Pages - Menu

jueves, 27 de noviembre de 2014

Los Diamantes De La Zarzuela

Después del tremendo fiasco que supuso Carmen en el Teatro De La Zarzuela, estaba ansioso por ver un espectáculo de lírica española que me resarciera de aquella decepción.La producción que en estos momentos se está llevando a cabo en dicho coliseo, apuntaba maneras, tanto por lo que me habían contado como por lo que había vislumbrado en algún vídeo, tanta era mi expectación que en un arrebato mañanero me dije... esta tarde a ver Los Diamantes De La Corona!!, dicho y hecho, llamé a un amigo y nos presentamos en la Calle Jovellanos con cierto mono zarzuelero y algo de reserva ( no mucha) ya que uno está muy escaldado en estas lides.
Por casualidades de la vida era función de estreno, con sus ventajas e inconvenientes, la principal ventaja es encontrarse con amigos y conocidos, y el inconveniente, es el público de estreno , en general frío y poco espontáneo en su labor, pero que sorprendentemente cayó rendido a los pies de de esta soberbia producción, entregándose al estupendo trabajo que pudimos disfrutar.
Encaramado en mi querido gallinero, esta vez sin prismáticos y arrebujado en las cada vez mas destartaladas butacas de uno de los teatros que mas amo, me dispuse a disfrutar de un título poco visto y apetecible como es Los Diamantes De La Corona.



En Barbieri está la madre del cordero, me explico. Barbieri fue el compositor que sentó las bases de la zarzuela, con los parámetros que hoy en día conocemos, pero además de esto, fue un prolífico y estupendo músico cuyo legado es indiscutible e imprescindible en nuestro legado cultural.



Los Diamantes De La Corona, forma parte junto con Pan y Toros y El Barberillo de Lavapiés de la terna mas famosa de composiciones de Asenjo Barbieri.
La obra que esta crítica ocupa denominada como Zarzuela en tres actos, a partir de la ópera cómica francesa de mismo título, con libreto de Francisco Camprodón, tiene en lo literario menos enjundia que las anteriormente citadas y la carga de crítica política es menos importante, dando prioridad a los asuntos amorosos y a la comedia aburguesada de inspiraciones mozartianas, que tan en boga estaban en la época de su estreno. De verso fácil y un poco ripioso (no en exceso)  resulta un agradable entretenimiento de suave comicidad y crescendo dramático muy bien resuelto y que culmina en un soberbio último acto, perfectamente tramado.
Musicalmente la obra es una joya, digamos por hacer el chiste fácil, un diamante, de solemne orquestación, grandiosos coros, inspiradísimas romanzas y sorprendentemente moderna en algunos momentos dado el carácter netamente seminal de la misma.
Barbieri compuso una zarzuela muy ambiciosa en lo musical que sigue llegando al espectador por su indudable calidad y lo refinado de su propuesta en lo que a la partitura se refiere.


Vayamos con el elenco, atinadísimo en general y en el que prima la homogeneidad.

Gerardo Bullón, barítono, como Don Sebastián. Bullón está correctísimo, vocalmente impecable, de bonito timbre, emisión perfecta y mas que aceptable volumen. La parte actoral es prodigiosa, gran seguridad, vis cómica y dotando de mucha entidad un personaje bastante desagradecido que Bullón aprovecha consiguiendo una deliciosa pinturita. Reconozco que me supo a poco. 

Fernando Latorre, bajo-barítono, como Rebolledo. A Latorre le ha tocado en suerte uno de los bomboncitos de la función, si bien es cierto que el papel no le va vocalmente tanto como debería, cumple. Fuerza un poco en la zona grave y se queda algo calante en algunos momentos, pero no molesta en exceso, sobrado de volumen, lleva muy inteligentemente a su terreno este papel, salvando de esta manera las posibles deficiencias que mas arriba comento. Actoralmente está correcto con momentos muy conseguidos, especialmente al final del Primer Acto y al principio del Tercero.

