -No, (rotunda) realmente no te planteas cuando estás delante del público si estás haciendo algo mas grande o mas pequeño, hay que hacerlo no queda otra, a no ser que se caiga la lámpara, que alguna vez lo he deseado (risas) menudas palizas que me he dado (risas, otra vez). 

D.P. -Óperas
G.S. -Una vez terminada La Villana me ofrecieron la Gianetta del Elixir de Amor con José Carreras. Posteriormente hice Suor Angelica con Daniela Dessi, maravillosa maravillosa, como persona era afable y muy cercana. Luego la hice con Kabaivanska, y después ya me ofrecieron la Tosca con Pedro Lavirgen en el Campoamor. Hay una anécdota muy graciosa de esa producción. En el descanso del segundo al tercer acto vi unas colchonetas pregunté a los tramoyas que donde las iban a poner para saber por donde me tenía que tirar. Y me dice el tramoya... ¿pero que colchonetas? (risas) menos mal que pregunté sino me rompo la crisma, (risas otra vez).

D.P. Algún papel de ópera que te gustaría abordar
G.S. Turandot.

D.P,- ¿La tienes montada?¿Como abordas un papel así?
G.S, -Si. Con mucho cuidado si empiezas dando caña al principio no llegas al final,  y mucha técnica, la técnica es primordial.

D.P. -Diferencias entre cantar ópera y zarzuela
G.S.-A mi me parece mas difícil cantar zarzuela que ópera. En la ópera estás todo el tiempo cantando, puede estar en una tesitura endiablada, pero la voz está siempre ahí montada. En la zarzuela la voz debe estar preparada para cantar y colocada para hablar, y no puedes puedes abordar un papel con la voz colocada como para cantar. El papel te puede pedir la voz en el pecho, un dramatismo que tienes que conseguir tanto física como vocalmente, cantando y hablando. La ópera tiene las tesituras mejor delimitadas, muchas zarzuelas fueron compuestas para una cantante específica, en la ópera aunque alguna vez haya ocurrido, las tesituras están mejor definidas.

D.P.-¿Donde situarías tu tesitura en este momento?
G.S. -Spinto, verdiana. Mas verdiana que otra cosa, por carácter mas bien (risas).


D.P. -José Tamayo y Antología, recuerdos de aquellos tiempos.
G.S. -No recuerdo el momento exacto en el que me llamó Tamayo, me vio cantar y de ahí vino todo. Tuvimos una entrevista, y no entendía nada de lo que me decía, no lo digo como burla, para mi ha sido el mejor director que ha habido en este país. Pero la forma de hablar tan particular que tenía hacía muy difícil entenderle al principio. Yo aquel día le dije a todo que si, y cuando me decía ¿como que si? pues yo entonces decía que no (risas). Cuando llegué a casa me preguntó mi madre que que tal, y le dije... pues ni puñetera idea, no se ni lo que voy a cantar, ni lo que voy a cobrar, lo mismo me ha vendido una avioneta y no me he enterado. Yo iba alternando con Mari Carmen Ramírez, el que organizaba las giras era Saura (marido de Ramírez) y logicamente favorecía a Mari Carmen. ¡¡Me lo cantaba todo!! tarde y noche, iba a doblete diario, fue una gran paliza. Cambia de país, levántate a las cuatro de la mañana para subirte a un avión,cambia de hotel... Gracias a Liliana Polledo que me echaba una mano porqué era inviable que yo cantase todas las funciones. Realmente no puedo decir que compartiese papel con Mari Carmen, ya que ella hacía solo algunas funciones, el resto las hacía yo. Eran una giras tremendas, la primera la empezamos en Cuba y la acabamos en Buenos Aires. Aquella gira duró seis meses a un ritmo tremendo de tarde y noche diaria.



D.P. -¿Opinas que un espectáculo similar a la Anotología de Tamayo, revitalizaría el género?
G.S. -Quizá popularmente podría ser, pero no es una forma de acercar la zarzuela, ya que una antología es basicamente visual, quizás para acercarla al gran público si, pero como género no.