Ricardo Muñiz, tenor, como el Conde de Campomayor. Muñiz está absolutamente soberbio, en un papel que le va estupendamente. Muñiz es uno de nuestros artistas mas importantes y aquí lo vuelve a demostrar una vez mas. Vocalmente va sobradísimo, para un tenor de sus características acostumbrado a llevar a cabo, Fernandos, Leandros y José Marías varios, este conde es lo que vulgarmente llamaríamos " un paseo ". Seguro, de voz potente, perfecta emisión, bellísimo timbre y sin el mas mínimo problema en las partes mas comprometidas. Actoralmente es un prodigio, natural, muy creíble y muy gracioso. Me sorprendió muy gratamente, ya que si bien correcto, Muñiz suele ser muy sobrio en sus composiciones actorales, En esta función está aprovechadísimo, y se divierte mucho en su papel, algo que se nota. Rotundo éxito de Ricardo Muñiz, y uno de los triunfantes de la noche, vista la respuesta del respetable en los saludos.

Darío Schmunck, tenor, como el Marqués de Sandoval. Irregular, de menos a mas, pero en líneas generales el mas flojo a nivel vocal de todo el elenco. Schmunck sirvió una destempladísima romanza, o aria (ya que así viene en partitura) inicial. Reconozco la dificultad de esta pieza que tanto me gusta, y que cantarla en frío tiene sus complicaciones, y que a Schmunck le pilla fatal, la defiende como puede, sin ser del todo satisfactorio. Me quedo con su bonito timbre y bello agudo, el paso de la voz lo tiene muy extraño, y en general pierde la línea de canto durante toda la función. Estuvo mas acertado en sus dos dúos con las sopranos de la obra, pero en líneas generales no acabó de convencerme del todo por los problemas que relato. En la parte actoral está correcto, muy gracioso, con momentos ciertamente interesantes. Si su interpretación vocal hubiese sido mas redonda, estaríamos ante un trabajo superlativo, pero Schmunck aprueba solo por los pelos.

Cristina Faus, mezzosoprano, como Diana, maravillosa en un papel que parece escrito para ella. Sirvió una Diana muy refinada en la parte vocal, con una bonita voz, grande, de agudo fácil, mucha musicalidad y bello fraseo. Perfecta en el celebérrimo Bolero, su dúo con el tenor fue una delicia y en los distintos concertantes de la función cumple con creces sin el mas mínimo problema. La voz no pesa nada, suena muy fresca y resulta muy placentero escucharla. Actoralmente está fabulosa, tiene el papel pilladísimo y convierte en sencillo lo difícil, alejada de cualquier amaneramiento es un prodigio de naturalidad escénica, el vínculo con su padre interpretado por Ricardo Muñiz es estupendo, y sus intervenciones en el Último Acto oro puro. Un diez para Cristina Faus, que ha sido una de las sorpresas de la velada.

María José Moreno, soprano, como Catalina. Moreno sirvió una refinadísima función, especialmente en el Segundo y Tercer Acto, que nos deleitó con una interpretación vocal de altura. Su romanza final fue absolutamente espectacular, dando la nota mas lírica de la noche, y llevándose la ovación de la velada. Voz bellísima, de ricos matices que nos encandiló con su sensible creación, plagada de buen gusto y con una lectura muy acertada, dando exactamente lo que Barbieri pretendía en su partitura. Escuchar su romanza fue mágico, en ese instante el mundo se paró en el Teatro De La Zarzuela, para fortuna de los que ayer nos encontrábamos entre el público. Soberbia es poco. Que voz, señores que voz!!. Actoralmente está correctísima y va de menos a más a medida que avanza el espectáculo, cumple sobradamente y aunque no cumpliera nos daría igual ante la calidad que ofrece en la parte musical. Sobresaliente con matrícula de honor para María José Moreno.



Mención aparte merece el coro, otra de las estrellas de la noche, especialmente atinado fue el Coro de Monederos, una de mis piezas favoritas de Barbieri, el Concertante del Segundo Acto y la Introducción al Tercero. Empastadísimo, gran afinación y de increíble emisión, ya que no se pierde ni una coma de lo que cantan. Nos ofrecieron una función soberbia. Escénicamente están estupendo, se divierten mucho y se nota, y parecen resarcirse del desastre de Ana Zamora y su Carmen, que parecía desconocer totalmente el lujo que supone tener en escena un coro de las características del que esta crítica ocupa.

Oliver Díaz, dirigió la Orquesta De La Comunidad De Madrid con mano de hierro, consiguiendo un sonido muy conciso, ampuloso y con una estupenda conexión foso-escenario que enriquece muchísimo la función. Díaz ofreció una visión muy teatral de la partitura, cuidando muchísimo a los cantantes y con gran sentido del espectáculo. Dirigir música escénica no es lo mismo que dirigir un concierto, algo que Díaz sabe muy bien. Se nos sirvió una función muy viva, muy matizada y sobre todo muy pensada.



Vayamos ahora con la propuesta escénica.
José Carlos Plaza, sin duda alguna se ha lucido, la producción es de una belleza exquisita, siendo un armonioso crescendo visual que culmina en un Acto Tercero, cercano a la suntuosidad de la opereta, y que no deja indiferente a nadie. La apertura de telón del Último Acto, fue aplaudida con gran justicia, algo que no es habitual en nuestros teatros. Plaza en un derroche imaginativo, ofrece una serie de cuadros de un refinamiento extremo, basado en algo tan sencillo como son los telones pintados y que funciona a las mil maravillas, dotando a todo el espectáculo de una pátina de irrealidad un tanto mágica que encandila al mas valiente, gran parte del mérito está en las magníficas luces de Francisco Leal, tremendamente atmosféricas, que dotan de mucho volumen al espacio escénico y que engrandecen todavía mas, esta interesantísima propuesta. Igualmente soberbios son los espectaculares figurines de Pedro Moreno que ayer fue homenajeado en el Teatro De La Zarzuela. La función está vestida de forma impecable, dotando todavía de mas empaque al espectáculo.



En resumen, una propuesta imprescindible para el aficionado a nuestro género lírico y para cualquier aficionado al teatro. Su exquisitez visual, su inmejorable plantel artístico, y su impecable acabado formal, hacen muy apetecible a este espectáculo que cumple con creces las expectativas puestas en el. Están hasta el catorce de diciembre, os lo recomiendo encarecidamente, y el seguro servidor que aquí suscribe, que diría un zarzuelero, piensa volver para ver el segundo reparto, que tampoco es manco, je, je, je. Como aclaración decir que las fotos, no se corresponden en su totalidad al elenco que yo vi.

*Si alguien considera que alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego que me lo comunique para retirarlas a la mayor brevedad posible

martes, 25 de noviembre de 2014

El Zoo De Cristal, El Zoo Humano

Ya he hablado por estos lares de los que son mis tres autores estadounidenses favoritos, Tennesse Williams, Arthur Miller y  Eugene O´Neill. Siempre que se programa algún texto suyo, no lo dudo a la hora de asistir, así que cuando vi que se estrenaba El Zoo De Cristal, raudo y veloz me acerqué al Fernán Gómez, para disfrutar de una obra que no se ve habitualmente por nuestras carteleras, y que me apetecía mucho refrescar, ya que desde mis tiempos de estudiante de interpretación no la había revisado. Recordar un texto casi veinte años después da un poquito de miedo, ya que uno no es el mismo que en su tardía adolescencia, y lo que en aquel momento le parecía sublime, ahora le puede parecer un bodrio y viceversa.
Este Zoo de Cristal, sigue manteniendo el mismo encanto de aquel momento, me sigue pareciendo un texto delicioso, muy disfrutable, y que desgraciadamente tiene tremenda vigencia, dados los difíciles tiempos que nos han tocado en suerte.
Con gana y emoción contenida, por recuerdos acumulados de la juventud, me acerqué al teatro, un poco cauto, como hago siempre con los grandes textos, y dispuesto a disfrutar de una noche intensa y sobre todo a deleitarme con el imaginario del que para mi es el Federico García Lorca de los yanquis.
No me equivoqué, me lo pasé fenomenal, y se nos sirvió una estupenda velada teatral, mas que estimulante, y que nos dejó un estupendo sabor de boca al finalizar la representación.


El Zoo De Cristal, fue la obra que catapultó a la fama a Williams en la mitad de los años cuarenta del siglo pasado.
En este texto, se pueden encontrar señales de todo aquello que rodea al peculiar universo de Tennesse Williams, y no deja de ser una reflejo de todos los fetiches del autor, eso si, sin la pátina de lirismo que posteriormente caracterizaría a sus personajes. El texto claramente autobiográfico, ya mantiene las opresivas atmósferas que tan bien utiliza Williams, la explosiva protagonista de la función Amanda Wingfield, no deja de ser una semilla de la posterior Blanche Dubois, y los conflictos familiares de difícil solución son el eje central del texto.
El Zoo es una tragicomedia, de soberbios personajes, inspiradísimo texto y entretenido conflicto que sigue atrapando al espectador desde el principio de la función, y es sin duda un texto a reivindicar y que se merecía esta revisión, mas que oportuna en estos momentos. Este zoo humano que tan bien refleja la psicología del hombre, es pieza imprescindible del repertorio, y una gran texto que ya forma parte de la historia del teatro.