D.P.- ¿Como llegó Plácido Domingo a tu vida?
G.S.-(Sonríe) Que bonito! ¿como llegó Placido a mi vida? fue estando con Tamayo, Plácido vino de cantante invitado, yo tenía que cantar con el... y soplarle mucha letra (se ríe) el siempre me decía yo la música me la aprendo muy rápido pero la palabrería... A raíz de aquellas funciones conocí a su representante, José María Chinchilla, gran persona, que para mi era como un talismán, y empezó a llevarme como agente. En esa época hice los Conciertos de San Isidro, la presentación de Jaca 98, la Gala De Reyes en el Auditorio Nacional y la presentación de la Expo92. De la Gala de Reyes hay una anécdota muy curiosa. Se improvisó totalmente ya que suspendió Teresa Berganza. Yo estaba en casa planchando, y a punto de ir a ver el concierto. En ese momento de llama José María (Chinchilla) y me dice..." Guapalupe" ¿que tienes que hacer esta noche? yo le digo que naturalmente ir al concierto, y José María me dice... tanto que vas a venir al concierto, como que vas a cantarlo, y yo que no me lo creía. En ese momento Chinchilla suelta el teléfono, y me dice una voz... Lupe soy Plácido, vente por favor que la Berganza ha suspendido. Yo que le contesto ¿y que voy a cantar? y me dice Plácido, ¡yo que se! vente para acá y ya lo veremos (risas).

D.P.- Hay una anécdota que me gustaría que contaras, la noche en la que tu madre conoció a Pepita Embil.
G.S.- Estaba en la presentación de Jaca, y cuando acabó el concierto, entra mi madre en el camerino diciendo divina, has estado divina, y en esto entra Pepita Embil y dice.. ¡Ay! como has cantado, has estado magnifica, y mi madre... si es que mi hija lo canta todo muy bien. Pepita empieza a decir que me augura un gran futuro, que la voz es magnifica, que es una voz de las que no hay, y va mi madre y dice... ¡¡Pues su hijo tampoco lo hace nada mal!!!.

D.P. -¿Como crees que se le podría dar empuje a la zarzuela, y cuales crees que son sus problemas mas graves?
G.S.-Poner al frente de grandes teatros a personas que no saben de zarzuela, hablo de grandes teatros. Parece ser que España no hay españoles que entiendan de zarzuela y contratamos a personas que no son españolas, cuando hay gente de nuestro país muy válida, como por ejemplo Miquel Ortega, el primero que se me viene a la cabeza, y que me consta que se ha ofertado ¿Por que se mete a quien no sabe de zarzuela que luego programa espectáculos que no tienen nada que ver con la zarzuela?. Además los montajes se les dan a directores que no son españoles y que no entienden de zarzuela, y luego pasa lo que pasa. Se debería tener el Teatro de La zarzuela abierto todo el año, y se podría dar cabida a las pocas compañías privadas que hoy en día se atreven a hacer zarzuela y que se las subvencione. Otro problema son las compañías aficionadas, que aunque mayoritariamente contraten a solistas profesionales de empaque, yo misma he ido invitada por algunas, no dejo de reconocer que hoy por hoy todo el trabajo que le están dando a compañías aficionadas no se le está dando a los profesionales. Simplemente están ocupando una parcela que no les corresponde.



D.P. -¿ Crees que falta el gran repertorio en el Teatro De La Zarzuela?
G.S.- Evidentemente. Faltan los títulos de siempre. Dirán que hay que meter cosas nuevas, y estoy de acuerdo, pero no olvidarse del repertorio mas conocido. No se pueden plantear temporadas de títulos completamente desconocidos.