Vayamos con elenco, sólido como una roca, y muy atinado en líneas generales.

Carlos García Cortázar, da vida a Jim, un proyecto de pretendiente de la hija de esta familia desestructurada. García Cortázar, está mas que correcto, creando un vitalista personaje, que a pesar de ser un fracasado, se toma la vida como viene, y es intrínsecamente feliz. Su creación destaca, por su estupenda filosofía de vida, su bonhomía y la diferencia de actitud ante la vida, sobre el resto de los personajes de la función. A pesar de la brevedad de su papel, no pasa desapercibido, y exprime al máximo las posibilidades del mismo. Su escena con Laura es deliciosa, y su trabajo en clave naturalista, ofrece mucho control del ritmo, un poquito de alta comedia, y mucha ternura.

Pilar Gil, como Laura, la hija tullida de la protagonista de la obra. Personaje que no ambiciona absolutamente nada en la vida, pueril y tímida, que tan solo vive por algo con tan poca vida como es un zoo de cristal. Gil ofreció una sensible y en algunos momentos inquietante interpretación, de un difícil papel, que ella aborda desde la introspección, y la ternura. Su físico la hace perfecta, y dota de mucho patetismo a este bombón, que parece estar tan de paso en su casa como en su vida. Gil le dá cierta cualidad etérea a Laura, que va en perfecta consonancia con el personaje. Uno de los momentos mas tristes y cómicos a la vez, es cuando su madre le dice que pida un deseo, y le dice que no sabe que pedir. Esa es su gran tragedia, no va hacia ningún lado, ni quiere ir, y cuando parece que algo dota su vida de un poco de ilusión, es tan breve que no pasa de eso, mera ilusión momentánea que no hace mas que hundirla en su mundo interior. Sobresaliente para Pilar Gil, que ofreció momentos superlativos, sobre todo en el último cuarto de la función, donde su papel va tomando mas peso.

Alejandro Arestegui, da vida a Tom, alter ego de Tennesse Williams, atenazado en una familia de la que es sustento, con inspiraciones de escritor (pero que no pasa de dependiente en una zapatería) y con una castradora madre, que no le permite dar alas a su vocación, ya que intuye que sin su hijo, tanto ella como Laura, están abocadas al desastre. Arestegui sirvió un cerebral Tom, un tanto egoísta, pero del  que entendemos en sus motivaciones. Sus escenas con Silvia Marsó son un prodigio de entendimiento entre actores, y en líneas generales, ofreció una correcta visión de un personaje que conlleva grandes complicaciones, y que finalmente estalla y dice, ahí os quedáis con vuestras miserias, que yo me voy a hacer mi vida. Arestegui muy seguro y muy galán, sale mas que airoso del reto que le ha tocado en suerte, para deleite del respetable.

Silvia Marsó, da vida a Amanda, uno de los mas grandes personajes del teatro estadounidense, muy mitificado por las grandes actrices que lo han puesto en pie, y que sin duda es un bombón para cualquier actriz.
Marsó, quizás excesivamente joven, al menos en su aspecto físico, suple con gran pericia los impedimentos que a priori podemos encontrar para un papel de estas características, dotando a su Amanda de gran presencia, mucha seguridad, solidez, y sobre todo mucha vida. Su Amanda es muy creíble, tiene su gracia, aunque en algún momento nos apetezca estrangularla, y su sentido común, a veces aunque nos irrite, nos hace ver que en el fondo, aunque no en la forma, tiene razón en sus planteamientos.
Con aires de gran diva sobre el escenario, generosa con sus compañeros y derrochando talento, ofrece una interpretación de altura, y habla uno que la suele encontrar excesivamente fría habitualmente en sus interpretaciones. Un diez sin duda para Marsó que está para comérsela en un auténtico tour de force interpretativo que no debe pasar desapercibido.


La dirección escénica de Francisco Vidal, no se anda por las ramas, va a al turrón sin complicaciones, alejado de amaneramientos, y con una estudiada lectura del texto, que ayuda mucho a los actores, en cuanto a sus interpretaciones. Se ve claramente hacia donde quería llevar el espectáculo, y lo consigue sin problemas, logrando una función ágil, y divertida que no carga las tintas en lo melodramático, para sacar el máximo partido al delicioso texto de Williams. Busca naturalidad en los actores, y se agradece.
Un diez para Vidal, que sabe lo que tiene entre manos, y lo lleva a buen puerto sin ningún pero.


La propuesta escénica es sencilla, pero efectiva, bastante clásica pero no rancia, y aprovecha muy bien un espacio tan complicado como es el Fernán Gómez, con alguna que otra solución bastante interesante, como es el hecho de que todo ( o casi todo ) transcurra a ojos del espectador, dotando de mucho encanto teatral a la propuesta.


En resumen, una propuesta altamente recomendable, por lo difícil que resulta ver textos como este en nuestro panorama teatral, la impoluta propuesta, y mas que digno elenco, que demuestra que sin grandes medios, se pueden hacer las cosas de una forma mas que satisfactoria. Estoy convencido de que cualquier aficionado al teatro disfrutará muchísimo de este Zoo De Cristal, que como no podía ser de otra manera, me ha dejado maravillado por su solidez y extraordinaria vigencia, casi 70 años después de su estreno.



*Si alguien considera que alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego que me lo comunique para retirarlas a la mayor brevedad posible

domingo, 9 de noviembre de 2014

La Fille Du Regiment, Lo Leve, Si Bueno, Dos Veces Bueno

La ópera cómica, no es la que mas me apasiona, salvo honrosas excepciones, como es el caso de El Elixir De Amor y el Barbero De Sevilla. Don Pasquale me aburre soberanamente y no acabo de pillarle el punto a la comicidad de la lírica. Donde esté un buen dramón desmelenado, en el que la soprano estire la pata como mandan los cánones, a poder ser de la forma mas lacrimógena o truculenta posible, que se quiten los escarceos amorosos, o entretenimientos burgueses que tanto juego dan en las múltiples partituras que hacen las delicias de muchos espectadores. La Fille Du Regiment por tanto no está dentro de mis títulos favoritos, y por supuesto dentro de la obra de Donizetti, mis dos piedras angulares son Lucia Di Lammermoor (uno de mis títulos de cabecera) y La Favorite. A pesar de ello, lo encuentro un título agradable, fácil de escuchar y fácil de ver, siempre que tenga un elenco apropiado, ya que la obrita en cuestión, musicalmente se las trae.
Inauguro con La Fille Du Regiment mi escuetísima temporada operística, ya que el Real, este año ha tenido a bien que los pobres que solo podemos acceder al abono popular, tengamos el gusto de asistir a dos títulos de ópera y a un ballet, para que luego, eso si, en el patio de butacas, haya mas huecos que en una convención sobre la vida amorosa de los mejillones africanos, ya que la política de precios del Real, cada año se aproxima mas a un ejercicio de elitismo, que me produce a partes iguales tristeza y escalofríos.



El pasado día cinco me acerqué al Real, con buen ánimo, ganas de disfrutar lo que parecía una puesta agradable, y que había salido triunfante en cuanto al nivel musical. No me equivoqué, salí mas contento que unas castañuelas, algo que después del fiasco de la Carmen de La Zarzuela, me supo a gloria pura.
 Por abono me tocó segundo reparto, y  aunque me hubiese encantado escuchar el Tonio de Javier Camarena, tenor de moda y de modos exquisitos en cuanto al canto se refiere, estaba muy contento con el reparto que me había tocado en suerte y reconozco que estaba encantado con Désirée Rancatore, mucho mas en este Teatro Real, escasito en figuras de relumbrón. Además escuchar a mi admirado Luis Cansino me resultaba la mar de placentero, así que no podía pedir mas.
Aterido de frío, apabullado por los percances del día a día, y dispuesto a sumergirme a fondo en la música para olvidarme del gris imperante, me acerqué al coliseo madrileño, sabiendo que iba a disfrutar.
La Fille, es tan leve que casi parece un juguetito, su argumento no es mas que un pretexto para que los cantantes se luzcan con complicadísimos y estratosféricos desafíos vocales, pero que a pesar de su liviandad, puede resultar deliciosamente naif, y hasta divertida en algunos momentos, le perdonamos sus excesos patrióticos, lo descabellado del asunto, y lo simple de la historia, por su bella partitura, y su estupendo equilibrio entre obvia comicidad y sensible sentimentalismo.