D.P.- Diferencias entre los cantantes de antes y los de ahora
G.S.- Bueno, los cantantes de antes eran, Cantantes. Eramos ante todo compañeros, los de ahora son una panda de divinos que en el 90% de los casos no saben ni lo que son  unos cabos. Necesitan que los peinen y que los maquillen, falta humildad y falta oficio. Muchos se piensa que está todo conseguido, no digo que sea todo así, pero en líneas generales si. También se ha perdido el compañerismo que antes había, era la vida del teatro. Hoy en día se encumbra a los cantantes en unos estatus que no les corresponde y ya no se quieren bajar de ahí, y esta es una profesión de grandes picos.

D.P- Yo echo de menos a los grandes animales escénicos, y eso viene a colación con el oficio, ¿que opinas?
G.S.- Antes había directores de teatro que te enseñaban, y suficientes funciones como para desarrollarse artisticamente. La compañía de Amengual fíjate si trabajábamos, yo pasaba por Madrid para cambiar la maleta. Podrías estar o no de acuerdo con el enfoque, pero es un hombre que sabía lo que estaba haciendo, y además tenías la seguridad de que siempre ibas a cobrar. Además practicamente todos hemos pasado por ahí. Aunque Antonio sea del Atlético hay que reconocérselo, (ríe y me dice, eso ponlo que seguro que lo lee).

D.P.- Tu papel favorito de zarzuela
G.S. Gigantes y Cabezudos, hacerlo ojo, porque viéndolo sufro mucho. Mis papeles favoritos son y en este orden Gigantes, Gavilanes y La Rosa Del Azafrán.

D.P.- Tu Pilar de Gigantes y Cabezudos es un referente...
G.S.- Sigue siéndolo, pero recordarás que en algunas compañías he llegado a hacer hasta tres funciones diarias, por mucho que yo dijera que había que ir dejando paso, pero nada, tenía que ser yo. Así que muy honrada, pero estoy de la Pilar un poquito hasta aquí (se señala el pelo).

D.P.- Una cantante femenina que admires.
G.S.- Guadalupe Sánchez.

D.P.- ¿Y ademas de Guadalupe Sánchez?
G.S.- Guadalupe Sánchez, no voy a destacar a ninguna, unas porque no me gustan y otras porque no sería justo nombrar solo a una.

D.P. - ¿Y una de las vacas sagradas del panorama musical?
G.S.- Angela Gheorghiu.

D.P. -Un cantante masculino que admires
G.S.- Plácido Domingo, como artista en su conjunto, y Manuel Ausensi por supuestísimo, que además era amigo personal mío, al que quería muchísimo.

D.P.- ¿Como era Ausensi en las distancias cortas?
G.S.- Un "catalino" como decía él, que se casó con una "chamberilera". Era un cielo de persona, cercano, encantador, nunca tenía una mala cara... tanto el como Conchita eran unos seres muy especiales. No se si sabes, que la mayoría de las grabaciones de zarzuela no iban ensayadas. El había estudiado trompeta, y tenía una gran facilidad para leer música, así que se leía la partitura y a grabar.



D.P.- Ahora ya está mas metida en el mundo de la pedagogía, dime algo sobre la faceta pedagógica.
G.S.- Me da mucho respeto manejar la voz de otra persona, porqué me da mucho miedo el hecho de poder hacerle daño. También es primordial que la persona te entienda. El canto es un concepto que no es fácil que te entiendan, ya que es algo metafórico, por tanto hay que buscar la forma de que lo que quieres decir quede claro.

D.P.- ¿Crees que es necesaria una asignatura específica de zarzuela en las escuelas?
G.S.- Se debería hacer. Lo propuso el Maestro Torres en la Escuela Superior de Canto. Por supuesto no les interesó porque ahí solo se hace Mozart.

D.P- Un consejo que le des a tus alumnos, mas allá de lo vocal, y que tenga que ver con su carrera.
G.S.- Que tengan mucha humildad, precisamente por lo que hablábamos antes de los altibajos de la profesión. Cuando vienen mal dadas, ¡ojo!. Cuando yo estaba disparadísima y de repente paré, por motivos que nunca llegué a descubrir, y que le tengo que agradecer entre otras personas a Miguel Roa, que todo el mundo le admirará mucho, pero yo no. Lo siento porque es  una persona que ya no está entre nosotros, pero a mi me ha hecho mucho daño. Y en aquel momento en el que todo se paró tuve que enfrentarme psicologicamente a un problema gordo.

D.P.- Un consejo técnico básico que le des a tus alumnos.
G.S.-El manejo del aire, y mantener la voz alta siempre en el paladar. Aire abajo, voz arriba.

D.P.- Dime algo que te apetezca decir en particular
G.S.- Que no deberían olvidarse de las personas que hemos hecho una carrera, hablo a título de empresario teatral de los que pueden por medios e infraestructuras. Que no deberían olvidarse de muchos cantantes que hemos hecho una carrera y que seguimos en activo y que nos han olvidado con muy poco respeto y mucha saña. Evidentemente yo no voy a pretender hacer una Katiuska por motivos obvios. Pero hay muchos papeles que si podría afrontar. Es mucho mas cómodo tirar de los que hacen mas pasillo, o están mas cercanos. Yo es que he sido siempre una persona poco diplomática, y eso creo que me ha perjudicado.

D.P- ¿Piensas que se está dejando de lado a los profesionales de la zarzuela?
G.S.- Si, totalmente. Por eso se está perdiendo el género. Cogen personar con la carrera recién finalizada y que todavía no tienen el peso específico necesario para abarcar ciertos personajes, que posiblemente lo tendrán, pero mas adelante.

D.P.- Para finalizar. Cualidades necesaria para ser solista.
G.S.- Humildad, estudio, preparación, que no siempre se sale preparado (vocalmente hablando) y muchas ganas de aprender, nunca está todo aprendido.

D.P.-¿Es mas importante la técnica que las facultades?
G.S- Si, por supuesto. Las cualidades duran un tiempo, el aprendizaje te da una técnica que te permite tener una carrera larga.




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jueves, 3 de noviembre de 2016

Norma, La Vida En Un Árbol

Llegó por fin Norma al Real después de muchos años, algo que algunos han magnificado un poco para darle mas lustre al evento, pero que si bien es cierto que la célebre ópera belcantista no se ha prodigado mucho en nuestra ciudad, en este siglo que ha pasado desde la última función del Real, se ha llevado a cabo en otros teatros de la ciudad con gran fortuna en algunos casos por no decir de forma memorable.
Logicamente la Norma que esta crítica ocupa ha causado mucha expectación en Madrid, y cierto morbo, algo entendible cuando de una de las óperas mas famosas se trata.
Por abono me tocó segundo reparto, y he de reconocer que era mi favorito (intervención estelar de Devia aparte), ya que a priori había unos mimbres suficientes para que fuese una noche ciertamente disfrutable. La verdad es que no me equivoqué y me lo pasé bomba, con sus mas y sus menos, pero en líneas generales salí del teatro bastante satisfecho.
Norma es una ópera que conozco muy bien, me gusta mucho y me parece una de las mas bellas que se han escrito. De la producción y del elenco había leído de todo, bueno y malo, así que no sabía muy bien lo que me iba a encontrar, pero a diferencia del día que vi Otello,  http://yovoyalteatro.blogspot.com.es/search/label/Otello , esta vez si que iba animado, y dispuesto a pasármelo bien, así que prismáticos en ristre, me encaramé en mi tribuna muy concentrado para no perder ripio, e intentar disfrutar de la ópera sin referentes en la cabeza y sin prejuicios hacia los cantantes, algo que en esta ópera, algunos aficionados lo siguen como una religión. Normas ha habido muchas y algunas realmente históricas, pero a mi la que el pasado día 31 me interesaba era la que me había tocado en suerte. Los referentes no son para comparar sino para aprender de ellos. Si seguís mi consejo disfrutaréis mas de la ópera en directo, os lo prometo, ya que vivir de las glorias del pasado solo trae frustración.