Vayamos con el elenco, estupendo en líneas generales.
Comprimarios perfectos, Isaac Galán, Mathieu Bettinger, y Pedro Quiralte-Gómez, cumplen a la perfección, enriqueciendo con su trabajo, esta estupenda producción.

Ángela Molina, como la Duquesa Crakentorp, papel enteramente hablado. Molina, ofreció una interpretación muy personal, muy bien apoyada en su físico, con ciertos ecos de la madrastra de la Cenicienta en la película de Walt Disney, Ángela Molina está muy atinada, dando la justa medida de locura y comicidad a un extremado papel que ella domina sin el mas mínimo problema, Este personaje es un " paseo " para una actriz de las características de la Molina. Ella sola llena perfectamente el gigantesco escenario del Real con su imponente presencia.

Rebecca de Pont Davies, como la Marquesa de Berkenfield. Pont Davies, mezzo pura sirvió una excelente creación tanto en lo vocal como en lo actoral, su oscuro timbre le dió muchísimo juego, y nos deleitó especialmente en su Aria del Primer Acto, que funcionó como estupendo entremés para que el espectador fuese entrando en la función. Su dominio del instrumento y los matices cómicos con los que aderezó sus intervenciones musicales, hicieron las delicias del respetable. Perfecta emisión e imponente francés en las partes habladas. Actoralmente está soberbia, dando vida a una peculiar aristócrata, con algún que otro secreto que guardar, y un tanto excéntrica en su forma de ser. Luce elegantísima y sabe sacar el máximo rendimiento a su bonito papel.

Luis Cansino, inconmensurable como el Sargento Sulpice, en código de basso buffo, atinadísimo en lo vocal y soberbio sin concesiones en lo actoral. Cansino las da todas, su bello timbre es de sobra conocido y aprovechado por Cansino en los momentos que mejor le van, especialmente atinado estuvo en el Terceto del Segundo Acto, donde nos obsequió con uno de sus característicos agudos de impresión, que me dejó anonadado. Su fraseo y su gusto cantando están mas que demostrados y una vez mas Luis Cansino así lo demostró sobre las tablas, muy seguro y conociendo a la perfección su oficio, se llevó con gran justicia una de las ovaciones de la noche. Actoralmente está magnífico, su trabajo trasciende mas allá de lo meramente vocal, para realizar una pinturita muy querible y tierna que el espectador se lleva para casa en su corazón. Impagable su composición corporal, ayudada por un estupendo maquillaje y botarga, que el aprovecha hasta las últimas consecuencias. Verle caminar a pasitos cortos por el escenario es una gozada, y solo con eso, su personaje está completamente definido. Un diez para uno de nuestros barítonos con mas proyección y que espero verle mas veces sobre el escenario del Real. Artistas españoles y de calidad como en este caso,precisamente ahí es donde deben estar, en un teatro de referencia musical a nivel mundial como es el Teatro Real.

Antonio Siragusa ofreció un mas que estimable Tonio, de precioso timbre y colocadísimos agudos, que llegaron a lo sublime en algunos momentos, como en la celebérrima y complicadísima aria A Mes Amis, auténtica prueba de fuego para cualquier cantante  y que Siragusa cantó sin el mas mínimo problema. Un poquito menos atinado estuvo en su segunda aria, en la que ya denotaba cierto cansancio, algo perdonable teniendo en cuenta las dificultades vocales del papel que le ha tocado en suerte.Comparaciones aparte Siragusa lo dio todo, mas que dignamente, cumpliendo con gran eficacia en un papel cuyos referentes son tan enormes que siempre ponen en el disparadero al tenor de turno. Actoralmente está mas que correcto, dotando de gran ternura a un personaje que no acaba de estar del todo bien perfilado en el libreto pero que el sabe aprovechar muy bien, Otro momento espectacular fue el Dúo del Primer Acto con Marie, que resultó uno de los momentos mas líricos de la velada.