Norma, denominada como Tragedia Lírica en dos actos, compuesta por Vincenzo Bellini y con libreto de Felice Romani, estrenada en La Scala el 26 de diciembre de 1831, es uno de los mas afamados títulos del periodo belcantista, algo por otra parte completamente justificado. La heroína protagonista de la función está considerada como una de las mas difíciles de cantar dada la endiablada tesitura que Norma posee y  los diferentes estados de ánimo que debe transmitir, algo que no todas las sopranos son capaces de abordar de forma correcta, o al menos tal y como Bellini concibió a la temperamental sacerdotisa celta. Las melodías de Bellini, largas, emotivas  y de una belleza absolutamente arrebatadora, junto con dos de los mas hermosos dúos femeninos escritos jamás (Norma-Adalgisa) acaban por cerrar el mito de Norma y nos dan las claves de los motivos por los cuales  esta ópera es tan popular y tan querida. El libreto bien ensamblando pero un tanto simplón sobre el triángulo amoroso principal, quizás no esté a la altura de la música, pero realmente a quien le importa eso, cuando de este tipo de ópera se está hablando. Norma es para disfrutarla aunque sea con los ojos cerrados, no hay mas vuelta de hoja.



Vayamos con el elenco:

Correctos comprimarios. Antonio Lozano sirvió un estupendo Flavio de gran volumen y bellos matices vocales. Mención especial para la magnífica Clotilde de María Miró, que no pasó desapercibida en tan desagradecido papel gracias a su bonita voz, y estupenda emisión.

Simón Orfila, bajo-barítono, como Oroveso:
Me sorprendió mucho Orfila, al que encontré en un magnífico momento vocal. Orfila ofreció una mas que correcta función en la que brilló muchísimo, gracias al enorme volumen que posee, el magnífico fraseo y un legato muy apreciable, y de noble interpretación en líneas generales. Orfila manda en sus momentos, dotando a su personaje de gran autoridad, tanto vocal como escénica, y así se lo reconoció el público que lo ovacionó con rotundidad.

Roberto Aronica, tenor, como Pollione:
Aronica no acabó de afinar el instrumento en toda la función, aunque si es cierto que fue de menos a mas. Empezó con la voz bastante descontrolada, un tanto velada, con un cierto toque de nasalidad de tintes opacos, y no excesivo gusto cantando. A medida que fue avanzando la función la cosa mejoró notablemente, y cierta sensibilidad empezó a aparecer e incluso la voz le sonó mas bonita. Mas contenido vocalmente la cosa funciona mejor. A pesar de los problemas que cuento Aronica merece un aprobado, ya que sacó la función adelante de forma mas que digna y a ratos estimable.

Veronica Simeoni, mezzosoprano, como Adalgisa:
Otra agradable sorpresa, y eso que me desconciertan un poco las mezzos como Simeoni, que a mi me parecen mas bien sopranos, ya que el color de voz de mezzo tiene poco.
Simeoni sirvió una sensible creación un tanto rutinaria en las arias, pero que dio lo mejor de si en los dúos con Norma, que realmente fueron de lo mejorcito de la velada. La voz de Simeoni bien timbrada y de brillante agudo, se caracteriza por la belleza del sonido, y la facilidad con la que corre. Tiene un ligero engolamiento en la zona aguda que no molesta en absoluto y dado el redondo trabajo final se le perdona sin el mas mínimo problema. Disfruté mucho con sus intervenciones y fue una de las triunfadoras de la velada. Su interpretación fue la mas implicada emocionalmente del cuarteto protagonista y se reflejó perfectamente en su trabajo vocal, resultando muy gratificante y sin ninguna duda en un nivel mas que aceptable.

Angela Meade, soprano, como Norma:
Magnífica sin lugar a dudas. Meade es una de esas voces de las que ya no quedan, grande, plena, de agudo afilado como un cuchillo, y un material vocal de primera división. Ciertamente no es el timbre mas bello del panorama lírico actual, pero la fuerza que tiene, los matices tan estupendos y sobre todo el gran volumen me impactaron sobremanera. Dosificándose de forma muy inteligente consiguió momentos de gran intensidad lírica y gran heroicidad cuando la exigente partitura lo pide. Da absolutamente todas las notas sin aparente dificultad, y gracias a la robustez de su técnica durante toda la función tuve la sensación de que no iba a fallar, exactamente tal y como ocurrió. Escénicamente como luego comentaré está muy mal dirigida, pero en este caso, estamos ante una cantante de tal envergadura, que no me importó. Me dejó alucinado en algunos momentos, en los que el belcantismo brilló mucho, y en los que un canto noble fueron la tónica de la función.



Coro Intermezzo en los parámetros de excelencia habitual, y si bien es cierto que Norma no es una obra en la que el coro se luzca tanto como en otras óperas, estuvieron muy cumplidores, especialmente en el último cuarto de la función donde tienen mas protagonismo y realmente direon gran empaque al acabado de la función.

La Orquesta Sinfónica de Madrid, fue dirigida por Roberto Abbado de forma bastante irregular, especialmente durante la sinfonía de inicio de la ópera, una de mis favoritas, y que fue llevada a cabo de forma bastante ramplona y con un sonido mas bien farragoso que me dejó un poco frío. En general encontré la lectura de la ópera un tanto superficial, aunque si es cierto que en ningún momento cae en lo aburrido, pero si que eché de menos mas sensibilidad y menos truenos ensordecedores. Bellini, lo que se dice Bellini, mas bien poco en el foso para ser sinceros.



Vayamos con la propuesta escénica:
Davide Livermore firma la producción, que encontré ciertamente indigesta por varios motivos. El primero y el mas grave la nula dirección actoral de los cantantes, que personalmente me pareció de lo mas rancio. Me pareció estar viendo una función del MET de hace cuarenta años en los que los solistas salen a escena, cantan y se van, a excepción de Pollione y Adalgisa que van por libres y al menos dieron un poco de chicha a sus personajes, no hay ni el mas mínimo atisbo de la psicología de los roles principales y todo está trabajado de forma excesivamente superficial, siendo el resultado un trabajo actoral maníqueo y carente de emoción. La función adolece de un estatismo casi exasperante especialmente en los números de conjunto en los que no pasa absolutamente nada. Estéticamente también puede ser discutible y en algunos momentos de dudoso gusto, especialmente gracias a los excesivamente kitsch figurines de Mariana Fracasso, que ayudan muy poco a los cantantes, y al mastodóntico árbol de polivalente función que con sus torpes movimientos me pareció un poco pegote, algo que teniendo en cuenta las dimensiones escénicas del Teatro Real ya dice mucho sobre lo pretencioso del mismo. De empalagosa y muy manida estética Tolkien, no acabó de convencerme, pareciéndome que la producción tiene mucho de ínfulas y poco de profundidad. Para los anales de la historia quedarán los desafortunados rayos cósmicos con los que Norma obsequia a sus paisanos, y que me dejó con un palmo de narices, y que no supe si tomármelo a guasa o cabrearme ante lo innecesario y ciertamente desafortunado del efecto. Yo para ser sinceros me abstraje completamente de escenografía, proyecciones y árbol, y me dedique a disfrutar de la música. Y eso al menos es de agradecer, ya que la ópera se entiende a la perfección y el tratamiento de la obra es respetuoso con el material original, problemas estéticos a parte.



En resumen, una propuesta recomendable en lo musical, muy disfrutable, y que a mi personalmente no me defraudó. Advierto que dependiendo del reparto creo que la cosa cambia bastante, y ya se sabe que esto del orden de los repartos, no es necesariamente señal de mayor o menor calidad.
Como nota aclaratoria decir que las fotos no se corresponden en su mayoría al elenco que esta crítica ocupa.



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