Para finalizar Désirée Rancatore como Marie. Absolutamente soberbia sin concesiones, Rancatore ofreció una sensible creación de  esta Hija Del Regimiento, que es un toro dificil de lidiar y que ella, sabe torear de forma pasmosa, Désirée hace fácil lo difícil, y consiguió embelesarnos con su esforzadísima ejecución musical, que nos llevó al séptimo cielo a los aficionados, ofreciendo varios momentos estratosféricos, especialmente atinada estuvo en el final del Primer Acto, con unos filados y pianos impresionantes. Rancatore, tiene una voz grande, nada pesada, de agudos perfectos y bellísimo centro que la hacen perfecta para este complicado papel. Su fraseo es delicioso, y tiene un gusto impecable a la hora de cantar. Escuchar como la sala se llena de sus bellos armónicos es un placer para los sentidos que no deja indiferente a nadie. Actoralmente está para comérsela, tiene el papel pilladísimo, y ofrece una pizpireta, masculina y un tanto brutota Marie, que ofreció momentos de gran comicidad, su desmayo en el final de la obra me hizo soltar una sonora carcajada, y su creación a nivel corporal es soberbia, pequeñita físicamente, luce perfecta para esta mujer de (nunca mejor dicho) armas tomar. Un diez para Rancatore, que ofreció una de las mejores interpretaciones femeninas que he disfrutado en el Real en los últimos tiempos.



Coro mas que correcto, como es habitual en el Real, y que sigo diciendo que es uno de los mejores coros del mundo. Especialmente atinadas estuvieron las féminas en el primer número de la función, y muy bien movido en todas sus intervenciones, siendo especialmente divertida su aparición en la parte final de la ópera, como esa caterva de caducos nobles, que fueron motivo de gran hilaridad para el respetable.

La dirección musical por parte de Jean-Luc Tingaud, estuvo muy atinada en líneas generales, si bien es cierto que en la Obertura estuvo un poco desajustado en los volúmenes, y se le fue la orquesta un poco de las manos, posteriormente ya no hubo desajustes y acompañó a la perfección a los cantantes, aunque con el volumen, para mi gusto estuvo un poco desaforado durante toda la representación. Lectura correcta, pero no tan brillante como era de esperar. 



Vayamos ahora con la propuesta escénica:
Laurent Pelly, sirvió una elegantísima producción transportada en el tiempo a la Guerra del 14 en vez de las Guerras Napoleónicas del material original, siendo muy acertado el cambio de época, y viniendo muy al pelo, dado el el centenario de la Gran Guerra que se celebra este año. La propuesta se ha paseado por medio mundo y es de sobra conocida por los aficionados, ya que ha sido editada en DVD, a pesar de ello no le resta ni un ápice de interés, ya que como espectáculo funciona la perfección. Pelly huye de provocaciones gratuitas, y ofrece una cuidada función, muy bien pensada, y con una exquisita dirección actoral. Pelly es muy consciente de lo que tiene entre manos, y no busca absurdos intentos de dar profundidad a un material de base que no lo tiene, de ahí el título de esta crítica, "Lo Leve, Si Bueno, Dos Veces Bueno", el encanto de esta Fille radica precisamente en su levedad, no pretende mas que ofrecer un desenfadado divertimento de muy difícil ejecución, pero liviano en su esencia. Y si hay un acierto dentro de los muchos de la producción, es el respeto por la esencia de la obra.
Magníficas luces, sobre todo en el Segundo Acto y una resultona escenografía, atinadísima en todo momento, dan mas empaque si cabe, al estupendo acabado formal de esta mas que estimable producción, que me dejó un estupendo sabor de boca.



En resumen, una propuesta mas que recomendable, por varios motivos, el primero su altísimo nivel musical, el segundo su entretenidísimo planteamiento y el tercero, el ser consciente de que esta producción es ópera en estado puro, con sus defectos y sus virtudes, ofreciendo todo aquello que el género ofrece, y por lo que convierte a la ópera en uno de los artes mas completos y maravillosos que existen, Mañana terminan, yo no me la perdería, je, je, je.

( Las fotos no se corresponden en su mayoría al elenco que esta crítica ocupa)



*Si alguien considera que alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego que me lo comunique para retirarlas a la mayor brevedad posible